Gran Depresión: qué fue, causas, características, consecuencias
¿Qué fue la Gran Depresión?
La Gran Depresión o Crisis del 29 fue una gran crisis económica que comenzó en los Estados Unidos en 1929 y se extendió al resto del mundo durante la década siguiente. Se originó por la caída de la Bolsa de Valores de Wall Street, en Nueva York. Sus efectos fueron devastadores para un gran número de ciudadanos, que perdieron empleos, viviendas y todos sus ahorros.
La Primera Guerra Mundial supuso un cambio en la geopolítica mundial. Estados Unidos emergió como superpotencia, desplazando a los países europeos y experimentó un gran crecimiento económico.
Sin embargo, ese crecimiento provocó desequilibrios importantes que acabaron siendo una de las causas de la Gran Depresión.
El crack de la Bolsa neoyorquina, ocurrido el 29 de octubre de 1929 –conocido como Jueves Negro–, está considerado como el comienzo de la Gran Depresión. Numerosos bancos quebraron y el desempleo creció hasta alcanzar en algunos lugares a un tercio de la población.
Las consecuencias de la crisis se prolongaron durante varios años. En el aspecto político, la Gran Depresión provocó un importante descrédito de la democracia. Muchos autores consideran que sus efectos contribuyeron al ascenso del fascismo y del nazismo.
Antecedentes de la Gran Depresión
La Primera Guerra Mundial hizo que la industria se modernizara de manera muy rápida para cubrir las necesidades armamentísticas. Al finalizar el conflicto, las fábricas producían mucho más que anteriormente, haciendo que la economía comenzara a crecer.
Primera Guerra Mundial
Además de los millones de víctimas provocadas por el conflicto, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) también provocó cambios en el orden económico y político del planeta. El gasto público generado por la guerra fue descomunal, especialmente en Europa. Ese continente perdió un 10% de su población y un 3,5% de su capital.
La deuda pública se multiplicó por seis y la creación de dinero provocó un fuerte aumento de la inflación.
Estados Unidos, por su parte, salió favorecido por el conflicto. En lo político se convirtió en la gran superpotencia mundial. En lo económico, se apoderó de mercados tradicionalmente ocupados por los europeos. Sus fábricas se modernizaron y aumentaron significativamente la producción.
La posterior reconstrucción del continente europeo también generó ganancias para las empresas estadounidenses. Europa no estaba en condiciones de cargar con todo el peso y el gobierno de los Estados Unidos concedió préstamos y favoreció inversiones.
Sin embargo, la situación de la agricultura en los EE.UU. se vio perjudicada. Durante el conflicto, habían destinado una buena parte a la exportación, subiendo los precios. Al finalizar la guerra, se encontraron con un excedente que provocó bajas de precio y grandes pérdidas.
Crecimiento de Estados Unidos
Estados Unidos conoció una época de prosperidad económica durante buena parte de los años 20 del siglo XX. Su gobierno fomentó políticas que favorecían la iniciativa privada y su industria. Además, legisló para proteger a sus fabricantes frente a la competencia extranjera.
Dentro de sus actuaciones para favorecer a la empresa privada, el gobierno estadounidense otorgó grandes préstamos a construcción, firmó jugosos contratos de transporte y facilitó otros subsidios indirectos.
A corto plazo, esta forma de actuar hizo que la economía creciera enormemente. El consumo se disparó y la riqueza comenzó a fluir. En el lado negativo, esos beneficios se concentraron en unas pocas manos, apareciendo una masa de trabajadores desfavorecidos.
Causas de la Gran Depresión
La bonanza de los años 20 no presagiaba los problemas venideros. Para 1925, los efectos económicos de la Primera Guerra Mundial parecían superados. Los niveles de producción se habían recuperado y el coste de las materias primas se había estabilizado.
Sin embargo, la recuperación no afectó a todos los países por igual. Mientras que en Estados Unidos o Japón la economía marchaba muy bien, en Inglaterra o Francia existían altas tasas de desempleo y una crisis prolongada.
La política estadounidense no ayudaba a los países europeos a superar sus dificultades. Exigían, por ejemplo, pagar la deuda con oro o mercancías, frenaron la importación de productos mediante tasas aduaneras y, al mismo tiempo, imponían sus productos en el continente europeo.
La superproducción industrial
Los historiadores señalan que el exceso de producción en la industria estadounidense favoreció la llegada de la crisis del 29.
Las innovaciones técnicas provocaron un crecimiento productivo que no se reflejó en la demanda. En un primer momento, esa superproducción pudo ser absorbida por las compras de los trabajadores, quienes vieron sus salarios aumentados, pero esto, a su vez, hizo que los precios subieran.
Con el tiempo, el incremento de los precios fue mucho mayor que el de los salarios, lo que redujo la demanda y los industriales vieron cómo muchos de sus productos no se vendían. El efecto fue el cierre de empresas, el crecimiento del desempleo y la disminución de los sueldos.
Retroceso de la agricultura
Al mismo tiempo, la agricultura pasaba por muy malos momentos. Las dos primeras décadas del siglo XX habían sido muy prósperas para ese sector y los precios de los productos aumentaron mucho.
Con la Primera Guerra Mundial, y la destrucción de los campos de cultivo de Europa, la demanda de los productos estadounidenses había subido muchísimo. El fin del conflicto provocó el cierre del mercado exterior, generando muchos problemas para los agricultores.
La Bolsa
Como se ha señalado, la situación económica en los Estados Unidos durante los años 20 era excelente. Supieron aprovechar las posibilidades creadas por la guerra en Europa, convirtiéndose en, prácticamente, el dueño absoluto del mercado. A eso hay que sumarle el avance tecnológico aplicado a la industria.
Esta situación de bonanza se trasladó a la Bolsa de Nueva York a mediados de la década de los 20. El valor de las acciones subía ininterrumpidamente y muchos ciudadanos comenzaron a especular para tratar de ganar más dinero de manera rápida.
Esto afectó a todos los estratos de la población, incluidos muchos sin conocimientos bursátiles.
La demanda continua de acciones provocaba aún más subidas hasta que, según los expertos, se alcanzaron niveles muy por encima del valor real de las empresas.
Pronto, dado el ambiente de euforia colectiva, muchos comenzaron a pedir prestado dinero para seguir operando en bolsa. Así, se dio la situación de que de cada 100 dólares invertidos, solo 10 era en dinero real, mientras que el resto era a crédito.
Mientras siguiera subiendo, los inversores no perdían, pero si bajaba se veían obligados a vender a pérdidas.
El crac bursátil
El llamado Jueves Negro, 24 de octubre de 1929, produjo el primer aviso de lo que se avecinaba. El estallido total se dio 5 días después, durante el denominado Martes Negro. Ese día, la bolsa y todo el sistema financiero se derrumbó de manera irremediable.
En pocas horas, las acciones perdieron casi todo su valor, arruinando a millones de estadounidenses. Al principio todos trataron de vender, aunque fuera perdiendo un poco, pero el descenso de los valores fue imparable.
Pronto, no valían absolutamente nada.
Hundimiento financiero
El 23 de octubre, antes del Jueves Negro, las cotizaciones sufrieron una pérdida de unos 10 puntos. Al día siguiente, descendieron entre otros 20 a incluso 40 puntos.
Los principales bancos del país intentaron salvar los negocios. Consiguieron inyectar en el sistema 240 millones de dólares mediante compras masivas de acciones.
Sin embargo, fue un alivio momentáneo. El 28 de octubre la bajada fue de casi 50 puntos. El día siguiente, el Martes Negro, Wall Street se hundió. El pánico se extendió rápidamente.
En noviembre, con la situación algo más tranquila, las acciones valían la mitad que antes de la crisis. Se calcula que las pérdidas alcanzaron los 50.000 millones de dólares.
Muchos historiadores consideran que el hundimiento de la bolsa fue más un síntoma de los desequilibrios económicos que la causa de la crisis. El efecto, en todo caso, alcanzó a toda la sociedad.
La demanda cayó bruscamente dada la gran cantidad de gente que se había arruinado. Los pocos inversores que conservaron liquidez no estaban dispuestos a arriesgar e invertir de nuevo.
El crédito se detuvo, afectando a los países europeos que dependían de los préstamos de los Estados Unidos.
Características de la Gran Depresión
Efecto internacional
La Gran Depresión, aunque originada en los Estados Unidos, tuvo repercusión mundial. Afectó, en poco tiempo, a numerosas naciones, desarrolladas o no. Tan solo la Unión Soviética, cerrada comercialmente a Occidente, se salvó de los efectos de la crisis.
El PIB (Producto Interior Bruto) de Estados Unidos descendió un 10% entre el inicio de la crisis y 1933. En Francia y Alemania la caída fue de un 15%. Inglaterra se libró un poco y solo perdió un 5% de su riqueza nacional.
En cuanto a los precios, la bajada de la demanda provocó que en Francia descendieran hasta un 40%, mientras que en EE.UU. lo hicieron un 25%.
También afectó a varias naciones latinoamericanas, que vieron reducidas sus exportaciones de productos de manera significativa. Esto provocó problemas económicos en muchos sectores de la población.
Larga duración
Aunque hubo variaciones según el país, en muchas partes del mundo los efectos de la crisis se dejaron notar hasta diez años después de su comienzo.
Quiebras bancarias
Los bancos fueron uno de los sectores más afectados por la Gran Depresión. Hasta un 40% de los países vieron cómo sus bancos se declararon en quiebra en 1931.
El motivo de estas quiebras fue, en primer lugar, la imposibilidad de las entidades bancarias de hacer frente a las peticiones de retirada de efectivo por parte de sus clientes. Muchos bancos tuvieron, debido a eso, grandes problemas de efectivo. En muy poco tiempo, se declararon insolventes y tuvieron que cerrar.
Consecuencias de la Gran Depresión
Económicas
Aparte de los efectos en la economía financiera, la Crisis del 29 afectó enormemente a la economía real. Por toda la sociedad estadounidense se extendió un sentimiento de pesimismo y miedo que frenó el consumo y la inversión.
Al mismo tiempo, muchas familias perdieron todos sus ahorros, lo que significó en ocasiones que perdieran sus hogares.
Las empresas, por su parte, se vieron perjudicadas por el descenso de la demanda. Los cierres fueron frecuentes, agravando el problema de las masas de trabajadores.
Tres años después del crac bursátil, la producción industrial en el mundo no alcanzaba los dos tercios de lo que era antes de la crisis. En Europa cayó algo por debajo del 75% y, en los Estados Unidos, solo llegaba al 50%.
Para 1934, el comercio mundial solo generaba un tercio de las ganancias que tenía en 1929. En 1937, su valor solo era del 50% que antes de la crisis.
Sociales
Para la gran mayoría de la población, la consecuencia más terrible de la Gran Depresión fue el aumento del desempleo. Se calcula que, en 1932, hasta 40 millones de trabajadores se encontraban en paro.
En Estados Unidos la tasa llegó al 25% y fueron frecuentes las caravanas de trabajadores recorriendo el país en busca de un empleo. Alemania, por su parte, llegó a tener un 30% de desempleados.
La situación de pobreza provocó el aumento de la delincuencia y de la mendicidad.
Como efecto directo, muchos no pudieron hacer frente a sus hipotecas y préstamos. Los desahucios se convirtieron en algo frecuente.
Como consecuencia de esta situación, se produjo un incremento de seguidores de los sindicatos y partidos obreros. Los comunistas crecieron en número, algo que se reflejó más en países europeos como Alemania o Francia.
Incluso en los Estados Unidos aparecieron organizaciones comunistas y socialistas.
Descenso demográfico
La creciente pobreza hizo que el índice de natalidad disminuyera en los Estados Unidos, provocando un descenso demográfico. Por el contrario, en los países europeos en los que triunfaba el fascismo, la natalidad aumentó.
Por primera vez en la historia, Estados Unidos comenzó a negar la entrada de migrantes, un cambio de política que se mantendría tras la crisis.
Desigualdad social
La Gran Depresión generó también un aumento de las desigualdades sociales. A pesar del cierre de muchas industrias, los más ricos pudieron salvar mejor sus patrimonios personales. En cambio, las clases medias y bajas perdieron casi todo lo que tenían.
Entre los más afectados se encontraron aquellos pertenecientes a la llamada burguesía media y baja. Profesionales liberales y pequeños comerciantes, entre otros, se empobrecieron enormemente.
Algunos historiadores consideran que estas clases buscaron la solución a sus males en las promesas de los partidos fascistas.
Por último, los que resultaron más perjudicados fueron los trabajadores. Fue a ellos a los que más afectó el desempleo y, al no tener ningún colchón económico, llegaron a pasar situaciones de hambre y a quedarse sin techo.
Políticas
La Gran Depresión llevó a muchos ciudadanos a desconfiar del liberalismo económico. Otros, ampliaron esa falta de confianza hacia, directamente, el sistema democrático.
Este clima pesimista y de descrédito del sistema fue aprovechado por los partidos fascistas para crecer electoralmente. En Bélgica, Francia o en Gran Bretaña, los partidarios del fascismo crecieron en número, aunque sin alcanzar el poder.
Diferente fue el caso de Italia y de Alemania. En esos países, se produjo también una exaltación del nacionalismo.
Aunque no fue la única causa, la Crisis del 29 forma parte de los factores que llevaron a Benito Mussolini y a Hitler al poder y, en pocos años, a la Segunda Guerra Mundial.
Referencias
- Dobado González, Rafael. La Gran Depresión. Obtenido de historiasiglo20.org
- Santiago, María. La Crisis del 29, la Gran Depresión. Obtenido de redhistoria.com
- Susane Silva, Sandra. La Crisis de 1929. Obtenido de zonaeconomica.com
- United States History. The Great Depression. Obtenido de u-s-history.com
- Rosenberg, Jennifer. The Great Depression. Obtenido de thoughtco.com