Milagro japonés: qué fue, causas, características, consecuencias
¿Qué fue el milagro japonés?
Milagro japonés es el término utilizado por economistas e historiadores para designar el periodo de gran desarrollo económico en Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial. Las consecuencias de la derrota japonesa y de los bombardeos estadounidenses habían dejado al país devastado y arruinado por completo.
A esta circunstancia había que añadir la escasez de materias primas, así como las características geográficas del archipiélago que forma Japón. Como dato reseñable, tan solo el 14% de su superficie es cultivable.
Sin embargo, a partir de 1960 y hasta la década de los 80, el país asiático conoció unos índices de crecimiento económico que lo convirtieron en la segunda potencia mundial, tan solo superado por los EE.UU.
Muchos expertos afirman que las causas de este crecimiento habían comenzado a implantarse antes de la guerra, cuando Japón modernizó sus estructuras con la Revolución Meiji, pero el conflicto paralizó esos avances.
Causas del milagro japonés
La ayuda norteamericana
Estados Unidos, como potencia ganadora de la guerra, empezó pronto a ayudar a Japón a recuperarse. Por una parte, empezaba la Guerra Fría, y Japón tenía una posición privilegiada frente a China y a la Unión Soviética. Por otra, era un nuevo mercado para los productos estadounidenses.
En un principio, Estados Unidos impuso unos objetivos de austeridad muy duros. Trataba con este plan de contener la inflación. De igual manera, introdujo tecnología avanzada, además de capital. Por último, ayudó a potenciar el comercio japonés en todo el sudeste asiático.
Dentro de Japón, Estados Unidos encontró el apoyo de la burguesía, deseosa de ganar poderío económico. Se instauró una democracia liberal y se abrió en el país la base militar estadounidense más importante, Okinawa.
Aunque en 1951, con el Tratado de San Francisco, acabó oficialmente la ocupación estadounidense, lo cierto es que continuó influyendo en el gobierno del país.
La política estatal
El nuevo gobierno japonés empezó a instaurar políticas para impulsar la recuperación económica. A pesar de que el sistema a implementar era el capitalista, durante muchos años hubo un gran intervencionismo estatal que ayudó a las empresas niponas.
El Estado se convirtió en el responsable de la política industrial, comercial y financiera, con la intención de promover el progreso económico.
Entre los objetivos declarados de los ministerios de Economía y de Industria estaba potenciar la producción a gran escala mediante la concentración económica; la protección del país frente a la competencia extranjera; y la promoción del mercado exterior.
El gobierno incentivó que se formaran grandes grupos industriales, los llamados Keiretsu. Tras la guerra, estas corporaciones fueron prohibidas, pero resurgieron.
En la década de los 60, corporaciones como Mitsubishi, Fuji o Toyota dominaban el mercado. Para ayudar más a estos grandes conglomerados, el MICE (organismo encargado de la economía) los protegía frente a la competencia extranjera.
Las exportaciones también aumentaron a partir de 1960. Su principal mercado era Estados Unidos, además de Europa Occidental. En los 70, las exportaciones crecieron un 800%.
El saldo positivo en su balanza comercial hizo que salieran muchos capitales y convirtió a Japón en uno de los principales acreedores del mundo.
Cooperación de clases
Los Estados Unidos, como potencia ocupante, reorganizó el aparato estatal. Promulgó leyes para democratizar el país, decretó una reforma agraria y prohibió los zaibatsu, o grupos de empresas con una fuerte influencia financiera.
Al mismo tiempo, otorgó a los trabajadores el derecho a huelga y la capacidad de organizarse.
Los partidos y asociaciones de tendencia comunista empezaron a actuar, tomando el control de algunas empresas. Esta situación iba en contra de la política capitalista estadounidense, por lo que las autoridades declararon ilegal esa práctica.
La ola de huelgas siguientes llevaron a los estadounidenses a iniciar la denominada “purga roja”, contra los sindicatos y trabajadores de izquierda.
Ya en los años 50, se crearon en Japón movimientos obreros anticomunistas. En un principio, mantuvieron enfrentamientos contra los empresarios, aunque la represión desatada hizo que su lucha no llegara a nada.
Sin embargo, en los 60, la industria se había expandido mucho y había escasez de mano de obra. Esto dio ventaja a los trabajadores para exigir aumentos de salario y, a la vez, hizo que las empresas comenzaran a automatizar las plantas.
La burguesía se había recuperado y consiguió eliminar a los sindicatos más combativos. Apareció, auspiciado por empresarios, una organización sindical de derechas, que proponía la colaboración entre las clases sociales.
Características del milagro japonés
Una de las características que los autores destacan más sobre el milagro japonés es la importancia de los factores socioculturales.
Los japoneses aplicaron a su industria valores provenientes del sintoismo o el neoconfucionismo. Igualmente, tenían un gran espíritu de sacrificio y otorgaban gran importancia a la educación.
Nuevos modelos de organización
El milagro japonés estaba, en gran parte, basado en nuevos modelos de organización y funcionamiento en la industria. La gestión del trabajo superó al sistema fordiano estadounidense y fue exportado a otras partes del mundo.
Toyota, empresa en la que se aplicaron numerosas técnicas de gerencia, se convirtió en sinónimo de productividad. Herramientas como el Just in Time, el Kanban, el Kaizen o los Círculos de Calidad, se basaban en una mezcla de antiguas tradiciones japonesas y postulados de la organización científica.
Aparte de este nuevo modelo de producción, el milagro japonés introdujo conceptos como el empleo vitalicio, que fortalecía la vinculación entre los obreros y la empresa, o el trabajo en equipo.
Por último, también hacía hincapié en la versatilidad de los trabajadores, en su cualificación y en su participación.
Limitación de materias primas
Uno de los problemas con los que la industria se encontró durante las décadas de recuperación fue la limitación de materias primas. Las islas no proveían de lo necesario para la producción, por lo que debieron buscar cómo aumentar la rentabilidad.
Las acerías fueron situadas cerca de puertos estratégicos, para ahorrar costes. Las autoridades, por su parte, establecieron acuerdos con muchos países.
Se trataba de equilibrar la balanza comercial mediante la entrada de capital y el intercambio de productos. Así, el 85% de las exportaciones se correspondían a productos manufacturados.
Concentración empresarial
Los zaibatsus habían sido grupos financieros que servían para concentrar las empresas. Después de la guerra, los estadounidenses los prohibieron, ya que habían tenido un importante papel financiero en el conflicto.
Sin embargo, poco después volvieron a surgir y se convirtieron en parte fundamental de la recuperación.
Por otro lado, los expertos destacan también la capacidad ciudadana de ahorro como punto importante en el milagro. Esos ahorros eran destinados, en buena parte, a la industria y el comercio, tanto interior como exterior.
Los bancos, gracias a esa cantidad de dinero disponible, pudieron facilitar préstamos a un interés muy bajo, algo que las pequeñas empresas utilizaron para modernizar los equipos y para los departamentos de I+D.
Consecuencias del milagro japonés
Crecimiento económico alto
Una de las figuras más importantes en el milagro japonés fue Hayato Ikeda, primer ministro de la nación en los años 60. El político diseñó un programa de crecimiento económico fundamental para el éxito japonés.
Ikeda se propuso como objetivo doblar la renta nacional en solo 10 años. En la práctica, lo consiguió en la mitad del tiempo. A partir de entonces, Japón creció a un ritmo cercano al 13/14%.
Los datos de crecimiento alcanzaron una media de un 5% durante los años 60, un 7% en los 70 y un 8% en la década de los 80.
Desarrollo de la industria
El sector en el que mejor se contempla el milagro japonés fue la industria. En dos décadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón tenía la mitad del tonelaje marítimo del mundo, era el tercer país productor de acero y de vehículos de motor y el segundo en electrónica.
En diez años, de 1962 a 1972, el Producto Interior Bruto pasó de ser una quinta parte del estadounidense a un tercio del mismo. Su excedente comercial se quintuplicó para principios de los 70, siendo también el primer país en construcción naval, en producción de motos y televisores y el segundo en automóviles y fibra sintética.
Otra estrategia seguida por las empresas niponas fue el uso de lo inventado en otros países. Como ejemplo, Sony usó la patente de los transistores de las prótesis auditivas para construir radios portátiles.
Por último, destacó la gran automatización en la industria, así como la utilización de las Nuevas Tecnologías y la robótica para conseguir mejores resultados y productividad.
Crisis del modelo
El éxito japonés sufrió un parón a partir de la década de los 90, comenzando la llamada década perdida. La economía se estancó, situación que aún persiste. El comienzo de esta crisis se debió al estallido de una burbuja financiera e inmobiliaria propiciada por su actuación como banquero global.
Igualmente, el envejecimiento de la población y la aparición de los llamados “tigres asiáticos” también hicieron ralentizar la economía del país.
Durante años, la situación japonesa se ha mantenido equilibrada, con cifras que lo sitúan en deflación. Las políticas gubernamentales no han logrado, hasta este momento, volver a situar al país en la senda del crecimiento.
En el plano social, por otra parte, los avances no corrieron a la misma velocidad que en la economía. Destacan, negativamente, las cifras de suicidios, la falta de derechos de las minorías, y los problemas de la juventud en cuanto a la percepción de felicidad.
Referencias
- Pérez García-Valdecasas, J. El Milagro Japonés. Recuperado de eumed.net
- Gil, A. El milagro económico de Japón. Obtenido de elordenmundial.com
- Díaz, P. Unidad, educación y disciplina son la base del milagro japonés. Obtenido de otrasvoceseneducacion.org
- Tetsuji, O. Lessons from the Japanese Miracle: Building the Foundations for a New Growth Paradigm. Obtenido de nippon.com
- Crawford, R. J. Reinterpreting the Japanese Economic Miracle. Obtenido de hbr.org