7 Poemas sobre el Medio Ambiente de Autores Conocidos
Los poemas sobre el medio ambiente demuestran la importancia que este tema representa para los escritores. Aunque la preocupación por los problemas ambientales ha cobrado fuerza solo en los últimos tiempos, los poetas desde siempre han encontrado inspiración en la madre Tierra.
En ese sentido, algunos temas recurrentes de muchos autores han sido los paisajes, las estaciones y varios elementos de la naturaleza.
Poemas destacados sobre el medio ambiente
Los cinco poemas sobre el medio ambiente de esta selección son de autores reconocidos y galardonados a nivel mundial. De hecho, la cantidad de poemas sobre el medio ambiente de una de los poetas, Gabriela Mistral, le ha ganado el título de la poeta de la naturaleza.
La Tierra (Extracto, Gabriela Mistral)
Niño indio, si estás cansado,
tú te acuestas sobre la Tierra,
y lo mismo si estás alegre,
hijo mío, juega con ella…
Se oyen cosas maravillosas
al tambor indio de la Tierra:
se oye el fuego que sube y baja
buscando el cielo, y no sosiega.
Rueda y rueda, se oyen los ríos
en cascadas que no se cuentan.
Se oyen mugir los animales;
se oye el hacha comer la selva.
Se oyen sonar telares indios.
Se oyen trillas, se oyen fiestas.
Donde el indio lo está llamando,
el tambor indio le contesta,
y tañe cerca y tañe lejos,
como el que huye y que regresa…
Todo lo toma, todo lo carga
el lomo santo de la Tierra:
lo que camina, lo que duerme,
lo que retoza y lo que pena;
y lleva vivos y lleva muertos
el tambor indio de la Tierra.
La canción de los pinos (Extracto, Rubén Darío)
Oh, pinos, oh hermanos en tierra y ambiente,
yo os amo! Sois dulces, sois buenos, sois graves.
Diríase un árbol que piensa y que siente
mimado de auroras, poetas y aves.
Tocó vuestra frente la alada sandalia;
habéis sido mástil, proscenio, curul,
¡oh pinos solares, oh pinos de Italia,
bañados de gracia, de gloria, de azul!
Sombríos, sin oro del sol, taciturnos,
en medio de brumas glaciales y en
montañas de ensueños, ¡oh pinos nocturnos,
oh pinos del Norte, sois bellos también!
Con gestos de estatuas, de mimos, de actores,
tendiendo a la dulce caricia del mar,
oh pinos de Nápoles, rodeados de flores,
oh pinos divinos, no os puedo olvidar!
Hombre que mira la tierra (Mario Benedetti)
Cómo querría otra suerte para esta pobre reseca
que lleva todas las artes y los oficios
en cada uno de sus terrones
y ofrece su matriz reveladora
para las semillas que quizá nunca lleguen
cómo querría que un desborde caudal
viniera a redimirla
y la empapara con su sol en hervor
o sus lunas ondeadas
y las recorriera palmo a palmo
y la entendiera palma a palma
o que descendiera la lluvia inaugurándola
y le dejara cicatrices como zanjones
y un barro oscuro y dulce
con ojos como charcos
o que en su biografía
pobre madre reseca
irrumpiera de pronto el pueblo fértil
con azadones y argumentos
y arados y sudor y buenas nuevas
y las semillas de estreno recogieran
el legado de viejas raíces
Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida (Andrés Bello)
¡Salve, fecunda zona,
que al sol enamorado circunscribes
el vago curso, y cuanto ser se anima
en cada vario clima,
acariciada de su luz, concibes!
Tú tejes al verano su guirnalda
de granadas espigas; tú la uva
das a la hirviente cuba;
no de purpúrea fruta, o roja, o gualda,
a tus florestas bellas
falta matiz alguno; y bebe en ellas
aromas mil el viento;
y greyes van sin cuento
paciendo tu verdura, desde el llano
que tiene por lindero el horizonte,
hasta el erguido monte,
de inaccesible nieve siempre cano.
Paz (Alfonsina Storni)
Vamos hacia los árboles… el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.
Vamos hacia los árboles, el alma
Adormecida de perfume agreste.
Pero calla, no hables, sé piadoso;
No despiertes los pájaros que duermen.
de una de los poetas, Gabriela Mistral, le ha ganado el título de la poeta de la naturaleza.
El árbol (Extracto, José Joaquín Olmedo)
La sombra de este árbol venerable
donde se quiebra y calma,
la furia de los vientos formidable
y cuya ancianidad inspira a mi alma
un respeto sagrado y misterioso;
cuyo tronco desnudo y escabroso
un buen asiento rústico me ofrece;
y que de hojosa majestad cubierto
es el único rey de este desierto,
que vastísimo en torno me rodea;
aquí mi alma desea
venir a meditar; de aquí mi Musa
desplegando sus alas vagarosas
por el aire sutil tenderá el vuelo.
A un olmo seco (Antonio Machado)
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Referencias
- Figueroa, L.; Silva, K. y Vargas, P. (2000). Tierra, indio, mujer: pensamiento social de Gabriela Mistral. Santiago de Chile: Lom Ediciones.
- Rubén Darío (1949). Antología poética. Berkeley: University of California Press.
- Benedetti, M. (2014). El amor, las mujeres y la vida. Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial.
- Florit, E. y Patt, B. P. (1962). Retratos de Hispanoamérica. California: Holt, Rinehart and Winston.
- Carriego, E. (1968). Poesías completas. Buenos Aires: Editorial Universitaria.