Lengua y literatura

100 refranes cortos con juegos de palabras


Los refranes cortos con juegos de palabras sirven para aprender de la cultura popular de un país, pero también para fomentar el gusto por la lectura, poesía, escritura, para aprender a leer o simplemente para divertirse.

Aprender este tipo de refranes te dará un mayor léxico, vocabulario y capacidad de expresarte en situaciones cotidianas. También para escribir o utilizarlos en dedicatorias, trabajos o mensajes que quieras enviar a otras personas.

A continuación encontrarás una lista de refranes cortos y populares que tienen un juego de palabras que podrás observar. En general, los refranes suelen tener una combinación de palabras, aunque en los siguientes es especialmente notorio.

Ejemplos de refranes cortos con juegos de palabras

– A buen entendedor, pocas palabras bastan.

– A caballo regalado no se le miran los dientes.

– A chillidos de marrano, oídos de carnicero.

– A falta de pan, buenas son tortillas.

– A la tercera va la vencida.

– A lo hecho, pecho.

– A quien madruga, Dios le ayuda.

– A ver a un velorio y a divertirse a un fandango.

– Ahora es cuando chile verde, le has de dar sabor al caldo.

– Al mal tiempo, buena cara.

– Al nopal solo se le arriman cuando tiene tunas.

– Alegre el indio y le das maracas.

– Aunque somos del mismo barro, no es lo mismo catrín que jarro.

– Barriga llena, corazón contento.

– Boca cerrada, más fuerte que una muralla.

– Botellita de Jerez, todo lo que me digas será al revés.

– Cada loco con su tema.

– Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.

– Caminando y meando, pa’ no hacer charco.

– Chocolate que no tiñe, claro está.

– A acocote nuevo, tlachiquero viejo.

– Con la vara que midas serás medido.

– Contigo la milpa es rancho y el atole champurrado.

– Cuando el amor es parejo, están demás los elotes.

– Cuando te toca, aunque te quites, y cuando no te toca, aunque te pongas.

– Dar el alón y comerse la pechuga.

– De gordos y tragones están llenos los panteones.

– Del dicho al hecho, hay mucho trecho.

– Dime de qué presumes y te diré de qué careces.

– Dios me dé morena con gracia y no rubia lacia.

– Echarle mucha crema a los tacos.

– El burro hablando de orejas.

– El comal le dijo a la olla: ¡que tiznada estás!

– El hombre pone, Dios dispone, llega el diablo y todo descompone.

– El muerto y el arrimado, a los 3 días apestan.

– El poco hablar es oro y el mucho es lodo.

– El que calla, otorga.

– El que con lobos anda, a aullar se enseña.

– El que nace pa’ tamal, del cielo le caen las hojas.

– El que no conoce a Dios, a cualquier barbón se hinca.

– El que parte y reparte se queda con la mejor parte.

– El que tiene boca se equivoca.

– El sordo no oye, pero bien que compone.

– En boca cerrada, no entran moscas.

– En la boca del discreto, lo público es secreto.

– Entre broma y broma la verdad se asoma.

– Gorgojo, más chico que un piojo y así de chiquitito produce enojo.

– Guajolote que se sale del corral, termina en mole.

– Habla poco, escucha más y no errarás.

– Habla, no cuando quieras, sino cuando puedas.

– Hablando se entiende la gente.

– Jarrito nuevo, ¿dónde te pondré?

– La lengua no tiene hueso, pero corta lo más grueso.

– La vela se le enciende al santo que se merece.

– Las palabras se las lleva el viento.

– Lo cortés no quita lo Cuauhtémoc.

– Lo que no va en lágrimas, va en suspiros.

– Más apaga buena palabra que caldera de agua.

– Más sabe el diablo por viejo, que por diablo.

– Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.

– Nada sabe su violín y todos los sones toca.

– Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.

– No hay palabra mal dicha si no fuese mal entendida.

– No hay que buscarle ruido al chicharrón.

– No hay que dejar el sarape en casa, aunque esté el sol como brasa.

– No la hagas de redentor o saldrás crucificado.

– No le estés dando vuelta al malacate porque se te enredan las pitas.

– No le tengo miedo al chile aunque lo vea colorado.

– No se puede chiflar y comer pinole.

– Ojo por ojo, diente por diente.

– Palabras vanas, ruidos de campanas.

– Para todo mal, mezcal; para todo bien, también.

– Para uno que madruga hay otro que no se duerme.

– Para uno que madruga, hay otro que no duerme.

– Perro que ladra no muerde.

– Por un mal chiste, un buen amigo perdiste.

– Quien espera, desespera, y quien viene, nunca llega.

– Quien habla siembra, quien oye y calla, recoge y siembra.

– Quien mucho habla, mucho yerra.

– Sabio es quien poco habla y mucho calla.

– Se comieron las tortas antes del recreo.

– Se hace pesado el difunto cuando siente que lo cargan.

– Según el sapo la pedrada.

– Si alguien te echa ojos, véndele caros tus piojos.

– Si quieres conocer a Inés, vive con ella un mes.

– Si te lleva el diablo, que te lleve en buen caballo.

– Solo la cuchara sabe lo que hay en el fondo de la olla.

– Tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata.

– Todo por servir se acaba y acaba por no servir.

– Una imprudente palabra, nuestra ruina a veces labra.

– Ves que el niño es pedorro y le das frijoles.

– Viejo el mar y todavía hace olas.

– Zapatero a tus zapatos.

– A palabras necias, oídos sordos.

– Agua que no has de beber, déjala correr.

– Al que mucho te critica, algo de ti le pica.

– Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza.

– Crea fama y échate a dormir.

– Cuesta más caro el caldo que las albóndigas.

– Dando y dando, pajarito volando.

– Donde come uno, comen dos.

– Echando a perder se aprende.

– El hombre propone y la mujer dispone.

– El muerto al pozo y el vivo al gozo.

– El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

– El que demonios da, diablos recibe.

– El que no transa no avanza.

– El que se fue a la villa, perdió su silla.

– Errar es de humanos y rectificar es de sabios.

– La suerte de la fea, la bonita la desea.

– Más vale malo por conocido, que bueno por conocer.

– Más vale pájaro en mano, que cien volando.

– No por mucho madrugar, amanece más temprano.

– Palabras y plumas, el viento las tumba.

– Por la boca muere el pez.

– Quien habla lo que no debe, oye lo que no quiere.

– Quien habla, siembra; quien oye y calla, recoge y siembra.

– Si el niño es chillón, ¿para qué lo pellizcan?

– Solo el que carga el cajón, sabe lo que pesa el muerto.

– Un clavo saca a otro clavo.

– Una palabra dejar caer una casa.

– Ves burro y se te antoja viaje.

– Viejos los cerros y todavía reverdecen.

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