Papilas fungiformes: qué son, características, funciones, estructura
¿Qué son las papilas fungiformes?
Las papilas fungiformes son proyecciones en forma de hongo que se presentan en la superficie dorsal de la lengua. Por los múltiples vasos sanguíneos que las riegan generalmente son de color rosado o rojo. Son visibles al ojo humano, especialmente después de tomar leche o colocar una gota de colorante en la punta de la lengua.
Existen de 200 a 400 papilas fungiformes diseminadas en toda la lengua, aunque se encuentran densamente agrupadas a lo largo de la superficie lingual, en la punta y hacia los lados, en la llamada V lingual.
El 87% de estas papilas se localizan hasta aproximadamente 2 cm de la punta de la lengua, siendo muy escasas en la parte posterior.
Las papilas fungiformes contienen las células receptoras sensibles al gusto, las cuales forman las estructuras que componen los botones gustativos en la superficie de la papila.
Estos botones gustativos pueden distinguir los cinco sabores: dulce, ácido, amargo, salado y umami. La antigua supuesta existencia de un mapa de sabores en la lengua, hoy día se considera uno de los mitos sensoriales más grandes, y ya ha sido descartado.
Características de las papilas fungiformes
Forma
Las papilas fungiformes son estructuras elevadas que sobresalen de la superficie lingual, con una forma característica de un hongo. Presentan un diámetro de hasta 15 mm.
Localización y número
Se diseminan entre las papilas filiformes en todo el tercio anterior de la lengua, presentando mayor densidad hacia la punta.
El número promedio de papilas fungiformes en la lengua es de alrededor de 200, ubicadas con mayor densidad en los dos cm anteriores de la punta de la lengua.
En los humanos, las papilas fungiformes contienen desde 3 hasta 20 o más botones gustativos, que emergen en la parte superior de cada papila, si bien algunas papilas fungiformes, cerca del 60%, podrían carecer de botones gustativos.
En promedio, la lengua del ser humano puede contener de 2.000 a 8.000 botones gustativos, variando según diversos factores.
Existen reportes que sugieren que las mujeres tienen, en promedio, más papilas fungiformes que los hombres, incrementando su sentido del gusto. Sin embargo, existen resultados contradictorios para esta afirmación.
También se ha reportado que existe una significativa mayor densidad de papilas fungiformes en niños que en adultos, lo que ha llevado a la conclusión de que las papilas fungiformes se atrofian con la edad.
Estas papilas se estimulan más en la niñez y la vejez. Están inervadas por una rama del nervio facial, llamada cuerda del tímpano, que se pega al nervio lingual en la mayor parte de su trayecto.
Estructura de las papilas fungiformes
Las papilas fungiformes tienen un núcleo de tejido conectivo y están inervadas por el séptimo nervio craneal, más específicamente a través del ganglio submandibular, el nervio cuerda del tímpano y el ganglio geniculado, que asciende al núcleo solitario en el tronco encefálico.
Papilas gustativas
Las papilas fungiformes humanas contienen de cero a más de 25 papilas gustativas, aunque más de la mitad de ellas no tengan papilas gustativas.
Cada una de estas papilas gustativas contiene entre 50 a 100 células, de cuatro tipos morfológica y funcionalmente distintos, que exhiben propiedades de células neuronales y epiteliales.
Aproximadamente la mitad de las células en la papila gustativa son células fusiformes de tipo I (oscuras), que parecen tener una función similar a la glía, porque rodean a otros tipos de células y expresan moléculas involucradas en la inactivación de los neurotransmisores.
En los estudios de determinación de estructura tridimensional, el tejido conectivo de las papilas fungiformes muestra una estructura en forma de coral, con numerosos salientes pequeños en forma de vara en las superficies laterales, y en la parte superior ramificada tiene áreas planas con algunas pequeñas depresiones redondas que albergan los botones gustativos.
Mecanorreceptores
Las papilas fungiformes tienen en su estructura, además de los botones gustativos, los mecanorreceptores. Son estructuras sensoriales primarias que recogen la información de los rasgos mecánicos del ambiente y de las partículas con las cuales entran en contacto.
Toda la estructura está inervada por las fibras del nervio gustativo y del nervio trigémino. Debido a esta estructura se ha sugerido que las papilas fungiformes, además de estar asociadas con el gusto, también son responsables de parte de la sensibilidad oral.
Funciones de las papilas fungiformes
Las papilas fungiformes representan el verdadero órgano del gusto. Detectan los sabores, así como también la temperatura y el tacto de las partículas que componen los alimentos.
Células sensoriales
Cada papila gustativa tiene entre 10 y 50 células sensoriales, que a su vez están conectadas a muchas fibras nerviosas diferentes. Estas células sensoriales se renuevan una vez a la semana.
Las células epiteliales sensoriales de las papilas fungiformes forman, junto con otras células de soporte, una estructura especial, semejante a un brote o cápsula, que se parece un poco a una naranja o una cebolla, con sus secciones dispuestas alrededor de un centro.
En la punta de esta cápsula hay un poro, una pequeña hendidura, que funciona como un embudo lleno de líquido. En la hendidura del embudo existen numerosas extensiones de las células sensoriales, delgadas y alargadas.
Las sustancias químicas responsables del sabor se humedecen en esta hendidura. Las proteínas en la superficie de las extensiones celulares se unen a los productos químicos para su degustación. Esto asegura que las sustancias sean detectadas y analizadas por tantas células sensoriales como sea posible antes de ser tragadas.
Hacia el sistema nervioso
El paso final para percibir el gusto es la transferencia de la sensación percibida hacia el sistema nervioso. Esto lo hacen varios nervios craneales, los cuales conducen toda la información a una parte de la sección inferior del tronco encefálico.
En ese punto hay una división: algunas fibras llevan señales de sabor junto con señales de otras percepciones sensoriales como dolor, temperatura o contacto a través de varios puntos de intercambio con la conciencia.
Las otras fibras pasan por alto estos puntos de intercambio de la percepción consciente y conducen directamente a las partes del cerebro que están conectadas con la percepción sensorial y que son responsables de asegurar nuestra supervivencia. Es aquí donde las señales de sabor se combinan con diferentes señales de olor.
Trastornos asociados a las papilas fungiformes
Existen reportes de diversos factores relacionados con cambios en la densidad de las papilas fungiformes, tales como la edad, el sexo, el tabaquismo, el consumo de alcohol y la exposición regular a disolventes orgánicos.
Estos cambios en el número de papilas fungiformes presentes en el epitelio lingual se pueden asociar a diversos trastornos del gusto, pero usualmente ninguno significa un peligro para la salud del sujeto.
Ciertos factores neurotróficos, conocidos como neurotrofinas, parecen tener un rol crítico para el desarrollo de las papilas fungiformes y de los botones gustativos.
En este sentido, varios trastornos neurológicos muestran entre sus síntomas una disminución o un aumento en el número de papilas fungiformes. Se pueden agrupar en dos tipos principales:
Los trastornos que presentan papilas reducidas
Son los referidos a la enfermedad de Machado-Joseph, el síndrome de Stüve-Wiedemann, la disautonomía familiar, la distonía muscular y la enfermedad de Behçet.
Los trastornos que solo presentan defectos de sabor
Los referidos a la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Huntington, la neuropatía hereditaria sensitiva y autonómica tipo IV, y la diabetes mellitus.
También se ha reportado que la enfermedad de Parkinson produce una mayor sensación de sabor.
Glositis atrófica
La glositis atrófica es una condición caracterizada por la ausencia de papilas filiformes o fungiformes en la superficie dorsal de la lengua. En consecuencia, la textura y apariencia ordinarias de la lengua dorsal, determinada por la protrusión papilar, se convierte en un epitelio con aspecto suave y liso.
Varios factores etiológicos se han correlacionado con la atrofia papilar, tales como afecciones congénitas o del desarrollo, infecciones, neoplasias, trastornos metabólicos, discrasias sanguíneas y enfermedades inmunológicas.
La glositis atrófica también se ha podido correlacionar con la deficiencia proteica y una dieta hipocalórica; así como la deficiencia de hierro, vitamina B12, ácido fólico, riboflavina y niacina.
Referencias
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- How does our sense of taste work? Disponible en: ncbi.nlm.nih.gov