Arte

Impresionismo: concepto, historia, características, autores, obras


¿Qué es el impresionismo?

El impresionismo fue un movimiento artístico que nació en Francia en 1860 y se caracterizó por el intento de los artistas de plasmar la luz en espacios naturales y en situaciones cotidianas a través de pinceladas gruesas o manchas. Por ello, en este movimiento se usaban colores vivos y brillantes.

Se le denominó impresionismo porque los pintores no empleaban líneas, sin embargo, si el cuadro era observado a cierta distancia, daba la “impresión” de que existían ciertas líneas y figuras que le daban sentido a la pintura. Así mismo, la palabra fue extraída de un cuadro realizado por Claude Monet que se titulaba Impresión, sol naciente (1872).

En líneas generales, las pinturas impresionistas se elaboran a partir de pinceladas de colores que juntas forman elementos y figuras. No obstante, esto no puede apreciarse de cerca (porque de cerca solo parecen manchas); es necesario tomar distancia para poder visualizar las formas, las luces y las sombras plasmadas en el cuadro.

El movimiento impresionista es esencialmente pictórico, sin embargo, años después otras artes tomaron elementos y características de este estilo. Por ejemplo, algunos críticos afirman que el compositor Claude Debussy (1862-1918) introdujo ciertos rasgos impresionistas en sus piezas musicales.

Origen e historia

La fotografía como enemigo de la pintura

El impresionismo tuvo sus orígenes en la Escuela de Barbizon, donde los artistas se reunían para pintar al aire libre e inspirarse en los escenarios naturales. De esta escuela los impresionistas tomaron el gusto por los paisajes y por la belleza y luminosidad de la naturaleza.

Durante esta época se empezó a desarrollar la fotografía, que capta la realidad tal y como es. Esto afectó notoriamente a los pintores, quienes no sabían cómo justificar la elaboración de retratos y paisajes cuando una cámara lo podía hacer casi de forma instantánea.

Por esta razón, los pintores buscaron la forma de retratar las cosas de una forma distinta, que no se asemejara a una fotografía. De esta manera se fueron alejando de las líneas y del volumen para enfocarse en el modo en que el ojo percibe los colores y las formas a través de la luz.

Recibimiento de la crítica

Aunque en sus comienzos el impresionismo no fue muy aceptado por las academias (lo consideraban extraño y vulgar), este movimiento pictórico gozó de mucha fama especialmente en las regiones europeas.

En esa época, Francia era considerada como la cuna del arte, por lo que muchos artistas de todas partes del mundo acudían a este país para educarse y conocer las nuevas tendencias. Esto permitió que pintores y viajeros expandieran las nuevas técnicas del impresionismo por todo el mundo.

El impresionismo alcanzó su mayor apogeo a partir de 1873, cuando pintores como Edgar Degas, Claude Monet, Camille Pissarro y Pierre Renoir se consagraron como artistas y representantes principales del nuevo estilo.

Es conveniente destacar que, si bien el impresionismo siguió una serie de principios, cada uno de estos pintores lo interpretó de acuerdo a sus necesidades artísticas.

Por ejemplo, Edgar Degas (1834-1917) se enfocó en plasmar la sensación de movimiento a partir del retrato de bailarinas, mientras que Monet prefirió los entornos naturales y acuáticos; así se aprecia en su obra Los nenúfares (elaborada entre 1920 y 1926).

Características del impresionismo

Aunque el movimiento impresionista nació en Francia a partir de la mitad del siglo XIX, estuvo influenciado por el Romanticismo alemán y tomó ciertas nociones del estilo de los paisajistas ingleses.

Por ejemplo, de pintores como John Constable (1776-1837) y Joseph Turner (1775-1851) los impresionistas tomaron el gusto por el difumado y por los colores intensos tales como rojo y amarillo.

También fueron importantes los aportes de Édouard Manet (1832-1883) —amigo y tutor de varios pintores impresionistas— quien fue uno de los primeros pintores en interesarse por los efectos de la luz en la percepción de las figuras y colores.

Además, este pintor también comenzó a desprenderse del uso de la línea y comenzó a emplear pinceladas más gruesas. Así se aprecia en su pintura Almuerzo sobre la hierba (1863).

Teniendo estos aspectos en cuenta, se pueden establecer las siguientes características en la pintura:

– Interés por los paisajes y las situaciones cotidianas

Los impresionistas enfocaron los temas de sus pinturas hacia los elementos naturales y las situaciones diarias. Estos pintores solían pintar al aire libre y les gustaba retratar lagos, caminos, praderas y bosques; esto se puede apreciar en las obras de Claude Monet.

También desarrollaron un interés por las situaciones cotidianas de los seres humanos; solían retratar niños sonrientes, damas jugando en el bosque o personas comiendo y festejando. Esto se puede apreciar en las pinturas de Auguste Renoir (1841-1919).

– Colores vivos y puros

Los impresionistas experimentaron notablemente con los colores; jugaban con la técnica del claroscuro y usaron distintas tonalidades para causar diferentes sensaciones visuales.

Además, en el siglo XIX se crearon nuevos pigmentos (es decir, nuevos materiales con los que se elabora la pintura), lo que permitió que los impresionistas usaran colores más puros e intensos. A su vez, esto les sirvió como soporte para experimentar con la iluminación de las figuras.

– Pincelada gruesa y corta

Algunos consideran que el impresionismo utilizaba manchas para desarrollar sus pinturas. En realidad, se trataba de un tipo de pincelada (nombrada posteriormente como pincelada gestáltica) que se caracterizaba por ser gruesa y breve.

Estas pinceladas estaban compuestas por colores puros y —cuando se juntaban con otras pinceladas de distinto color— a la distancia no solo le otorgaban luminosidad a la pintura, sino también movimiento.

Es decir, las pinceladas impresionistas por sí solas no significaban nada, pero al juntarlas formaban una totalidad que resultaba luminosa y vibrante ante los ojos del espectador.

Representantes y obras

Claude Monet (1840-1926)

Este pintor de nacionalidad francesa es considerado como uno de los padres del impresionismo; de hecho, el término fue tomado de una de sus obras más famosas: Impresión, sol naciente (1872).

Antes de 1860, sus obras habían sido de corte realista (es decir, retratando la realidad lo más fiel posible). Pero luego comenzó a desarrollar un estilo completamente distinto, enfocado en la iluminación y las pinceladas gruesas.

A Monet le gustaba pintar al aire libre, especialmente en los jardines de su casa ubicada en Giverny (lugar que los turistas pueden visitar hoy en día). En este lugar elaboró una serie de pinturas conocidas como Los nenúfares, inspirado en los estanques de su hogar.

Otra de sus obras más conocidas fue la serie de la Catedral de Ruan (elaboradas en 1895). Este trabajo estaba compuesto por varios retratos de la catedral que fueron elaborados a diferentes horas del día; de esta forma, Monet logró captar de qué manera cambiaban los colores del edificio dependiendo de la incidencia solar.

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919)

Fue un pintor francés que destacó por sus retratos de la figura femenina, los cuales eran insertados en paisajes naturales. Se trató de un artista muy especial que, a través de las pinceladas, logró plasmar vibraciones y luminosidades muy particulares en sus obras.

Esto se puede apreciar en pinturas como Las grandes bañistas (1884), donde los cuerpos femeninos cuentan con una iluminación llamativa y de matices rosados. Además, las pinceladas del agua le permiten al espectador percibir movimiento y vitalidad.

Renoir también realizó pinturas enfocadas en situaciones cotidianas de la vida humana. Esto se puede apreciar en sus obras Almuerzo de remeros (1881) y el Baile en el Moulin de la Galette (1876). Renoir se caracterizó por retratar los aspectos más bellos de la vida humana y la naturaleza.

Berthe Morisot (1841-1895)

Aunque el mundo del arte había estado reservado para los autores masculinos, también existieron artistas femeninas que se dedicaron al movimiento impresionista. Tal es el caso de Berthe Morisot, quien desarrolló una extensa carrera artística durante tres décadas, empezando a exponer sus cuadros a la joven edad de 23 años.

Sus pinturas estuvieron enfocadas en el retrato de su propia vida, así como también en su percepción de las actividades femeninas. Así se aprecia en su obra La cuna (1872) y en Mujer en su baño (1875).

El estilo de Morisot estuvo impregnado de luz y color, destacando por sus pinceladas sueltas y por evitar las formas tradicionales.

Mary Cassatt (1844-1926)

Fue una pintora de nacionalidad estadounidense, quien pasó la mayor parte de su vida en Francia nutriéndose de los ideales impresionistas. Fue amiga de Edgar Degas, quien la introdujo en el mundo artístico.

La temática de sus pinturas estuvo enfocada en la vida cotidiana y social, especialmente de las mujeres. Uno de sus temas favoritos fue la maternidad y los niños.

Esto se puede apreciar en sus obras Maternidad (1890), Niños en la playa (1884), Jules secado por su madre (1900) y Madame Meerson y su hija (1899). La paleta de colores utilizada por Cassatt fue muy variada: empleaba desde colores pasteles hasta tonalidades oscuras como marrones y grises.

Édouard Manet (1832-1883)

Uno de los mayores referentes del impresionismo en Francia. Al descubrir a Diego de Velázquez y empezar a tratar con otros artistas como Monet, su obra empieza a adoptar tintes del movimiento impresionista. Música en las Tullerías, OlympiaEl balcón son algunas de sus creaciones más destacadas. 

Edgar Degas (1834-1917)

Fue uno de los impulsores del impresionismo, aunque él mismo se desmarcara de esa corriente. Su estilo es muy particular porque conseguía captar la espontaneidad, tanto en una figura concreta como en un colectivo. Mostraba técnicas de Delacroix y algunas de sus más notables creaciones fueron Desnudo masculino (1856), La violación (1869) o La cantante con guantes (1878).

Impresionismo en España

España fue uno de los países europeos que más se nutrió de la corriente impresionista. De hecho, muchos artistas españoles viajaron a Francia para conocer las nuevas tendencias e inspirarse.

Los pintores españoles tomaron del impresionismo el gusto por los paisajes y los ambientes naturales; también las pinceladas sueltas y los colores llamativos. No obstante, cada uno le añadió su perspectiva única. Así se aprecia en el estilo de Joaquín Sorolla y Darío de Regoyos y Valdés.

Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923)

Fue un pintor muy exitoso que llegó a realizar hasta 2200 pinturas. Su estilo es principalmente impresionista, aunque tuvo algunos rasgos de los movimientos postimpresionista y luminista.

Sorolla solía usar una paleta de colores pasteles, lo que se puede apreciar en sus obras Niños en la playa (1910), Paseo por la playa (1909) y el retrato de Raquel Meller (1918). No obstante, también usó tonalidades rojas y marrones; así se muestra en su Autorretrato (1909).

Darío de Regoyos y Valdés (1857-1913)

Fue un pintor español de estilo impresionista, quien también experimentó con el puntillismo y el simbolismo. Los colores de su obra fueron muy variados; por ejemplo, en su pintura Almendros en flor (1905) usó una paleta brillante compuesta por azules y verdes. En cambio, en su obra Viernes Santo en Orduña (1903) empleó colores oscuros compuestos por tonalidades marrones.

Aureliano de Beruete (1845-1912)

Hombre de clase alta que tuvo la oportunidad de dedicarse de pleno a pintar. Su etapa más notable es la impresionista, donde alcanza su madurez como artista. El manzanares (1908), Otoño en Madrid (1910) y Espinos en flor (1911).

Ignacio Pinazo (1849-1916)

Valenciano, pudo obtener becas para formarse en Roma. A su regreso su temática variaba en obras de carácter histórico o tipismo valenciano. Destacan los colores oscuros en cuadros como Las hijas del Cid (1879) o Estación (1896).

Impresionismo en México

Al igual que los artistas españoles, los pintores mexicanos también se influenciaron por las corrientes francesas. Sin embargo, los artistas de este país le añadieron a sus pinturas escenas locales y culturales de México. Así se puede apreciar en las obras de Joaquín Clausell.

Joaquín Clausell Traconis (1866-1935)

Fue un pintor mexicano que también se desempeñó como activista y abogado. Su obra fue de corte impresionista y estuvo enfocada en los paisajes de México. Cuando viajó a Francia, pudo conocer a artistas importantes como Camille Pisarro y el escritor Émile Zola, quienes lo motivaron en su vocación pictórica.

Sus pinturas fueron estrictamente paisajistas; esto se puede apreciar en su obra Paisaje con bosque y río (1910), donde el artista logra captar el movimiento del agua y de las hojas gracias al uso de la pincelada impresionista.

Es importante destacar que posteriormente las técnicas impresionistas sirvieron de inspiración a grandes artistas mexicanos tales como Diego Rivera (1886-1957) y Frida Kahlo (1907-1954).

Impresionismo en Argentina

Durante el siglo XIX y el siglo XX, Argentina contó con notables artistas que estuvieron influenciados por las técnicas francesas; esto no solo ocurrió en el campo de la pintura, sino también en la literatura.

Al igual que los mexicanos, los artistas argentinos tomaron los principios impresionistas y los adaptaron a las necesidades de su nación y su cultura. Esto se puede apreciar en las obras de Martín Malharro y Ramón Silva.

Martín Malharro (1865-1911)

Malharro fue un pintor argentino que tomó ciertas técnicas impresionistas para retratar la belleza de los paisajes argentinos. Entre su paleta de colores destacaron las tonalidades verdes, azules y amarillas; esto se puede observar en una de sus pinturas más populares conocida como Las Parvas (1911).

Estos colores también se observan en su obra titulada Nocturno (1911), que consiste en un paisaje compuesto por varios árboles frondosos y una modesta casa de tejados azules.

Ramón Silva (1890-1919)

Ramón Silva fue alumno de Martín Malharro, por lo que sus obras estuvieron influenciadas por el estilo de su profesor. En 1911 consiguió hacer un recorrido por el continente europeo, conociendo los países de Holanda, España, Bélgica y Suiza. También pudo estudiar en París durante cuatro años.

Silva destacó por sus coloridos paisajes; entre sus obras más populares destaca la pintura Palermo (1918), donde el autor se enfocó en el uso de tonalidades rosáceas, verdes, amarillas y azules. La pincelada de este artista se caracterizó por ser muy difuminada.

Fernando Fader (1882-1935)

Fue el gérmen del movimiento en Argentino. Nacido en Burdeos, esto le dio la oportunidad de empaparse de las tendencias europeas, quedando embelesado con el impresionismo alemán.

Quiso introducir este movimiento en Argentina, por lo que organizó una exposición y conformó el grupo Nexus, integrado por pintores argentinos costumbristas como Carnacini o Dresco. 

Sus obras más importantes son Los mantones de Manila, Estudio de mujer, La mantilla, la comida de los cerdos.