Historia

Milagro mexicano: antecedentes, causas, características, presidentes


¿Qué fue el milagro mexicano?

El milagro mexicano o desarrollo estabilizador fue una etapa de la historia de México caracterizada por un gran crecimiento económico. Gracias a ese desarrollo, que se produjo aproximadamente entre 1940 y 1970, el país logró convertirse en una nación industrializada.

Después de varias décadas muy convulsas, México consiguió cierta estabilidad durante la presidencia de Lázaro Cárdenas. Algunas de sus decisiones en materia económica, como la legislación sobre la tierra o la nacionalización del petróleo, fueron antecedentes del posterior milagro mexicano.

El final de la Segunda Guerra Mundial también favoreció la mejora económica del país. En un primer momento, sus dirigentes apostaron por el llamado crecimiento hacia fuera, con un gran aumento del número de empresas industriales. En 1956, comenzó a potenciarse el denominado crecimiento hacia dentro, que impulsó la producción destinada al consumo interior.

El resultado fue un crecimiento sostenido que alcanzó hasta el 7% en algunos años con una inflación del 2.2 %. Sin embargo, en 1970 el modelo comenzó a dar señales de fatiga. Tres años después, con la crisis mundial de 1973, empezó a crecer el desempleo, aumentó la deuda y descendió la inversión privada.

Antecedentes

Tras décadas de inestabilidad, la llegada a la presidencia de Lázaro Cárdenas supuso la estabilización política del país. Su gobierno emprendió una serie de reformas económicas con el fin de mejorar la situación, incluida una ley sobre la distribución de tierras y otra para modernizar las infraestructuras.

Igualmente, nacionalizó la industria del petróleo en 1938, un año después de haber hecho lo mismo con los ferrocarriles.

Industria de la automoción

Aunque la industrialización era bastante escasa, el país sí contaba con un eficiente sector de la automoción. Empresas estadounidenses como Ford o General Motors abrieron fábricas en México entre 1925 y 1938. La inversión de estas grandes compañías supuso una importante inyección económica y permitió la financiación de obras de mejora de la infraestructura.

A partir de 1940, con las presidenciales de Ávila Camacho, la economía mexicana comenzó a crecer con fuerza. Esto trajo consigo una mejora de las condiciones de vida de los obreros y los campesinos, además de un aumento de la clase media. Como consecuencia, estos sectores apoyaron con fuerza al partido en el gobierno: el Partido Revolucionario Institucional.

Segunda Guerra Mundial

México se vio favorecido por la alta demanda de materias primas y petróleo provocada por a Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1945. Sus exportaciones crecieron considerablemente, en especial hacia los Estados Unidos.

Causas del milagro mexicano

Los gobiernos que se sucedieron durante el milagro mexicano emprendieron una serie de reformas que contribuyeron a la mejora de la economía. El primer objetivo fue desarrollar en mercado interior e industrializar el país.

Además, la estabilidad política permitió la creación de algunos organismos públicos que contribuyeron a impulsar la economía.

Exportaciones de materias

Como se ha señalado, la Segunda Guerra Mundial permitió un gran aumento de las exportaciones mexicanas al exterior. Además, sus relaciones con Estados Unidos, dañadas tras la nacionalización del petróleo, se normalizaron, lo que desembocó en la firma de varios acuerdos que terminaban con las rencillas anteriores.

Industrialización y política agraria

La petición de una reforma agraria que favoreciera a los campesinos había sido una demanda histórica durante buena parte de la historia de México. Durante la revolución, por ejemplo, esta exigencia fue el centro de las acciones de Emiliano Zapata.

Con el reparto de las tierras decretado por Lázaro Cárdenas se crearon numerosos ejidos. La legislación trataba de paliar la enorme desigualdad social existente en el campo.

A partir de 1940, la política económica mexicana dio un giro total. A partir de ese momento, los gobiernos intentaron potenciar la industrialización del país y abandonar una estructura económica fundamentalmente agraria.

El impulso industrializador aumentó a partir de 1946, durante el gobierno de Miguel Alemán. La agricultura quedaba subordinada a la industria y su papel pasaba a ser el de suministradora de materias primas y alimentos baratos.

La transformación económica, no obstante, también llegó a los campos de cultivo. Entre 1946 y 1960, el gobierno invirtió en modernizar la agricultura mediante la compra de maquinaria y la creación de sistemas de riego. El resultado fue un incremento notable de la producción, aunque en 1965 se produjo una importante crisis en el sector.

Industria nacional

La industria mexicana fue capaz de adaptarse a los nuevos tiempos después de la Segunda Guerra Mundial.

En un primer momento, las exportaciones descendieron y aquellos países que había participado en la contienda volvieron a competir en el mercado. El gobierno, ante estas circunstancias, desarrolló un plan para aumentar el desarrollo de la industria en el país.

Fue Miguel Alemán quien implementó la llamada sustitución de importaciones (ISI). Su intención era la creación de nuevas industrias de capital nacional dedicadas a producir para el mercado interior aquellos productos que, tradicionalmente, México tenía que comprar al exterior.

El Estado, mediante una serie de medidas e inversiones que favorecían la creación de nuevas industrias, se puso al frente de este plan. De hecho, durante todo el milagro mexicano, el Estado fue el principal inversor en la economía del país.

Características del milagro mexicano

Los principales objetivos del periodo de desarrollo estabilizador fueron elevar el nivel de vida de la población, aumentar el PIB y los ingresos del país, hacer que la economía fuera más diversa, potenciar la industrialización e impulsar el proteccionismo económico con el exterior mientras liberalizaba el mercado interior.

Crecimiento hacia afuera

Entre 1940 y 1956, la base del crecimiento de la economía mexicana fue el dinamismo del sector primario. Los expertos denominan a este modelo como crecimiento sin desarrollo, ya que se produjo un aumento en el número de empresas industriales, pero sin una liberalización económica.

El resultado de esta política fue un crecimiento notable. En la primera etapa, la presidencia de Ávila Camacho (1940-1946), el PIB aumentó a un ritmo anual del 7,3%.

Tanto Ávila Camacho como su sucesor, Miguel Alemán, desarrollaron políticas para favorecer este crecimiento y para consolidar el mercado interno. Entre 1947 y 1952, el PIB continuó aumentando a una media del 5,7% anual. Además, se produjo un incremento de la producción de la electricidad, de la industria manufacturera y de la extracción de petróleo.

Crecimiento hacia adentro

En 1956, el modelo económico del país giró por completo. A partir de ese año se entró en una etapa en la que primó el llamado crecimiento hacia adentro. El objetivo era que la industria mexicana produjera todo lo que se consumía en el país.

Esto provocó que la industria nacional se viera muy favorecida, además de una mayor estabilidad en los precios.

Aumento de población en las ciudades

La industrialización provocó que muchos habitantes de las zonas rurales emigraran a las ciudades en busca de mejores trabajos. Una de las consecuencias fue el fortalecimiento del sector terciario (comercio, servicios y transportes), ya que había más población a la que atender.

Esta migración hacia las ciudades tuvo algunos efectos positivos. Por ejemplo, los recién llegados tenían mayor facilidad para acceder a la educación o a la salud que en las zonas rurales.

Sin embargo, ese desplazamiento también tuvo consecuencias negativas. Así, solo produjo un aumento de la densidad de población, sino que la industria pronto encontró problemas para dar trabajo a todos los que habían llegado.

Por otra parte, la agricultura y la ganadería mostraron signos de estancamiento ante la falta de trabajadores.

Presidentes durante el milagro mexicano

En total, fueron cinco los presidentes que gobernaron durante el milagro mexicano. Cada uno de ellos cumplió un mandato de seis años.

Manuel Ávila Camacho (1940 – 1946)

La presidencia de Manuel Ávila Camacho se desarrolló casi por completo durante la Segunda Guerra Mundial. El gobernante supo aprovechar la necesidad de materias primas y de petróleo de los Estados Unidos para negociar acuerdos que cerraron viejas fricciones. Entre ellas, las provocadas por la nacionalización del petróleo realizada por Cárdenas.

En el interior, Ávila llegó a acuerdos con la élite empresarial con el fin de desarrollar la economía. El mandatario logró que el precio de los productos se mantuviera congelado a cambio de asegurar a las empresas un rescate por parte del gobierno en caso de quiebra.

Igualmente, Ávila Camacho legisló para que los obreros tuvieran un salario digno y estuvieran cubiertos por la seguridad social.

Durante su presidencia, el Estado fue muy intervencionista, sin permitir una liberalización de la economía. Esto provocó un aumento en el número de industrias, aunque no de competitividad entre ellas.

Miguel Alemán Valdés (1946-1952)

Alemán Valdés fue el primer presidente del periodo posrevolucionario que no había participado en la revolución. Fue, igualmente, el primero perteneciente al Partido Revolucionario Institucional.

En el ámbito económico desarrolló una política continuista. Esta se caracterizó por el nacionalismo, por el impulso industrializador y por la sustitución de importaciones.

La principal consecuencia fue un gran aumento del comercio interno, dejando de lado al comercio internacional. Además, el peso se encontraba muy devaluado frente al dólar, lo que hacía que importar productos fuera muy caro.

Por otra parte, su presidencia también estuvo marcada por el aumento de la inflación, el incremento del gasto público y por el descenso del gasto social.

Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958)

A comienzos de su mandato, Ruiz Cortines intensificó la política nacionalista que había seguido su antecesor. Sin embargo, se produjo un gran aumento del precio de los alimentos y el gobierno fue incapaz de compensarlo. Esto trajo aparejado un fuerte incremento de la inflación.

Esa circunstancia provocó un cambio en el modelo económico. El presidente propuso adoptar un sistema que denominó Desarrollo Estabilizador, que se mantuvo ya hasta los años 70.

Su primera decisión fue devaluar la moneda hasta que su valor alcanzó los 12.50 pesos por dólar. Tras esto, impulsó las exportaciones y redujo aún más las importaciones. Su objetivo es que todo lo que se consumiera estuviera producido en el país.

Con estas medidas la inflación se redujo y comenzó el llamado periodo de crecimiento hacia dentro. A pesar de las buenas cifras iniciales, los economistas liberales afirman que esas medidas acabaron causando la crisis que sufrió el país posteriormente.

Adolfo López Mateos (1958-1964)

Cuando López Matero asumió el cargo se encontró con una muy baja inflación y con un crecimiento al alza. El Estado continuó apoyando económicamente a las empresas, tanto nacionales como extranjeras que invirtieran en el país. Además, se dedicó a mejorar las infraestructuras de transporte.

Sin embargo, durante su sexenio presidencial aumentó la deuda y los episodios de corrupción se incrementaron.

Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970)

El último aspecto antes mencionado, la corrupción política y empresarial, empezaba a ser cada vez más evidente para la población. Además, existía la percepción de que el gobierno solo actuaba para beneficiar a los suyos.

Mientras, la clase media comenzaba a tener problemas económicos. Por su parte, los obreros y campesinos veían como su calidad de vida descendía cada vez más.

Las áreas rurales iban perdiendo población por culpa del éxodo hacia las ciudades, lo que provocó un descenso de la producción agrícola. Para tratar de paliar la pérdida de importancia de este sector, el gobierno apoyó a la industria manufacturera y a la turística. Sin embargo, el déficit crecía y el Estado debía recurrir a créditos externos.

Ni siquiera la celebración de los Juegos Olímpicos, en 1968, y del Mundial de Fútbol, en 1970, supusieron una mejora de la situación. El creciente descontento provocó protestas sociales que fueron duramente reprimidas por el gobierno.

El episodio más duro fue la bautizada como matanza de Tlatelolco, en octubre de 68, cuando una manifestación estudiantil fue disuelta a tiros. El número de fallecidos fue, dependiendo de las fuentes, entre 44 y 200.

Final del milagro

En 1970, México estaba pasando por una situación económica muy grave: la deuda acumulada provocó un gran crisis, agravada por el aumento de la cotización del dólar. Tampoco era mejor la situación política y social, con la aparición de movimientos guerrilleros y un considerable aumento de la pobreza.

Ventajas y desventajas del modelo

El crecimiento económico mexicano durante el milagro es innegable. Este, además, se mantuvo durante muchos años seguidos y México llegó a obtener uno de los mejores PIB del planeta.

Sin embargo, el modelo seguido también contaba con desventajas. Algunas de ellas provocaron que, a partir de 1970, el país atravesara una grave crisis.

Ventajas

El crecimiento continuado del PIB permitió al gobierno mexicano dedicar grandes sumas para realizar reformas en los servicios públicos. Estas se hicieron notar en la educación, la salud y la seguridad social. Además, estos beneficios no se quedaron solo en las ciudades, sino que también llegaron a las áreas rurales.

Por otra parte, el milagro mexicano aportó estabilidad política al país, al menos hasta finales de los años 60. Los sindicatos quedaron satisfechos con las medidas aprobadas y, por lo tanto, disminuyó la conflictividad. La respuesta del gobierno fue aumentar la inversión en la banca pública y, así, asegura un mejor acceso a las prestaciones sociales.

Otras ayudas que permitieron mejorar la situación del país fueron las concedidas a los interesados en abrir nuevos negocios.

Por último, el modelo de desarrollo estabilizador permitió una ampliación de los mercados internos y un control de los precios, algo que benefició a las clases más bajas.

Desventajas

El modelo económico en el que se basó el milagro económico permitió un crecimiento sostenido en el tiempo y un aumento del tejido industrial. Sin embargo, estos logros se debieron a una política proteccionista y muy intervencionista que no prestó atención al comercio exterior. Las exportaciones fueron reduciéndose, con lo que apenas entraban divisas.

Por otra parte, el sector primario (recursos y materia prima) fue postergado frente al terciario, en el que se encuentra la actividad industrial. El punto negativo fue que la industria no puede funcionar sin materias primas, por lo que llegó un momento en el que la producción se ralentizó.

Otro aspecto negativo de este modelo fue la falta de inversión en nuevas tecnologías. En lugar de potenciar la investigación, los gobernantes decidieron comprar esa tecnología en el exterior.