Lengua y literatura

Metafóricamente: qué es, significado, características


¿Qué es metafóricamente?

Cuando nos expresamos metafóricamente, utilizamos metáforas u otras figuras retóricas, como los símiles y comparaciones, en lugar de nombrar a los seres y cosas por sus nombres comunes. Consiste en comparar una cosa con otra para que se entienda mejor.

Aunque el lenguaje metafórico se emplea especialmente en la poesía, también está presente en la forma en que nos expresamos todos los días, ya sea de manera oral o por escrito.

Por ejemplo, cuando afirmamos que “Luis Suárez es una estrella del fútbol”, nos expresamos metafóricamente, pues lo que queremos dar a entender no es que exista un parecido entre el jugador uruguayo y una estrella en sentido literal (es decir, una esfera enorme e incandescente similar al sol), sino que la forma de jugar de Suárez es tan llamativa, sorprendente y grata de ver como el brillo de una estrella en el cielo nocturno.

De igual manera, cuando afirmo que “Carlos es brillante en matemáticas” me estoy sirviendo del lenguaje metafórico, puesto que me refiero a la notable destreza o talento de Carlos para resolver los problemas matemáticos, y no a que él literalmente brille en algún sentido.

Lenguaje figurado y lenguaje literal

El lenguaje figurado es el que emplea figuras retóricas. Una de las principales figuras retóricas es la metáfora, aunque existen otras más, como el símil, la onomatopeya, la metonimia, la ironía, la hipérbole o la aliteración.

En cambio, el lenguaje literal es llano, sin adornos y llama a las cosas por su nombre.

La afirmación “Carlos es brillante en matemáticas”, que, como explicamos anteriormente, incluye una metáfora y, por tanto, pertenece al lenguaje figurado, podría traducirse al lenguaje literal de la siguiente manera: “Carlos tiene una habilidad para resolver problemas matemáticos superior al promedio”.

Características de la metáfora

Ya sabemos que una metáfora es una figura retórica, pero ¿qué la caracteriza o la diferencia de otras figuras del mismo tipo?

Lo específico de la metáfora es utilizar una palabra que designa un objeto, una cualidad o una acción en el lugar de otra para expresar una analogía entre ellas.

La oración “Recibí una lluvia de quejas”, podría ser un buen ejemplo. En esta metáfora el sustantivo “lluvia” sirve para expresar la manera incesante, abundante y agobiante en que las quejas le fueron expresadas al emisor de esa frase.

La metáfora y el símil

Una de las características de la metáfora estriba en que es implícita y cohesiva. Es decir, fluye con el lenguaje mismo, formando parte de él, sin llamar la atención sobre sí misma.

Si digo: “Aconsejarle es arar en el mar”, expreso un contenido cuyo sentido es completo, coherente y unitario; la metáfora que relaciona la inutilidad de aconsejarle con la inutilidad absurda de pretender hacer surcos en una materia fluida como el agua del mar, es inseparable de la oración misma, forma una unidad con ella.

Sería muy diferente si, en lugar de esta última oración, escribiéramos: “Es tan inútil aconsejarle como arar en el mar”. Vemos fácilmente que la palabra “como” subraya o explicita el proceso de “metaforización”.

Vemos, además, que la oración ha perdido cierta cohesión o unidad, pues ahora muestra dos partes claramente diferenciadas: 1) “Es tan inútil aconsejarle…”; 2) “… como arar en el mar”.

En este segundo caso, en el que el acto de asimilación de elementos se presenta de manera explícita y divide en dos partes la oración, ya no nos encontramos ante una metáfora propiamente dicha, sino ante un símil o comparación.

La metáfora y el conocimiento

Cuando pensamos en metáforas lo primero que nos viene a la mente es la poesía o algún tipo de lenguaje refinado. Pensamos que la metáfora es un recurso útil para dar colorido e interés a nuestros textos o intervenciones en público.

Y es cierto. Sin embargo, el valor de la metáfora va mucho más allá del mero embellecimiento de las formas expresivas. De hecho, las metáforas son recursos frecuentemente utilizados en ciencia y filosofía para ayudarnos a comprender conceptos demasiado abstrusos o abstractos.

Espacio-tiempo

Un ejemplo lo encontramos en la compleja teoría de la relatividad de Albert Einstein. Para explicar la forma en que actúa la fuerza de la gravedad, se dice que esta dobla la tela del espacio-tiempo como si formara surcos.

Acá tenemos dos metáforas. Comencemos por la primera: “… la tela del espacio-tiempo”.

Esta expresión es metafórica porque no quiere decir que exista literalmente una tela en algún lugar del universo, sino que, de acuerdo con la teoría de la relatividad, el espacio y el tiempo son dos cosas tan íntimamente relacionadas que casi forman una sola cosa, del mismo modo que percibimos un retazo de tela como una unidad, aunque de hecho está formada por numerosas hebras de hilo entrelazadas.

La segunda metáfora está basada en la palabra “surcos”. Esta ha sido usada metafóricamente porque en realidad no hace referencia a un surco literal, es decir, una hendidura alargada en la superficie de un terreno.

Lo que quiere decir es que, debido a la forma en que la gravedad afecta al espacio-tiempo, algunos cuerpos de menor tamaño (como los planetas) giran en torno a cuerpos mayores (como el sol) siguiendo una órbita tan definida y marcada como lo está un surco en un campo.

El “tejido social”

Otro ejemplo de metáfora epistémica de uso frecuente es “tejido social”. La emplean con frecuencia los sociólogos y otros científicos sociales. ¿A qué se refiere?

En este caso, la palabra “tejido” puede entenderse tanto en su sentido textil (una alfombra, por ejemplo) como en el biológico (tejido muscular).

En ambos casos hace referencia a cosas que están íntimamente relacionadas, tan cercanas entre sí que solo de esta manera, juntas, forman una unidad relevante, mientras que cada una por su lado serían muy poco relevantes.

La acepción biológica de la palabra “tejido” le añade el matiz de cosa viva, en movimiento, en cambio constante.

Así, pues, podemos darnos cuenta de que cada vez que hablamos del “tejido social” empleamos una metáfora compleja, elaborada, con la cual nos ayudamos a pensar en ese fenómeno tan obvio e inmediato, pero a la vez tan enigmático, que consiste en que los seres humanos se asocian para formar sociedades y que estas parecen organismos vivos con voluntad propia.

Otros ejemplos metafóricos

Me bebí toda el agua del mundo: metafóricamente hablando, se refiere a que bebió una cantidad muy grande de agua. Si hubiese dicho “Me bebí toda el agua potable de la casa” se comprendería que se bebió efectivamente toda el agua de un sitio, pero no “del mundo”, y la metáfora no existiría.

Echaban chispas al hablar: se refiere a que estaban tan enojados que se podía sentir la rabia en la conversación. Decir “Estaban muy enojados” no representa la intensidad de la metáfora.

El proyecto está en pañales: metafóricamente hablando, se refiere a que el plan, el proyecto, está apenas comenzando, como un niño que recién comienza a vivir. Diferente sería haber dicho: “El proyecto está apenas comenzando”, donde se elimina la metáfora.

Referencias

  1. (2010). Figura retórica. Britannica Enciclopedia Moderna.
  2. (2010). Metáfora. Britannica Enciclopedia Moderna.
  3. (s/f). Ejemplos de metáfora. Tomado de retoricas.com.
  4. The MasterClass staff. (2021). What Is a Metaphor? Definition and Examples of Metaphor in Literature. Tomado de masterclass.com.
  5. Underwood, A. (2021). Metaphor. Tomado de grammarly.com.