Medicina

Los 4 principios de enfermería fundamentales


Los 4 principios fundamentales de enfermería son aquellos preceptos sobre los que debe basarse la actividad del personal de enfermería. El apego a estos preceptos garantiza cuidados de enfermería de calidad, con profesionalismo y sensibilidad humana.

A diferencia de muchos otros profesionales, el personal de enfermería no trabaja con objetos o papeles sino con personas. Es por esto que deben tenerse muy en cuenta no solo los aspectos técnicos para la ejecución de las tareas, sino también el conocimiento del ser humano, la empatía, el respeto y la comprensión del dolor y la enfermedad.

Visto de manera general, este concepto además de obvio parece sencillo. Sin embargo, su complejidad es tal que se convierte en objeto de amplio estudio durante la formación de enfermeros y enfermeras. Incluso es un tema obligatorio en la revisión de los comités técnicos de enfermería durante las evaluaciones periódicas del personal.

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Los 4 principios básicos de la enfermería

Todo profesional de la enfermería comprometido con su tarea, deberá respetar de manera irrestricta y sin excepciones los siguientes 4 principios:

– Respeto hacia la individualidad de las personas.

– Satisfacción de las necesidades fisiológicas.

– Protección de los pacientes frente a agentes externos que puedan causar enfermedades.

– Contribución a la restitución pronta de la salud del enfermo para que pueda reintegrarse a su vida cotidiana lo antes posible.

La profundidad de cada uno es enorme, así como su impacto tanto en la relación entre el enfermero y el paciente como en la recuperación del mismo.

Respeto hacia la individualidad de las personas 

Cada paciente es un ser individual, con sus propios miedos, percepciones y actitudes ante la vida. Las diferencias individuales son de tal magnitud que diferentes personas reaccionan de maneras muy diversas antes la misma enfermedad, situación o padecimiento.

Es por eso que en todo momento se debe tener respeto por lo que manifiestan los enfermos, sus sugerencias y sobre todo sus sentimientos y su pudor.

Toda persona enferma se encuentra en estado de indefensión, se siente vulnerable y débil. Si a esto se suma la anulación de la individualidad, las consecuencias sobre la recuperación y la evolución del paciente pueden ser nefastas.

En este sentido, una parte imprescindible del respeto a la individualidad es dirigirse al paciente por su nombre.

En muchas instituciones de salud es usual oír hablar “del paciente de la hernia”, “la señora de la cama 10” o “el que está ingresado en coronarios”. No hay nada peor para faltar al respeto a la individualidad del enfermo e influir negativamente en su recuperación.

Además de pacientes, también son seres humanos 

Un punto importante a considerar en el cuidado de cualquier enfermo es que ante todo son seres humanos; personas con sus propias creencias, virtudes y defectos, los cuales en algún momento podrían llegar a entrar en conflicto con las creencias y posturas de quienes los asisten.

Es por ello que se debe evitar a toda costa asumir la posición de juez o emitir algún tipo de comentario en relación a posturas religiosas, preferencias políticas, orientación sexual o cualquier otro tema no relacionado con la enfermedad del paciente.

Después de todo, una eventualidad de salud es simplemente un paréntesis en la vida de la mayoría de las personas. Estas no se quedarán en el centro de salud por siempre, y no corresponde al personal que los atiende influir de manera alguna sobre su manera de ver el mundo.

Su misión debe limitarse a prestar la mejor atención posible, con los más elevados estándares de profesionalismo y sin juzgar de manera alguna las posturas que como individuo esa persona tiene ante el mundo y la sociedad.

Satisfacción de las necesidades fisiológicas

Si bien puede resultar obvio decirlo, una premisa fundamental de la enfermería es garantizar que los enfermos puedan cumplir con sus necesidades fisiológicas durante todo el tiempo que dure la estancia hospitalaria.

Se entiende por “necesidad fisiológica” todo aquel proceso indispensable para que el individuo siga con vida, los cuales en algunos casos no pueden ser controlados directamente por el enfermo, bien sea por gravedad de la enfermedad o por limitación de la movilidad.

En este sentido, es responsabilidad ineludible de todo enfermero y enfermera garantizar que el paciente pueda:

– Respirar adecuadamente.

– Hidratarse conforme a sus necesidades.

– Recibir alimentación adecuada a su condición.

– Realizar una evacuación adecuada de sus desechos en las mejores condiciones de higiene.

– Tener acceso a higiene corporal y bucal.

– Movilizarse solo o con asistencia dentro de los límites que imponga su condición.

– Recibir soporte emocional.

– Sentirse protegido.

Garantizar que cada paciente satisfaga sus necesidades vitales puede llegar a ser una tarea muy exigente y demandante, en especial en áreas críticas como quirófano y cuidados intensivos, donde prácticamente todas las funciones vitales las asume el personal sanitario.

Protección de los pacientes frente a agentes externos que puedan causar enfermedades

El cuidado de enfermería no se limita simplemente al ámbito del paciente en sí mismo, lo cual ya es bastante complejo. El no considerar el entorno circundante haría que cualquier cuidado directo al enfermo fuera inútil.

Es por ello que el personal de enfermería está siempre alerta para controlar el entorno físico, químico y biológico del enfermo, de manera que este se mantenga libre de todo riesgo para su integridad física y su salud.

Las medidas de protección contra agentes externos son tan amplias y variadas que resultaría casi imposible enumerarlas todas, especialmente porque cambian radicalmente de enfermo a enfermo y de situación a situación.

Sin embargo se pueden agrupar en categorías, cada una orientada a proteger al paciente de una forma determinada.

Medidas de higiene general

Van desde el lavado de manos de cada persona que entre en contacto con el enfermo hasta la esterilización del instrumental y equipos usados para su atención, pasando por el uso de mascarillas, guantes y otro material de barrera según sea necesario.

El cuidado de la higiene incluye también el ámbito directo del enfermo. Por tanto se debe cuidar que la ropa, toallas, almohadas e indumentaria en general esté limpio. Lo mismo ocurre con la cama misma, mesa de noche, mesa de comer y butaca de descanso.

Todo debe estar lo más limpio posible. Las áreas deben desinfectarse regularmente y en todo momento se deben tener en cuenta las medidas necesarias para limitar la propagación de infecciones.

Aplicación de medicamentos y productos biológicos

Esto incluye la administración de medicamentos, transfusiones de sangre, vacunas y cualquier otro tipo de tratamiento orientado a restablecer la homeostasis del paciente.

Resulta particularmente importante el empleo de los antibióticos y vacunas indicados por los médicos, ya que constituyen las principales líneas de defensa contra infinidad de infecciones.

Es importante destacar que la administración de todos los medicamentos, en especial los de uso parenteral, debe realizarse de acuerdo a los protocolos de bioseguridad más estrictos. De esta manera se evita la contaminación del material y la propagación de infecciones intrahospitalarias.

Control del entorno y medio del paciente

Aunque no lo parezca, todo paciente está expuesto a diversos riesgos dentro del ambiente hospitalario, y es responsabilidad del personal de enfermería minimizarlos.

En este sentido, se debe tener especial cuidado en la manipulación de agujas, escalpelos y toda clase de material punzo-cortante. La idea es desecharlo de manera segura una vez que concluye su uso a fin de evitar accidentes.

Por otra parte, se debe controlar la temperatura de mantas térmicas, baños de inmersión, curas frías y cualquier otro tipo de medio físico; de otra manera los pacientes podrían sufrir de quemaduras o lesiones por contacto.

Incluso la movilización en cama es crítica. Una persona que yace sobre su espalda sin moverse por mucho tiempo (más de 2 horas) comienza a generar lesiones conocidas como úlceras de presión.

Una parte fundamental de los cuidados de enfermería es movilizar a los pacientes que no pueden hacerlo de manera regular, modificando los puntos de apoyo y empleando tanto colchones como almohadillas anti-escaras a fin de prevenir tales lesiones.

Además, deben educar a los familiares y cuidadores para que estén en capacidad de movilizar regularmente al enfermo de manera adecuada, algo que resultará muy útil una vez que el paciente reciba el alta, en especial si existen alteraciones residuales de la movilidad.

Contribución a la restitución pronta de la salud del enfermo para que pueda reintegrarse a su vida cotidiana lo antes posible

Este es quizás el principio más amplio de todos, ya que abarca infinitas opciones. Para muchas personas la labor de la enfermera se limita simplemente a colocar el tratamiento indicado por el especialista y a movilizar, bañar y asear el paciente. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad.

Las enfermeras y enfermeros son los ojos y oídos de los médicos en los pabellones de hospitalización. Son estos profesionales los que conocen profundamente al paciente, saben qué les anima, qué les duele y qué les preocupa, y aportan esta información a los tratantes para que puedan actuar en consecuencia.

Así pues, a partir de la información aportada por enfermería, el equipo médico puede determinar si un paciente en particular requiere por ejemplo apoyo nutricional especial (porque viene perdiendo peso) o apoyo de salud mental (si pasó de ser una persona conversadora a ser callada y apartada).

En su trabajo diario el personal de enfermería da apoyo a cada paciente, lo impulsa, lo anima a seguir adelante y lo consuela cuando siente dolor, depresión o tristeza. La mano de la enfermera es el bálsamo que acompaña a los enfermos cada minuto que pasan en el hospital.

Cada palabra, cada cura, cada inyección, cada signo clínico que se detecta pone al paciente un paso más cerca de su curación.

Definir el alcance de este principio sería limitarlo, ya que en esencia es infinito. Eso lo sabe cada profesional de la enfermería, que hará todo lo que esté a su alcance por permitir la pronta recuperación de cada uno de los pacientes bajo su cuidado.

Referencias 

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