Biografías

Julio Flórez Roa: biografía, estilo, obras, frases


Julio Flórez Roa (1867-1923) fue un escritor y poeta colombiano, cuya obra literaria se desarrolló dentro de las líneas del romanticismo. Si bien el autor llegó tardíamente a la corriente romántica (cuando el simbolismo y el modernismo ya habían hecho su aparición), eso no le restó valor y reconocimiento a sus escritos.

El trabajo poético de Flórez se caracterizó por el uso de un lenguaje culto y expresivo. En sus versos fueron notorios el drama y la sensibilidad, así como una elevada carga de emotividad. Los temas preferidos del escritor fueron el desamor, la soledad, el dolor, la tristeza y el fin de la existencia humana.

La obra literaria de Julio Flórez Roa comenzó a publicarse a finales del siglo XIX y se convirtió en uno de los poetas más populares de aquel entonces. Algunos de los títulos más destacados de este intelectual colombiano fueron: Horas, Cardos y lirios, Manojo de zarzas, Fronda lírica y Gotas de ajenjo.

Índice del artículo

Biografía

Nacimiento y familia

Julio Flórez nació el 22 de mayo de 1867 en la localidad de Chiquinquirá en Boyacá. Provino de una familia culta y de buena posición socioeconómica. Su padre fue el médico Policarpo María Flórez (quien ejerció como presidente del Estado Soberano de Boyacá) y su madre Dolores Roa. El escritor tuvo nueve hermanos.

Estudios

Julio cursó sus primeros años de estudios en una institución de la Orden de los Dominicos de su ciudad natal, bajo estrictas normas religiosas. Su formación fue complementada con la lectura de grandes clásicos, influenciado por su padre Policarpo Flórez. Su talento para la poesía afloró en su niñez, a los siete años escribió sus primeros versos.

Luego estudió la secundaria en el Colegio Oficial de Vélez entre 1879 y 1880 bajo las reglas de su padre quien fue rector de la institución. La familia se mudó a Bogotá en 1881 y Julio inició la carrera de literatura en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Sin embargo, no pudo continuarlos por los diferentes conflictos cívico-militares.

Vida bohemia

Julio se dejó llevar por su personalidad dispersa y despreocupada y no se reincorporó a la vida académica después que el país logró estabilizarse. Así que se dedicó a la lectura y a asistir a las reuniones literarias que se dieron en la ciudad de Bogotá. En ese tiempo hizo amistad con los intelectuales José Asunción Silva y Candelario Obeso.

En un principio la vida bohemia de Flórez, su inconclusa formación universitaria y el desconocimiento de otros idiomas lo pusieron en desventaja con otros jóvenes poetas. Al joven se le dificultó la entrada a la sociedad literaria y cultural de aquel entonces, la cual fue exigente y elitista.

Momentos trágicos

Flórez Roa dejó la casa de sus padres en 1882 para irse a vivir con uno de sus hermanos mayores llamado Leonidas, quien fue abogado y escritor. Un año después su hermano fue herido de bala en un enfrentamiento político.

El trágico acontecimiento sucedió en la Plaza de Bolívar por diferencias entre los simpatizantes de los candidatos a la presidencia en aquel entonces.

Si bien el hermano de Julio quedó con vida, su estado de salud fue afectado física y psicológicamente. El joven Flórez se sintió afligido ante la situación porque estaba muy unido a Leonidas. Luego de ese percance (en 1884) el escritor sufrió el suicidio de un cercano amigo y durante el sepelio recitó varios poemas en su honor.

Contexto literario

La poesía de Flórez inició sus pasos a finales del siglo XIX durante la conocida etapa dorada de la literatura colombiana. En esa época se desarrollaron los escritores tradicionalistas de la talla de Miguel Antonio Caro, Rafael Pombo y Jorge Isaacs. Por otro lado, estuvieron los simbolistas y modernistas como José Silva y Baldomero Sanín.

Sin embargo, Flórez Roa no se unió a ninguno de esos dos grupos. Él eligió pertenecer al movimiento del romanticismo sin importarle que ya se había acercado a su última etapa. El poeta sobresalió a su manera, se mantuvo firme a sus pensamientos, gustos y sentimientos. Muchos lo denominaron como el último romántico.

Comienzos literarios

La carrera literaria de Julio Flórez Roa inició oficialmente en 1886 cuando algunos de sus versos salieron publicados en la antología La lira nueva de José María Rivas. Un año después falleció su hermano Leonidas y se fue a vivir solo. Para ese entonces el joven subsistió con el pago que recibía como escritor y poeta.

Firme convicción liberal

La situación económica del poeta en sus comienzos literarios no fue buena. Ahora bien, su economía pudo haber mejorado si hubiese aceptado alguno de los cargos públicos y políticos que el gobierno conservador le ofreció. Pero el arraigado pensamiento liberal que heredó de su padre le impidió unirse a los conservadores.

Personalidad sin igual

Julio Flórez fue un hombre con físico y personalidad particular. Su apariencia era delgada, alta, con ojos profundos y cejas pobladas. Sobresalieron su bigote fino y su cabello medianamente largo. Su nariz era tan elegante como los trajes que vistió y su capacidad verbal complementó su esencia externa.

En cuanto a su personalidad, el poeta fue un bohemio y despreocupado, a veces parecía tener cara de pocos amigos. Su espíritu casi siempre estuvo melancólico y afligido. Fue conocido entre sus amistades como incrédulo y negativo ante las posibilidades de la vida para ser feliz.

Tiempos difíciles

Los primeros años de juventud de Flórez Roa estuvieron marcados por duras etapas de dificultades económicas y por pérdidas afectivas. El poeta sufrió el encarcelamiento de su hermano Alejandro en 1891 y el de su padre en 1892. Esos episodios de su vida los reflejó en su obra poética.

Primera publicación

Flórez persistió en su carrera literaria a pesar de las circunstancias adversas que vivió. Su primera obra poética Horas fue publicada en 1893, la cual trató de varios poemas de corte romántico. El título del libro fue escogido por su amigo el poeta José Asunción Silva.

El escritor logró reconocimiento y respeto en la sociedad cultural de la época con Horas. Dejó de ser visto como un provinciano y como un poeta aficionado. A finales del siglo XIX fue uno de los poetas más populares, la crítica y los grupos literarios lo invitaron con frecuencia a recitales y eventos.

Un poeta amado

La popularidad de Flórez por su desempeño poético abarcó todos los niveles sociales. Los aspirantes a escritores realizaron viajes a Bogotá con la intención de conocerlo y asistir a sus declamaciones. Se convirtió en el amor platónico de muchas jovencitas que suspiraban al verlo pasar.

El escritor se ganó el respeto y la admiración de sus colegas. Tal fue el caso de Guillermo Valencia quien lo llamó “El divino Flórez”. El poeta supo conectarse con las emociones de los lectores y del pueblo en general.

La Gruta Simbólica de Flórez

Flórez Roa creó la “Gruta Simbólica” en 1900, se trató de un club literario que contó con más de setenta miembros y se originó como respuesta a las censuras impuestas por los gobiernos tras las luchas civiles y políticas. El escritor se ganó la crítica de la iglesia, la cual consideró que el lugar era generador de vicios.

La “Gruta Simbólica” de Flórez funcionó hasta 1903. El fin de las reuniones tuvo su causa en las constantes persecuciones políticas y religiosas.

Flórez en el exilio

Si bien la “Gruta Simbólica” dejó de existir, las persecuciones contra el poeta continuaron. La élite de la iglesia católica lo acusó de blasfemo. Así que para poner a salvo su vida salió de Colombia por la Costa Atlántica en 1905 con la ayuda del general militar Rafael Reyes.

El poeta llegó a Caracas, Venezuela, y allí se incorporó a la vida cultural y literaria. En la capital venezolana publicó la obra Cardos y lirios en 1905. Luego, el escritor realizó una gira por varios países de América entre 1906 y 1907 para dar a conocer su trabajo poético. En ese tiempo produjo Cesta de lotos y Manojo de zarzas en El Salvador.

Incursión en la diplomacia

Flórez Roa se planteó regresar a su país a mediados de 1907, pero su amigo y entonces presidente Rafael Reyes lo designó miembro de la diplomacia colombiana en España. El poeta permaneció dos años en Europa y las innovaciones literarias de la época no influyeron en su estilo literario.

El intelectual colombiano concibió en España dos de sus obras poéticas más conocidas: Fronda lírica en 1908 y Gotas de ajenjo en 1909. Flórez conoció en Madrid a escritores de la talla de Rubén Darío, Amado Nervo, Francisco Villaespesa y Emilia Pardo Bazán.

Regreso a Colombia

Julio Flórez Roa regresó a Colombia en febrero de 1909 a casi cuatro años de ausencia. Recién llegado organizó un recital de poesía en la ciudad de Barranquilla y al poco tiempo se alejó de la escena pública. El escritor decidió retirarse hacia la localidad de Usiacurí en el Atlántico.

Vida personal

El escritor encontró el amor durante su estancia en Usiacurí. Allí se enamoró perdidamente de una adolescente de catorce años de edad llamada Petrona Moreno. A pesar de que él era cuarenta años mayor que ella, la diferencia de edades no les impidió casarse.

Fruto del amor entre Julio y Petrona nacieron cinco hijos: Cielo, León, Divina, Lira y Hugo. El poeta se estableció definitivamente en aquella región del Atlántico y salvo en contadas ocasiones viajó a Bogotá para asistir a eventos culturales y literarios a los que fue invitado.

Últimos años y fallecimiento

Los últimos años de vida del poeta transcurrieron en Usiacurí en compañía de su esposa e hijos. Para sostener a su familia se dedicó a la ganadería y a la agricultura. Flórez produjo algunos poemas entre ellos ¡De pie los muertos! en 1917. La salud del escritor comenzó a deteriorarse con una extraña enfermedad que le deformó la cara.

El intelectual contrajo matrimonio religioso con Petrona en noviembre de 1922 por presión de la iglesia católica. La enfermedad siguió avanzando y limitó su habla. Julio Flórez Roa falleció el 7 de febrero de 1923 en Usiacurí a causa del extraño mal que padeció y que los médicos creyeron que fue cáncer.

Conservación de su patrimonio

– La casa del poeta en Usiacurí pasó a ser una especie de museo a partir de 1934. Ese mismo año su esposa Petrona se mudó a Barranquilla y una sobrina quedó a cargo del inmueble, cuidando las posesiones que dejó el escritor.

– En 2001 la casa de Julio Flórez Rosa pasó a manos de la Fundación COPROUS para una mejor conservación.

– La casa de Flórez pasó a ser Patrimonio Cultural del departamento del Atlántico en 2002.

– La casa del poeta en Usiacurí se convirtió en Monumento Nacional en 2007.

Estilo

El estilo literario de Julio Flórez Roa estuvo enmarcado dentro de la corriente del romanticismo. El poeta utilizó un lenguaje culto, bien elaborado y preciso. Sus versos estuvieron dotados de una fuerte carga de sentimientos y emotividad.

Los diferentes episodios de pobreza que vivió y el fallecimiento de varios de sus seres queridos influyeron en el rasgo dramático de su obra poética.

La personalidad pesimista e incrédula del escritor lo llevó a escribir sobre la soledad, el desamor, el dolor y la desesperanza. Algunos de sus poemas fueron de contenido filosófico sobre la existencia humana.

Obras

– Horas (1893).

– Cardos y lirios (1905).

– Cesta de lotos (1906).

– Manojo de zarzas (1906).

– Fronda lírica. Poemas (1908).

– Gotas de ajenjo (1909).

– Flecha roja (fecha desconocida).

– ¡De pie los muertos! (1917).

– Fronda lírica (1922). Segunda edición.

– Oro y ébano (1943, edición póstuma).

Breve descripción de algunas de sus obras

Horas (1893)

Fue el primer libro de poesía que publicó Julio Flórez Roa en 1893. El poeta desarrolló la obra siguiendo el estilo de la corriente romántica y el título fue una sugerencia que le hizo el escritor José Asunción Silva. Los versos del poemario se basaron en gran medida en la patria.

Si bien el autor incluyó en el libro poemas relacionados con el fin de la vida y con su madre, fueron los que dedicó a su nación los que mayor renombre le dieron. En él, los simpatizantes de las ideas liberales encontraron una voz y una clara identificación.

Cardos y lirios (1905)

Se trató de la segunda obra poética de este escritor colombiano, la cual fue publicada en la ciudad de Caracas en 1905 tras su etapa de exilio. Con este libro Flórez logró darse a conocer en Latinoamérica y su valor literario fue en constante aumento.

Flórez reflejó en esta obra su personalidad escéptica y sus versos fueron más tristes y dramáticos. El estar lejos de su patria lo hizo sentir más melancólico y eso combinó muy bien con el estilo romántico del libro. Los temas principales fueron la soledad y la desesperanza.

Algunos de los poemas que integraron esta obra fueron:

– “Oro en polvo”.

– “Mi tumba”.

– “La gran tristeza”.

– “Fulminado”.

– “En el salón”.

– “Dulce veneno”.

– “De cabeza”.

– “Ave gris”.

– “Astro del alma”.

– “A mi madre”.

– “Resurrecciones”.

– “Al Mar Caribe”.

Fragmento de “La gran tristeza”

“Una inmensa agua gris,

inmóvil, muerta,

sobre un lúgubre páramo

tendida;

a trechos, de algas lívidas

cubierta,

ni un árbol, ni una flor,

todo sin vida,

todo sin alma en la

extensión desierta.

Un punto blanco sobre el

agua muda,

sobre aquella agua de

esplendor desnuda

se ve brillar en el confín

lejano:

es una garza inconsolable…

Ave triste, responde:

¿Alguna tarde

en que rasgabas el azul

de enero

con tu amante feliz,

haciendo alarde

de tu blancura, el cazador

cobarde

hirió de muerte el dulce

compañero?…”.

Cesta de lotos (1906)

Esta obra fue producida por Flórez Roa en El Salvador en 1906 cuando recorrió los países centroamericanos para dar a conocer su poesía. El poemario no fue muy distinto a las publicaciones anteriores. El autor continuó enfocado en desarrollar temas basados en sus sentimientos de desolación, tristeza y soledad.

Algunos de los poemas que integraron la obra fueron:

– “A media voz”.

– “Alondra”.

– “Arrullo”.

– “El bofetón”.

– “En alta mar”.

– “En la ausencia”.

– “Entonces”.

– “Estatua viva”.

– “Flor dañina”.

– “Limosna de amor”.

– “Mística”.

– “Natal”.

– “Ojos y ojeras”.

– “Por siempre”.

– “Reto”.

– “Sueño dorado”.

Fragmento de “Limosna de amor”

“Miel y luz, el peregrino

bardo que va sobre

escombros

y lleva sobre sus hombros

el instrumento

divino,

pide para su camino.

De su lira es tanto el peso,

que tú le puedes dar eso

para aliviar su jornada:

luz, dale en una mirada,

y dale miel en su beso”.

Fragmento de “Por siempre”

“Como alumbra el relámpago

la densa

oscuridad de la noche

borrascosa,

tú, iluminaste la negrura

inmensa

de esta alma triste, con la luz

intensa

de tu pupila cándida y

piadosa.

… Torna a mí, dulce y bien, y tu

mirada,

pon de mis ojos en las noches

frías

y no la apartes más… ¡oh, mi

adorada!

para que con su luz

eternizada,

por siempre alumbres las

tinieblas mías”.

Fronda lírica (1908)

Esta obra literaria de Flórez Roa fue concebida en España en 1908, en la época en que desarrolló actividades diplomáticas. En este poemario persistió el estilo romántico del autor, aun cuando entró en contacto con las innovaciones literarias de la época durante su estadía en Europa.

El escritor basó el contenido de la obra en sus sentimientos de añoranza por la patria y su familia. La expresividad y las emociones se dejaron ver en versos de carácter personal llenos de profundidad y reflexión.

Fragmento de Gotas de ajenjo (1909)

“Tú no sabes amar: ¿acaso intentas

darme calor con tu mirada triste?

El amor nada vale sin tormentas,

sin tempestades el amor no existe.

Y sin embargo ¿dices que me amas?

No, no es amor lo que hacia mi te mueve;

el amor es un sol hecho de llama,

y en los soles jamás cuaja la nieve.

… Pero tú piensas que el amor es frío;

que ha de asomar en ojos siempre yertos,

con tu anémico amor… anda, bien mío,

anda al osario a enamorar los muertos”.

Fragmento de “Todo llega tarde”

“Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte!

Nunca se satisface ni alcanza

la dulce posesión de una esperanza

cuando el deseo acósanos más fuerte.

Todo puede llegar: pero se advierte

que todo llega tarde: la bonanza,

después de la tragedia: la alabanza

cuando ya está la inspiración inerte.

… Y la gloria, esa ninfa de la suerte,

solo en las sepulturas danza.

Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte!”.

Fragmento de “Idilio eterno”

“Mi último beso de pasión te envío;

mi postrer lampo a tu semblante junto

y las hondas tinieblas del vacío,

hecha cadáver, se desploma al punto.

Entonces el mar, de un polo al otro polo,

al encrespar sus olas plañideras,

inmenso, triste, desvalido y solo,

cubre con sus sollozos las riberas.

Y al contemplar los luminosos rastros

del alba luna en el oscuro velo,

tiemblan, de envidia y de dolor, los astros

en la profunda soledad del cielo…”.

Fragmento de “Abstracción”

“… Más aún: oigo el paso de la vida

por la sorda caverna de mi cráneo

como un rumor de arroyo sin salida,

como un rumor de río subterráneo.

Entonces presa de pavor y yerto

como un cadáver, mudo y pensativo,

en mi abstracción a descifrar no acierto.

Si es que dormido estoy o estoy despierto,

si un muerto soy que sueña que está vivo

o un vivo soy que sueña que está muerto”.

Frases

– “El amor nada vale sin tormentas, sin tempestades el amor no existe”.

– “La justicia nos muestra su balanza cuando sus siglos en la historia vierte el tiempo mudo que en el orbe avanza…”.

– “Si es que dormido estoy o estoy despierto, si un muerto soy que sueña que está vivo o un vivo soy que sueña que está muerto”.

– “Todo calla…el mar duerme, y no importuna con sus gritos salvajes de reproche; y sueña que se besa con la luna en el tálamo negro de la noche”.

– “¡El amor es volcán, es rayo, es lumbre, y debe ser devorador, intenso, debe ser huracán, debe ser cumbre… Debe alzarse hasta Dios como el incienso!”.

– “Ojos indefinibles, ojos grandes, como el cielo y el mar hondos y puros, ojos como las selvas de los Andes: misteriosos, fantásticos y oscuros”.

– “A veces melancólico me hundo en mi noche de escombros y miserias, y caigo en un silencio tan profundo que escucho hasta el latir de mis arterias”.

– “Todo nos llega tarde… ¡Hasta la muerte! Nunca se satisface ni alcanza la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuerte”.

– “Miradme con amor, eternamente, ojos de melancólicas pupilas, ojos que semejáis bajo su frente, pozos de agua profundas y tranquilas”.

– “Guarda, pues, este triste, débil manojo que te ofrezco de aquellas flores sombrías; guárdalo; nada temas…”.

Referencias

  1. Serpa, G. (S. f.). Julio Flórez. (N/a): Aurora Boreal. Recuperado de: auroraboreal.net.
  2. Tamaro, E. (2019). Julio Flórez. (N/a): Biografías y Vidas. Recuperado de: biografiasyvidas.com.
  3. Julio Flórez. (2019). España: Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org.
  4. Cinco poemas de Julio Flórez para dedicar. (2018). Colombia: Revista Diners. Recuperado de: revistadiners.com.co.
  5. Julio Flórez. (2017). Colombia: Banrepcultural. Recuperado de: enciclopedia.banrepcultural.org.