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Pintura gótica: origen, características, obras, autores


La pintura gótica fue una de las expresiones artísticas del arte gótico, que se desarrolló en Europa occidental entre los siglos XII y XV. La misma se caracterizó por el predominio de los temas religiosos, la valoración del detalle, un estilo más realista y expresivo, así como el fuerte contraste entre la oscuridad y la luz.

Durante este período las técnicas más empleadas fueron el temple (témpera) y el óleo, además del uso de la madera como soporte. Por otro lado, la pintura gótica también se destacó por el cambio del espacio donde se realizaron las obras, ya que la reducción progresiva de los murales hizo que se desarrollara en las vidrieras y en las miniaturas de los libros manuscritos, conocidos como códices.

Su evolución se dividió en tres etapas: gótico lineal, gótico italiano y gótico internacional. La primera fue el gótico lineal o francés (siglo XIII), que se caracterizó por el especial énfasis en las líneas que definían los contornos.

La segunda se conoció como gótico italiano (siglo XIV) y tuvo dos grandes escuelas: Florencia y Siena. Esta fase se destacó por la profundidad de las obras, el uso de una coloración objetiva y una mayor precisión y exactitud en las figuras y representaciones.

Por último, la tercera etapa fue el gótico internacional (siglo XV), que sobresalió por su realismo y por la aparición de influencias flamencas que se mezclaron con las italianas y francesas.

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Origen de la pintura gótica

La pintura gótica sucedió al estilo románico, que predominó durante los siglos XI y XII en Europa occidental.

Este había sido el primer tipo de arte claramente cristiano y se destacó por poner el énfasis más en lo narrativo que en lo ilustrativo, dejando en un segundo plano los detalles de la obra y enfocándose en su significado.

El gótico, por su parte, continuó con la temática cristiana pero le añadió más complejidad a los trabajos, resaltando lo decorativo por sobre lo simbólico. Por ello sus figuras suelen ser más expresivas y realistas, y presentan rasgos más humanizados.

El arte románico fue el reflejo de un tiempo donde aún predominaba la vida rural y las sociedades estaban formadas por guerreros y campesinos. Eso le dio un carácter más simplista e idealizado.

En cambio el estilo gótico coincidió con el surgimiento de las grandes ciudades, el desarrollo de la burguesía y la fundación de las primeras universidades.

Se trató de un tiempo marcado por los conflictos, las revueltas populares, las guerras y los cambios económicos, religiosos y culturales, que influyeron en el arte y lo tornaron más complejo.

La pintura gótica surgió en el norte de Francia y de allí se expandió por toda Europa. Más tarde fue reemplazada por el período renacentista, que significó una vuelta a los valores de la cultura grecolatina, con una mayor humanización y una contemplación libre de la naturaleza.

Origen del término gótico

La palabra “gótico” viene del latín “gothicus” que significa “relativo a los godos”, un antiguo pueblo germánico que invadió España e Italia luego de la caída del Imperio Romano. Estos eran llamados como “bárbaros” por las poblaciones atacadas.

El uso del término “gótico” asociado al arte tiene un sentido despectivo y peyorativo. Fue denominado así durante el Renacimiento y hacía alusión a los diseños desordenados y muchas veces carentes de lógica de las construcciones arquitectónicas realizadas durante esta época de la Edad Media.

En contraste con la perfección y la racionalidad del estilo clásico, los renacentistas consideraban a esta etapa como grosera, tosca y “bárbara”. De esta manera, por la asociación de esta palabra con el pueblo godo, lo definieron con ese nombre.

Con el tiempo el término gótico se vinculó con lo sombrío y lo emotivo.

Características de la pintura gótica

La pintura gótica se caracterizó por el predominio de la temática religiosa, principalmente inspirada en la vida de Jesús y de la Virgen María y, en menor medida, en la de los ángeles, los santos y los apóstoles.

Sin embargo, estos personajes fueron retratados desde un punto de vista más humano que divino, mostrando sentimientos y emociones, en contraposición a la rigidez del estilo románico.

Por otro lado, sus obras son más realistas, expresivas y descriptivas que las del período anterior, y se destacan por la importancia en el uso de la luz y los colores brillantes.

Además, la reducción progresiva de los muros hizo que se desarrollara en grandes ventanales, en las miniaturas de los códices y en tablas de madera.

En cuanto a la técnica, en un comienzo la más utilizada fue la pintura al temple o témpera, en la que se disuelve el pigmento en agua y se lo engrosa con huevo, grasa animal, caseína, goma o una solución de glicerina.

Luego más adelante se comenzó a emplear la pintura al óleo, que mezcla los pigmentos con un aglutinante a base de aceites de origen vegetal.

La valoración del detalle

Otro de los rasgos salientes de la pintura gótica es su complejidad y el cuidado de los acabados. Las figuras están más humanizadas y presentan formas estilizadas y suaves, que les dan un aspecto más natural.

Por otro lado, las obras se destacan por su profundidad y por la búsqueda de un mayor acercamiento a la realidad. También por el uso de colores brillantes, que provocan un fuerte contraste entre la luz y la oscuridad, y el empleo de fondos dorados.

A su vez, en algunas pinturas góticas se perciben avances en el uso de la perspectiva.

Pintura gótica española

En España, la pintura gótica también abandonó los murales para desarrollarse principalmente en los retablos, las estructuras que se colocan detrás de los altares en las iglesias católicas.

Al igual que en otras partes de Europa, su evolución se dio en cuatro etapas, de acuerdo a la influencia recibida. La fase lineal o francesa puede apreciarse por ejemplo en El frontal de Avià, un altar que se encontraba en la Iglesia de Santa María de Aviá, en Barcelona, y que actualmente se puede visitar en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

El período gótica italiana, por su parte, está presente en obras como los retablos del Convento de Santa Clara, en Palma de Mallorca; de Don Juan Manuel, en la catedral de Murcia, de Bernabé de Módena; y del Espíritu Santo, en la Catedral de Manresa, de Cataluña.

En tanto, la etapa internacional aparece en los retablos de San Pedro de Tarrasa, realizado por Luis Borrasá, y de la Virgen del Museo del Prado, de Nicolás Francés. También en la pintura al temple San Jorge matando al Dragón, de Bernardo Martorell.

Por último, la fase hispano-flamenca puede apreciarse en La Virgen de los Conselleres, de Luis Dalmau, y en los retablos de los Santos Abdón y Senén y el del Condestable D. Pedro de Portugal, de Jaime Huget. También en La Piedad, de Fernando Gallego y en el Retrato de Santo Domingos de Silos, de Bartolomé Bermejo.

Pintura gótica flamenca

El estilo gótico flamenco surgió en Flandes a principios del siglo XV, desde donde se extendió a toda Europa. Su principal innovación fue el uso de la pintura al óleo, lo que permitió otorgar un mayor grado de detalle y realismo a las obras.

Entre sus características principales se destacaron el uso de la perspectiva, el trato especial del color y la luz, y la fidelidad en los rostros humanos, lo que muestra un acercamiento con el estilo renacentista que vino tras él.

Sin embargo, la pintura gótica flamenca mantuvo la temática religiosa, con el detalle de que en muchas obras el aristócrata que encargó los trabajos aparece en la escena como un personaje más.

Entre las figuras relevantes de este estilo se destacaron los hermanos Van Eyck, el maestro de Flémalle, Roger Van Deir Wayden, Dirck Bouts, Hugo Van Deir Goes, Memblin y El Bosco.

Pinturas góticas famosas y sus autores

– Maestà, del pintor italiano Duccio. Es una pintura al temple sobre tabla realizada entre 1308 y 1311. En la actualidad se puede visitar el Museo dell’Opera Metropolitana del Duomo de Siena, en Italia.

– La Virgen del canciller Rolin, del pintor flamenco Jan Van Eyck. Es una pintura al óleo sobre tabla realizada en 1435. En la actualidad se puede visitar en el Museo del Louvre de París, en Francia.

– Lamentación sobre Cristo muerto, del pintor italiano Giotto. Es un fresco realizado entre 1305 y 1306.  Se puede visitar en la Capilla de los Scrovegni de Padua, en Italia.

– Adoración de los Reyes, del pintor flamenco El Bosco. Es una pintura al óleo sobre tabla, realizada en 1499 o posterior. En la actualidad se puede visitar en el Museo de Arte de Filadelfia, en Estados Unidos.

– El descendimiento de la cruz, del pintor flamenco Roger Van Deir Weyden. Es una pintura al óleo sobre tabla, realizada en 1435 o posterior. En la actualidad se puede visitar en el Museo del Prado de Madrid, en España.

– Maestà di Santa Trinità, del pintor italiano Cimabue. Es un retablo realizado en 1290 o posterior. En la actualidad se puede visitar en la Galería de los Uffizi de Florencia, en Italia.

Referencias

  1. Gothic art, Encyclopaedia Britannica. Disponible en: britannica.com
  2. Marqués de Lozoya, Luis Felipe (1935). El arte gótico en España. Editorial Labor. España.
  3. Pintura gótica, Historia y Arte. Disponible en: historiayarte.net
  4. Pintura gótica, Museo del Prado. Disponible en: museodelprado.es
  5. Pintura gótica, Wikipedia. Disponible en: wikipedia.org