Lengua y literatura

Planteamiento de un cuento: qué es, características, ejemplos


¿Qué es el planteamiento de un cuento?

El planteamiento de un cuento es la parte inicial de las tres que posee este género narrativo. Tiene como propósito presentar todos los aspectos referentes a la trama del relato; es decir, cuáles son los personajes, dónde ocurre la trama, qué les ocurre y por qué les ocurre.

La estructuración a la que pertenece el planteamiento de un cuento no es nueva; ya hace más de 2000 años Aristóteles la formuló en su obra ARs Poética. El filósofo griego aludía a que los relatos, en su organización, presentaban un inicio descriptivo, un nudo y un desenlace, y que esa era la forma más simple de ilación de una trama.

Las palabras de introducción, propias del planteamiento de un cuento, juegan un papel crucial para captar la atención del lector; por ende, requieren de suspicacia y manejo asertivo del lenguaje por parte del emisor. Una ejecución deficiente de la narración en el planteamiento puede significar la no comprensión de la trama o el abandono de la lectura.

Con base en lo expuesto en el párrafo anterior, corresponde al planteamiento de un cuento, a esta unidad de acción narrativa, propiciar un ambiente literario adecuado que lleve al lector a descubrir toda la temática de una historia en torno a un protagonista sin que pierda por un instante el ánimo de seguir leyendo.

Características del planteamiento de un cuento

Se bosquejan los rasgos de los personajes

En esta fase se dan a conocer los personajes que conforman la trama y las funciones que van a desempeñar dentro de esta. Por medio de descripciones acertadas y concisas, se procura esbozar los semblantes de cada uno de ellos, de manera que con pocas palabras se puedan fijar en la mente del lector.

Es necesario que en esta presentación se diferencien los personajes principales de los secundarios. El que ocupa el sitial de protagonista requiere tener cualidades bien marcadas que le diferencien del resto y le hagan merecedor de ser aquel capaz de dar un vuelco a la historia ante una desavenencia.

Pueden dibujarse aspectos no solo físicos, sino también psicológicos y fonológicos; eso ayuda a crear mayores nexos en la mente del lector, lo que hace la experiencia más vívida y causa más impacto.

Dibuja el ambiente de la trama

Este quizás es uno de los aspectos más relevantes del planteamiento de un cuento. La descripción del entorno tiene un valor amplio, da texturas, brinda olores, colores y sensaciones al lector.

Un buen emisor lírico presta mucha atención a la ambientación de un cuento, ya que si un elemento es descrito de forma correcta, sin necesidad de nombrarlo directamente en las demás unidades de acción narrativa —entiéndase: nudo y desenlace—, sus imágenes persisten y la memoria recurre a estas fácilmente, dando fuerza al discurso.

El ambiente no solo son los caminos verdes, los ríos, las montañas y el clima. Se debe plantear lo concerniente al hondo contexto de producción, como la situación económica, la situación bélica e incluso la situación de salud que se vive en el lugar.

Mientras más elementos se agreguen a la ambientación —hilados, por supuesto, de manera inteligente en pro del mismo fin— el espacio se puebla, se hace más denso, y el lector se ve envuelto por el cuento. Ese es el real objetivo de la ambientación.

Se muestran los eventos que exponen la trama

Luego de presentar a los personajes y esbozarlos amplia y claramente, después de dibujar los aspectos propios de la zona y el contexto sociopolítico en el que se circunscribe la trama, es momento de mostrar los eventos que, de a poco, llevarán a la complicación de las cosas.

Acá se sugiere colocar pequeños sucesos que vayan advirtiendo lo que va a ocurrir, sin que ocurra; esta parte es una introducción al clímax narrativo. Si se hizo una buena labor descriptiva en la ambientación y en los personajes, esto resulta fácil de exponer y sobrellevar.

La proposición de esta serie de eventos va a estar sujeta a las características propias de cada escritor. Sin embargo, en general los autores concuerdan en que deben tratarse con suspicacia, son elementos de gran valía que merecen colocarse en momentos justos para obtener las reacciones de impacto deseadas en el lector.

Orienta todas las aristas hacia un mismo punto

Durante la presentación de los personajes, ambientación y eventos que dan paso al desarrollo de la trama, se debe procurar que cada uno de esos elementos esté entrelazado y apunte hacia un mismo fin.

No puede dejarse de lado que el cuento es una unidad narrativa breve e impactante enfocada en un mensaje directo, no acepta más que una trama central; por ende, todo lo que se menciona gira en torno a esa temática.

En el planteamiento todo lo que se muestra conlleva al lector a un mismo punto sin permitirle salirse del hilo comunicativo. Si se pierde el nexo con el lector, el cuento mengua su poderío.

Hace el nudo tenga sentido

Esto se debe a que el planteamiento, de ser tratado de la forma adecuada, sienta las bases estructurales que permiten el sustento del clímax. En el planteamiento es dado al lector todo el poder del conocimiento respecto a la trama, hasta llegar al punto de tensión, pero no lo que ocurrirá en el desenlace.

Esa sensación de poder (también de pertenencia, de inclusión en los eventos) que se otorga al lector da trascendencia al relato y solo se logra al manejar los recursos narrativos adecuadamente.

Ejemplos

La gran tercera

“Ese día tampoco amaneció. Si su reloj biológico no fallaba, ya iban tres mañanas consecutivas, con sus tardes y sus noches, completamente a oscuras.

Jorge tenía 23 años. Un joven de tez morena, ojos claros. Era lúcido e inteligente, con una voz ronca a raíz de una amigdalitis mal curada y un renqueo en la pierna derecha por la inclemente polio de cuando niño.

Para ese entonces cursaba séptimo semestre de Ingeniería en la universidad. Hacía ya dos meses que todo se había detenido, las instituciones educativas, los supermercados, las empresas. Habían pasado ya 60 días luego de que los dos grandes bandos del norte, de cada extremo del plano, alzaron sus voces para proclamar la tercera y definitiva.

La comida empezaba a escasear en casa. Su madre y su hermano tenían para comer solo lo necesario para esa noche. Él se lo había pensado bien. Nunca se hubiese imaginado en tal situación, pero la imagen de una anciana de 60 años y un chico de 15, ambos bajo su cargo, pasando hambre, era algo que no se podía permitir.

Fue al cuarto de su padre, un militar retirado fallecido en la frontera 10 años atrás, y se dirigió a su armario. Afuera el clima era frío, las luces de los postes apenas alumbraban y la gente merodeaba cada rincón en busca de algún alimento. Arriba, al lado de las cajas de zapatos de charol de la milicia, se encontraba la magnum.

No había terminado de tomarla y cargarla con los cartuchos cuando escuchó un golpe seco en la puerta, luego el metal retumbando en el piso, un grito ensordecedor de su madre seguido del llanto de su hermano…”.

Peces de fondo

“Siempre los anheló, desde niño, desde el día en que vio al viejo Luis Macha salir del mar con ese arpón en la mano derecha y uno de 15 kilos a cuestas, en el hombro izquierdo.

Ya de eso hace 10 años. Ya no es un niño, incluso es padre y espera otro niño que llegará en escasos tres meses con luna llena, según dijo la bruja del pueblo.

Juan se hizo pescador, como Luis y los otros tantos hombres del pueblo, no como su padre que nunca estuvo y andaba loco entre las letras y otros demonios. 20 años, un rancho frente al mar, una morena de 19 que lo ama, un niño de un año y otro en camino, la comida en sus manos y el descanso cuando le plazca; no podía pedir más.

Las palmeras abundaban al borde de la costa peleando espacios con los uveros. Las barcazas se hacían edificios de madera estancados en la arena, breves esqueletos de un marrón cansado, habitaciones para el tiempo y los cangrejos.

Aunque Juan tenía ya 5 años en la faena, no había logrado su primera gran pesca submarina a pulmón, no como Luis, no como soñaba. Esa noche en particular, de luna llena como alma errante, se propuso irse a la mar en su lancha a canalete para cumplir con su sueño.

Dispuso de todo lo necesario, besó la frente de su hijo, la barriga de su mujer y se despidió mientras dormían. Todo apuntaba a que esa noche traería lo bueno, todo así lo apuntaba, pero el mar es una ser que escribe sus senderos con letras indescifrables…”.