Historia de la tecnología: desde su origen hasta nuestros días
La historia de la tecnología es la historia de la creación de las herramientas y técnicas que el ser humano utiliza en su vida diaria. La primera de esas herramientas debió ser una simple piedra, usada por los primeros seres humanos para cortar con su filo y golpear para triturar alimentos.
Durante la prehistoria, el ser humano solo podía comunicar sus descubrimientos de manera verbal. Sus descubrimientos, por lo tanto, fueron en su mayoría accidentales. Entre ellos, uno de los más importantes: cómo encender y controlar el fuego. Este simple hecho supuso un gran salto en la historia de la humanidad, al igual que la posterior invención de la agricultura.
Los descubrimientos tecnológicos no suelen producirse de la nada. En su gran mayoría, todos dependen de invenciones anteriores. Así, gracias al fuego el hombre pudo comenzar a trabajar los metales y elaborar nuevas y mejores herramientas.
El Renacimiento, la Revolución científica y la Revolución Industrial fueron tres momentos históricos caracterizados por grandes avances tecnológicos. Lo mismo ocurrió durante el pasado siglo XX, especialmente en su segunda mitad. Esta aceleración de descubrimientos parece haber continuado en este siglo XX, en el que se espera que la Inteligencia Artificial sea una realidad.
Índice del artículo
- 1 Origen de la tecnología
- 2 Principio de la Edad Moderna
- 3 Revolución Industrial
- 4 Siglo XIX
- 5 Siglo XX
- 6 Siglo XXI
- 7 Referencias
Ya antes de que apareciera el Homo sapiens, los antepasados del ser humano trataron de crear herramientas que les permitieran sobrevivir mejor. Se puede afirmar, que la historia de la humanidad va ligada estrechamente a la historia de la tecnología, desde el uso de simples piedras hasta las más modernas máquinas digitales.
En este sentido, el contexto histórico de cada época ha marcado profundamente la tecnología creada por el ser humano. Así, muchas de las creencias religiosas medievales ralentizaron las investigaciones científicas, justo lo contrario que ocurrió durante el Renacimiento o la Revolución industrial.
Al mismo tiempo, la tecnología también ha supuesto auténticos cambios en la manera de vivir de los seres humanos: el control del fuego provocó un cambio profundo; la Revolución científica transformó la sociedad; y la Revolución Industrial hizo que aparecieran nuevas clases sociales y que el mundo, gracias a los nuevos transportes, fuera más accesible.
Los avances tecnológicos no aparecen aleatoriamente. Todos ellos son herederos de los descubrimientos anteriores y, a su vez, serán la base de las nuevas tecnologías.
¿Qué es la tecnología?
La tecnología es definida como el conjunto de técnicas y conocimientos que se aplican siguiendo un sistema ordenado para lograr un objetivo concreto o para solucionar un problema. El término proviene del griego, concretamente de la unión de tekne (técnica o arte) y logia (habilidad sobre algo).
En uso más habitual de la palabra tecnología está asociado a la ciencia y a la ingeniería. Como tal, no hay una fecha establecida que marque su origen. Se puede afirmar que existe desde el inicio de la historia humano, cuando algún homínido recogió una piedra para darle un uso práctico.
La Edad de Piedra engloba los inicios de la especie humana, cuando las actividades principales eran la recolección y la caza. El modo de vida era muy duro y los primeros seres humanos debían luchar por su supervivencia.
Para intentar mejorar sus posibilidades comenzaron a utilizar instrumentos de piedra y hueso. En un primer momento, el objetivo era hacer más sencilla la caza, cortar la carne y triturar huesos y vegetales. Con el tiempo, además, comenzaron a usarse como arma, para defenderse de las tribus rivales y de los animales salvajes.
Un momento clave se produjo cuando consiguieron dominar el fuego. Se supone que se trató de un descubrimiento accidental, pero tras eso tuvieron que aprender a encenderlo y controlarlo a voluntad. Esto permitió cocinar la comida, lo que permitió mejorar la ingesta de nutrientes y aumentar la inteligencia de la especie.
Los seres humanos abandonaron el nomadismo para asentarse en lugares fijos. Para ello fue fundamental el descubrimiento de la agricultura y de herramientas que ayudaran a cultivar los terrenos.
Por otra parte, la Edad de los Metales se caracterizó, como indica su nombre, por el comienzo de la metalurgia. El poder trabajar los metales facilitó la creación nuevas herramientas, más versátiles, resistentes y simples.
Este periodo ha sido dividido por los historiadores en tres fases diferentes, cada una con sus propios avances tecnológicos.
La primera fue la Edad del cobre, el momento en el que el hombre empezó a extraer y fundir el metal que le da nombre. El resultado fue la creación de mejores armas, vasijas o instrumentos.
La Edad de bronce fue el siguiente periodo histórico. La humanidad dio un pase adelante en el trabajo con los metales y empezaron a realizar aleaciones. La más habitual fue la del cobre con el estaño, dando como resultado el bronce. Se trata de un material más resistentes que permitió mejorar mucho las herramientas elaboradas.
Por último, la humanidad entró en la Edad del hierro. Ese metal se convirtió pronto en la materia prima más importante de la época y dio una gran ventaja competitiva a los pueblos que aprendieron a trabajarlo.
La preponderancia del pensamiento religioso provocó que los descubrimientos tecnológicos fueran menos abundantes, sobre todo en occidente. Sin embargo, en China y en Oriente medio el desarrolló continuó sin problemas.
Los expertos señalan que la tecnología medieval se ajustó a la mezcla entre tradición e innovación. A pesar de la ralentización de los descubrimientos, los medievalistas señalan que, en algunos campos, se produjeron inventos importantes.
Entre estas innovaciones destacaron los relojes mecánicos, los molinos de viento o las gafas. Igualmente, en esta época aparecieron pequeños adelantos como los botones o la marca al agua.
Por otra parte, ya con la Edad Media avanzada, en Europa comenzó una carrera por la búsqueda y el control de nuevos territorios. En este ámbito, la tecnología cobró una gran importancia. A pesar de que no eran inventos recientes, se incrementó el uso de la brújula, el astrolabio o la vela latina.
Las frecuentes guerras que se produjeron en esta etapa histórica provocaron que aparecieran avances militares importantes. Así, se inventaron artículos como la armadura de metal completa, las ballestas de acero o el cañón.
Al siglo XV fue muy rico en acontecimientos históricos. En el ámbito de la tecnología destacó un invento que revolucionó la transmisión de conocimiento: la imprenta.
Con esa innovación, el antiguo método de copiar a mano los libros desapareció. La imprenta permitió que los documentos se replicaran más rápidamente y, más importante, dejaron de estar solo a disposición de unos pocos.
El uso de la imprenta propició el comienzo del conocimiento enciclopédico y de la revolución científica. La Iglesia, que se había reservado el derecho a decidir que conocimiento era correcto, empezó a perder importancia frente a la razón.
Esa revolución científica fue fundamental para la llegada de una nueva época: el Renacimiento.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la humanidad vivió la primera revolución que afectó a la industria. Esta gran transformación comenzó en Inglaterra y, ya en el siglo XIX, se extendió por el resto de Europa y otros lugares del planeta. Los expertos afirman que se trató del periodo con mayores innovaciones desde el neolítico.
El resultado de esta revolución afectó a toda la sociedad. La maquinaria se introdujo en las fábricas, con lo que se dejó atrás el trabajo manual.
Las innovaciones no solo afectaron a las fábricas. Igual de importante fueron los nuevos inventos relacionados con el transporte, desde el ferrocarril a la máquina de vapor (también usada en la industria). El ser humano pudo trasladarse de manera más rápida, al igual que las mercancías.
La tecnología de principios del siglo XIX fue impulsada por todos los descubrimientos realizados en la Revolución Industrial. El progreso fue tan rápido que, a finales de siglo, se produjo la llamada segunda Revolución Industrial.
El motor a vapor, mencionado anteriormente, comenzó a ser utilizado en barcos y trenes, mejorando los transportes. Además, el telégrafo apareció a comienzos de este siglo, lo que supuso un gran avance en las comunicaciones.
No menos importante fue la invención de la lámpara incandescente. Las ciudades, poco a poco, empezaron a contar con iluminación eléctrica.
En el ámbito industrial, los británicos fueron los primeros en fabricar poleas para embarcaciones de manera totalmente automática. Gracias a esa automatización, que se extendió a otros sectores, comenzó la era de la producción en masa.
De igual forma, los barcos se construían ya totalmente de metal. La mayor resistencia de este material permitió aumentar el comercio con el lejano oriente.
En plena segunda Revolución Industrial, a finales de siglo, la tecnología química, petrolífera, metalúrgica y eléctrica se desarrollaron de manera como nunca antes.
Ya a finales del siglo XIX, la amenaza de guerra supuso un gran impulso al desarrollo tecnológico. En siglo XX, con sus dos guerras mundiales, confirmó que los conflictos bélicos provocan nuevos descubrimientos que, a medio plazo, se incorporan a la vida diaria.
Los transportes, la energía o la computación son ejemplos de los grandes avances tecnológicos producidos en ese siglo. Los aviones se convirtieron en el sistema de transporte por excelencia para las grandes distancias, las comunicaciones se desarrollaron desde el teléfono por cable hasta los celulares y la energía nuclear comenzó a ser utilizada.
Entre todos esos avances destaca el de la informática. Impulsada por la guerra, los computadores pasaron de ocupar habitaciones enteras a poder colocarse sobre una mesa en cualquier casa. La aparición de internet, también ligado a la industria militar, ha representado una transformación absoluta de la sociedad.
Aunque apenas han pasado dos décadas del nuevo siglo, los avances tecnológicos continúan desarrollándose a gran velocidad. La informática, unida a la digitalización, la robótica y la incipiente inteligencia artificial, es omnipresente en todas las áreas.
Muchos autores afirman que la humanidad está inmersa en una nueva Revolución Industrial, la cuarta o 4.0. La automatización y la digitalización presentan grandes oportunidades, pero también desafíos en el mundo laboral.
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