Historia

Reparto de África: causas, principales disputas e imperios


El reparto de África, también conocido como la carrera por África, fue el proceso de colonización y división de ese continente por parte de las potencias europeas de la época. El comienzo del reparto se suele marcar en la década de 1880 y duró hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

Los europeos llevaban explorando el continente africano desde finales del siglo XVI, aunque no fue hasta el siglo XVIII cuando trazaron mapas de la mayor parte del territorio. Al principio, países como Portugal u Holanda habían establecido factorías comerciales en las costas, desde donde organizaron el tráfico de esclavos.

A partir de mediados del siglo XVIII, las potencias europeas buscaban territorios ricos en materias primas. Además, esa época estuvo repleta de tensiones entre Alemania, Francia, Inglaterra y Rusia, entre otras, por convertirse en el país más poderoso, comercial, militar y políticamente del continente.

El punto clave del reparto fue la Conferencia de Berlín, celebrada en 1884. Los dirigentes de las potencias acordaron dividir el continente africano entre ellas, intentando acabar con las disputas que casi habían provocado que estallara alguna guerra. Sin embargo, la colonización africana fue una de las causas que precipitaron la Primera Guerra Mundial.

Índice del artículo

Antecedentes

Los europeos habían comenzado a explorar el continente africano a finales del siglo XVI. Enseguida, esto estuvo acompañado de la explotación de sus recursos naturales.

Para 1835, ya existían mapas de la zona noroeste del continente, trazados por exploradores tan conocidos como David Livingstone o Alexandre de Serpa Pinto.

En las décadas de 1850 y 1860, se sucedieron otras exploraciones, como las llevadas a cabo por Richard Burton o John Speke. A finales de ese siglo, los europeos habían cartografiado todo el curso del Nilo, el del río Níger y los de los ríos Congo y Zambeze.

Portugal

Una de las grandes potencias marítimas de la historia, Portugal, había establecido algunas ciudades en la costa africana durante los siglos XV y XVI. Allí, había fundado factorías comerciales. Fue en ese periodo cuando comenzó el comercio de esclavos.

Algo después, durante en siglo XVII, ingleses y holandeses arrebataron gran parte de sus conquistas a los portugueses.

Siglo XVIII

A pesar de lo anterior, la presencia europea en África era muy escasa a comienzos del siglo XVIII. Según los expertos, el 90% del continente estaba gobernado por líderes locales, con tan solo algunas zonas costeras en manos de países de Europa. EL interior era aún de difícil acceso y muy peligroso para los extranjeros.

En el oeste, los europeos habían creado varias rutas para traficar con esclavos. En el norte, poblado por árabes y bereberes, comenzaron pronto a comerciar con Europa.

Por otra parte, al sur del continente llegaron varias expediciones de los Países Bajos, estableciendo grandes colonias. Concretamente, en 1652, habían alcanzado la actual Suráfrica y, un siglo después, pudieron penetrar al interior.

Nuevas técnicas armamentísticas y médicas, como la quinina para combatir el paludismo, permitieron a los europeos adentrarse en el corazón de África.

Europa

En siglo XVIII en Europa, especialmente tras la guerra franco-prusiana, había sido testigo de la aparición de los nacionalismos y de un nuevo imperialismo. Las diferentes potencias, con la inclusión de un poderoso Imperio Alemán, pasaron varias décadas tratando de imponer su influencia sobre las demás,

Esto, junto con la Revolución Industrial, provocó una carrera por hacerse con los recursos africanos y asiáticos.

Causas

El imperialismo del siglo XIX fue causado, por una parte, por la Revolución Industrial. Las nuevas técnicas de producción exigían muchas más materias primas, además de mercados nuevos donde vender los productos.

Por otra parte, la lucha por establecerse como primera potencia, provocó que muchos países buscaran ampliar sus territorios y sus riquezas.

Crecimiento de la población europea

La población europea pasó, en la segunda mitad del siglo XIX, de 300 a 450 millones de habitantes. Este aumento se debió a los avances que acompañaron a la Revolución Industrial y a los descubrimientos científicos. La creciente presión demográfica hizo que fueran necesarios mayores recursos económicos.

Nuevo sistema económico

Como ya se ha señalado, la Revolución Industrial cambió por completo el sistema económico europeo. A partir de ese momento, creció la demanda de materias primas y de fuentes de energía más baratas. Europa no poseía suficiente cantidad de ninguno de estos recursos, por lo que colonizar África fue la solución más sencilla para la época.

Además, el mercado comenzaba a mostrar síntomas de saturación. Gran Bretaña, por ejemplo, tenía un importante déficit comercial, agravado por las políticas proteccionistas provocadas por la crisis de 1873.

El continente africano, además de sus recursos naturales, ofrecía a los británicos, alemanes o franceses, un mercado abierto. Se trataba de extraer las materias primas y, después, vender los productos manufacturados.

Por otra parte, el capital veía muchas ventajas en invertir en el continente africano. La mano de obra era mucho más barata y sin apenas derechos laborales.

Por último, las regiones africanas, como también las asiáticas, ofrecían muchos productos muy demandados, pero casi imposibles de obtener en Europa. Entre ellos, destacaban el cobre, el caucho, el té o la hojalata.

Causas políticas e ideológicas

Después del triunfo, aunque fuera ideológico, de la revoluciones burguesas, el temor a los nuevos movimientos obreros había empujado a los burgueses hacia posiciones más conservadoras. Además, las potencias europeas se habían embarcado en una carrera por lograr el control militar y comercial de las rutas marítimas y terrestres.

Esta lucha, al principio no bélica, por conseguir dominar al resto de las potencias, fue acompañada por el fortalecimiento de los nacionalismos, basados en el estado-nación y en la pretensión de que los territorios con igual lengua o cultura debían formar parte de ellos.

La colonización en África comenzó en los enclaves que se habían establecido en las costas. Desde ahí, las potencias comenzaron a explorar y conquistar el interior. Muchas veces, esas incursiones eran justificadas con razones científicas, aunque siempre trataban de anexionarse los nuevos territorios que iban explotando.

Igualmente, había aparecido una corriente de estudios antropológicos que propugnaba la superioridad de los blancos sobre el resto de las etnias. De esta forma, se consideraba que los blancos estaban destinados a gobernar al resto e, incluso, algunos autores llegaron a hablar sobre “la pesada carga del hombre blanco”: civilizar y gobernar al resto por su bien.

La Weltpolitik de Bismarck

El Imperio Alemán se había convertido en uno de las potencias más fuertes del continente europeo. A partir de la década de 1880, las políticas de Bismarck, apoyado por la burguesía nacional, alentaban su expansión mundial.

Este imperialismo fue conocido como la Weltpolitik (política mundial). El creciente nacionalismo pangermanista, con la pretensión de crear un estado alemán fuerte y que acogiera a todos los territorios con cultura germana, favoreció la pretensión de conseguir más recursos y riquezas.

En pocos años, Alemania se convirtió en la tercera potencia colonial en África. Fue Bismarck el que propuso celebrar el Congreso de Berlín para repartirse el continente africano sin que estallara una guerra en Europa.

Congreso de Berlín

Este encuentro entre las diferentes potencias europeas se desarrolló entre 1884 y 1885. La intención era reglamentar sus posesiones en África, basándose en el principio de ocupación efectiva de los territorios. Por otra parte, también trataron de acabar con el tráfico de esclavos.

A pesar del intento por repartirse el continente de manera pacífica, las tensiones entre las potencias no desaparecieron. De hecho, esas disputas están consideradas como uno de los detonantes de la Primera Guerra Mundial.

En el Congreso de Berlín, se decidió que la zona entre Egipto y Sudáfrica, más algunas en el golfo de Guinea, quedaran en manos británicas. El norte africano, por su parte, junto con Madagascar y parte del África ecuatorial, fue asignado a Francia.

Portugal recibió Angola, Mozambique, Guinea y algunas islas, mientras Alemania se apoderó de Togo, Camerún y Tanganica. Bélgica se quedó con el Congo Belga, Italia con Libia y Somalia. Por último, España solo obtuvo el occidente del Sahara y enclaves en Guinea.

Las potencias no consiguieron resolver las disputas en el norte del continente: Túnez, Marruecos y Egipto.

Tan solo Etiopía, después invadida por Italia, y Liberia, fundada por afro-americanos liberados, fueron considerados países independientes.

Principales disputas

Incidente de Fachoda

Reino Unido y Francia, a finales del siglo XIX, habían proyectado unir sus respectivos territorios africanos mediante una vía férrea. Esto provocó, en 1898, un incidente entre ambos causado por una ciudad situada en el límite de ambas posesiones: Fachoda (Sudán).

Finalmente, fueron los británicos, con más fuerzas en la zona, los que conseguirían hacerse con la pertenencia de esa localidad.

Colonización del Congo

El rey belga Leopoldo II había sido el único en apoyar al explorador Henry Morton Stanley. Para ello le proporcionó financiación para que explorara la zona del Congo. Allí, hizo varios acuerdos con algunos jefes africanos y, en 1882, controlaba el suficiente territorio como para fundar el Estado Libre del Congo.

Al contrario de lo que ocurría con otras colonias, ese nuevo Estado fue propiedad personal del monarca belga, que empezó a explotar su marfil y caucho.

El Estado Libre del Congo comprendía, en 1890, todo el territorio entre Leopoliville y Stanleyville e intentaba expandirse hacia Katanga, en competencia con la Sudáfrica de Cecil Rhodes. Finalmente, fue Leopoldo II quien logró conquistar esa rica zona, ampliando su propiedad africana.

El monarca belga instauró un auténtico régimen de terror en la zona, con asesinatos masivos de millares de personas. La situación llegó a tal punto que las presiones en su propio país obligaron a Leopoldo, ya cerca de la muerte, a ceder el mando sobre la colonia.

Ocupación británica de Egipto y Sudáfrica

El Reino Unido fue uno de los países que más territorio ocupó en el continente africano. Entre estos, las ciudades de El Cairo y El Cabo, dos de las más importantes.

Las fuerzas británicas ocuparon Egipto en 1882, aunque, legalmente, fue declarado protectorado, y no colonia, en 1914. Durante la década de los 90 del siglo XIX, extendió sus dominios a Sudán, Nigeria, Kenia y Uganda.

En el sur, adquirió la Ciudad del Cabo, desde donde organizó su expansión a los Estados vecinos, tanto los regidos por jefes locales como los gobernados por los holandeses.

La Guerra Anglo-Zulú de 1879 consolidó el poder británico en la zona. Los boers, habitantes holandeses del sur de África, protestaron sin éxito. Ante eso, protagonizaron una rebelión en 1880, que desembocó en una guerra abierta.

La solución ofrecida por los británicos fue la creación de un gobierno libre en Transvaal. Sin embargo, en 1899 estalló la segunda guerra de los boers, quienes volvieron a ser derrotados y perdieron los territorios que aún conservaban.

Primera crisis marroquí

El Congreso de Berlín no apaciguó los ánimos imperialistas de las grandes potencias. El Incidente de Fachoda estuvo a punto de provocar una guerra entre Francia y Gran Bretaña. Ambos países firmaron un acuerdo, la Entente Cordiale, para evitar nuevos enfrentamientos.

Los alemanes, por su parte, estaban decididos a ampliar su presencia en África. Para poner a prueba la resistencia del resto de las potencias, utilizó el territorio del actual Marruecos.

En 1905, el Kaiser Guillermo II de Alemania realizó una visita a Tánger, en el norte de Marruecos. Allí, para desafiar a los franceses, dio un discurso apoyando la independencia del país.

En julio de ese año, Alemania se quejó de estar siendo apartada de las decisiones respecto a la zona. Los franceses accedieron a celebrar una conferencia, pero los alemanes movilizaron sus tropas en Europa. Francia envió también efectivos a la frontera común en enero de 1906.

Para evitar el conflicto, se celebró ese mismo año la Conferencia de Algeciras. Alemania solo logró el apoyo de Austria-Hungría, mientras que Francia fue respaldad por el Reino Unido, Rusia, Italia, España y los Estados Unidos de América. Ante eso, los alemanes aceptaron que los franceses mantuvieran el control sobre Marruecos.

Crisis de Agadir

Cinco años después, una nueva crisis comenzó en territorio marroquí. Se trató de la llamada Crisis de Agadir, que comenzó cuando Alemania desplegó un cañonero, el 1 de julio de 1911, en el puerto de esa ciudad.

Cuando los británicos recibieron la noticia, pensaron que los alemanes tenían la intención de convertir Agadir en su base naval en el Atlántico.

Sin embargo, el propósito del movimiento militar alemán era presionar para recibir una compensación por aceptar el control francés de Marruecos. En noviembre de 1911, tras una convención, las potencias firmaron un acuerdo por el que Alemania aceptaba la posición de Francia en la zona a cambio de algunos territorios en la actual República del Congo.

De esta forma, Francia estableció un protectorado sobre Marruecos en 1912. Las dos crisis marroquíes reforzaron los lazos entre Gran Bretaña y los franceses y los separó aún más de Alemania.

Imperios colonizadores

Durante el Siglo XIX se extendieron, principalmente, tres grandes imperios coloniales. A estos, se les sumaron algunas potencias medias europeas.

Imperio británico

El Imperio británico fue el que abarcó más territorios durante esa época. Su momento más importante se produjo en el reinado de la reina Victoria, cuando sus dominios se extendían por Oceanía, América, Asia, África y el Mediterráneo.

El sistema de gobierno más habitual en sus territorios africanos era mediante gobiernos indirectos. La mayoría de las veces, preferían dejar a los jefes locales en sus puestos, pero controlando las decisiones finales importantes mediante una serie de oficiales y funcionarios.

En el continente africano llegaron a controlar Egipto, incluido el fundamental Canal de Suez. A partir de 1882, penetraron en Sudán, buscando hacer realidad su proyecto de unir El Cairo con El Cabo.

En el sur, desde El Cabo, avanzaron hasta Nigeria, venciendo a los boers holandeses y conquistando sus tierras.

El Imperio francés

En su momento más álgido, el Imperio francés controló 13 millones de kilómetros, con territorios por todo el planeta.

Sus primeras incursiones en África se remontan a mediados del siglo XIX, ya que antes habían enfocado sus esfuerzos en la Antillas, parte de la India y algunos enclaves estratégicos en el Pacífico.

El norte de África fue una de las zonas a las que Francia dedicó más esfuerzo. En 1847, lograron conquistar Argelia, convirtiendo el país es el centro de su poder en esa parte del continente.

Igualmente, en 1880, empezó su conquista del territorio que pasaría a ser conocido como Congo francés, estableciendo un protectorado que incluyó Cambinga, Camerún y el Estado Libre del Congo. Un año más tarde, pasó a controlar Túnez.

El Incidente de Fachoda provocó que Francia abandonara su intención de unir los extremos este y oeste del continente. Esto les hubiera permitido conectar en océano Atlántico con el Índico.

Después de crear, en 1904, el África Occidental Francesa, una federación de ocho territorios, Francia dedicó sus esfuerzos en conseguir el control de Marruecos. En 1905 logró su objetivo, aunque dos crisis que involucraron a los alemanes estuvieron a punto de provocar una guerra abierta.

Alemania

El Imperio Alemán, después de fortalecer su posición en Europa, procedió a participar en la carrera por controlar África. En poco tiempo, se convirtió en el tercer país con más posesiones en ese continente, controlando 2,6 millones de kilómetros cuadrados.

Ante la ya consolidada posiciones de franceses y británicos, Alemania se centró en territorios aún casi vírgenes, como África del Suroeste, Togolandia, Camerún y Tanganyika.

La creciente disputa por África hizo que Bismarck convocara la Conferencia de Berlín, celebrada entre 1884 y 1885. Tras esto, y ante el acuerdo alcanzado entre Francia y el Reino Unido, la Entente Cordial, trató de aislar a los franceses, provocando la Primera Crisis Marroquí.

Italia

Italia, como le ocurrió a otros países, no tuvo más remedio que quedar a la expectativa de los juegos de poder de Francia, Alemania y Gran Bretaña. Así, su presencia en África fue escasa: Eritrea, Somalia y Libia.

Referencias

  1. Montagut, Eduardo. El reparto de África. Obtenido de nuevatribuna.es
  2. Pigna, Felipe. El Reparto de África y Asia. Obtenido de elhistoriador.com.ar
  3. Mgar. Colonización europea (siglos XIX y XX). Obtenido de mgar.net
  4. Shisia, Maureen. What Was The Scramble For Africa?. Obtenido de worldatlas.com
  5. Cleary, Vern. The Causes and Motivations for the Scramble for Africa. Obtenido de webs.bcp.org
  6. New world encyclopedia. Scramble for Africa. Obtenido de newworldencyclopedia.org
  7. Boddy-Evans, Alistair. Events Leading to the Scramble for Africa. Obtenido de thoughtco.com
  8. South African History Online. The Berlin Conference. Obtenido de sahistory.org.za