Oriente: historia, cultura, costumbres y países
Oriente es un término de uso cotidiano y pedagógico con el que en la cultura occidental se suele identificar a los territorios que ocupan el continente asiático, dividiéndolos a su vez en Oriente Próximo, Oriente Medio (o Medio Oriente) y Oriente Extremo (u Oriente Lejano).
El término tuvo sus orígenes en la Edad Antigua, cuando los griegos denominaban como pueblos o territorios orientales a todos aquellos que se encontraran al este de su ubicación geográfica; es decir, todo el territorio que se extendiera desde la costa este del mar Egeo hasta el punto donde salía el Sol.
Esta noción del mundo fue aceptada debido a que en ese entonces el mundo estaba categorizado principalmente en dos continentes de gran tamaño: Asia y Europa. Por lo tanto, para Occidente resultó conveniente denominar a los territorios asiáticos como orientales.
Índice del artículo
- 1 Historia
- 2 Cultura y costumbres orientales
- 3 Países orientaless
- 4 Civilizaciones orientales de la historia
- 5 Referencias
En 1685 el historiador alemán Cristóbal Cellarius introdujo la primera división clásica de las edades de la historia: las dividió en antigua, media y moderna. Posteriormente se añadió la edad contemporánea para referirse a la historia desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad.
La edad antigua se presenta como aquel período en la historia en el que surgieron las primeras civilizaciones del mundo, que luego dieron paso a las civilizaciones contemporáneas. Tiene su inicio en el origen del mundo y su final en el IV milenio antes de Cristo, con la creación de la escritura.
Dentro de la edad antigua podemos identificar el surgimiento de la denominada primera civilización de la humanidad: los sumerios. Su origen se encuentra en la segunda mitad del IV milenio a. C., en la región que antiguamente era conocida como Mesopotamia y hoy es la República de Irak.
Con el crecimiento y desarrollo de las civilizaciones se consolidaron urbanismos y ciudades, y con estas surgió un sistema monárquico regido por gobernadores locales que buscaban la conquista de los territorios cercanos a su ciudad.
Dentro de las primeras trasformaciones que el desarrollo del pueblo sumerio le dio a la cultura de la humanidad se encuentran el culto hacia figuras divinas en espacios únicamente destinados a ello, los templos, la noción de ciudad y el sistema de la monarquía como forma de gobierno, así como también el inicio del idioma escrito con los símbolos cuneiformes.
Mientras la civilización en Mesopotamia se encontraba en ascenso, simultáneamente en las proximidades del rio Nilo, al noreste del hoy continente africano, se empezó a desarrollar otro tipo de civilización: los egipcios.
Al igual que los sumerios, los egipcios se organizaron en un sistema monárquico, uniendo varios territorios aledaños y conformándose como estado.
El sistema de gobierno del estado egipcio también fue de carácter monárquico. Esto dio origen a las primeras dinastías, que dejaron un legado imborrable en nuestra historia con las construcciones arquitectónicas más dominantes de la antigüedad: las pirámides, las tumbas y los templos.
Al igual que la civilización de Mesopotamia, los egipcios crearon una forma de expresión escrita, los jeroglíficos. Este tipo de escritura consistía en el uso de representaciones de objetos y seres mediante el uso de símbolos.
Durante el II milenio a. C. hubo un desarrollo de civilizaciones semitas a lo largo de los territorios del suroeste de Asia (Oriente Próximo), lo que propició la consolidación de grandes imperios.
En el siglo XVIII a. C. el pueblo asirio se consolidó como un imperio conocido por poseer el control del comercio en el territorio de Anatolia, hoy día Turquía. En simultáneo, la dinastía amorita de Hammurabi —perteneciente a las civilizaciones occidentales— tomaba los territorios de Sumer y Akkad de Mesopotamia.
En el siglo XVI a. C. el Imperio hitita de Anatolia inició su expansión. Al mismo tiempo, el pueblo de los mitanni —que estaba arraigado en la zona de Éufrates, hoy territorio de Siria— comenzó su crecimiento como imperio y le hizo frente a las demás dinastías que se estaban consolidando en los territorios cercanos.
Finalizando el I milenio a. C. se introdujo el uso de la metalurgia del hierro (producto de nuevas poblaciones como los filisteos) y se creó las ciudades de Fenicia de Sidón y Tiro.
Gracias a su expansión por todo el Oriente Próximo, a inicios del siglo IX los asirios formaron uno de los mayores estados unificados hasta ese momento. Su conquista se extendió por toda la zona oeste de la cadena montañosa de Zagros.
A comienzos del siglo VI a. C., Nabucondosor II (rey de Babilonia) logró someter a los territorios asirios.
En el siglo VI a. C. surgió el Imperio persa. Tomó los territorios de Egipto y el Oriente Próximo, extendiéndose hasta la cadena montañosa de Zagros a lo largo de Irán e Irak. Gracias a esta acción llevó a cabo una unificación comercial que quedó en manos de un sátrapa (gobernador).
En 334 a. C. el rey de Macedonia, Alejandro Magno, inició la conquista de los territorios de Oriente, los cuales se encontraban en manos del Imperio persa.
Magno tuvo éxito y logró consolidar el mayor imperio de la antigüedad, que fue brutalmente desmembrado por parte de sus generales luego de su muerte en 323 a. C. Dicho acontecimiento dio inicio a la época de los reinos helenísticos.
Ya en el siglo II a. C. el Imperio romano se había extendido por toda la región sur europea y por todo el Mediterráneo. Esto permitió iniciar la conquista del oriente europeo y de los territorios que ahí se encontraban. El resultado fue la consolidación del Imperio romano de Oriente y, posteriormente, el Imperio bizantino.
Los territorios del continente asiático, hoy integrados por 48 naciones, tuvieron un crecimiento un tanto aislado del resto del mundo. Debido a su posicionamiento geográfico, territorios como el de Asia oriental (Lejano Oriente) pudieron desarrollarse sin ningún tipo de influencia de la cultura occidental.
Debido a esto fueron consolidando un carácter cultural muy propio y bastante diferenciado del resto de los territorios de Occidente. Generaron en sus pobladores un gran arraigo hacia sus valores y creencias, y se generó en un sentido de pertenencia sólido a través de varias generaciones.
El rasgo principal de la cultura oriental radica en la gran importancia que le da al amor propio, así como también a la noción racional de la felicidad más allá de lo visceral; es decir, dicha cultura establece que la felicidad se encuentra en la razón y en la aceptación del ser interior.
En cuanto a la religión, los orientales crearon sus propias doctrinas. Las más destacadas a través del tiempo han sido el budismo, el taoísmo, el islam, el hinduismo y el jainismo.
En la dieta de los habitantes de Oriente se encuentra presente un gran consumo de pescados y frutos del mar, así como el arroz como acompañante principal. También son muy consumidos los vegetales al vapor o crudos, y las salsas acompañan la gran mayoría de sus preparaciones.
El consumo de golosinas o comida chatarra no está tan presente dentro de la dieta oriental. Algunos investigadores estiman que esto puede tener influencia en el hecho de que la población oriental en general es muy sana y longeva.
La medicina oriental se basa en una filosofía según la cual la mente es capaz de ser entrenada por la persona. Predomina el uso de la medicina preventiva y alternativa.
Entre las técnicas más utilizadas por la medicina oriental para prevenir enfermedades destacan el consumo de hierbas medicinales y la acupuntura.
Además de las anteriores, dentro de las principales costumbres y características de los pueblos orientales se pueden identificar las siguientes:
– Por su forma de ser tan tradicional, encontramos un marcado acto de veneración o muestra de respeto y gratitud, especialmente hacia las personas mayores. Por ejemplo, en la India es costumbre tocar los pies de los ancianos o a los padres para demostrar respeto.
– En el este de Asia las personas suelen inclinarse hacia adelante como muestra de bienvenida, agradecimiento o disculpa.
– El sentido de pertenencia de los orientales está tan internalizado que existe una fuerte convicción respecto a sus creencias e ideologías. Por ello no es común que estos cuestionen sus tradiciones o la forma en la que funciona su sociedad.
– Los ancianos son considerados figuras de autoridad y respeto; de hecho, los más jóvenes acuden a ellos cuando necesitan algún consejo de vida. Sus decisiones respecto al futuro de los niños de la familia son consideradas sagradas y se respeta cualquier decisión que tomen.
– Por lo general son los hijos quienes se encargan de cuidar a sus padres una vez envejecen.
– En algunas sociedades aún existe la figura de los matrimonios arreglados, tal como existía en tiempos de sus antepasados. Creen que las personas no se casan por amor, sino que este es una consecuencia del matrimonio.
– Dentro de las clases altas se permite que los sultanes tengan relaciones amorosas con más de una mujer; esto se conoce como el harén.
– Se utiliza el calendario lunar. A diferencia del calendario occidental, este no toma como referencia los ciclos solares sino los de la luna; un mes del calendario lunar corresponde a 29,53 días solares.
– La vestimenta que suelen utilizar los orientales para asistir a los funerales es de color blanco.
La civilización oriental se ubica principalmente en el continente asiático, así que los países dentro de este continente son los que se consideran orientales.
Sin embargo, desde un punto de vista cultural y político, la región oriental se encuentra subdividida en tres regiones, diferenciadas principalmente por presentar una historia antigua un tanto individual.
El oriente próximo —u oriente cercano en su acepción más utilizada— está constituido por los países que se encuentran al suroeste del continente asiático.
Se toma como frontera la zona aledaña a los países de Europa del este, e incluso algunos países orientales pertenecen al territorio europeo: tal es el caso de Turquía, que tiene una región dentro del territorio europeo y otra dentro del asiático.
La distribución de los países que conforman esta región de Oriente aún es objeto de discrepancia entre historiadores y geógrafos. Algunos de ellos toman en consideración lo que han denominado Oeste Medio, que no es más que una traducción literal del término anglosajón Middle East.
Tomando como referencia las menciones cotidianas en medios de difusión y considerando un concepto geopolítico, podemos decir que los países que conforman el Oriente Próximo son los siguientes:
– Armenia.
– Arabia Saudí.
– Baréin.
– Azerbaiyán.
– Catar.
– Egipto.
– Chipre.
– Emiratos Árabes Unidos.
– Irak.
– Georgia.
– Irán.
– Yemen.
– Jordania.
– Líbano.
– Kuwait.
– Israel.
– Omán.
– Turquía.
– Siria.
El término Oriente Medio fue utilizado por primera vez en 1902 por Alfred Mahan, quien se refirió a los países del norte y este de la India en un contexto político. Sin embargo, el término se fue ampliando por motivos estratégicos e integró territorios que forman parte de Oriente Próximo.
No hay total acuerdo con relación a cuáles países integran esta región. Si consideramos la clasificación que propone la Real Academia Española, los países del Oriente Medio son los siguientes:
– Pakistán.
– India.
– Afganistán.
– Nepal.
– Bután.
– Sri Lanka.
– Maldivas y algunas zonas colindantes.
– Bangladés.
La región del Oriente Lejano hace referencia a lo territorios del este de Asia. Dentro de la división del Oriente, estos son los que tienen menos problemas al momento de determinar sus territorios y culturalmente se desarrollaron con escasa influencia occidental.
Los países que conforman el Oriente Extremo son los siguientes:
– Birmania.
– Camboya.
– Brunéi.
– China.
– Corea del Sur.
– Corea del Norte.
– Filipinas.
– Japón.
– Indonesia (no se consideran las islas Molucas ni Nueva Guinea Occidental).
– Laos Laos.
– Mongolia.
– Vietnam.
– Malasia.
– El distrito federal del Lejano Oriente de Rusia.
– Tailandia.
– Singapur.
– Timor Oriental.
– Taiwán.
Fue una civilización caracterizada por sus grandes habilidades en el mar. Se asentaron en un pequeño territorio que hoy en día se conoce como Líbano, en donde dieron más protagonismo al desarrollo de la pesca que al de la agricultura.
Sus intereses de expansión no fueron muy grandes. Se concentraron en desarrollar el comercio y no en la creación de un imperio, por lo que cada ciudad contaba con independencia dentro del Estado. Tiro fue la ciudad más representativa de esta civilización.
A los arameos se atribuyen las mayores contribuciones a la lengua en el Oriente Próximo. Estos pobladores ocuparon mayormente territorios de Siria.
Por su parte, a los hititas se le atribuye el uso de la metalurgia con hierro y el empleo del caballo como medio de transporte. Se asentaron en Anatolia y fueron los responsables de detener la conquista de Egipto.
Fue una civilización que se desarrolló a lo largo del Oriente Próximo y tomaron elementos de las civilizaciones egipcia y mesopotámica.
Fueron conocidos por la realización de importantes obras de infraestructura, como sistemas de caminos que servían para comunicar distintas ciudades. Además, se les atribuye la unificación y uso de la moneda de pago a lo largo de todo el Imperio.
Gracias a la influencia del Imperio persa, se produjo una unificación del Oriente Próximo. Estuvieron inicialmente asentados en Irán, hasta que en 556 a. C. se expandieron y conquistaron el Oriente Próximo. Su capital fue Persépolis.
El Imperio persa es conocido como el primer imperio que logró unificar naciones, consolidando instituciones y sistemas diferenciados para los distintos pueblos. Uno de los estandartes que caracterizaba al Imperio persa fue la justicia y tolerancia dentro de las comunidades y hacia las personas vencidas.
Denominados también israelitas, se caracterizaron por ser la única civilización de la Antigüedad que adoraba a un solo Dios.
Sus orígenes se ubican en tiempos de Abraham, quien fue el responsable del movimiento del pueblo de Mesopotamia a Palestina. Son considerados los precursores del judaísmo.
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