Aconitum napellus: características, hábitats, usos y efectos
Aconitum napellus, también conocida como acónito, napelo, casco de júpiter, carro de venus, matalobos de flor azul o anapelo azul, es una especie herbácea perenne perteneciente a la familia Ranunculaceae. Esta planta es empleada como producto medicinal, a pesar de tener unos niveles de toxicidad elevados que pueden llegar a ser mortal.
El origen de su nombre “acónito” resulta muy controversial, ya que se documentan varias teorías. Entre estas, se tiene muy aceptada la de autores como Plinio el Viejo y Teofrasto, que indicaron que el nombre derivaba de un puerto en Asia menor, llamado Acona.
Otros la relacionaron con la palabra “akontion” (dardo), por el uso que le daban los pueblos bárbaros al envenenar sus flechas con su toxina. A su vez, algunos creen que por su crecimiento entre rocas, la relacionaron el griego “akon” que significa “de piedra o de roca”.
Ahora bien, en relación con la palabra Napellus (pequeño nabo), esta hace mención a la forma de la raíz.
Índice del artículo
- 1 Características
- 2 Taxonomía
- 3 Hábitat y distribución
- 4 Usos
- 5 Toxicidad
- 6 Síntomas y efectos
- 7 Referencias
El acónito es una planta herbácea perenne.
Se pueden encontrar plantas con alturas entre 0,8 a 1,5 metros.
Esta se caracteriza por ser axomorfa, carnosa, ramificada en tubérculos de hasta 15 cm de largo, presentando forma de nabo, con numerosas radículas. Su color es marrón (pálido de jóvenes y oscuro al envejecer).
Posee un tallo simple y erecto, de hasta 1 metro o más de altura. Es cilíndrico de color verde.
Son pecioladas, brillantes de color verde oscuro en el haz (cara superior), verde más claro en el envés de la hoja (cara inferior). También son alternas y palmeadas.
Son hermafroditas y presentan un color azul o violeta oscuro muy llamativo. Miden de 3 a 4 cm de diámetro y están compuestas por 5 sépalos petaloides. Su pétalo superior posee forma de capucha curva con dos nectaríferos estaminoides, los cuales se encuentran encerrados dentro del segmento en forma de capucha.
Posee muchos estambres, y su gineceo se comprende por hojas separadas, generalmente con 3 pistilos, un ovario con 3 – 5 carpelos libres, ligeramente soldados en su parte interna.
Esta es de tipo no ramificada o levemente ramificada en la base. En racimo con pelos cortos densos y, en algunos casos, glabro.
Se encuentra compuesto por varios folículos o vainas capsulares, entre 3 o 4, glabro que termina en una cerda corta de 17 mm aproximadamente de largo.
Sus semillas son numerosas, de textura arrugada, aplanadas, de 3 a 5 mm de longitud. Presentan un color pardo, negro y brillante cuando están maduras.
Entre los nombres comunes más conocidos encontramos: acónito, acónito vulgar, acónito común, acónito napelo, acónito matalobos, anapelo de flor azul, casco de júpiter, matalobos de flor azul, nabillo, tora blava, vedegambre.
Su descripción taxonómica es la siguiente:
Reino: Plantae
Filo: Tracheophyta
Clase: Magnoliopsida
Orden: Ranunculales
Familia: Ranunculaceae
Género: Aconitum
Especie: Aconitum napellus L.
El acónito es de origen europeo, estando distribuido en el centro y este de Europa. Está presente generalmente en los bosques montañosos y húmedos, zonas de media sombra y en las orillas de los cursos de agua.
Así mismo, es una planta que requiere suelos arcillosos y silíceos, inclusive se puede encontrar en suelos calcáreos con pH neutro. Es importante para esta especie rangos altimétricos entre los 500 a 2700 msnm, igualmente la presencia de humedad y nitrógeno en los suelos.
A pesar de ser una especie altamente tóxica, el acónito es empleado con fines medicinales y ornamentales.
En varios países, en los que su uso no es prohibido, la raíz y las hojas de esta planta son utilizadas como fármacos para: el tratamiento de catarros, la difteria, analgésico para dolores, lesiones oculares, fiebres repentinas, irritación de la vejiga o para prevenir infecciones. Es empleada también como ayuda en los estados de conmoción.
Debido a su color llamativo y su forma muy peculiar, esta especie es muy cultivada en jardines y comercializada con este fin.
Es importante señalar que el acónito es una planta altamente tóxica. Esto se debe a que posee entre 0,2 y 1,2% de alcaloides en su interior, principalmente aconitina. Esta sustancia se aloja principalmente en las raíces (contienen un 90% más de toxinas que las hojas), pero se encuentra en toda la planta, incluyendo las semillas.
Entre los compuestos químicos presentes en esta planta se encuentran: aconitina, nepalina, indaconitina, mesaconitina, delfinina, hipaconitina, ácido málico, ácido aconítico y ácido acético.
También, es importante señalar que la antropina y la estrofantina, son antídotos que pueden ser utilizados de emergencia, ante un proceso de intoxicación y envenenamiento con esta especie.
Debido a su alta toxicidad, en muchos países está prohibida la ingesta, comercialización y venta de esta especie.
Entre los principales se encuentran los siguientes:
– Ácido oxálico, ácido málico, ácido tartárico, ácido succínico y ácido cítrico.
– Resina, inositol, grasas, agua, minerales, glucósidos.
– Alcaloides: aconitina (80%), aconitina, mesaconitina, psudoconitina y licaconitina.
Es necesario tener en cuenta, que los síntomas aparecen después de media hora de haber ingerido la planta o de su mala manipulación.
No obstante, en las personas, estos alcaloides actúan sobre los centros nerviosos, ocasionando parálisis; al igual que afecta el sistema cardíaco, disminuyendo la presión sanguínea, dificultando así la circulación.
Estos efectos se manifiestan bien sea por la mala manipulación, el roce con la planta o por la ingesta de la misma.
Entre los síntomas más comunes por envenenamiento con esta planta se tienen los siguientes: vómito, irritación y ardor en la lengua, dolor abdominal, diarrea, dificultad al respirar, bajas temperaturas corporales, hormigueo en la cara, contracción en la piel, trastornos visuales, zumbido en los oídos, pérdida de sensibilidad o sentimiento de ansiedad.
Ahora bien, esta planta puede llegar a ser mortal, dependiendo de la cantidad de la ingesta y el tiempo transcurrido sin asistencia médica. Se estima que cantidades incluso menores a 6 mg, pueden llegar a ser mortales para un hombre adulto.
En cuanto a su manipulación, esta se puede hacer siempre y cuando se utilice guantes y estos posteriormente sean desechados.
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