Órgano vomeronasal o de Jacobson: histología, funciones
El órgano vomeronasal u órgano de Jacobson es un órgano quimiorreceptor que forma parte del sistema olfativo de muchos animales y que se encuentra en una especie de cápsula cartilaginosa, separado del epitelio olfativo principal.
Este órgano, que forma parte del sistema olfativo accesorio, se encuentra en la mayor parte de los anfibios, reptiles y animales no primates, pero está ausente en las aves, en los monos catarrinos adultos y en los simios.
El sistema olfativo accesorio se encarga de la percepción sensorial de los compuestos químicos relacionados con el comportamiento social y reproductivo en muchos animales vertebrados; por lo tanto, existen diferentes familias de receptores asociados con este sistema.
El órgano vomeronasal, como principal órgano del sistema olfativo accesorio o del sistema vomeronasal, percibe y procesa los estímulos. Contiene un epitelio sensorial que no está expuesto directamente al aire, por lo que necesita un mecanismo de “bombeo” que lo llene del moco donde quedan embebidos las moléculas responsables del olor.
Este órgano fue descubierto por el anatomista danés Ludvig Jacobson en 1811 y algunos autores lo describen como un cúmulo de células sensoriales presentes en la cámara nasal que tienen la capacidad de detectar partículas odoríferas de distintas fuentes.
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Histología
El órgano de Jacobson tiene una apariencia tubular. Está dividido por el septo nasal (que es parte del esqueleto óseo cartilaginoso que separa las dos fosas nasales y le da la forma a la nariz) y a cada lado del mismo posee un lumen con forma de media luna.
Este órgano está encerrado por una cápsula cartilaginosa que se conecta con la cavidad nasal a través de un ducto en la base de la misma. En algunos animales carnívoros y ungulados, este se conecta con la cavidad oral a través de lo que se conoce como el ducto nasopalatino.
Su lumen en forma de media luna está recubierto con neuronas receptoras y está lleno del fluido producido por las glándulas vomeronasales. En los costados laterales del lumen existe gran cantidad de vasos sanguíneos y senos paranasales que están conectados con neuronas del sistema nervioso autónomo.
Las fibras nerviosas del sistema nervioso autónomo se encargan de inducir la vasodilatación y la vasoconstricción, lo que permite el “bombeo” de moco cargado de sustancias químicas hacia el interior del lumen.
Estas fibras nerviosas se extienden, junto con un grupo de células secretoras de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), desde la placoda nasal hasta el cerebro, desde y hacia donde envían señales sensoriales específicas.
En el lumen del órgano vomeronasal se encuentra un epitelio pseudoestratificado, donde se distinguen al menos tres tipos de células regenerativas, encargadas de muchas de las funciones de transmisión de dicho órgano.
Funciones
El órgano vomeronasal, como se ha comentado, tiene importantes funciones en el procesamiento de los mensajes químicos codificados en las moléculas odoríferas, especialmente las que se relacionan con la actividad sexual y las conductas agresivas y territoriales.
Muchos animales se sirven de este órgano para mejorar su percepción del medio que les rodea y aumentar sus capacidades durante la cacería.
En perros
El órgano vomeronasal de los perros consiste en dos estructuras tipo “sacos” alargados llenos de fluido que se abren hacia la boca y la nariz. Se encuentra en el paladar (el “techo” de la boca), detrás de los incisivos superiores.
Los receptores olfativos de la cavidad nasal son distintos a los que se asocian con el órgano de Jacobson en los perros. En el primer caso, las células nerviosas del epitelio olfativo tienen dendritas que poseen terminaciones llenas de cilios que se recubren con moco.
Las neuronas sensoriales del órgano vomeronasal, por el contrario, no poseen cilios, sino que tienen la superficie celular llena de microvellosidades.
Como en otros animales, las fibras nerviosas conectadas con el órgano vomeronasal envían al hipotálamo impulsos nerviosos relacionados con el comportamiento sexual y social, especialmente relacionado con las feromonas.
En gatos
En los gatos, el órgano vomeronasal está localizado en la parte inferior de la cavidad nasal y es una formación de aspecto bilateral en estrecha asociación con los huesos maxilar e incisivo. La región lateral del órgano está inserta en la mucosa nasal.
La función del órgano de Jacobson en los felinos es muy similar a la que tiene en otros animales, por lo que se relaciona con el comportamiento social y reproductivo y también con la territorialidad y la alimentación.
En humanos
La presencia del órgano vomeronasal en humanos fue insinuada por primera vez por el anatomista alemán Ruysch, quien lo observó cerca del septo nasal de un infante.
Sin embargo, hay quienes consideran que el descubrimiento de este órgano en los humanos se le debe a Kölliker, quien, en 1877, realizó una descripción más profunda del mismo.
El órgano vomeronasal en los humanos tiene una estructura tubular tipo canal, con una abertura “ciega” hacia la cavidad nasal que es fácilmente observable en secciones histológicas del septo nasal. Es prominente en el estado fetal, pero tiene una apariencia casi vestigial en los adultos.
A diferencia de otros animales, el órgano de Jacobson en los seres humanos no está asociado con fibras nerviosas o neuronas sensoriales y su tamaño y forma pueden variar considerablemente de una persona a otra.
Funciones
Las funciones de este órgano en los humanos aún son tema de profunda discusión. Aparentemente, los genes que codifican para algunas proteínas implicadas en los procesos de transducción de señales en el órgano vomeronasal de otras especies tienen, en los humanos, mutaciones que rinden productos no funcionales.
Además, no existen bulbos olfativos accesorios que se encarguen de la recepción de ningún tipo de información desde las células receptoras del órgano de Jacobson, por lo que se considera que este no cumple funciones sensoriales.
Algunos investigadores, a pesar de todo lo anterior, han hallado ciertas evidencias que sugieren que este órgano en los humanos cumple, más bien, funciones endocrinas, lo que no ha sido reportado en ningún otro animal.
En otros seres vivos
En la mayor parte de los animales que poseen un órgano de Jacobson bien desarrollado, como los reptiles, por ejemplo, este se encuentra dentro de la cavidad bucal y la lengua se encarga de introducir las partículas odoríferas desde el exterior hacia la boca, facilitando así la percepción.
Sea cual sea el mecanismo de “entrada” de las moléculas odoríferas hacia el órgano de Jacobson, una vez entran en contacto con sus receptores específicos (ubicados en la superficie de las células sensoriales), estas desencadenan la ruta de señalización cerebral.
Las serpientes son un buen ejemplo de una especie animal con un órgano vomeronasal bien desarrollado, pues lo emplean para ubicarse espacialmente cuando siguen el rastro de alguna presa.
Los cocodrilos y algunos animales acuáticos (mamíferos, reptiles y algunos peces) no poseen este tipo de órgano quimiorreceptor.
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