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100 frases de Khalil Gibran sobre la vida, amistad, amor, muerte, y más


Khalil Gibran (1883-1931) fue un poeta, novelista, pintor y ensayista libanés, mejor conocido como “el poeta del exilio”. En 1894 su familia se trasladó a Boston, EE.UU., donde tuvo influencias del poeta norteamericano Walt Whitman.

Desde 1917 vivió en Nueva York, donde moriría en 1931, a los 48 años. Escribió en inglés, francés y árabe.

Hemos hecho una selección de las mejores frases de Khalil Gibran, autor de obras como La tempestadEntre noche y día o El maestro. Tratan sobre la vida, el amor, el trabajo, la amistad, la muerte, la naturaleza, entre otros temas.

Las mejores frases de Khalil Gibran

-Por muy larga que sea la tormenta, el Sol siempre vuelve a brillar en las nubes.

-Solo la semilla que rompe su cáscara es capaz de atreverse a la aventura de la vida.

-Tu diario vivir es tu templo y tu religión. Cada vez que entres en él, hazlo con todo tu ser.

-Tú, al dar, no das más que la ínfima parte de tu fortuna, que sería sin valor alguno si no haces de tu caridad una parte integrante de ti mismo.

-Los hombres no desean la bendición en sus labios ni la verdad en sus corazones, porque la primera es producto de las lágrimas y la segunda es hija de la sangre.

-Hay una trémula primavera en cada invierno del corazón, y un sonriente amanecer se esconde tras el velo de cada noche.

-No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino por lograr lo que aún queda por hacer.

-Es nuestro yo interno el que sufre cuando desobedecemos y el que nos mata cuando lo traicionamos.

-Del sufrimiento han surgido las almas más fuertes. Los caracteres más sólidos están plagados de cicatrices.

-Todos los pobres no son despreciados. La riqueza del mundo es un mendrugo de pan y un abrigo.

-El progreso no consiste solamente en mejorar el pasado: consiste en ir desde adelante hacia el futuro.

-No olvides que la Tierra se deleita al sentir tus pies descalzos y los vientos anhelan jugar con tu cabello.

-Si veis a un hombre desviarse de los frutos prohibidos que le arrastrarían a crímenes insondables, juzgadle con amor, porque es Dios quien preserva en él.

-Puedes olvidar a aquel con el que has reído, pero no aquel con el que has llorado.

-No busques el amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir.

-Un hombre que no puede tolerar los pequeños defectos de una mujer, jamás podrá disfrutar de sus grandes virtudes.

-Aléjate de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.

-Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa.

-Cuando améis no digáis “Dios está en mi corazón”, sino “estoy en el corazón de Dios”.

-Levántate, corazón, alza tu voz y canta porque quien no acompaña al coro de la luz, seguirá perteneciendo a los engendros de las sombras.

-Das poco cuando das tus posesiones. Es cuando das de ti mismo cuando realmente das.

-Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha hecho, no te fijes en lo que ha logrado, sino en lo que aspira a hacer.

-El ruiseñor se niega a anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.

-Las cosas materiales matan al hombre sin sufrimiento, el amor lo reanima con vivificantes dolores.

-Conocí un segundo nacimiento cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron.

-Eres tu propio precursor, y las torres que has erigido son los cimientos de tu yo gigante.

-El infierno no está en el remordimiento, está en el corazón vacío.

-Si amas algo, déjalo libre. Si regresa es tuyo, y si no nunca lo fue.

-Si de noche lloras por el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.

-Siempre se ha sabido que el amor no conoce su propia profundidad hasta la hora de la separación.

-Cuando llegues al final de lo que debes saber, estarás al principio de lo que debes sentir.

-Si revelas tus secretos al viento, no culpes al viento por revelarlos a los árboles.

-Cuando la tristeza funde a dos corazones, ni la gloria ni la felicidad será capaz de destruir esa unión.

-Las lágrimas son fuego que purifica el amor, haciéndolo nítido y hermoso por una eternidad.

-El silencio del envidioso está lleno de ruidos.

-En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.

-En cada país, cada ciudad, en cada rincón del mundo, vive una mujer que es la representante de tiempos futuros.

-Confía en los sueños, porque en ellos está escondida la puerta de la eternidad.

-La amistad es siempre una dulce responsabilidad, nunca una oportunidad.

-Hablas cuando dejas de estar en paz con tus pensamientos.

-La generosidad es dar más de lo que puedes, y el orgullo es tomar menos de lo que necesitas.

-Si tu corazón es un volcán, ¿cómo esperas que florezcan las flores?

-Tu vida está determinada no por lo que te trae, sino por la actitud que tú traes a la vida. No es lo que te sucede, sino la forma en que tu mente mira lo que sucede.

-Un amigo que está lejos está a veces mucho más cerca que uno que está a tu lado.

-¿No es la montaña mucho más impresionante y más claramente visible a uno que pasa por el valle que a los que habitan la montaña?

-La vida y la muerte son una, así como el río y el mar son uno.

-La vida sin amor es como un árbol sin flores ni frutos.

-Amaos los unos a los otros, pero no hagáis un vínculo de amor: que sea un mar en movimiento entre las orillas de vuestras almas.

-Que no haya ningún propósito en la amistad sino en la profundización del espíritu.

-El ojo de un ser humano es un microscopio que hace que el mundo parezca más grande de lo que realmente es.

-Si el abuelo del abuelo de Jesús hubiera sabido lo que estaba escondido dentro de él, habría permanecido humilde y temeroso ante su alma.

-El más lamentable entre los hombres es el que convierte sus sueños en plata y oro.

-Si en el crepúsculo de la memoria nos encontráramos una vez más, volveremos a hablar juntos y ustedes me cantarán un canto más profundo.

-La fe es un conocimiento dentro del corazón, más allá del alcance de la prueba.

-Tampoco la burla será poderosa contra los que escuchan a la humanidad o los que siguen las huellas de la divinidad, porque vivirán para siempre. Por siempre.

-La persona que consideras ignorante e insignificante es la que vino de Dios, para que pueda aprender la bienaventuranza y el conocimiento que proporciona la tristeza.

-La pobreza es un velo que oscurece la faz de la grandeza.

-Amor… envuelve a cada ser y se extiende lentamente para abrazar todo lo que será.

-De los dos premios principales de la vida, la belleza y la verdad, encontré el primero en un corazón amoroso y el segundo en manos de un obrero.

-La sabiduría deja de ser sabiduría cuando se vuelve demasiado orgullosa para llorar, demasiado grave para reír, y demasiado egoísta para buscar otra que no sea ella misma.

-La lujuria por la comodidad, esa cosa furtiva que entra en la casa como un huésped, luego se convierte en un anfitrión, y luego en un amo.

-Avanzar es encaminarse hacia la perfección. Marchen y no teman las espinas, ni las piedras afiladas en el camino de la vida.

-Muchas doctrinas son como un cristal de ventana. Vemos la verdad a través de ellas pero nos separan de la verdad.

-Si la otra persona te hiere, puedes olvidarte de la lesión; pero si le haces daño, siempre lo recordarás.

-La perplejidad es el comienzo del conocimiento.

-El justo está cerca del corazón del pueblo, pero el misericordioso está cerca del corazón de Dios.

-¿Qué diferencia hay entre nosotros, salvo un sueño inquieto que sigue a mi alma, pero teme acercarse a ti?

-La fe es un oasis en el corazón que nunca será alcanzado por la caravana del pensamiento.

-No digas “He encontrado la verdad”. Di más bien “He encontrado una verdad”.

-¿Dónde puedo encontrar a un hombre gobernado por la razón y no por los hábitos y los deseos?

-Un día me preguntarás qué es más importante, si mi vida o la tuya. Yo diré que la mía y te irás sin saber que tú eres mi vida.

-Todos somos prisioneros, pero algunos de nosotros estamos en celdas con ventanas, y otros no.

-Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.