¿Qué es el habitus exterior?
El habitus exterior es el conjunto de datos médicos recolectados a través de la inspección general a simple vista, sin haber realizado ninguna exploración física. También se puede definir como el aspecto externo del enfermo.
Para realizar el habitus exterior se toman en cuenta la condición del paciente, el sexo del paciente, la edad aparente, su constitución, su actitud, estado de conciencia, etc. En la condición del paciente se valora el estado de gravedad del paciente. Normalmente se realiza a través de dos distinciones, si camina o si está encamado.
Si el paciente puede caminar, podemos descartar que tenga algo roto en la parte inferior del cuerpo. Si el paciente está encamado, podemos observar si existe alguna herida que le impida permanecer en pie, o si su estado de conciencia está alterado.
Datos que se observan en el habitus exterior
Sexo
El sexo del paciente es un factor a tener en cuenta ya que existen pacedimientos específicos al sexo. Los rasgos característicos atendiendo al sexo, también nos puede permitir ver la incidencia de la enfermedad.
Edad
La edad aparente es la edad que aparenta el paciente a simple vista. También es importante de cara a enfermedades que tienen mayor incidencia en un rango de edad de la población.
La edad aparente también refleja el estilo de vida del paciente o los antecedentes patológicos que hayan podido haber dejado marca en el paciente.
Si el paciente está inconsciente y no hay una persona acompañándole que sepa que ha ocurrido o los antecedentes, la estimación de su edad puede ser recomendable para algunos diagnósticos diferenciales.
Si es paciente pediátrico es importante valorar su edad aparente en lo esperado al crecimiento y desarrollo.
Constitución
La constitución del paciente también es importante debido a su grado de robustez. Se basa en 4 tipos de constitución. La constitución fuerte donde predomina el tejido muscular y óseo; la media, donde existe proporción entre los tres tejidos.
La constitución débil donde predominan los huesos. Y por último, la constitución fuerte debilitada, donde los individuos se ve que tenían características de fuerza pero algo las ha debilitado fuertemente.
Actitud
La actitud del paciente también es un punto a tener en cuenta en el habitus exterior. Si es libremente escogida, lo que quiere decir que el individuo tiene el control sobre su actitud y la puede cambiar a voluntad o si por el contrario es instintiva, donde la actitud que tiene es la de disminuir una molestia, por ejemplo posición fetal para disminuir el dolor abdominal.
También puede tener una actividad forzada, donde no puede cambiar de posición debido a una lesión física. O por último, una actitud pasiva donde la voluntad del individuo no puede intervenir y la actitud está regida por la gravedad, como por ejemplo un coma.
Facies
Las facies son las expresiones de la cara del individuo, que también nos pueden ayudar en nuestro examen de habitus exterior. Los tipos de facies pueden ser muy variados.
Pueden ser no característica, son las típicas de un individuo sano y representan el ánimo del paciente en ese momento.
Puede ser febril o voluptuosa, donde se presenta una apariencia con las mejillas rubicundas, congestión de conjuntivas, aumento de la frecuencia respiratoria, brillo de la piel, etc.
También puede ser una facie tífica donde los párpados se encuentran semicerrados, la mirada vaga, indiferencia y torpeza mental, rasgos afilados, descamación…
Siguiendo con nuestro tipo de facies tenemos la leonina, que se caracteriza por ojos hundidos y con poco movimiento, alopecia, pómulos salientes y nariz ancha, labios secos, torpeza intelectual… Se presenta en enfermedades como la lepra, la tuberculosis o enfermedades micóticas
La adissoniana es otro tipo de facie, que se caracteriza por la hiperpigmentación del rostro y mucosas debido a un exceso de melanina. Se suele presentar en pacientes irritables con pérdida de peso y están relacionadas con insuficiencias suprarrenales.
Movimientos anormales
Para seguir con nuestro estudio del habitus exterior tenemos que cerciorarnos de que no existan movimientos anormales, caracterizados por temblores, convulsiones y tics.
También se consideran movimientos anormales los movimientos coreicos, que son movimientos involuntarios irregulares y desordenados; los atetósicos, que son movimientos muy lentos de gran amplitud; los distónicos, que son movimientos conscientes que colocan al cuerpo en una posición forzada. También incluimos los movimientos hemibalistas que son bruscos y centrífugos, además de los parkinsonianos.
Marcha
Otra de las características a tener en cuenta en el estudio del habitus exterior es la marcha del paciente.
Las marchas anormales pueden ser unilaterales cuando solo se apoyan en una extremidad, y dentro de esta distinguimos las marchas hemipléjicas, las helcopodas y las claudicantes.
Dentro de las marchas anormales también están las bilaterales cuando el defecto existe en las dos piernas. Pueden ser atáxica, espástica, polineurítica, parkinsoniana, titubeante o miopática.
Conciencia
Por último debemos tener en cuenta el estado de conciencia del individuo. Estos pueden diferenciarse entre conscientes, somnolientos, confusión, obnubilación, estupor, sopor, coma o muerte cerebral.
Los más importantes a tener en cuenta son los de somnolencia cuando el individuo es capaz de mantenerse despierto aún intentándolo, el estupor donde el paciente no presenta reacción ante los estímulos dolorosos; el sopor, donde se empieza a ver la alteración de los signos vitales, el coma donde ya no existe conciencia y la muerte cerebral donde ya no existen las ondas cerebrales.
Referencias
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- MURILLO, Luis Jiménez; PÉREZ, Francisco Javier Montero.Medicina de Urgencias. Guía terapéutica 3 ed.© 2011. Elsevier España, 2011.