Escenarios modificados: qué son y 10 estrategias de sustentabilidad
Los escenarios modificados son aquellos espacios que se han visto afectados por el desarrollo industrial, por el crecimiento demográfico y por los productos e instrumentos creados por el hombre.
Los conocimientos del ser humano son esenciales en esta práctica ya que pueden impulsar o afectar el progreso socio-económico y, por ende, el espacio físico. Los escenarios modificados son los campos que permiten desarrollar las actividades de los individuos; es decir, influyen de manera directa en las labores que estos ejerzan.
A su vez, dichos espacios tienen como objetivo el desarrollo de las comunidades a través de los inventos o creaciones que se han ido estableciendo. Por tal razón, su origen pudo estar influenciado por la Revolución Industrial, movimiento que ocurrió a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
Índice del artículo
- 1 ¿En qué consisten los escenarios modificados?
- 2 Componentes
- 3 10 estrategias de sustentabilidad
- 3.1 Hacer un estudio exhaustivo del terreno
- 3.2 Contar con un aparato legal adecuado
- 3.3 Preferir la productividad limpia
- 3.4 Fomentar la participación de los ciudadanos
- 3.5 Tomar en cuenta la opinión de expertos
- 3.6 Promover el cuidado de los espacios urbanos
- 3.7 Crear reservas
- 3.8 Estructurar planes de desarrollo económico-ecológico
- 3.9 Fomentar la eco-eficiencia
- 3.10 Promover la educación ambiental
- 4 Referencias
Los escenarios modificados son aquellos espacios que han experimentado una transformación estructural. Estos cambios no siempre son perceptibles pero sí irreversibles, y suelen generar fallas o una nueva estabilidad ecológica.
Entre esos paisajes se encuentran los rurales y los urbanos. A continuación describiremos las características principales de ambos escenarios:
Los paisajes rurales se caracterizan por haber sido explotados por los individuos para extraer los minerales de los yacimientos. En varias ocasiones este proceso ha ocasionado el colapso de la tierra, expresado a través de las devastaciones naturales.
Se trata de un territorio que es utilizado como medio de producción, razón por la cual ha sido transformado en gran medida.
Es decir, es un espacio donde se llevan a cabo prácticas como la agricultura y la ganadería, a través de las cuales se originan los insumos alimenticios.
De estos escenarios también se obtienen los recursos necesarios para la construcción de obras de infraestructuras y la elaboración de los productos. Esos rasgos determinan que se trata de un escenario que ha sido alterado profunda y constantemente.
Los espacios urbanos o industrializados se identifican por ser los que han experimentado mayores modificaciones llevadas a cabo por los individuos, pues es el sector en el que se desarrollan continuas renovaciones estructurales.
A diferencia de los paisajes rurales, estos medios dependen menos de las condiciones naturales debido a los mecanismos implementados para mantener la calidad de vida.
Los escenarios urbanos representan la geografía humana: muestran cómo el hombre está unido al espacio histórico, y también son un espacio que posibilita el desarrollo cultural y arquitectónico.
El crecimiento poblacional es el cambio que se genera en una región durante una etapa específica, que refleja cómo y por qué se ha ido modificando el número de habitantes de las poblaciones. Un factor que incide en el espacio demográfico es la movilización que ocasionan los emigrantes e inmigrantes.
Para los escenarios modificados es esencial conocer los datos obtenidos de este ámbito, pues la finalidad es forjar una población que se pueda mantener equilibrada y no exceda los límites, porque esto afectaría la distribución espacial y las condiciones de subsistencia.
La industrialización es uno de los elementos imprescindibles en la sociedad, ya que impulsa el horizonte económico y favorece el desarrollo de los Estados; además, representa la transición de un mundo agrícola a uno tecnológico.
Este campo de productividad se enfoca en los retos tanto internos como externos de una región para garantizar los niveles de bienestar.
Además de orientar la evolución mercantil, la industria debe expandir el campo laboral, aumentar y agilizar la producción de los artículos fabricados, y ayudar a combatir la desigualdad.
La industrialización y urbanización tienen como fin participar en el desarrollo de los escenarios sociales, administrativos y ambientales de la comunidad, promoviendo la modernización.
El sector industrial se caracteriza por el uso de energía y diversas materias primas al momento de elaborar sus productos. Esas sustancias pueden afectar al ambiente a través de los desechos materiales y las continuas emisiones que contaminan la atmósfera, perjudicando la salud de los individuos.
El uso de la energía es una de las herencias de la antigüedad, pues deriva del momento en el que se descubrió el fuego, cuando el hombre carecía de habilidad para dominarlo a su voluntad.
En el ámbito de los escenarios modificados, la energía permitió el desarrollo de nuevos sistemas de producción y almacenamiento que fueron muy útiles para las industrias, tal es el caso de la resistencia nuclear.
El flujo energético es importante porque ha creado un nuevo modo de ver el mundo. Sin embargo, presenta numerosas consecuencias graves, como el daño ambiental producido por los materiales químicos y que tiene como resultado el calentamiento global y el desequilibrio ecológico.
A pesar de las ventajas y los beneficios que se han generado en los espacios modificados, los mismos originan el desplazamiento territorial y en muchos casos atentan contra la vitalidad de los individuos.
La modificación de los escenarios conlleva la alteración del medio a través de las edificaciones y del uso de materias sintéticas perjudiciales. El impacto masivo del crecimiento poblacional, la energía y las sustancias artificiales han transformado la posición y composición de la corteza.
Entre las principales consecuencias ambientales originadas por la creación de escenarios modificados destacan las siguientes:
-Pérdida de la biodiversidad.
– Aumento del nivel de mar y fusión de las capas polares.
– Incremento de fenómenos naturales como deslizamientos, terremotos, huracanes y erupción de volcanes.
– Cambio climático global.
– Vulnerabilidad de las naciones con menos recursos.
Para la formación de los escenarios modificados es necesaria la participación del Estado, cuya labor es organizar y mantener el orden social.
Los estados son constructos institucionales que tienen la función de ejercer su autoridad por medio de las leyes, para regular la soberanía y el cuidado nacional.
Se deben asegurar mecanismos adecuados antes de transformar un territorio, ya que puede ocurrir que el terreno no sea idóneo para tolerar dicha transfiguración.
Así mismo, para realizar una modificación se tiene que elaborar un estudio logístico que proporcione los datos sobre la región a transformar y las especies que en esta habitan. El desafío principal es armonizar el progreso (refriéndonos al ámbito de la construcción de estructuras) con el ambiente.
Las leyes de protección de superficies y hábitats permiten garantizar la sustentabilidad de un escenario modificado.
La finalidad principal es contrarrestar los daños de los sitios reformados y proteger el ámbito ecológico. Esta acción debe venir acompañada de una contraloría férrea, que permita hacer un seguimiento efectivo de las actividades realizadas y aplique las sanciones que sean necesarias para mantener el equilibrio.
El objetivo principal es proteger el medio ambiente a través de métodos prácticos. Para ello se ha fomentado la llamada productividad más limpia, que tiene como objetivo aplicar acciones para reducir el impacto ambiental de las industrias.
Por ejemplo, uno de los objetivos de la productividad más limpia es reducir el uso de elementos tóxicos y lograr que todo el proceso industrial —desde la extracción hasta la entrega del producto— tenga la menor cantidad de efectos negativos en el ambiente.
Esta estrategia busca crear políticas de Estado, explorar opciones tecnológicas efectivas y hacer hincapié en la responsabilidad en la gestión de los recursos naturales.
Un elemento que puede garantizar la sustentabilidad de un escenario modificado en la inclusión real de los ciudadanos.
En su función de autoridad, el Estado no puede implementar ni establecer soluciones concretas acerca de la modificación escénica sin antes consultar a las personas que se verán afectadas.
La implementación de un proyecto necesita de opiniones múltiples y justificadas, por lo que también es necesaria la participación de expertos del ámbito que aporten sus conocimientos y ayuden a generar un resultado favorable.
A la hora de la transformación se debe presentar un estudio del área y de la estructura que se vaya a modificar, así como los productos y la tecnología que se utilizarán.
Se debe promover el cuidado de los espacios urbanos con la finalidad de que se conserven y que no tengan que ser restaurados de manera continua.
El fin es proteger el medio y evitar la constante intervención en el terreno, para que las placas tectónicas no sigan desplazándose.
Las reservas ayudan en gran medida a proteger los espacios naturales y artificiales, para que puedan seguir siendo parte del Estado como patrimonios nacionales.
Gracias a la creación de reservas ha sido posible salvar especies en peligro de extinción, promover el cuidado del suelo y dar más valor a zonas en particular, entre otros logros.
Toda la planificación de los Estados debe considerar tanto el ámbito económico como el ecológico.
Estos planes deben estar sustentados en investigaciones científicas y deben prever las formas en las que tienen que llevarse a cabo restauraciones del medio en caso de que ocurra algún accidente antrópico o natural que pueda desestabilizar o destruir los espacios.
Dentro de la planificación de desarrollo debe considerarse especialmente el manejo de los desechos industriales, sobre todo aquellos de mayor toxicidad. Así mismo, tiene importancia el cambio climático, la gestión del agua y la protección de las áreas verdes, entre otros elementos.
El término eco-eficiencia se refiere a aquellas prácticas a través de las cuales se busca generar tanto bienes como servicios que tengan precios competitivos y cuyos efectos sobre el medio ambiente sean mínimos.
Lo que busca esta práctica es la disminución progresiva del impacto de las industrias en el planeta, que se refleja en el uso consciente y eficiente de los recursos.
En la medida en que los ciudadanos estén más informados sobre las formas de emplear los recursos, podrán tomar decisiones que sean beneficiosas para la conservación del ambiente.
Exponer a los niños desde edades tempranas a la educación ambiental puede traducirse en generaciones completas más comprometidas con la sustentabilidad que lleven a cabo prácticas más amigables hacia el planeta.
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