Historia

Guerra del Opio: antecedentes, causas y consecuencias


¿Qué fue la Guerra del Opio?

La Guerra del Opio es el nombre del conflicto bélico entre China y Gran Bretaña que tuvo lugar entre 1839 y 1860. En realidad fueron dos guerras diferentes: la primera empezó en 1839 y se alargó hasta 1842 y la segunda dio comienzo en 1856 y acabó en 1860. En esta última también participó Francia apoyando a los británicos.

Los antecedentes de esta guerra hay que buscarlos en las rutas comerciales abiertas entre China y Occidente siglos antes. Con el paso del tiempo y con las tendencias aislacionistas de los emperadores chinos, la balanza comercial empezó a perjudicar mucho a los europeos. Estos, para equilibrar el comercio, comenzaron a vender opio en el país asiático.

Los intentos de los gobernantes chinos de prohibir la importación del opio, que se convirtió en un gran problema de salud pública, llevaron a los británicos a atacar Hong Kong, lo que inició la guerra. La derrota final china provocó que estos aceptaran tratados comerciales negativos para sus intereses y que admitieran que el opio siguiera llenando sus calles.

Antecedentes

Comienzos del comercio

Europa siempre había mirado a Oriente como un lugar con grandes posibilidades comerciales. No hay que olvidar que el propio descubrimiento de América tuvo como origen el intento de encontrar una ruta para llegar a Asia de forma más sencilla.

En el siglo XVI comenzó un importante intercambio comercial entre China y Europa. En un principio, españoles y portugués tomaron ventaja, e incluso establecieron algunas colonias en India y Filipinas.

Sin embargo, los emperadores chinos demostraron una fuerte tendencia aislacionista. No querían que llegaran influencias culturales y políticas a su país y solo dejaron Cantón como zona abierta al comercio.

Además, los productos europeos fueron cargados con fuertes trabas y, en poco tiempo, el desequilibrio entre las importaciones y exportaciones era muy grandes, siempre favorable a los asiáticos. Ante esto, España decidió vender opio para intentar paliar ese déficit.

Gran Bretaña

También Gran Bretaña intentó establecer rutas comerciales con China. Existían varios productos en los que estaban muy interesados, como el té o la seda, pero no eran capaces de colocar sus propios productos en el mercado asiático.

Al final, decidieron seguir el ejemplo de España y empezaron a vender el opio que obtenían de su colonia india.

El opio

La sustancia, que se solía fumar mezclada con tabaco, no era desconocida en China, ya que se cultivaba allí desde el siglo XV. Ante el aumento del consumo que se estaba produciendo, ya en 1729 el emperador Yongzheng prohibió su comercio. Esto no sentó nada bien a los británicos, ya que las ganancias generadas eran de un 400 %.

A pesar de esa prohibición, la droga continuó introduciéndose en el país, aunque fuera de forma ilegal por el contrabando auspiciado por los ingleses.

Causas de la Guerra del Opio

Destrucción del alijo de opio

La prohibición promulgada no daba ningún resultado, ya que el consumo de opio seguía creciendo en el país. Los historiadores hablan de una gran cantidad de producto introducido por los británicos de forma ilegal, sin que las autoridades chinas pudieran impedirlo en las aduanas.

Por este motivo, el emperador Daoguang decidió poner fin a la epidemia que causaba la adicción a esta sustancia. De esta forma, dio orden de combatir la entrada de opio por todos los medios, aunque fuera usando la fuerza.

El encargado de esta tarea fue Lin Hse Tsu, quien en su primera acción envió a sus hombres a destruir un alijo de veinte mil cajas de opio.

Tras esto, procedió a mandar un mensaje a la reina Victoria para solicitarle que cesase de intentar introducir la droga en el país y pidiéndole que respetase las reglas comerciales.

La respuesta británica fue tajante: en noviembre de 1839 una flota completa atacó Hong Kong, donde se encontraba la armada china. Ese fue el inicio de la Primera Guerra del Opio.

Segunda Guerra del Opio

La derrota china en la Primera Guerra del Opio abrió las puertas al comercio europeo casi sin límites. Además, los británicos se quedaron Hong Kong en compensación.

El sentimiento de humillación de China dio lugar a varias escaramuzas; sin embargo, el estallido de la llamada Segunda Guerra del Opio tuvo una excusa bastante débil.

Un oscuro incidente con un barco registrado en Hong Kong llevó a los británicos a declarar de nuevo la guerra. El navío fue abordado por los oficiales chinos y 12 de sus tripulantes (también chinos) fueron detenidos por piratería y contrabando.

Los ingleses afirmaron que al tener la matrícula de Hong Kong, esa captura rompía los acuerdos firmados tras la primera guerra. Cuando ese argumento no se pudo mantener, declararon que los guardias chinos habían insultado a la bandera británica.

Como fuera, decidieron atacar varias posiciones del país asiático. Pronto se unieron a ellos los franceses, con la justificación de responder al asesinato de un misionero en la zona.

Control de la zona

En el fondo de todo el asunto subyacía la lucha por la hegemonía en la zona. Un cónsul británico afirmaba a finales del siglo XIX lo siguiente:

“Mientras China siga siendo una nación de fumadores de opio no existen motivos para temer que pueda convertirse en una potencia militar de ningún peso, puesto que el hábito del opio merma las energías y la vitalidad de la nación.”

La guerra hizo que las potencias europeas se asentaran en toda esa parte de Asia, estableciendo colonias y tomando posiciones de poder, tanto comercial como militar.

Consecuencias de la Guerra del Opio

Tratado de Nankin

Tras la Primera Guerra del Opio, que concluyó con la derrota de China, los contendientes firmaron los Tratados de Nankin, en los que se recogía las condiciones para la paz.

El país asiático se vio obligado a aceptar el libre comercio, incluido el de opio. Para facilitarlo aún más tuvo que abrir 5 puertos a las flotas comerciales británicas. Además, el acuerdo recogía la cesión de Hong Kong a Gran Bretaña durante 150 años.

Tratado de Tianjin

Este nuevo acuerdo fue firmado en 1858, tras las primeras batallas de la denominada Segunda Guerra del Opio. De nuevo fueron los chinos los que tuvieron que aceptar todas las reclamaciones, no solo británicas, sino también de otras potencias occidentales que habían participado.

Entre estas concesiones se encontraba la apertura de embajadas de Reino Unido, Francia, Rusia y los Estados Unidos en Pekín, ciudad en la que no estaban permitidos extranjeros.

Por otra parte, nuevos puertos fueron habilitados para el comercio y se permitió a los occidentales viajar por el río Yangtze y por zonas de la China interior.

Convención de Pekín

El final definitivo de la Segunda Guerra del Opio trajo consigo un nuevo tratado. Mientras se negociaba, los occidentales ocupaban Pekín y se incendiaba el Antiguo Palacio de Verano.

Entre las consecuencias que trajo consigo la derrota definitiva de China se encuentra la legalización total del opio y su comercio. Aparte, se ahondó aún más en la liberalización del comercio, con condiciones sumamente favorables a las potencias occidentales.

Por último, los cristianos vieron reconocidos sus derechos civiles, incluyendo el derecho a intentar convertir a los ciudadanos chinos.

Referencias

  1. Rivas, Moreno, Juan. Opio para el pueblo, la droga que aseguraba el monopolio del té. Obtenido de elmundo.es
  2. Pletcher, Kenneth. Opium Wars. Obtenido de britannica.com
  3. Roblin, Sebastien. The Opium Wars: The Bloody Conflicts That Destroyed Imperial China. Obtenido de nationalinterest.org
  4. Szczepanski, Kallie. The First and Second Opium Wars. Obtenido de thoughtco.com
  5. Meyer, Karl. E. The Opium War’s Secret History. Obtenido de nytimes.com
  6. Goldfinger, Shandra. The Second Opium War. Obtenido de mtholyoke.edu