Cultura general

Emociones aflictivas: qué es, características, ejemplos


¿Qué son las emociones aflictivas?

Las emociones aflictivas son aquellos estados emocionales que nos hacen sentir mal, tristes, malhumorados. El sentirlas hace que nuestro cerebro libere adrenalina, cortisol y otras hormonas que preparan el cuerpo para la lucha o la huida, pues son hormonas de estrés.

Emociones aflictivas pueden ser los celos, el rencor, la envidia, la rabia, la frustración, la decepción, la culpa, el resentimiento, el miedo. El sentirlas es saludable, pues permite que reconozcamos los diferentes sentimientos que procesamos y sentimos frente a cosas en particular.

El problema llega cuando esas emociones aflictivas se quedan en nuestro ánimo por mucho tiempo, pues el cerebro, entonces, produce continuamente hormonas relacionadas con el estrés, y estas sustancias resultan tóxicas para el organismo a medio y largo plazo.

Sentir estas emociones es tan importante como sentir alegría, gratitud, amor, pues nos proporciona perspectiva frente a nuestros problemas y, lo más importante, podemos aprender a reconocerlas para gestionarlas mejor.

En la medida en que aprendamos a equilibrar nuestras emociones lograremos estabilidad mental y un trabajo consciente sobre nuestros sentimientos en aras de una vida más plena y feliz, que nos aleje de conductas destructivas y dañinas.

Características de las emociones aflictivas

Son inevitables

Al igual que todas las emociones. Sentimos rabia igual que sentimos alegría, pues en rigor son respuestas psicofisiológicas que nuestro cuerpo elabora frente a determinados estímulos, ya sean internos (como recuerdos, por ejemplo) o externos (situaciones, discusiones, peleas, etc.).

Generan respuestas automáticas

Cuando nos sentimos insultados, cuando discutimos o peleamos, cuando nos golpean, las emociones que sentimos generan respuestas automáticas, es decir, no son del todo conscientes. El darnos cuenta hará que podamos modificar nuestras respuestas.

Generan estados emocionales negativos

Cuando permanecemos mucho tiempo sintiéndonos rabiosos, de mal humor, tristes, por nombrar solo algunas de estas emociones, el cuerpo acusa los efectos de las sustancias tóxicas que el cerebro segrega continuamente.

Estos estados emocionales nos enferman, haciendo que padezcamos gastritis, migrañas, arritmias, el sistema inmune se debilita y cualquier infección puede invadirnos.

Nos nublan el juicio

Cuando estamos bajo los efectos de las emociones aflictivas nos sentimos agitados, y eso impide que tomemos buenas decisiones. Cuando estamos muy molestos, muy dolidos o sentimos una gran tristeza, no es conveniente decidir sobre cosas importantes pues no somos capaces de pensar con total claridad.

Generan adicción

Las emociones aflictivas generan adicción. Está comprobado científicamente que la adrenalina, una de las sustancias que el cerebro libera cuando estamos en una situación de peligro, es altamente adictiva.

La adrenalina se libera en contextos no solo de peligro (cuando saltamos en paracaídas, o realizamos algún deporte extremo; también cuando corremos peligro de muerte): en discusiones acaloradas o en peleas también se libera.

Una de las formas en que el cuerpo hace que el cerebro libere estas sustancias es mediante la imaginación o el recuerdo. O provocando situaciones similares, para que el contexto sea lo que deseamos en lo profundo y podamos satisfacer esa exigencia. Pero mantener en el tiempo tal conducta es enfermizo desde el punto de vista social y psicológico.

Diferencias con las emociones no aflictivas

La principal diferencia entre las emociones aflictivas y las que no lo son es el efecto que tienen sobre nuestra mente, nuestro cerebro, nuestro cuerpo y nuestro comportamiento.

Así, pues, una emoción no aflictiva o constructiva es aquella que nos hace sentir tranquilos, contentos, en paz, y ayuda a que actuemos de forma equilibrada. Hace también que irradiemos bienestar, serenidad.

Unas nos enferman y otras contribuyen a sentir felicidad; las aflictivas afectan nuestra autoestima, las no aflictivas la elevan y fortalecen nuestra capacidad de resiliencia. Las emociones aflictivas enturbian el ambiente con nuestra familia, amigos y compañeros. Las emociones constructivas fortalecen los lazos afectivos entre los grupos, favorecen la solidaridad y la empatía.

Ejemplos de emociones aflictivas

Hablaremos de algunas emociones aflictivas y otras sensaciones que producen estados emocionales negativos, pues hay ciertos conceptos, como la arrogancia o el perfeccionismo, que no son emociones en sentido estricto, pero nos hacen sentir mal, agitados y en un perpetuo estado nervioso que no nos beneficia.

Celos

Los celos se caracterizan por un apego exagerado a alguien, que uno, inconscientemente, considera de su propiedad. Cuando los celos llegan a niveles inmanejables se habla de celopatía, que es una ausencia total de seguridad que afecta el más leve desvío de atención de la persona amada.

Envidia

Sentir envidia es sentir al mismo tiempo atracción y repulsión por alguien. Esta emoción es sumamente destructiva porque impide que nos demos cuenta de nuestras propias cualidades y evita que reconozcamos las de los demás.

Se puede envidiar cualquier cosa, desde el tipo de cabello que tiene alguien hasta su familia, su modo de ser, sus bienes, inteligencia o simpatía.

Arrogancia

La arrogancia es una forma de la soberbia. Ser arrogantes significa que de algún modo nos sentimos superiores a los demás, y que las otras personas no merecen nuestra atención o nuestro tiempo. La arrogancia está asociada al orgullo, es decir, a una imagen distorsionada de sí mismo.

Ira

La ira es una emoción fácilmente incontrolable. Cuando sentimos ira y no tratamos de aplacarla puede convertirse en un verdadero huracán. Bajo la ira somos capaces de decir y hacer lo impensable, y generalmente nos arrepentimos luego. Es una fuerza que demanda un gran esfuerzo ser controlada.

Rencor

El rencor es el resentimiento que sentimos hacia una persona cuando recibimos de ella alguna ofensa. Es la incapacidad para perdonar. Puede durar muchos años.

Enfado

El enfado es un sentimiento de indignación o furia que nos altera el ánimo. Podemos enfadarnos por mil motivos y expresarlo de varias maneras: a gritos, insultando, agrediendo físicamente, dejando de hablar a la persona que nos enojó.

El enfado está muy cercano a la ira, y hay que controlarlo porque puede causarnos serios problemas con los demás.

Tristeza

Cuando nos sucede algo doloroso, como la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa, sentimos tristeza. Es una de las seis emociones básicas. Es un tipo de dolor emocional que hace que lloremos, nos falte el apetito y nos mostremos apáticos.

Podemos sentirnos tristes cuando las expectativas no se cumplen o cuando pensamos que lo que nos ocurre en la vida es doloroso o penoso. Hipócrates (460-370 a.C.) pensaba que cuando esta emoción se sentía durante mucho tiempo el cuerpo enfermaba.

Decepción

La decepción es esa emoción que surge cuando nos sentimos engañados o insatisfechos al no cumplirse nuestras expectativas sobre algo que deseamos. En la decepción se unen la pena y la sorpresa, y cuando esta emoción perdura puede derivar en frustración y después en depresión.

Rechazo

Sentir rechazo hacia alguien puede llevar a que terminemos excluyendo deliberadamente a las personas. Generamos daño en los demás sobre todo cuando el rechazo es social y puede llevar a ciertas personas al aislamiento social.

Sentirse rechazado puede producir, por otra parte, una baja autoestima o inseguridad emocional.

Soledad

Podemos estar en soledad en algunos momentos de la vida, es normal querer estar solos. La cuestión es cuando se alarga en el tiempo, pues la soledad puede causar algunos trastornos como depresión, reclusión o aislamiento, y nos volvemos poco a poco incapaces de establecer relaciones con las otras personas.

Miedo

Es una de las emociones básicas, que sirven para señalarnos algún peligro. El miedo puede ser muy intenso y generarse por un peligro, real o ficticio, futuro o presente. Está en todos los animales.

Cuando la situación de peligro pasa, el miedo desaparece. Pero cuando el miedo es originado por un peligro ficticio o futuro, el estado constante de alarma genera ansiedad, y nos enfermamos.

Autorrecriminación

Es la tendencia malsana a echarse la culpa de todo. La autorrecriminación no es buena pues no permite una evaluación objetiva de nuestros fallos y aciertos, ya que tendemos a exagerar lo negativo y a minimizar lo positivo.

Culpa

La culpa está muy ligada a la autorrecriminación. Es la sensación de que hemos hecho algo malo, o de hacer daño a los demás, o de haber violado alguna norma, de ser malas personas. Esto produce un gran malestar que produce ansiedad y depresión.

Resentimiento

Es el sentimiento de hostilidad producido por el rencor hacia alguien que nos hizo algún daño. Las personas resentidas no logran olvidar las ofensas y sienten el resentimiento una y otra vez.

Frustración

Cuando los deseos o expectativas no se cumplen, cuando no recibimos lo que esperamos, nos frustramos. Está muy relacionada con la decepción. Es importante aprender a lidiar desde pequeños con la frustración para resolver los problemas que enfrentamos a diario.

Repulsión

Es el rechazo o desprecio a algo o alguien. Se asocia al asco o a la repugnancia, y puede ser física o moral. Física cuando uno se enfrenta a suciedad o desechos; moral cuando pensamos que algo es contrario a nuestros valores.

Sentir repulsión por personas puede ser considerado un tipo de discriminación. Además, genera en quien la siente un estado emocional alterado, que a la larga puede ser perjudicial.

Melancolía

Es un estado de profunda tristeza y se manifiesta en abatimiento, apatía, desánimo y desinterés por la vida. Supone una tendencia hacia pensamientos tristes y a fijarse en las propias carencias. Pasar mucho tiempo en ese estado de tristeza puede llevar a la depresión.

Susceptibilidad

Ser susceptible significa ofenderse fácilmente con cualquier comentario. Eso implica una autoestima muy baja y una autopercepción generalmente errónea de sí mismo. Las personas susceptibles sufren mucho porque le dan una importancia extrema a la opinión ajena.

Perfeccionismo

Las personas perfeccionistas quieren alcanzar la perfección en todo. Si bien puede ser un rasgo positivo porque nos ayuda a perseverar en nuestros objetivos y a lograr lo que nos proponemos, también puede ser muy paralizante. Suele estar acompañado de miedo al fracaso.

Hostilidad

La hostilidad es una manera de rechazo social. Ser hostil implica que se intenta convencer al mundo, y de forzarlo para ajustarlo a nuestra manera de pensar, sin importar si es válida o no. Un individuo hostil puede doblar el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiaca.

Apego

Es un vínculo afectivo que establecemos con quienes nos rodean (nuestros padres, hijos, amigos, etc.), y nos proporciona seguridad. En su acepción negativa, el vínculo se convierte en obsesivo y se producen los celos patológicos. Una persona que sufre un apego obsesivo puede experimentar continuamente la angustia de la separación.

Referencias

  1. Afflictive states of mind and emotions (2019). Tomado de tzuchi.us.
  2. Afflictive emotions are as heavy as lead (2020), Tomado de exploringyourmind.com.
  3. Uriarte, J.M. (2020). 10 características de las emociones. Tomado de características.co.
  4. Francia, G. (2021). Qué son las emociones aflictivas: lista y ejemplos. Tomado de psicología-online.com.
  5. Emociones aflictivas: el peso que frena nuestra felicidad (2021). Tomado de lamenteesmaravillosa.com.