Biografías

Juan Manuel de Rosas: biografía, primer gobierno y segundo


Juan Manuel de Rosas (1793-1877) fue un militar y político argentino que se convirtió en el principal caudillo de la Confederación Argentina en la primera mitad del siglo XIX. Ocupó en dos ocasiones la jefatura del gobierno, con un segundo mandato en el que concentró en su figura todos los poderes del Estado.

Miembro de una familia importante de Buenos Aires, el futuro mandatario tuvo su primer contacto con la milicia a la edad de 13 años, cuando participó en la reconquista de su ciudad natal. Tras eso, dedicó varios años a dirigir varios negocios que le reportaron una fortuna considerable.

Como terrateniente organizó un pequeño destacamento militar, que entró en acción durante el levantamiento de los unitarios. Esta participación en la guerra civil acabó valiéndole ser nombrado Gobernador de de la Provincia de Buenos Aíres en 1829.

Juan Manuel de Rosas permaneció en el cargo hasta 1832, pasando después a retomar sus actividades militares. Además, su influencia en el nuevo gobierno era absoluta. En 1835 retomó el poder, en esta ocasión con poderes absolutos. Después de varios años de dictadura, fue derrocado en 1852, debiendo partir al exilio.

Índice del artículo

Biografía

Juan Manuel de Rosas vino al mundo en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793, durante la época del Virreinato del Río de la Plata. El niño fue bautizado como Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio.

Nacido en el seno de una destacada familia de la región, la severidad de su madre, que no dudaba en azotar a sus hijos como castigo, y la vida campestre marcaron su infancia.

Estudios

Rosas no fue escolarizado hasta los ocho años y tuvo que aprender las primeras letras en su propio hogar. Su primer centro de estudios, privado, era uno de los más prestigiosos de la zona. El joven Juan Manuel, no obstante, solo permaneció un año en ese colegio.

Tras esto, regresó a la casa familiar, donde comenzó a familiarizarse con su administración, labor en la que destacó muy pronto. De igual forma, asimiló rápidamente la cultura del gaucho.

Primer contacto con el ejército

La invasión inglesa de Buenos Aires, cuando Rosas contaba solo con 13 años, representó su primera incursión en la vida militar.

Las autoridades del virreinato huyeron dejando a la población sin defensas ante los ingleses. Santiago de Liniers reaccionó organizando un ejército de voluntarios para plantar cara a los invasores.

Rosas se enroló en esa milicia y, más tarde, en el Regimiento de Migueletes, formado por niños, durante la Defensa de Buenos Aires en 1807. Su cometido fue reconocido por el propio Liniers, que lo felicitó por su valor.

Una vez que las hostilidades terminaron, Rosas regresó a la hacienda familiar, sin involucrarse en la Revolución de Mayo de 1810 ni en la Guerra de Independencia.

Matrimonio

Juan Manuel de Rosas contrajo matrimonio en 1813 con Encarnación Ezcurra. Para ello tuvo que mentir a su madre, que se oponía a la unión, haciéndole creer que la joven estaba embarazada.

Rosas decidió abandonar la administración de las tierras de sus padres y emprender sus propios negocios. De igual forma, acortó su apellido original hasta dejarlo solo en Rosas, mostrando la ruptura con su familia.

Negocios

Rosas se hizo cargo entonces de los campos de dos de sus primos. Además, junto a Juan Nepomuceno y Luis Dorrego, hermano de Manuel Dorrego, inició su vida como empresario al fundar un saladero. Las relaciones que adquirió gracias a sus negocios serían determinantes en su futura vida política.

En 1819, gracias a las grandes ganancias conseguidas con sus negocios, adquirió la hacienda Los Cerrillos, en San Miguel del Monte. Para luchar con los indígenas organizó un regimiento de caballería denominado los Colorados del Monte, que se convirtió en su ejército personal. El gobierno de Rodríguez lo nombró comandante de campaña.

Entrada en política

Durante ese periodo, Rosas vivió ajeno a los acontecimientos políticos. Sin embargo,  la situación cambió totalmente a principios de la década de los 20.

Al finalizar el periodo conocido como el Directorio, la región se sumió en lo que ha sido bautizado como la Anarquía del Año XX. Cuando el caudillo Estanislao López trató de invadir Buenos Aires, Rosas intervino con sus Colorados del Monte para defender la ciudad.

De esta forma, intervino en el combate de Pavón, que acabó con el triunfo de Dorrego. No obstante, no estuvo presente la derrota que Dorrego sufrió en Santa Fe, ya que rehusó seguirlo hasta esa ciudad.

Tras esto, Rosas y otros dueños de estancias importantes impulsaron el nombramiento de su colega Martín Rodríguez como gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Cuando Manuel Pagola protagonizó un levantamiento contra el dirigente, Rosas envió a su ejército para defender a Rodriguez.

Campañas en la frontera sur

Los siguientes años supusieron una importante actividad militar para Rosas. Primero, en el sur del país, donde los malones se habían recrudecido. El futuro gobernante acompañó a Martín Rodríguez en sus tres campañas al desierto para combatir a los indígenas.

Mas adelante, durante la guerra del Brasil, el presidente Rivadavia lo puso al frente de las tropas encargadas de pacificar la frontera, misión que volvió a serle asignada durante el gobierno provincial de Dorrego.

Para 1827, un año antes de que estallara la güera civil, Rosas había adquirido un gran prestigio como líder militar. Políticamente se convirtió en representante de los propietarios rurales, de ideología conservadora. Por otra parte, apoyaba la causa federalista proteccionista, contraria a las iniciativas liberalizadoras del partido unitario.

La revolución de diciembre

Cuando los unitarios derrocaron a Dorrego en 1828, Juan Manuel de Rosas reaccionó liderando un levantamiento en la capital, logrando imponerse tanto en Buenos Aires como en la costa. Durante un tiempo, el interior permaneció en manos unitarias hasta que la derrota de José María Paz, un jefe militar unitario, permitió su reconquista.

Gobernador de la provincia de Buenos Aires

Juan Manuel de Rosas fue nombrado en 1829 gobernador de la Provincia de Buenos Aíres. Este primer mandato duró 3 años, hasta 1832.

Cuando asumió el cargo, la región pasaba por momentos de gran inestabilidad política y social. Rosas solicitó, en 1833, que le fueran concedidos poderes dictatoriales para poder pacificar toda la Confederación Argentina.

Entre dos mandatos

Sin embargo, el Congreso rechazó concederle esos poderes extraordinarios, por lo que decidió abandonar el cargo. Su sucesor fue Juan Ramón Balcarce.

Rosas, entonces, organizó una campaña militar en el desierto, en una zona controlada por tribus aborígenes en el sur de Buenos Aires. Su destacamento alcanzó el Río Negro, conquistando una gran extensión de terreno para la ganadería.

Esta acción militar le granjeó las simpatías del ejército, de los estancieros y de gran parte de la opinión pública. Además, consiguió el agradecimiento de las provincias de Córdoba, Santa Fe, San Luis y Mendoza, objetivos frecuentes de saqueos por parte de los indígenas.

Guerra civil en el Norte y asesinato de Quiroga

Las provincias de Tucumán y Salta entraron en conflicto después de la formación de la provincia de Jujuy. Ante la situación creada, el gobernador salteño pidió ayuda al gobierno de Buenos Aires. Aunque, formalmente, Rosas no era miembro de este gobierno, su influencia era notable, por lo que fue consultado antes de tomar alguna decisión.

Rosas envió a Facundo Quiroga a mediar entre ambos gobiernos para que depusieran las armas, pero, antes de que Quiroga pudiera llegar a su destino, la guerra había terminado con el triunfo de Tucumán y el gobernador de Salta había sido asesinado.

A la vuelta de su misión, el 16 de febrero de 1835, Quiroga fue atacado y asesinado por una partida de milicianos. Para todos estuvo claro que se trataba de un crimen político cometido por los hermanos Reinafé.

Cuando la noticia de la muerte de Quiroga llegó a Buenos Aires provocó un terremoto político. El gobernador Maza dimitió y, ante el temor de que estallara la anarquía, la Sala de Representantes nombró a Rosas para sustituirlo. Así, le ofreció un mandato de cinco años y le concedió un poder absoluto.

Regreso al poder

Rosas acumuló todo el poder del Estado durante este segundo mandato. Aún así, durante los primeros años debió hacer frente a un ejército organizado por Juan Lavalle, líder unitarista, y que contaba con apoyo francés.

Rosas, poco después, llegó a un acuerdo con Francia y recuperó las provincias del interior controladas por los unitarios. De esta forma, para 1842, tenía el control de todo el territorio nacional. Según sus propias palabras, pasó a ser un «tirano ungido por Dios para salvar a la patria».

Entre otras medidas, Rosas eliminó la Cámara de Representantes y fundó el Partido Restaurador Apostólico. Durante todo ese mandato, luchó incansablemente contra los unitarios, reprimiendo, igualmente, a cualquiera que osara oponerse a sus políticas.

En el aspecto positivo, Rosas estabilizó políticamente el país y logró mantener la unidad nacional. Igualmente, sus políticas impulsaron una mejora de la economía, aunque este no llegó a muchos sectores.

A mediados de los años cuarenta del siglo XIX, franceses y británicos establecieron un bloqueo sobre Buenos Aires como respuesta al sitio de Montevideo impuesto por Rosas. Ambos países europeos trataron de enviar tropas a través del Paraná.

Pérdida del poder

A pesar de que Rosas logró evitar que franceses y británicos conquistaran Buenos Aires, cinco años después la historia sería diferente.

En 1850, el gobernador de Entre Ríos, con ayuda de los unitarios y de los gobiernos de Montevideo y Brasil, se rebeló contra Rosas. Sus tropas invadieron Santa Fe, logrando llegar a Buenos Aires.

La batalla de Caseros, en 1852, marcó el punto y final del gobierno de Juan Manuel Rosas. Con un apoyo popular muy disminuido, no tuvo más remedio que salir al exilio, a Gran Bretaña. Allí, en la ciudad de Southampton, falleció el 14 de marzo de 1877.

Primer gobierno

Juan Manuel Rosas fue nombrado Gobernador de la Provincia de Buenos Aires el 8 de diciembre de 1829. Según los historiadores, el nombramiento gozó de gran apoyo popular.

En este primer mandato, aunque no llegó a los extremos del segundo, a Rosas le fueron concedidos poderes extraordinarios.

Durante esa época, no existía un gobierno nacional propiamente dicho, ya que Argentina no se había constituido como nación. Por lo tanto, el cargo de Rosas no tenía carácter nacional. No obstante, el resto de las provincias decidieron delegar en su persona la política exterior.

Desde el primer momento, Rosas declaró enemigo al partido unitario. Uno de sus lemas más famosos, “el que no está conmigo, está contra mí”, fue usado frecuentemente para atacar a los miembros de ese partido. Esto le hizo ganar apoyos entre los conservadores (moderados o radicales), los burgueses, los indígenas y parte de la población rural.

La guerra civil en el interior

El general unitario, José María Paz, organizó con éxito una expedición para ocupar Córdoba, derrotando a Facundo Quiroga. Este se retiró a Buenos Aires y Paz aprovechó para invadir otras provincias gobernadas por los federales.

De esta forma, las cuatro provincias del litoral quedaron en manos federales, mientras que las nueve del interior, aliadas en la llamada Liga Unitaria, estaban en manos de su rivales. En enero de 1831, Rosas y Estanislao López impulsaron un acuerdo entre Buenos Aires, Entre Rios y Santa Fe, denominado Pacto Federal.

Fue López quien inició en contraataque contra los unitarios al tratar de recuperar Córdoba, seguido del ejército porteño bajo el mando de Juan Ramón Balcarce.

Quiroga, por su parte, solicitó a Rosas un batallón para volver a la lucha, pero el Gobernador solo le ofreció presos de las cárceles. Quiroga logró entrenarlos y puso rumbo a Córdoba. Por el camino, con algunos refuerzos, conquistó La Rioja y Cuyo. Después, continuó avanzando, imparable, hacia el norte.

La captura de Paz, el 10 de mayo de 1831, obligó a los unitarios a cambiar de jefe militar. El elegido fue Gregorio Aráoz de Lamadrid. Este fue derrotado por Quiroga el 4 de noviembre, lo que provocó la disolución de la Liga del Interior.

Convención de Santa Fe

Durante los meses siguientes, el resto de las provincias se fueron uniendo al Pacto Federal. Esto fue considerado por muchos como la oportunidad de organizar administrativamente el país mediante una Constitución. Sin embargo, Rosas se opuso a ese plan.

Para el caudillo, primero tenían que organizarse las propias provincias y, después, el país. Ante las discrepancias que surgieron sobre este tema, Rosas decidió disolver la convención que reunía a los representantes provinciales.

El gobierno de la provincia

En cuanto al propio gobierno de Juan Manuel Rosas en la Provincia de Buenos Aires, la mayoría de los historiadores consideran que fue bastante autoritario, pero sin llegar a ser una dictadura como ocurriría durante el segundo mandato.

En lo negativo, muchos le atribuyen responsabilidades por la ocupación británica de las Malvinas, a pesar de que, en el momento de dicha invasión, el gobernador era Balcarce.

Algunas de las medidas tomadas durante este mandato fueron la reforma del Código de Comercio y el de Disciplina Militar, la regulación de la autoridad de los jueces de paz en los pueblos del interior y la firma de algunos tratados de paz con los caciques.

Segundo gobierno

La guerra civil en el norte, relatada anteriormente, provocó la renuncia de Manuel Vicente Maza como Gobernador de Buenos Aires. Concretamente, fue el asesinato de Quiroga lo que creó un clima de inestabilidad tan grande, que la Legislatura de Buenos Aires decidió llamar a Rosas para ofrecerle el cargo.

Este aceptó con una condición: asumir todos los poderes del Estado, sin tener que rendir cuentas de sus actuaciones.

La dictadura

Rosas convocó un referéndum, solo en la ciudad, para que la población diera el visto bueno a que acumulara tal cantidad de poder. El resultado fue aplastante a su favor: solo 7 votos en contra de los 9720 sufragios emitidos.

Con este apoyo, Rosas se convirtió en una especie de dictador legal y apoyado por el pueblo. La Sala de Representantes continuó reuniéndose, aunque sus prerrogativas eran muy escasas.

Cada cierto tiempo recibían informes del gobernador sobre sus actuaciones y, anualmente, sus miembros eran elegidos de entre una lista de candidatos propuestos por el propio Rosas. Tras cada elección, Rosas presentaba su dimisión y la Sala, automáticamente, volvía a elegirlo.

Los opositores sufrieron una gran represión y muchos tuvieron que marchar al exilio, sobre todo a Montevideo. Por otra parte, el gobierno de Rosas destituyó a buena parte de los jueces, ya que el poder judicial no era independiente.

En esos momentos, Rosas contaba con el apoyo de amplios sectores de la población, desde los hacendados hasta las clases medias, pasando por los comerciantes y los militares.

El lema “Federación o muerte” se convirtió en obligatorio en todos los documentos públicos, aunque con el tiempo fue siendo sustituido por el de “¡Mueran los salvajes unitarios!”.

Política económica

En lo económico, Rosas escuchó la propuesta del gobernador de Corrientes acerca de implantar medidas proteccionistas para los productos locales. Buenos Aires había apostado por el libre comercio y eso estaba provocando que la producción se deteriorara en otras provincias.

Como respuesta, el 18 de diciembre de 1835, se promulgó la Ley de Aduanas. Esta prohibía importar algunos productos, así como la imposición de aranceles para otros. Por otra parte, las máquinas y minerales que no se producían en el país mantuvieron unos impuestos de importación muy bajos.

Se trató de una medida que buscaba favorecer a las provincias e impulsar la producción en el interior del país. No obstante, Buenos Aires conservó su estatus de principal ciudad. Pese a que las importaciones disminuyeron, la caída fue compensada por el aumento del mercado interno.

En líneas generales, el gobierno mantuvo una política económica conservadora, reduciendo los gastos públicos. La deuda externa quedó, prácticamente, a los mismos niveles, ya que solo se saldó una pequeña suma del total.

Por último, Rosas eliminó el Banco Central que había fundado Rivadavia y que estaba controlado por los ingleses. En su lugar, decretó la creación de un banco estatal, llamado la Casa de la Moneda.

La política exterior

En la política exterior, Rosas tuvo que enfrentarse a varios conflictos con las naciones vecinas, además de a la hostilidad de Francia y Gran Bretaña.

Uno de esos conflictos fue la guerra contra la Confederación Perú-Bolivia, cuyo presidente, Santa Cruz, trató de invadir Jujuy y Salta con la ayuda de algunos unitarios emigrados.

Con Brasil, el gobierno de Rosas mantuvo unas relaciones muy tirantes, aunque no desembocaron en una guerra abierta hasta la crisis que desembocó en la Batalla de Caseros.

Por otra parte, Rosas se negó a reconocer la independencia de Paraguay, ya que siempre albergó la intención de anexionar su territorio a la Confederación Argentina. Por ese motivo, organizó un bloqueo de los ríos interiores para forzar a los paraguayos a negociar. La respuesta fue que Paraguay se alineó con los enemigos de Rosas.

Por último, en Uruguay se produjo la llegada al poder de un nuevo presidente, Manuel Oribe. Su antecesor, Fructuoso Rivera, logró que los unitarios exiliados en Montevideo, entre los que se encontraba Lavalle, lo ayudaran a comenzar una revolución.

Oribe, en 1838, se vio obligado a abandonar el cargo, ya que su rival contaba también con el apoyo de franceses y brasileños. En octubre de ese año, partió al exilio, retirándose a Buenos Aires.

Falta de libertad de prensa

Ya desde su primer mandato, Rosas había eliminado casi por completo la libertad de expresión en la prensa. Así, desde 1829, era imposible publicar periódicos que mostraran simpatías hacia los unitarios. Todos los medios tuvieron que defender las políticas del gobierno.

Más adelante, entre 1833 y 1835, la mayoría de los periódicos de la ciudad desaparecieron. Los rosistas se dedicaron a fundar nuevas publicaciones, todas dedicadas a defender y exaltar la figura de su líder.

Primeras revueltas contra Rosas

A finales de los años 30, Rosas tuvo que afrontar varios problemas surgidos en las provincias. Durante esa época, Francia había establecido un bloqueo a los puertos de la Confederación, lo que estaba perjudicando gravemente el comercio.

Entre Ríos estaba sufriendo una grave crisis, en parte por ese motivo. Así, el gobernador Estanislao López envió a un emisario a negociar directamente con los franceses, lo que molestó profundamente a Rosas. El fallecimiento de López obligó a su enviado a regresar sin poder cumplir su cometido.

En cambio, sí contactó con el gobernador de Corrientes para organizar algún tipo de maniobra contra Rosas. Este, sin embargo, logró resolver la situación presionando a la Legislatura de San Fe para que cesaran los intentos de arrebatarle el control sobre la política exterior de la provincia.

Los Libres del Sur

También en Buenos Aires hubo un intento de derrocar a Rosas. A la cabeza de este levantamiento se encontraba el coronel Ramón Maza, hijo del presidente de la Legislatura.

Al mismo tiempo, en el sur de la Provincia, apareció otro grupo opositor, bautizado como los Libres del Sur, formado por los ganaderos. El motivo fue la disminución de las exportaciones y por algunas decisiones tomadas por Rosas sobre el derecho de propiedad de las tierras.

El levantamiento de los Libres del Sur se extendió por todo el sur de la Provincia. Además, contaron con el apoyo de Lavalle, quien estaba previsto que desembarcara con tropas en Samborombón.

El plan, finalmente, acabó en un fracaso. Lavalle, en lugar de seguir con lo previsto, prefirió marchar a Entre Ríos para invadirla. Sin estos refuerzos fueron derrotados en la batalla de Chascomús. Por otra parte, el grupo de Maza fue delatado y sus líderes fusilados.

Campañas de Lavalle

Mientras, Lavalle había logrado invadir Entre Ríos, aunque tuvo que retirarse hacia la costa sur de la provincia por la presión de Echagüe. Allí, el unitario embarcó en la flota francesa y llegó al norte de la Provincia de Buenos Aires.

Cerca de la capital, Lavalle esperaba que la ciudad se levantara en su favor, algo que no ocurrió. Rosas, por su parte, organizó sus tropas para cortar el paso de Lavalle, mientras otro destacamento lo rodeaba por el norte.

Ante la inferioridad militar y la falta de apoyo ciudadano, Lavalle tuvo que retirarse. Esto llevó a los franceses a firmar la paz con Rosas y a levantar el bloqueo.

El terror

Aunque Buenos Aires no se levantó para apoyar a Lavalle, aún tenía bastante seguidores en la ciudad. Al saberse que se había retirado, sus partidarios fueron duramente reprimidos por la Mazorca, brazo armado de Rosas.

El gobernador no impidió que se produjeran múltiples asesinatos entre los unitarios residentes en la ciudad.

La economía en la década de 1840

La década de los 40 fue bastante positiva para la economía de la Provincia. La principal causa fue que el gobierno mantuvo el control de los ríos interiores, además de concentrar todo el comercio portuario y aduanero en la capital.

Este crecimiento económico, con una gran aportación de la ganadería, desembocó en una diversificación de las actividades industriales, aunque siempre basadas en la producción rural.

Rosas se distinguió por ejercer un control estricto sobre los gastos públicos. Esto permitió mantener las cuentas de la provincia equilibradas, incluso cuando se produjeron los bloqueos navales.

Cultura y educación

La cultura y la educación no fueron, en absoluto, prioridades para Rosas. De hecho, eliminó casi todo el presupuesto dedicado a este último ámbito para eliminar gasto público. Además, también suprimió, en 1838, la enseñanza gratuita y los sueldos de los profesores de Universidad.

Sin embargo, la Universidad de Buenos Aires se las arregló para seguir funcionando, aunque fuera mediante el pago obligatorio de tasas por parte de los estudiantes. De esa institución, junto con el Colegio Nacional, salieron los miembros de la élite de la ciudad. La mayoría se posicionó contra Rosas.

Política religiosa

Aunque el político era creyente y tradicionalista, las relaciones con la Iglesia fueron bastante tensas. En 1836, permitió a los jesuitas regresar al país, aunque estos se posicionaron pronto en su contra. Así, cuatro años después, tuvieron que volver a exiliarse, esta vez a Montevideo.

Como ocurrió con los periódicos, Rosas obligó a todos los sacerdotes a defenderle públicamente. Debían, de esta forma, alabarlo en las misas y agradecerle su labor.

Montevideo y el Gran Bloqueo

Con la Confederación Argentina controlada, Rosas ordenó a su ejército marchar hacia Montevideo. Esa ciudad se había convertido en el refugio de los unitarios y de otros opositores. Oribe, que seguía considerándose como el presidente legítimo de Uruguay, ocupó el interior del país sin encontrar resistencia.

Después, puso rumbo a la capital para tratar de tomarla. Sin embargo, gracias al apoyo de las flotas francesa y británica, además del de voluntarios extranjeros, Montevideo resistió la ofensiva.

En marzo de 1845, el ejército uruguayo derrotó a Olabe, quien debió refugiarse en Brasil. Rosas, ante el fracaso de la ofensiva, envió una flota a Montevideo para establecer un bloqueo naval, en julio de ese año.

La respuesta británica y francesa fue fulminante, capturando a toda la flota porteña. Además, decretaron un bloqueo del Río de la Plata. Después, trataron de subir por el Paraná para hacerse con el control de los ríos, lo que les hubiera permitido comerciar directamente con los puertos interiores.

Ese movimiento de las flotas europeas acabó en un fracaso, por lo que decidieron retirarse.

Corrientes

Con el ejército en el extranjero, los levantamientos armados en algunas provincias volvieron a producirse. En más importante, el de Corrientes, bajo la dirección de los hermanos Madariaga.

Paraguay, que sufría todavía el bloqueo de los ríos interiores decretado por Rosas, firmó un acuerdo comercial con el gobierno de Corrientes. Esto fue considerado como un ataque por Rosas, ya que, en teoría, él era el responsable de la política exterior de esa provincia.

Esto, junto al hecho de que Rosas seguía negándose a reconocer la independencia de Paraguay, hizo que este país firmara con Corrientes una alianza militar para derrocar al gobernador bonaerense.

A pesar de ese acuerdo, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, logró invadir Corrientes y llegó a un acuerdo con los Madariaga. Rosas, no obstante, desautorizó ese tratado y obligó a Urquiza a atacar, de nuevo Corrientes. Para el 27 de noviembre de 1847, había logrado tomar toda la Provincia.

De esta forma, Rosas mantenía bajo su control todo el país. Sus enemigos estaban concentrados en Montevideo.

Cambio de bando de Urquiza

Uno de los grandes triunfos de Rosas fue firmar un tratado con Francia y Gran Bretaña que, en la práctica, dejaba a Montevideo prácticamente sin aliados. Tan solo el Imperio de Brasil podía prestarle ayuda.

Rosas, ante esto, pensó que era inevitable entrar en guerra con los brasileños y puso al mando de las tropas a Urquiza. Por primera vez, esta decisión encontró resistencia entre algunos miembros del partido federal, que mostraron su desacuerdo con la medida.

Por otra parte, sus opositores comenzaron a buscar apoyos para poder vencer a Rosas. En esos momentos, estaba claro que solo con los unitarios era imposible, por lo que empezaron a tantear a algunos de sus hombres de confianza. Entre ellos, a Urquiza.

Este no era, ideológicamente, muy diferente a Rosas, aunque sí tenía otro estilo de gobernar. El acontecimientos que acabó por convencer a Urquiza de que debía combatir a Rosas fue la orden de este de acabar con el contrabando desde y hacia Montevideo. Aunque ilegal, era una actividad que había sido muy provechosa para Entre Ríos.

Urquiza inició la búsqueda de aliados. Primero, firmó un tratado secreto con Corrientes y otro con Brasil. Este último país aceptó financiar sus campañas, además de ofrecerle transporte para sus tropas.

Fin del rosismo

El levantamiento de Urquiza comenzó el 1 de mayo de 1851. Primero, atacó a Oribe en Uruguay, obligándolo a rendirse y se quedó con todo el armamento (y las tropas) que este acumulaba.

Tras esto, Urquiza condujo a sus hombres a Santa Fe, donde derrotó a Echagüe. Después de eliminar a dos de los grandes apoyos de Rosas, procedió a lanzar un ataque directo.

Rosas fue derrotado en la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852. Tras esa derrota, dejó el campo de batalla y firmó su renuncia:

“Creo haber llenado mi deber con mis conciudadanos y compañeros. Si más no hemos hecho en el sostén de nuestra independencia, nuestra identidad, y de nuestro honor, es porque más no hemos podido.”

Exilio

Juan Manuel de Rosas pidió asilo en el consulado británico y, al día siguiente, embarcó rumbo a Inglaterra. Sus últimos años los pasó en Southampton, en una granja que había alquilado.

Referencias

  1. Pigna, Felipe. Juan Manuel de Rosas. Obtenido de elhistoriador.com.ar
  2. Editorial Universitaria del Ejército. Rosas, Juan Manuel. Obtenido de iese.edu.ar
  3. Historia y Biografía. Juan Manuel de Rosas. Obtenido de historia-biografia.com
  4. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Juan Manuel de Rosas. Obtenido de britannica.com
  5. Encyclopedia of World Biography. Juan Manuel De Rosas. Obtenido de encyclopedia.com
  6. The Biography. Biography of Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Obtenido de thebiography.us
  7. Soft Schools. Juan Manuel de Rosas Facts. Obtenido de softschools.com
  8. Global Security. The Dictatorship of Rosas, 1829-52. Obtenido de globalsecurity.org