Tlahuizcalpantecuhtli: historia, significado, atributos, pirámide
¿Quién es Tlahuizcalpantecuhtli?
Tlahuizcalpantecuhtli fue uno de los dioses que conformaron la cosmogonía tolteca. Posteriormente fue tomando fuerza de culto entre otras culturas de Mesoamérica, incluyendo los mexica. Su nombre en lengua náhuatl traduce “señor del amanecer” o “lucero del alba”.
Tlahuizcalpantecuhtli es la luz primera del astro que se observa al despuntar y que los astrónomos conocen como planeta Venus. Según la mitología mexica, Tlahuizcalpantecuhtli fue el dios de la energía y la vitalidad, así como pariente de Xiuhtecuhtli, a quien se atribuía el poder del fuego.
Los especialistas sostienen que Tlahuizcalpantecuhtli es una de las advocaciones del dios Quetzacoalt, la serpiente emplumada. Para los pueblos que habitaban América antes de la llegada de los europeos, la naturaleza y sus fenómenos eran considerados dioses o manifestaciones divinas.
Los sabios y gobernantes tenían entre sus deberes observar e instruirse en el arte de interpretar los acontecimientos que sucedían en el cielo.
Planetas, estrellas, cometas y sus movimientos, eran vigilados y compilados en dibujos (códices) y calendarios que buscaban explicar el origen y el por qué de todas las cosas.
Uno de los acontecimientos naturales recogido en los registros de los pueblos de América Central tiene que ver con el dios Tlahuizcalpantecuhtli, a quien se le atribuyen los amaneceres.
Historia
Según la teogonía prehispánica, Tlahuizcalpantecuhtli es hijo de los primeros dioses llamados Ometecuhtli y Omecíhuat.
Esta pareja divina y primigenia, símbolo de lo masculino y lo femenino, engendraron cuatro hijos: Xipetótec (dios de la renovación), Tezcatlipoca (dios de la dualidad), Huitzilopochtli (dios de la guerra) y Tlahuizcalpantecuhtli o Quetzalcóatl (dios de la luz, la sabiduría y el viento).
Otros relatos afirman que nació de una humana mortal llamada Chimalman, de quien se enamoró un jefe guerrero tolteca de nombre Mitxcóatl que andaba de cacería.
Ya desposada, la bella mujer tragó accidentalmente una piedra preciosa y debido a esto quedó encinta de un niño al que llamaron Topilzin, que significa “nuestro príncipe”.
Topilzin
El pequeño Topilzin fue iniciado en las artes religiosas en una escuela ubicada en Xochilco. Se dice que desde muy pequeño fue un modelo de virtudes y bondad, al punto que llegó a ser un gran sacerdote y que luego pasó a ser considerado como el mismo dios Quetzacoatl. Según esta leyenda, este dios tendría entonces origen humano y divino.
El príncipe fundó ciudad de Tula, lugar sagrado que hoy día guarda los restos de las antiguas civilizaciones.
Cuenta la historia que era tanta su bondad que no soportaba el sacrificio humano en los templos; por esto los prohibió. Esta acción produjo la cólera del dios Tezcatlipoca, quien se le presentó con un espejo hechizado en donde el príncipe contempló su rostro terriblemente deformado.
Angustiado por tan horrenda visión, el bondadoso príncipe fue invitado por el malicioso Tezcatlipoca a una cena. Supuestamente, allí lograría recuperar la calma y olvidar su preocupación.
El príncipe accedió. Comió y bebió sin saber que era una trampa para embotar sus sentidos y hacerle yacer con una sacerdotisa a quien quería como a una hermana: Quetzalpetlatl.
Una vez descubierto el engaño, el príncipe no pudo soportar la deshonra causada a su querida amiga y la vergüenza de haber faltado a su voto de castidad.
Por esta razón se arrojó al fuego convirtiéndose en una bandada de coloridos pájaros. Otra versión cuenta que subió al cielo para convertirse en la estrella Venus.
Se cuenta que este dios juró volver a reconquistar su reino en forma de humano con barbas. Esta es la razón por la que los pobladores primigenios de Centroamérica recibieron con júbilo la llegada de Hernán Cortes, confundiéndolo con Quetzalcóatl, el dios bueno; el español sacó provecho del mito, lo que lo ayudó a llevar a cabo sus planes de conquista.
Significado
Tlahuizcalpantecuhtli (señor en la aurora) es un vocablo en lengua náhuatl y proviene de la unión de tres palabras: tlahuizcalli (aurora), pan (en) y tecuhtli (señor). Se identifica con la serpiente emplumada que encarna la dualidad de lo terrestre (reptil) con lo celestial (plumas).
Atributos de Tlahuizcalpantecuhtli
Se dice que Tlahuizcalpantecuhtli es el símbolo del sol en la plenitud del cielo. Es un ser que replandece y brilla. Se le atribuyen los dones de la vida, la iluminación, la dulzura, la fecundidad y el saber.
Se le suele identificar en los códices por llevar el cuerpo pintado con rayas. Lleva una careta negra con circunferencias blancas que lleva sobre los ojos, una diadema emplumada y negra con puntas en color blanco.
Tiene en la cara una pintura de cinco puntos blancos con patrón de tipo quincunce, cabellos amarillos y un arma especial para disparar dardos.
Es considerado el dios de los tres elementos: la fuerza celeste, la fuerza terrestre y la fuerza humana. También se le atribuye el haber inventado la agricultura.
Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli
Solo a los dioses de mayor jerarquía les correspondía el privilegio de tener construcciones exclusivas para realizar ceremonias y ofrendas en su honor. Tal es el caso de Tlahuizcalpantecuhtli, “señor de la alborada”.
En su honor el Imperio tolteca erigió una pirámide a modo de altar en el año 1100. Sus ruinas se cuentan entre los monumentos de mayor valor histórico y arquitectónico de Centroamérica.
Ubicación
El Centro Arqueológico de Tula se ubica en el estado de Hidalgo, específicamente en ciudad de Tollan-Xicocotitlan, a 80 kilómetros de la capital de México. En sus espacios está la Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtl o pirámide B.
Rodeada por la sierra de Tezontlalpa y en un valle bañado por las aguas del río Tula, se encuentra la estructura piramidal que descansa sobre una base cuya superficie es de aproximadamente 7000 m².
Descripción
La amplia escalinata tiene 43 metros de altura y está hecha con bloques de piedra bañados de sol. Miles de turistas se acercan cada año para conocer este majestuoso hito arqueológico mexicano.
Siguiendo la tradición de los toltecas de ubicar sus recintos ceremoniales muy cerca del cielo, en la cúspide de la pirámide se encuentran los restos de lo que una vez fue el templo de Tlahuizcalpantecuhtli, también llamado “estrella matutina”.
A manera de columnas están los enormes atlantes, que son esculturas de guerreros de más de 4 metros de altura. Estas aún mantienen su posición de custodio y sostén del techo del templo de la combativa cultura tolteca.
Reflejo de los rituales que allí se ejecutaban son los frisos y relieves de las paredes de esta pirámide. Con ellos se muestran crudos episodios en los cuales felinos y serpientes devoran cuerpos humanos.
El lugar donde está situada esta pirámide es considerado como espacio sagrado destinado a la iniciación en los misterios y el perfeccionamiento espiritual de quienes allí acudían o moraban.
Referencias
- Roura, R. (2018). Atlantes de Tula, los guerreros Toltecas. Buen Viaje Diario Turístico. Recuperado en: revistabuenviaje.com
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- Cherne, O. (2018) Las Personas: Quetzacoatl, el blog de Oleg Cherne. Recuperado en: olegcherne.ru