Biología

Teorías preevolucionistas, sus autores e ideas


Las teorías preevolucionistas son aquellas propuestas, anteriores a la teoría de Darwin-Wallace, que pretendían explicar el origen y diversidad de las especies, lo que implicaba, obviamente, ahondar en el tema del origen de la vida.

Por esta razón, las indagaciones que despertaban estas teorías estaban sujetas a un permanente y rígido escrutinio por parte de la Iglesia Cristiana. Era, además, un tema sobre el cual era difícil experimentar.

Sólo podían ofrecerse propuestas o teorías, la mayoría de las cuales estaban basadas en hipótesis imposibles de someter a prueba. Era ciencia teórica estricta en su sentido más completo.

Charles Darwin (1809-1882) documentó extensivamente su teoría sobre el origen de las especies y propuso algo que los demás evolucionistas que le precedieron no hicieron: un mecanismo para explicarla.

Para Darwin las especies evolucionan (cambian, transmutan, se convierten en otras) por selección natural de las poblaciones mejor adaptadas. Ahora sabemos, gracias también a la herencia de Mendel, que estas especies se reproducen ventajosamente, y su información genética predomina sobre la de aquellas que lentamente van desapareciendo.

La fusión del conocimiento genético moderno con la propuesta revisada de Darwin-Wallace se conoce como teoría sintética de la evolución. Pero para llegar a tal punto ocurrieron muchas cosas en el pasado, de las cuales mencionaremos sólo unas pocas en este corto artículo.

Índice del artículo

Creacionismo

Según el creacionismos las especies de la Tierra siempre han estado aquí tal como son. Es decir, que fueron creadas, con la perfección biológica que las caracteriza, por un ente o fuerza especial con poderes totales sobre todo el universo.

De ser cierta esta hipótesis, las especies, por lo tanto, no cambiarían ni evolucionarían. Estarían fijas en la perfección con las que fueron dotadas por el “Supremo Hacedor”. Cualquier teoría en contra de esta propuesta era considerada herética, y como tal, perseguida y castigada.

El creacionismo estricto del pasado ha intentado ser sustituido por un movimiento de carácter religioso y pseudocientífico denominado engañosamente Diseño inteligente. No ahondaremos en ninguna de las teorías creacionistas porque son materia de fe y no de raciocinio.

Generación espontánea

Una pregunta que durante siglos fascinó a los pensadores inquietos era de dónde provenían las formas “inferiores” de vida. Es decir, básicamente, las que no eran los mamíferos, ya que se sabía que éstos, incluyendo a los humanos, se reproducen, de alguna manera, a través de la cópula.

En otras palabras, en la antigüedad se creía que la sucesión de generaciones biológicas, tal como lo planteó Aristóteles, sólo involucraba a los animales superiores y las plantas (a través de las semillas). Las otras criaturas, inferiores obviamente surgían por generación espontánea.

Es decir, cada generación era creada de novo, y siguiendo reglas absurdas para su fomento. En resumen, los organismos avanzados los creó un ente superior, y los inferiores, surgían a partir de eventos repetitivos espontáneos.

Las moscas, por ejemplo, surgían de la carne putrefacta. Si uno quería que se produjeran moscas, se dejaba descomponer la carne. Si uno quería bebés, por el contrario, se “unía” con alguien.

Preformismo (Pre-existencia generacional)

La aplicación temprana del método científico echó por tierra la idea de la generación espontánea, pero no explicó cómo surgían las especies ni cómo mantenían su identidad en el tiempo. Mentes ingeniosas propusieron una teoría que pretendía satisfacer a todos.

En cada linaje de seres vivos existían individuos preformados en aquellos que daban origen a la siguiente generación.

En el caso del ser humano, la línea generacional funcionaba gracias a los espermatozoides. Es decir, un hombre fértil producía espermatozoides en los cuales residía un homúnculo, el cual también producía espermatozoides con otro homúnculo residente, y así sucesivamente.

Esta teoría permitiría predecir, por lo tanto, cuántas generaciones humanas YA existían en el linaje de Adán. El mismo razonamiento podía ser aplicado a las plantas que producen semillas, y a otros animales.

Fijismo

La idea de un evento único de creación permaneció vigente durante mucho tiempo. Y era lógico que así fuese porque no podía verse, ni comprobarse, que las especies cambian. Además, en ausencia de otros paradigmas, la teoría preformacionista permitía explicar cómo y por qué las especies seguían siendo siempre las mismas.

De hecho, resulta lógico que el planteamiento del fijismo apoyase el sistema clasificatorio de todas las especies propuesto por Linneo en el siglo XVIII. Y si se presentaban “contradicciones” peligrosas, como la pertenencia del hombre al grupo de los Primates, se le inventaba otro nombre a su esquema clasificatorio (orden Antropomorpha), para hacerlo menos animal.

Pero no nos equivoquemos: en ausencia de evidencia de lo contrario, y con mucha fe por delante, el fijismo no traicionaba al creacionismo, lo complementaba. Un siglo más tarde, Mendel pretendió demostrar matemáticamente que los caracteres que definen a las especies eran fijos y predecibles, y lo logró.

Transmutación o transformismo (Lamarckismo)

Jean Baptiste Chevalier de Lamarck (1744-1829) fue el primer teórico de la evolución de las especies, e incluso el primer biólogo definido como tal. La visión global del fenómeno vida, común a todas las formas orgánicas, le permitió avanzar una idea más moderna de la evolución. Fue previa a la visión Darwiniana y ejerció una enorme influencia sobre ella.

De acuerdo a Lamarck, las especies, atendiendo a presiones ambientales, transmutan en otras más adaptadas a tales exigencias. Las especies, pues, transmutaban, cambiaban, evolucionaban hacia otras formas por adaptación y herencia de las características adquiridas.

El rechazo original a estas ideas provino de la falta de pruebas para sustentar el concepto de herencia de los caracteres adquiridos. Por otro lado, esta teoría carecía también de un mecanismo que explicase la transmutación (evolución) de las especies.

Catastrofismo

El rechazo al transmutacionismo abrió las puertas al catastrofismo de George Cuvier (1769-1832). Esta teoría sí aceptaba el concepto Lamarckiano de la existencia de formas primitivas de existencia que cambiaron con el tiempo.

Pero agregó, además, que en el trayecto que condujo a la evolución de las especies, algunas se perdieron en el camino, es decir, se extinguieron, pues los registros fósiles así lo demostraban. Sin embargo, pese a eso, el catastrofismo no interpretó a la evolución como un proceso continuo.

Por el contrario, aducía que las especies eran fijas: unas perecían, y otras no. En esencia, seguía creyendo que todas las especies se crearon al mismo tiempo, pero que algunas perecieron en el camino, debido a catástrofes naturales.

Uniformismo

Uno de los científicos más influyentes en la formación intelectual de Darwin fue el geólogo Charles Lyell. Lyell se oponía al catastrofismo. Él proponía más bien que una acumulación de pequeños cambios, en lugar de grandes catástrofes, explicaría la desaparición de las especies, que eran ahora sólo fósiles.

El tiempo geológico daba un marco temporal lógico para justificar esos cambios. Pero, además, justificaría que la propia evolución del planeta estuviera acompañada por la de sus seres vivos (uniformismo).

Lo que le pasaba al planeta (terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, meteorización, etc.) constituía una unidad con lo que le pasaba a las especies que vivían (y sobrevivían) en el planeta.

Después vinieron Darwin y Wallace. Pero ya eso es otra historia, continuación de esta misma.

Temas de interés

Teorías del origen de la vida.

Teorias evolutivas.

Referencias

  1. Amundson R. The Changing role of the embryo in evolutionary thought: Roots of Evo-Devo, Cambridge University Press, Cambridge.
  2. Benner SA, Sismour AM. 2005. Synthetic biology. Nature Reviews Genetics. 6 (7): 533–543.
  3. Brown B. (2007) Evolution: A Historical Perspective. Greenwood Press.
  4. Stanford Encyclopedia of Philosophy (2019) Evolutionary thought before Darwin. plato.stanford.edu
  5. Erwin DH. 2000. Macroevolution is more than repeated rounds of microevolution. Evolution & Development. 2 (2): 78–84.
  6. Lovelock J. 2003. Gaia: the living Earth. Nature. 426 (6968): 769–770.