Entamoeba histolytica: qué es, morfología, ciclo vital, síntomas
¿Qué es la Entamoeba histolytica?
Entamoeba histolytica es un microorganismo parásito del intestino en humanos. Puede parasitar a cánidos y otros vertebrados. Es el agente causal de la disentería amebiana o amebiasis.
Se trata de un organismo anaerobio que puede vivir como comensal en el intestino grueso o invadir la mucosa causando lesiones importantes. Desde el intestino puede infectar a tejidos extraintestinales hepáticos, pulmonares e incluso cerebrales. Pueden existir cepas patógenas y no patógenas.
La disentería amebiana es una de las enfermedades parasitarias con mayor morbilidad y mortalidad en humanos en los países tropicales. Está considerada como la tercera causa de muerte después de la malaria y la esquistosomiasis.
Factores como sistemas inadecuados de manejo de residuos fecales, suministro de agua potable e inadecuada manipulación de alimentos, contribuyen a la existencia de áreas endémicas en el mundo.
Características biológicas de Entamoeba histolytica
E. histolytica presenta dos formas parasitarias: el quiste y los trofozoítos. El quiste es la forma infectante, no posee locomoción y es resistente en el medio externo; los trofozoítos representan la forma vegetativa, siendo móviles y activos.
E. histolytica se alimenta por fagocitosis, es decir, emite pseudópodos con los cuales introduce las pequeñas partículas que conforman su alimento al interior de su contenido celular donde es digerido.
En su desarrollo están presentes las fases trofozoíto y quiste. Los trofozoítos son la forma móvil, ameboidea. El quiste es la forma no activa, resistente a condiciones adversas.
Morfología de la Entamoeba histolytica
E. histolytica es morfológicamente indiferenciable de amibas comensales E. dispar y E. moshkovskii. Se puede distinguir de E. coli, otra especie presente en humanos, porque esta última no emite pseudópodos.
El trofozoíto presenta una masa central denominada endoplasma y una capa externa conocida como ectoplasma. Poseen un núcleo con un cariosoma central y cromatina periférica distribuida de manera regular.
Tiene un extremo anterior que puede formar pseudópodos, y uno posterior que presenta un bulbo o uroide con un penacho de filopodios para el acúmulo de desechos. Presenta un sistema que consiste en una red de vacuolas digestivas y ribosomas.
Los trofozoítos pueden ser a su vez de dos formas: magna y minuta. La forma magna mide de 20 a 30 micras y puede emitir pseudópodos gruesos; la forma minuta mide de 19 a 20 micras y puede emitir pseudópodos que son más cortos.
Los quistes son de forma redondeada o esférica. Al microscopio se muestran refringentes, se puede apreciar que la membrana contiene de uno a cuatro núcleos, dependiendo de la madurez.
Los metaquistes presentan una membrana más delgada. Los núcleos presentan forma de bastón con extremos redondeados y vacuolas de glucógeno. En el citoplasma se pueden apreciar los cuerpos cromatidales, que son inclusiones de glucógeno en el citoplasma.
Ciclo de vida de la Entamoeba histolytica
E. histolytica presenta un ciclo de vida directo o monoxénico, es decir, requiere de un solo huésped para su desarrollo. No presenta vectores biológicos en su ciclo de vida.
Puede, sin embargo, prestar vectores mecánicos, como moscas o ratones, que no participan activamente en su ciclo, sino que solo transportan las formas infectivas a los alimentos y al agua.
La infección ocurre tras la ingestión de los quistes tetranucleados en aguas y alimentos contaminados.
Debido a la acción de los jugos gástricos se digiere la pared del quiste, los quistes se rompen dando paso a la formación de los trofozoítos. Estos se multiplican por fisión binaria e invaden la mucosa del intestino grueso, especialmente el colon, que es el hábitat principal para su desarrollo activo.
Algunos trofozoítos pueden invadir la pared intestinal destruyendo las células epiteliales. Producen lectinas que les permiten adherirse a las células intestinales y producir lisis mediante proteinasas. Desde el intestino pueden invadir tejidos extraintestinales, pudiendo alcanzar tejidos hepáticos, pulmonares y cerebrales.
En el intestino grueso, se originan los prequistes uninucleados, que progresivamente se transformarán en quistes maduros o tetranucleados, que son las formas infectantes del parásito.
La persona contaminada excreta a través de sus heces tanto quistes como trofozoítos, que contaminan las aguas y los alimentos. Con la ingestión de alimentos contaminados se da inicio a un nuevo ciclo en un nuevo huésped.
Síntomas de la amebiasis
La persona parasitada puede permanecer asintomática, o presentar síntomas leves o graves. Los casos leves son los más comunes, representando el 90% de ellos.
Los casos sintomáticos leves muestran náuseas, diarrea, pérdida de peso, fiebre y dolor abdominal. En los casos crónicos puede ocurrir cólicos, incluso úlcera y presencia de sangre en heces.
Cuando ocurre invasión extraintestinal la afección más frecuente es el absceso hepático, que ocasiona fiebre y dolor en la parte superior del abdomen.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante examen de heces fecales al microscopio óptico. En las muestras se identifican formas del parásito, en los casos positivos a amebiasis. Se recomiendan exámenes seriados con un mínimo de tres muestras analizadas en días sucesivos.
El uso PCR o serología con anticuerpos específicos, son también técnicas útiles en el diagnóstico.
En los casos extraintestinales el diagnóstico se puede efectuar mediante imágenes de TAC. Pueden presentarse moco y sangre en las heces, dependiendo de la gravedad de la infección.
Tratamiento
Se ha empleado el suministro de metronidazol, paromomicina y tinidazol. En los casos de invasión extraintestinal, como los abscesos hepáticos, la cirugía ha sido una técnica utilizada.
Se recomienda verificar bien el diagnóstico para evitar falsas identificaciones por la presencia de especies como E. dispar y E. moshkovskii. La aplicación indebida de los fármacos comúnmente utilizados, conduce a la formación de cepas resistentes.
Control y prevención
En el mundo las estrategias sanitarias se centran en la aplicación de medidas que buscan interrumpir el ciclo biológico del parásito, mediante la participación de los distintos actores sociales involucrados.
En esta acción es de mucha importancia la participación consciente de las comunidades, principalmente en zonas de riesgo epidemiológico. Entre otras podemos mencionar:
- Educación a la población sobre la amebiasis, su ciclo de vida y los riesgos del contagio.
- Mantenimiento de sistemas sanitarios adecuados para la deposición y tratamientos de las heces fecales.
- Mantenimiento de sistemas adecuados de suministro y acceso al agua potable.
- Disponibilidad de infraestructura y accesibilidad para la población a servicios de diagnóstico y atención de personas afectadas.
Referencias
- Chacín-Bonilla, L. (2013). Amebiasis: aspectos clínicos, terapéuticos y de diagnóstico de la infección. Revista médica de Chile, 141 (5): 609-615.
- Elsheikha, H.M., Regan, C.S. & Clark, C.G. (2018). Novel Entamoeba Findings in Nonhuman Primates. Trends in Parasitology, 34(4): 283-294.
- Gómez, J.C., Cortés J.A., Cuervo, S.I. &, López, M.C. (2007). Amebiasis intestinal. Infectio, 11(1): 36-45.
- Showler, A. & Boggild, A. (2013). Entamoeba histolytica. Canadian Medical Asociation Journal, 185(12): 1064.