Agricultura de subsistencia: características, tipos y ejemplos
La agricultura de subsistencia es una forma de agricultura en la cual casi todos los cultivos se utilizan para mantener al agricultor y a la familia del agricultor, dejando poco o ningún excedente para la venta o el comercio. En su mayoría, las tierras en las que se lleva a cabo la agricultura de subsistencia producen una o máximo dos veces en cada año.
Históricamente, los pueblos agrícolas preindustriales en todo el mundo han practicado la agricultura de subsistencia. En algunos casos, estos pueblos se trasladaron de un sitio a otro cuando agotaban los recursos del suelo en cada ubicación.
Sin embargo, en la medida en que los poblados urbanos crecieron, los agricultores se especializaron más y la agricultura comercial se desarrolló, generando una producción con un excedente considerable de ciertos cultivos que intercambiaron por productos manufacturados o se vendieron por dinero.
Hoy en día la agricultura de subsistencia se practica mayormente en países en desarrollo y en zonas rurales. A pesar de ser una práctica de alcance limitado, los agricultores suelen manejar conceptos especializados, lo que les permite generar los alimentos necesarios para su subsistencia sin depender de industrias o prácticas más elaboradas.
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La definición preferida por muchos autores de agricultura de subsistencia se relaciona con la proporción de productos comercializados: cuanto menor sea esta participación, mayor es el grado de orientación hacia la subsistencia.
Algunos autores consideran que una agricultura es de subsistencia cuando la mayoría de la producción está destinada al propio consumo y lo destinado a la venta no supera el 50 % de los cultivos.
Basándonos en esta concepción, podemos enumerar una serie de características propias de este tipo de agricultura. Las principales son las siguientes:
La primera y más destacada característica es el alto grado de consumo propio de los productos, en su mayoría más del 50 % de los cultivos.
Vale acotar que las fincas de subsistencia son pequeñas, aunque la pequeñez no implica necesariamente que la agricultura del lugar sea de subsistencia; por ejemplo, las granjas de horticultura suburbanas pueden ser pequeñas, pero están bastante orientadas al mercado y son eficientes en este ámbito.
Los centros de agricultura de subsistencia suelen contar con poca inversión económica para sus prácticas. Esta baja dotación a menudo contribuye con la poca competitividad que suelen presentar estos cultivos dentro del mercado.
En este tipo de agricultura no hay maquinarias de gran envergadura ni se aplican nuevas tecnologías. Así mismo, la mano de obra que utiliza es considerada por algunos como poco calificada, debido a que en la mayoría de los casos se trata de familiares o amigos del agricultor quienes, junto a él, son los encargados de cultivar empíricamente.
Sin embargo y tal como se comentó anteriormente, en muchos casos las personas que laboran bajo esta modalidad han creado procedimientos que funcionan muy bien en el espacio con el que cuentan, gracias a la amplia experiencia que han desarrollado ellos mismos o que han heredado de antepasados que se dedicaban a las mismas tareas.
Este tipo de agricultura se practica sobre una parcela de tierra forestal. Esta parcela se despeja mediante una combinación de tala y quema, y luego se cultiva.
Después de 2 o 3 años la fertilidad del suelo comienza a disminuir, la tierra se abandona y el agricultor se desplaza para limpiar un pedazo de tierra nueva en otro lugar.
Mientras la tierra queda en barbecho, el bosque vuelve a crecer en el área despejada y se restaura la fertilidad y la biomasa del suelo. Después de una década o más, el agricultor puede regresar al primer pedazo de tierra.
Esta forma de agricultura es sostenible a bajas densidades de población, pero las cargas de población más altas requieren un desmonte más frecuente, lo que impide que se recupere la fertilidad del suelo y alienta la maleza a expensas de los árboles grandes. Esto trae como resultado la deforestación y la erosión de la tierra.
Si bien esta técnica también recurre a la tala y quema, la característica más destacada es que se genera en espacios marginales.
Como consecuencia de su ubicación, este tipo de cultivos también pueden irrigarse si es que se encuentran cerca de una fuente de agua.
En la agricultura de subsistencia intensiva el agricultor cultiva una pequeña parcela de tierra utilizando herramientas simples y más mano de obra. La intención de este tipo de agricultura es sacar el máximo provecho del espacio, generalmente bastante pequeño.
Los terrenos ubicados en zonas en las que el clima presenta gran cantidad de días con sol y con suelos fértiles, permiten más de un cultivo anualmente en la misma parcela.
Los agricultores utilizan sus pequeñas propiedades para producir lo suficiente para su consumo local, mientras que los productos restantes se utilizan para el intercambio de otros bienes.
En la situación más intensiva, los agricultores pueden incluso crear terrazas a lo largo de las laderas empinadas para cultivar, por ejemplo, arrozales.
Luego del proceso de tala y quema en las zonas selváticas, por lo general se cultivan en un principio plátanos, yuca, papas, maíz, frutas, calabaza y otros alimentos.
Posteriormente, según la dinámica específica de cada producto que es sembrado, se comienza a recolectar. Una parcela puede experimentar este procedimiento durante 4 años aproximadamente, y luego debe utilizarse otro lugar de cultivo que tenga el mismo fin que el primero.
El cultivo migratorio tiene varios nombres en distintos países: en India se llama dredd, en Indonesia se llama ladang, en México y en América Central se conoce como “milpa”, en Venezuela se le llama “conuco” y en el noreste de la India se denomina jhumming.
Algunos de los terrenos característicos en donde se suele practicar la agricultura intensiva se encuentran en zonas densamente pobladas de Asia, como en Filipinas. Estos cultivos también pueden intensificarse mediante el uso de estiércol, riego artificial y desechos animales como fertilizante.
La agricultura de subsistencia intensiva prevalece en las áreas densamente pobladas de las regiones monzónicas del sur, suroeste y este de Asia, principalmente para el cultivo del arroz.
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