Las 45 Mejores Frases de Los puentes de Madison
Te dejo las mejores frases de Los puentes de Madison, obra literaria del autor de Waller Robert James, sobre la que se basó una película de nombre homónimo dirigida por Clint Eastwood, nominada al Óscar a la mejor actriz por parte de Meryl Streep, que interpreta a Francesca.
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Frases de la película
-Francesca, ¿crees que lo que nos pasó le pasa a cualquiera, lo que sentimos por el otro? Ahora puede decirse que no somos dos, sino una persona. -Robert.
-Las cosas cambian. Siempre lo hacen, es una de las cosas de la naturaleza. La mayoría de las personas le tiene miedo al cambio, pero si lo ves como algo con lo que siempre puedes contar, se vuelve reconfortante. -Robert.
-Simplemente iba a tomar un té helado y subir de peso mientras envejezco, pero eso puede esperar. -Francesca.
-Así que, ¿quieres más huevos o deberíamos hacer el amor en el suelo una vez más? -Francesca.
-Estaba equivocada, Robert. Esta equivocada, pero no me puedo ir. Déjame decirte de nuevo porque no puedo ir. Dime de nuevo por qué debería de ir. -Francesca.
-Me parece sensato que todo lo que he hecho en mi vida me conduzca aquí contigo. -Robert.
-Me di cuenta que el amor no obedecerá a nuestras expectativas, es un misterio, es puro y es absoluto. -Francesca.
-Las manzanas plateadas de la luna, y las manzanas doradas del sol. -Robert.
-Empezaré a culpar el quererte por lo mucho que duele. -Francesca.
-Te conviertes en una madre, una esposa, y en ese momento te detienes y te quedas quieta para que tus hijos se puedan mover. Y cuando ellos se van, se llevan tu vida de detalles con ellos. -Francesca.
-No es humano no estar solo, y no es humano no tener miedo. -Francesca.
-Creo que los lugares en que he estado y las fotos que he hecho durante mi vida me han estado conduciendo hacia ti. -Francesca.
-Me haces olvidar lo que te estaba diciendo. -Francesca.
-Le di mi vida a mi familia, quiero darle a Robert lo que queda dentro de mí. .-Francesca.
-¿Qué hacías cuando eras más joven? -Francesca.
-Traer problemas. -Robert.
-Brindo por las noches antiguas y la música lejana. -Francesca.
-Hagan lo que tengan que hacer para vivir su vida. Hay muchas cosas para ser felices. -Francesca.
-¿Quién diría, que en medio de las ventas de pasteles, mi madre era Anaïs Nin? -Caroline.
-Robert, por favor. No lo entiendes, nadie lo hace. Cuando una mujer toma la decisión de casarse, de tener hijos, de cierta manera su vida comienza, pero en otro aspecto termina. Construyes una vida de detalles. -Francesca.
-No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte. -Robert.
-Los viejos sueños eran buenos sueños. No funcionaron, pero estoy feliz de haberlos tenido. -Francesca.
-Quiero amarte de esta manera por el resto de mi vida. ¿Me entiendes? Perderemos si nos vamos. No puedo hacer que toda mi vida desaparezca para empezar una nueva. Todo lo que puedo hacer es aferrarme a ambas. Ayúdame a no dejar de amarte. -Francesca.
-No te mientas a ti misma, Francesca. Eres todo salvo una mujer simple. -Robert.
-Somos las decisiones que hemos tomado, Robert. -Francesca.
-Tuve pensamientos acerca de él con los que no sabía qué hacer, y él leyó cada uno de ellos. Sea lo que quisiera, él se daba a la tarea de hacerlo realidad, y en ese momento, toda mi verdad se desvanecía. Actuaba como otra mujer, pero era más yo misma que nunca. -Francesca.
-Si quieres que pare, dímelo. -Robert.
-Nadie te lo está pidiendo. -Francesca.
-Ellos vinieron a casa. Y con ellos, mi vida de detalles. -Francesca.
-Solo diré esto una vez. Nunca antes lo he dicho. Esta clase de certeza solo se tiene una vez en la vida. -Robert.
-Y vuelves a atrapar mi tristeza para esconderla en tu bolsillo, para alejarla de mí. De nuevo has sembrado el jardín de mis pesadillas con nuevos sueños, con otras esperanzas. -Francesca.
Libro
-A veces tengo el sentimiento de que has estado aquí por un largo periodo de tiempo, más que una vida, y que has morado en lugares privados con los cuales ninguno del resto de nosotros ha soñado jamás. -Robert.
-En cuatro días, me dio toda una vida, un universo, y unió en una sola las partes separadas de mí. -Francesca.
-No me gusta tomar las cosas como me las dan. Trato de convertirlas en algo que refleje mi consciencia personal, mi espíritu. Trato de encontrar la poesía en la imagen. -Francesca.
-De cierta manera, las mujeres le pedían a los hombres ser poetas, y amantes apasionados y determinados al mismo tiempo. -Narrador.
-Me asustas, a pesar de que eres gentil conmigo. Si no luchara por controlarme cuando estoy contigo, creo que podría perder mi centro y no recuperarlo nunca. -Francesca.
-Los análisis destruyen los todos. Algunas cosas, las cosas mágicas, se supone que deben de permanecer como un todo. Si miras sus piezas, se desvanecen. -Francesca.
-Las cosas complejas son fáciles de hacer. La simplicidad es el verdadero desafío. -Francesca.
-La realidad no es exactamente como la canción la describió, pero no es una mala canción. -Francesca.
-Hay canciones que llegan libres, desde el pasto salpicado de flores azules, desde el polvo de mil caminos rurales. Esta es una de ellas.
-Dios o el universo, o cualquiera sea la etiqueta que escojamos para ese gran sistema de balance y orden no reconoce el tiempo terrestre. Para el universo, cuatro días no es muy diferente de cuatro millones de años luz. -Robert.
-Así que aquí estoy, caminando con otra persona dentro de mí. Aunque pienso que lo hice mejor el día que nos separamos al decir que existe una tercera persona que hemos creado de nosotros dos. Y estoy asombrada por esa otra entidad. -Francesca.
-Algo había que seguía entrometiendo la realidad entre ellos. Lo sabían sin decirlo. -Narrador.
-Él había estado ahí tan solo unos minutos antes; ella estaba ahí donde el agua había recorrido su cuerpo, y lo había encontrado intensamente erótico. Casi todo acerca de Robert Kincaid comenzaba a parecerle muy erótico. -Narrador.
-Francesca, sé que también tuviste tus propios sueños. Lamento no haber podido dártelos yo. -Robert.
-No todos los hombres son iguales. A algunos les irá bien en el mundo que viene. A otros, tal vez solo a un poco de nosotros, no. -Robert.