Hoya carnosa: características, variedades, propiedades, cultivo
La Hoya carnosa es un arbusto sarmentoso cultivado como planta ornamental que pertenece a la familia Apocynaceae. Conocido como cerilla, clepia, hoya, flor de cera, flor de nácar, flor de porcelana o planta de cera, es una especie nativa del sureste asiático.
Se trata de un arbusto perennifolio de hábito rastrero o trepador, de largos tallos delgados con hojas opuestas, coriáceas y carnosas de color verde brillante. Las flores de forma estrellada y apariencia cerosa se agrupan en inflorescencias umbelíferas, lo que constituye el mayor atractivo de esta especie ornamental.
Su hábitat natural se localiza en regiones de clima tropical y subtropical, así como ambientes templados de clima cálido y fresco. Bajo condiciones de media sombra se desarrollan vigorosamente y su floración es abundante, siempre que reciban buena iluminación durante todo el día.
Es una especie muy apreciada como planta ornamental por su bajo manteniendo y atractivas flores agrupadas en aromáticas inflorescencias. Habitualmente se cultiva alrededor de vallas o cestas colgantes con tutores que le permitan sujetar sus amplias ramas trepadoras.
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Arbusto semileñoso ampliamente ramificado de tallos delgados, cilíndricos y trepadores de color verde oscuro. Puede alcanzar los 5-6 m de longitud. Las ramificaciones son herbáceas o semileñosas, pero la base del tallo tiende a lignificarse con el tiempo, siendo leñosa en las plantas adultas.
Las hojas simples de 8-10 cm de largo por 4-5 cm de ancho son ovaladas gruesas, suculentas, pecioladas y coriáceas. Se disponen de manera opuesta y son de color verde oscuro brillante a la sombra o ligeramente amarillentas a plena exposición solar.
Las flores carnosas y aromáticas de forma estrellada miden de 1 a 2 cm de diámetro y se agrupan de 10-30 unidades en umbelas compactas. La corola presenta 5 lóbulos triangulares blancos, soldados en la base de consistencia ceroso y superficie irregular. A su vez, el ginostegio forma una corona estrellada rojiza o violácea en el centro.
Las inflorescencias se ubican sobre un pedúnculo de 4-6 cm de longitud y nacen de las axilas foliares a lo largo de los tallos. La floración se presenta durante las estaciones de primavera y verano, permaneciendo en la planta un largo tiempo sin marchitarse.
El fruto es un folículo fusiforme dehiscente de 8-10 cm de largo y 10 mm de ancho, que se desarrolla ocasionalmente. En su interior se localizan numerosas semillas de 5-10 mm de longitud, cada una dotada de una cresta sedosas que favorece su dispersión por el viento.
– Reino: Plantae
– Subreino: Tracheobionta
– División: Magnoliophyta
– Clase: Magnoliopsida
– Orden: Gentianales
– Familia: Apocynaceae
– Subfamilia: Asclepiadoideae
– Tribu: Marsdenieae
– Género: Hoya
– Especie: Hoya carnosa (L. f.) R. Br.
– Hoya: nombre genérico asignado en honor del jardinero y botánico inglés del siglo XVIII Thomas Hoy.
– carnosa: el adjetivo específico proviene del término en latín «carnosus» que significa carnoso. Derivado a su vez de «caro, carnis» que significa carne; más el sufijo «osus», que significa abundancia. En alusión a sus llamativas y aromáticas flores suculentas.
A nivel comercial se han desarrollado variedades con flores de diferentes colores y hojas curvadas o variegadas. Entre ellas destacan las variedades:
– Hoya carnosa var. formosana (T. Yamaz.) S. S. Ying
– Hoya carnosa var. gushanica W. Xu
– Hoya carnosa var. japonica Sieb. ex Maxim.
– H. carnosa f. compacta: conocida como hoya carnosa compacta es un cultivar de hojas enrolladas.
– Hoya australis: especie nativa de Australia. Se caracteriza por sus flores blancas, cerosas y fragantes, así como de sus hojas suculentas y redondeadas de 8-9 cm de ancho. Su hábitat natural se localiza en las selvas tropicales y regiones boscosas, la cual se adapta a climas cálidos y tolera poco el frío.
– Hoya bella: planta de hábitos trepadores, hojas pequeñas de forma ovalada y ápice afilado, la cual puede medir 2-3 cm de lago. Las flores se agrupan de corimbos de 5-12 unidades, flores colgantes, cerosas y de color blanco con el centro violáceo.
– H. globulosa: especie nativa del Himalaya conocida también como Hoya vilosa. Hojas ovaladas de 10-15 cm de largo por 3-5 cm de ancho, color verde claro con nerviaciones más oscuras. Pequeñas flores planas, aromáticas y de color blanco con líneas rojizas en la corona.
– H. longifolia: especie nativa del Himalaya, adaptada a los climas fríos. Hojas lanceoladas y carnosas de color verde brillante, flores de tonos crema-blanquecino.
– Hoya linearis: especie nativa del Himalaya cultivada como planta colgante. Los tallos son delgados y las hojas alargadas crecen en forma de espiral. Las inflorescencias, menos redondeadas, agrupan pequeñas flores triangulares de color blanco y centro cremoso. Son muy fragantes.
– Hoya multiflora: especie nativa de Malasia. Hojas lanceoladas de aspecto coriáceo y color verde oscuro brillante. Las flores son de color amarillo-pálido con el centro castaño, estando agrupadas en inflorescencias numerosas.
– H. purpureo-fusca: especie nativa de Indonesia y Malasia. Enredadera de crecimiento rápido, hojas suculentas de color verde y pequeñas manchas grisáceas. Flores marrones o purpúreas con una fina banda blanquecina y el centro de tonos rosáceos.
La flor de cera no tiene propiedades definidas, su principal uso es como planta de uso ornamental. Su fuerte e intenso aroma puede resultar agradable en días frescos, pero desagradable cuando el ambiente se encuentra muy cargado.
Como ornamental de interior se cultiva en cestas colgantes. En ambientes cálidos se puede sembrar en jardineras protegidas de la radiación solar directa.
La propagación vegetativa por medio de esquejes o acodos son los métodos más utilizados para multiplicar la flor de cera. Para la propagación por esquejes, se seleccionan tallos herbáceos terminales con 2-3 nudos, procurando eliminar las hojas de la base del corte.
Es recomendable impregnar el corte con fitohormonas y sembrar en cámaras de enraizamiento utilizando como sustrato una mezcla homogénea de turba y perlita. Bajo condiciones de temperatura y humedad relativa constante, con aplicaciones frecuentes de riego por nebulización, los esquejes se enraízan a los 15-25 días.
En el caso de propagar la flor de cera por acodos, es importante seleccionar ramas semileñosas sanas, firmes y vigorosas. La técnica consiste en eliminar un anillo de 10-15 mm de tejido lignificación de la corteza, espacio que se debe impregnar con fitohormonas de enraizamiento en polvo.
Con el uso de una bolsa plástica oscura se cubre el corte con una mezcla de turba negra y perlita a partes iguales. Ambos extremos se cierran con un cordel de manera firme para evitar la pérdida del sustrato o la penetración de insectos.
Cada cierto tiempo es recomendable humedecer el sustrato, con el objeto de mantener la humedad constante y favorecer la formación de raíces adventicias. Con esta técnica se pueden obtener plántulas nuevas a los 25-30 días.
La mejor época para realizar la propagación, tanto por esquejes como por acodos, es durante la primavera, una vez hayan finalizado las heladas. De igual forma, el trasplante de los esquejes enraizados y los acodos se realiza durante la primavera.
En el caso de plantas sembradas en macetas, es recomendable cambiar las plantas a maceteros más grandes cada 2-3 años. Con el objeto de favorecer el crecimiento y desarrollo de las nuevas raíces, así como mantener el vigor y rendimiento floral de las plantas.
– La flor de cera requiere una ubicación bien iluminada, pero no a plena exposición solar. Es recomendable cultivar a media sombra en un sitio donde reciba los primeros rayos solares del día y los últimos al final la tarde.
– Se desarrolla en ambientes de clima fresco o cálido donde las temperaturas se mantengan entre 16-26 ºC. No tolera temperaturas inferiores a los 5 ºC, ni superiores a los 30 ºC.
– Crece sobre sustratos fértiles, sueltos y permeables, de preferencia enriquecidos con compost o humus de lombriz y trozos de carbón vegetal. Se deben evitar los sustratos arcillosos y pesados que se puedan compactar, ya que provocarían la pudrición de las raíces.
La flor de cera es una planta ornamental de interior, adaptada a condiciones de semisombra siempre que tenga buena iluminación durante todo el día. Se desarrolla en ambientes cálidos y frescos, es susceptible a las bajas temperaturas y heladas ocasionales menores a 10 ºC.
Prefiere los sustratos sueltos y bien drenados, siendo el sustrato ideal una mezcla de turba negra, perlita o arena fina y materia orgánica. Se recomienda agregar guijarros, trozos de madera o fragmentos de carbón orgánico para evitar la compactación del sustrato.
Esta especie requiere riego frecuente, en especial durante el verano cuando el sustrato tiende a secarse más rápidamente. Se recomienda regar 2-3 veces por semana. Sus hojas carnosas almacenan agua, por lo que son tolerantes a la sequía, sin embargo, el resto del año se puede regar cada 8-10 días.
Durante el invierno, si la temperatura desciende a menos de 10 ºC, es recomendable suprimir el riego hasta que la temperatura ascienda. Por lo general las hojas se tornan acartonadas cuando el sustrato se encuentra seco y la planta exige aplicación de riego.
Durante la primavera y el verano se recomiendan aplicaciones mensuales de abono foliar o fertilizante químico de uso universal para plantas de jardín. A inicios del otoño es oportuno realizar una enmienda de abono orgánico al momento de aplicar el riego.
La planta de cera no requiere podas de mantenimiento frecuentes, solo necesita el uso de guías o tutores para que se desarrollen ampliamente. No se deben cortar los primeros pedúnculos florales, ya que a partir de ellos emergen las nuevas inflorescencias en la próxima temporada.
Bajo condiciones adecuadas es una planta rústica al ataque de plagas, aunque bajo condiciones adversas puede verse afectada por cochinillas y pulgones. Las cochinillas algodonosas, piojos o pulgones se alimentan de la savia que succionan de los tejidos tiernos y capullos florales. Su control se realiza con métodos físicos y el uso de trampas cromáticas.
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