Relaciones

Crisis matrimonial: causas y consejos para superarlas


Una crisis matrimonial constituye un problema de relación personal muy peculiar y a la vez, muy complicado de gestionar. No obstante, los problemas matrimoniales puede resolverse siempre que las dos partes de la pareja quieran y se esfuercen para mejorar la situación.

En este artículo comentaremos 8 consejos matrimoniales para matrimonios en crisis que pueden servir de ayuda para muchas parejas que ya han intentado actuar para resolver sus problemas pero que no han visto resultados.

Índice del artículo

Situación de los matrimonios y sus crisis

El estudio por los conflictos matrimoniales ha incrementado de forma explosiva durante los últimos años en el campo de la psicología.

Los datos demuestran cómo el número total de matrimonios disminuye gradualmente a lo largo de los últimos años.

Así mismo, la edad a la que se contrae el matrimonio ha aumentado, el número de nacimientos totales va disminuyendo y el número de separaciones y divorcios se incrementa.

De hecho, se connota un aumento de separaciones y divorcios de un 25% en el último lustro, hasta el punto de alcanzar casi la mitad del total de matrimonios contraídos en los dos últimos años.

Así pues, los problemas matrimoniales constituyen hoy en día un fenómeno que se ha instaurado por completo en las relaciones conyugales de nuestra sociedad.

Teniendo en cuenta la notable desestabilización que producen estas situaciones en las personas que lo viven, el estudio de las crisis matrimoniales se ha convertido en uno de los pilares de la psicoterapia actual.

Causas de las crisis matrimoniales

Se han construido distintos modelos experimentales que intentan explicar el origen y los motivos de el surgimiento y mantenimiento de crisis matrimoniales.

De entre todo ellos, me parece oportuno comentar brevemente los 4 modelos cognitivo-conductuales que más se han utilizado en el diseño de planes terapéuticos para la resolución de este tipo de problemáticas.

Modelo del intercambio de refuerzos

Una de las premisas teóricas fundamentales es la que mantiene que una tasa baja de intercambios mutuos de gratificaciones, explica y predice la sensación subjetiva de malestar y quejas dentro de la relación interpersonal.

En otras palabras, la satisfacción o el conflicto dentro de la relación de pareja, será función directa de la tasa de intercambios positivos y negativos.

Así pues, Oregon sugiere que las parejas en conflicto hacen uso de menos elementos gratificadores y más elementos punitivos que las parejas sin conflictos.

Déficit en las estrategias para producir cambios en el otro

Defiende que las parejas en conflicto, no solo son diferentes en cuanto a la tasa de intercambio que experimentan sino que, además, se diferencian en cuanto a la capacidad de resolver problemas y de llevar a cabo los cambios que ellos desean producir en el comportamiento del otro.

Según este modelo, aquellas parejas que entran en conflicto, lo hacen, no porque tengan que afrontar necesariamente más problemas, o problemas de mayor gravedad, sino porque presentan menores habilidades para resolverlos y afrontarlos de una manera eficaz.

Reciprocidad

Las parejas armoniosas se distinguen de las conflictivas no solamente en las tasas de intercambio de refuerzos y de castigos, sino en la relación existente entre los esfuerzos iniciados por parte de uno y otro.

Gottman y sus colaboradores lo demostraron con detalle. Los comportamientos “punitivos” y los desagrados, son devueltos inmediatamente, mientras que los comportamientos positivos no tanto.

Elementos cognitivos

Los enfoques conductuales de la terapia marital enfatizan la relación funcional existente entre aspectos ambientales y los elementos subjetivos de cada integrante del pareja.

Así pues, la satisfacción marital en la relación de pareja se considera a la vez una cognición y un reflejo, aunque imperfecto, de la calidad de los acontecimientos diarios que constituyen la relación.

Weiss e Isna concluyen que los aspectos conductuales puntuales reflejan mejor lo que ambos miembros de la pareja valoran como satisfactorio dentro de la relación, que las evaluaciones cognitivas globales.

De estos 4 modelos se extrae que “lo que se hace” dentro de una pareja acaba resultando clave para determinar la calidad de la relación entre ambos integrantes, por lo que para superar una crisis matrimonial es muy importante que nos centremos en este aspecto.

Consejos para matrimonios en crisis

A continuación explicamos 8 conductas que podemos realizar para tratar de resolver una conflictiva conyugal y recuperar la calidad de la relación con la pareja.

Empatizar

El primer paso que tienes que realizar para poder superar una crisis matrimonial es empezar a empatizar con tu pareja. Dicho de otra forma, debes ser capaz de ponerte en el lugar de tu pareja, entender su situación y comprender cómo puede sentirse ante cada suceso.

Hemos comentado que la base del buen funcionamiento de un matrimonio se encuadra en lo que se hace dentro de la relación, pero el comportamiento que se lleve a cabo no debe enmarcarse en un nivel individual sino integrando a los dos componentes de la pareja.

De este modo, debes de ser capaz de identificar cómo ves las cosas y cómo te sientes tú ante diversas situaciones, pero al mismo tiempo, identificar cuáles son las propias reacciones de tu pareja.

Puedes esforzarte mucho en mejorar una situación matrimonial pero de nada servirá si no tienes en cuenta los sentimientos y las necesidades de tu pareja.

Así pues, ante cualquier discusión o conflicto es muy importante que seas capaz de, por un lado, detectar cómo lo interpretas tú pero, por otro lado, cómo lo interpreta y cómo se siente tu pareja.

Para conseguir hacer esto de una forma eficaz tan solo tienes que realizar el ejercicio mental de imaginarte cómo te sentirías tú si fueras tu pareja.

Probablemente haya pocas personas que conozcan tan bien a tu conyugue como tú, por lo que si haces el esfuerzo de ponerte en su lugar, podrás identificar fácilmente cómo se siente y cómo interpreta cada situación.

Dedica tiempo a mejorar el estilo comunicacional

Como hemos visto en los modelos explicativos, la mayoría de crisis matrimoniales no se basan en los propios problemas en lo que se puede ver inmerso una pareja sino en su capacidad para resolverlos.

En este sentido, uno de los principales factores que puede dificultar la resolución de problemas conyugales se enmarca en el estilo comunicacional. Es decir, en cómo expresamos y comunicamos nuestras opiniones o pensamientos a la otra persona.

Muchas veces nos paramos poco a reflexionar sobre estos temas, ya que el estilo comunicacional que tenemos con nuestra pareja lo vamos construyendo poco a poco y nos habituamos fácilmente a mantenerlo.

No obstante, esta forma que tenemos de comunicarnos puede ser el origen de todos los males de la relación matrimonial.

Identifica cómo expresas tus pensamientos a tu pareja y trabaja para que estos no resulten ofensivos o conflictivos.

Cualquier cosa se puede comunicar de muchas formas por lo que si no esforzamos mínimamente podremos ser capaces de expresar lo mismo de una forma más afable y menos ofensiva.

Aumenta el intercambio positivo

Otro aspecto fundamental revisado en los modelos explicativos de los problemas conyugales se basa en el intercambio positivo. De este modo, la pareja puede caer en una rutina donde los estímulos positivos que recibe de su conyugue sean extremadamente escasos.

Cuando esto sucede, la pareja se encuentra en un marco donde resolver sus problemas será mucho más complicado porque no dispondrá de aspectos positivos que puedan disminuir el efecto de los negativos.

Así pues, aunque vuestra situación matrimonial no sea la mejor en estos momentos, trabajar conjuntamente para construir situaciones donde ambos podáis recibir estímulos positivos del otro.

Planear actividades que os gusten a ambos y situaciones de las que solíais disfrutar, para poder realizarlas a menudo y beneficiaros del intercambio positivo que os pueden brindar esos momentos.

Aprende a manejar la hostilidad inesperada y el mal humor

Si conseguís aumentar el intercambio positivo entre ambos, probablemente los aspectos negativos empiecen a tener menos impacto en vuestra vida conyugal.

No obstante, en el día a día, pueden surgir miles de situaciones que provoquen hostilidad o mal humor de forma inesperada. Saber controlar estas emociones es de vital importancia ya que pueden causar un efecto muy negativo en la relación.

Así pues, ante situaciones que os enerven, pararos a pensar unos segundos las repercusiones que puede acarrear responder de una forma hostil o malhumorada.

Probablemente no valga la pena, y conseguir retener el impulso y expresar tus sentimientos de una forma más tranquila sea la mejor solución tanto a nivel individual como a nivel conyugal.

En realidad, llevar a cabo este ejercicio es una práctica bastante egoísta. ¿”qué me beneficiará más, liberar mis impulsos hostiles que tengo ahora mismo y estar de malhumor con mi pareja durante una semana, o conseguir retenerlo y tener bienestar matrimonial durante este tiempo”?

Si lo pensáis así, ambos integrantes de la pareja llegareis a la misma conclusión. Siempre es más saludable tanto para la pareja como para cada uno de los integrantes evitar conflictos inmotivados.

Expresa los sentimientos

No obstante, la pareja no tiene que caer el error de no expresar los sentimientos, tanto positivos como negativos.

Si se intentan omitir los conflictos y no expresar lo que siente cada uno, la pareja irá “acumulando” todas las situaciones no resueltas, la confianza disminuirá y tarde o temprano pasará factura.

De este modo, tanto como para que tú puedas realizar el ejercicio de empatizar con tu pareja como para que ella puede hacer lo propio contigo, es importante expresar los sentimientos.

No obstante, la expresión de sentimiento, tanto positivos como negativos, se puede realizar de múltiples formas.

Es importante que os esforcéis en realizarlo de una forma tranquila y respetuosa. Probablemente, el mejor momento para expresar un sentimiento no sea en el momento que la emoción se ha apoderado de ti, pero sí al cabo de unos minutos, cuando estés más tranquilo y puedas comunicarlos de una forma saludable.

Ten en consideración las necesidades de tu pareja

Si expresamos los sentimientos de forma saludable, por un lado evitaremos las situaciones ofensivas y, por otro, podremos empatizar y entender cómo se siente nuestra pareja.

Así pues, si somos capaces de saber cómo interpreta cada situación nuestra pareja, podremos detectar cuáles son sus necesidades. Llegado a este punto, tenemos que empezar a tener en consideración cuáles son sus necesidades y de qué forma podemos satisfacerlas.

Sin embargo, este trabajo no debe hacerse de forma unidireccional, es decir, no debe hacerla solo un integrante de la pareja hacia el otro, sino que deben realizarlo los dos a la vez.

De este modo, un ejercicio muy beneficioso consiste en realizar pactos estratégicos. Es decir, si un integrante de la pareja tiene la necesidad “X” y el otro tiene la necesidad “Y”, se puede pactar la satisfacción de ambas necesidades.

De este modo, ninguno de los dos estará dando ni se estará esforzando más que el otro, y al mismo tiempo, se aumentará el intercambio positivo de la pareja.

Trabaja conjuntamente para resolver problemas

Cómo hemos dicho, la base de los conflictos matrimoniales no suelen ser los problemas en sí mismo, sino la capacidad que tiene la pareja para resolver discrepancias. No obstante, todo es más sencillo si se consiguen resolver las problemáticas matrimoniales.

Es muy importante que este aspecto no se haga por separado y ambos integrantes de la pareja trabajéis de forma conjunta para resolver los posibles problemas.

Sentaros a analizar los problemas que acechan vuestra relación y plantear posibles soluciones hasta llegar a un acuerdo que se pueda materializar.

Recuerda buenos tiempos

Finalmente, un último ejercicio que suele ser muy beneficioso para los matrimonios que se encuentran en crisis consiste en recordar buenos tiempos.

Probablemente llevéis mucho tiempo compartiendo vuestras vidas y, a pesar de que ahora estéis viviendo malos tiempos, habréis vivido muchos de mejores.

El hecho de recordar estos “buenos tiempos” de forma conjunta os brindará a los dos pensamientos y sensaciones de que vuestra pareja tiene potencial suficiente como para estar bien, por lo que vuestra motivación para solucionar los problemas aumentará.

Referencias

  1. Caballo, V. E. (1997). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. I. Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos i el Vol. Formulación clínica, medicina conductual y trastornos de relación, II. Madrid: Siglo XXI.
  2. Glick ID, Clarkin JF, Kessler DR. Marital and family therapy. 4th ed. Washington, DC: American Psychiatric Press; 2000.
  3. Haynes, SN, Godoy, A y Gavino, A (2011). Cómo elegir el mejor tratamiento psicológico. Madrid: Pirámide.
  4. Ochoa de Alda I. Enfoques en terapia familiar sistémica. Barcelona: Herder; 1995.
  5. Pérez Álvarez, M., Fernández Hermida, J.R., Fernández Rodríguez, C. y Amigó Vazquez, I. (2003). Guía de tratamientos psicológicos eficaces. Vol I, II y III. Madrid: Pirámide.
  6. Wynne LC. The state of the art in family therapy research: controversies and recommendations. New York: Family Process; 1988.