Historia

Homo habilis: qué es, origen, características, alimentación, herramientas


¿Qué es el Homo habilis?

El Homo habilis fue considerado el antepasado más antiguo del género humano tras el descubrimiento de los primeros fósiles. Significa “hombre hábil”. Su aparición data aproximadamente de hace 2,4 millones de años y no desapareció hasta hace 1,6 millones. Al final de ese periodo, llegó a coincidir con otros antecesores como el Homo erectus o el Homo rudolfensis.

Los primeros restos de Homo habilis se dieron en África, continente en el que aparecieron, posteriormente, otros yacimientos. El nombre con el que se bautizó a la especie, habilis, proviene de su capacidad para manipular objetos y construir algunas herramientas.

Este homínido presentaba una inteligencia superior a sus antepasados, los australopithecus. Parte de su desarrollo evolutivo parece ser debido a la introducción de la carne en la dieta. La mayor cantidad de micronutrientes provocó un aumento de sus capacidades cognitivas. Los machos presentaban un tamaño muy superior a las hembras.

El Homo habilis era bípedo, a pesar de que mantenía aún cierta morfología separada de la humana, con los brazos largos, más parecidos a los de los grandes simios. Por otra parte, aún conservaba unos dedos que los capacitaba para trepar a los árboles fácilmente. Solían vivir en grupos, de estructura muy jerarquizada.

Origen del Homo habilis

El Homo habilis fue un homínido antepasado del Homo sapiens. La denominación vino dada por el hallazgo de restos de utensilios elaborados con piedra, que se suponen hechos por miembros de esta especie.

Su origen se sitúa en África, donde apareció hace unos 2,6 millones de años y donde vivió hasta hace 1,6 millones. Ese periodo se enmarca de principios a mediados del Pleistoceno, en las edades Gelasiense y Calabriense.

Esa era prehistórica se caracterizaba, en las regiones africanas donde el homínido vivía, por la disminución de las lluvias, que generaron un estado de sequía bastante severo.

El Homo habilis, a diferencia de lo que haría el Homo erectus, no abandonó el continente. Todos los restos encontrados, hasta el momento, se han localizado allí. Destacan los de la Garganta de Olduvai, en Tanzania, y los de Koobi Fora. La importancia del primero de esos yacimientos es tal que a la zona se la conoce como la “cuna de la humanidad”.

En el momento de su descubrimiento, el Homo habilis fue la primera especie conocida del género Homo.

Descubrimiento

Los descubridores de los primeros restos de un Homo habilis fueron el paleontólogo británico Louis Leakey y su esposa, Mary Leaky. Ambos dirigían una expedición científica en Tanzania, en la zona del Gran Valle del Rift.

En abril de 1964, el equipo encontró una serie de fósiles, sin pensar que iban a cambiar la historia. Cuando analizaron los restos, tanto huesos como otros elementos, se dieron cuenta de la importancia del hallazgo.

El homínido fue bautizado como Homo Habilis, siendo catalogado como una nueva especie dentro del género humano. En ese momento, de hecho, fue calificado como el antepasado más antiguo del humano, aunque el posterior descubrimiento del Homo rudolfensis le arrebató esa categoría.

Distribución geográfica

El continente africano es considerado como la cuna de la humanidad, aunque existen algunas corrientes científicas que matizan ese hecho, proponiendo otras teorías. La aparición del Homo habilis es uno de los datos que apoyan la hipótesis africana.

El homínido tuvo su origen en el sureste del continente, hace unos 2,4 millones de años. Según los expertos, la especie habitó zonas de Etiopía, Kenia, Tanzania y África Oriental.

Aunque en el mundo de la paleontología pueden aparecer hallazgos que cambien lo establecido, hasta ahora no hay ninguna prueba de que llegara a emigrar a otros continentes.

Papel en la evolución

Cuando los Leaky realizaron su expedición, se pensaba que la línea evolutiva que llevaba hasta el ser humano era muy sencilla. Así, partía desde el Australopithecus, tras este el Homo erectus y, después, los neardentales. Finalmente, aparecía el Homo sapiens.

Lo que no se conocía era si había existido alguna especie intermedia entre los australopithecus y el Homo erectus, ya que no se había encontrado ningún resto que encajara entre ellos.

Por otra parte, hasta los años 60 del siglo XX, los únicos fósiles de Homo erectus se habían hallado en Asia y no se sabía si había una conexión con África.

El descubrimiento realizado en Tanzania por el matrimonio británico ayudó a rellenar un poco los huecos que existían en el conocimiento de la evolución humana.

Los investigadores concluyeron que los restos encontrados pertenecían a una nueva especie del género Homo, ya que cumplía todos los requisitos necesarios: la postura erguida, era bípedo y tenía habilidades para manejar algunas herramientas.

Lo que se alejaba más de las especies posteriores era su capacidad craneal, bastante más pequeña.

Las diferencias con el Australopithecus eran muchas, así que el Homo habilis se consideró como el antecedente más antiguo del ser humano.

Homo habilis y Homo erectus

Hasta hace relativamente poco, se pensaba que el Homo habilis y el Erectus provenían el uno del otro.

Sin embargo, hallazgos realizados en 2007 han abierto el debate sobre el tema. Curiosamente, las autoras del nuevo descubrimiento fueron Louise y Meave Leakey, hijas del matrimonio que encontró los primeros restos de la especie.

Las investigaciones de ambas expertas señalan que el Homo habilis sobrevivió más tiempo del que se pensaba. Esto implica que, aproximadamente durante unos 500.000 años, convivió con el Homo erectus.

Esto, para algunos científicos, crea la duda de la filiación entre ambas especies. Otros, en cambio, siguen manteniendo que el Erectus descendía del Habilis, sin que la convivencia entre ambos lo descarte.

Lo que sí se suele señalar es que existió una lucha, incruenta, por los recursos. El triunfador fue el Homo erectus, que acabó triunfando sobre el Habilis.

Características físicas y biológicas del Homo habilis

La principal característica comparativa del Homo habilis es que se trata de la especie de su género menos similar al ser humano moderno. Junto a esto, destaca el aumento de tamaño del cráneo frente al Australopithecus, así como la disminución de muchos de sus dientes.

Los pies, por su parte, sí son muy parecidos a los del Homo sapiens. Por supuesto, también es importante su condición de bípedo y el andar casi totalmente erguido.

Cráneo

La forma del cráneo del Homo habilis era más redondeada que la de sus antecesores. En cuanto a los huesos, existen ciertas particularidades que debieron otorgarle un aspecto muy diferente al del hombre moderno.

De esta forma, tenía un hueco occipital situado más al centro. La mandíbula, por su parte, poseía unos incisivos en forma de espada, bastante más grandes que los que tenían especies anteriores. Los expertos afirman que la función de estos dientes era cortar y desgarrar, especialmente la carne.

Los incisivos superiores no contaban con diastema, el típico espacio interdental. En cuanto a los molares, también tenían un tamaño grande y estaban recubiertos por un esmalte grueso y resistente.

La cara, por su parte, estaba muy marcada por un menor prognatismo que los australopithecus, provocando un achatamiento de las facciones.

Capacidad craneal

Durante el tiempo en el que vivió el Homo habilis su cerebro creció desde los 550 centímetros cúbicos hasta los 680. Esto supone un 50% más de la capacidad craneal que tenía el Australopithecus, lo cual constituyó un avance evolutivo notable.

Comparado con el ser humano actual, la capacidad del Homo habilis era bastante reducida. Hay que tener en cuenta que el Homo sapiens llega a los 1.450 centímetros cúbicos, más del doble que la de su antepasado.

Evolución

Algo que destaca en este asunto es el mencionado aumento de capacidad craneal que tuvo la especie. La conclusión más generalizada es que la dieta basada en carne tuvo mucho que ver con el incremento de inteligencia.

La ingestión de proteínas animales pudo dar lugar al desarrollo del cerebro, tanto en tamaño como en capacidad. Esto, posteriormente, se vio incrementado en el Homo erectus que, además, contó con la ventaja del manejo del fuego.

Cuerpo

Desde la óptica actual, el Homo habilis no era particularmente grande.

Los hombres de la especie llegaban, más o menos, a 1,40 metros de altura y pesaban alrededor de 52 kilos. Las mujeres eran bastante más pequeñas, con unos 100 centímetros de altura y un peso de 34 kilos de media. Esto indica que el dimorfismo sexual estaba muy marcado.

Las extremidades superiores eran más largas en proporción que las del ser humano actual, más parecidas a las de algunos simios. Los investigadores afirman que el cuerpo estaba cubierto totalmente de pelo, por lo que se supone que no se cubrían con nada frente al frío.

Como todos los bípedos, tenía la pelvis adaptada para mantenerse sobre las dos piernas. Este hueso era pequeño, provocando una mayor dificultad a la hora del parto. Esta circunstancia provocaba que los neonatos nacieran antes, con muchos partos prematuros.

La consecuencia de esa fragilidad de los recién nacidos hizo que la especie, especialmente las hembras, tuvieran que prestar un mayor cuidado para que sobrevivieran. Finalmente, esto dio lugar a que crecieran los lazos sociales, ya que era necesaria la colaboración del grupo para que los pequeños salieran adelante.

Manos

Al encontrar muchos utensilios junto a los fósiles de Homo habilis, los expertos procedieron a estudiar las manos y los dedos para comprobar si tenían la habilidad suficiente para haberlos construido.

El resultado fue positivo, ya que descubrieron que tenían la capacidad de prensión de agarre para hacer las manipulaciones necesarias. Además, los dedos tenían una curvatura algo pronunciada. Esa forma indica que el Homo habilis podía trepar y moverse sin ningún problema por los árboles.

Aparato digestivo

Aparte del aspecto óseo, el Homo habilis se diferenció de sus antecesores por su aparato digestivo. De esta forma, su tubo digestivo se redujo, al igual que el aparato masticador.

El motivo fue el aumento del consumo de nutrientes de más calidad, especialmente de proteínas animales y algunas grasas. A la larga, aparte de los cambios mencionados, esto provocó un aumento en la inteligencia de la especie. 

Alimentación del Homo habilis

La dieta del Homo habilis también es motivo de ciertas discrepancias entre los especialistas.

Todos concuerdan en que, principalmente, su alimentación estaba basada en los restos animales que encontraba, además de insectos y los vegetales que recogía. Sin embargo, algunos opinan que se convirtió en cazador.

La manera de averiguar qué tipo de alimentos consumía es analizando los dientes. Los del Homo habilis eran más pequeños que los del Australopithecus, pero aún lo suficientemente gruesos y grandes como para masticar elementos duros. A esto ayudaba la musculatura de su mandíbula.

Por otra parte, al analizar con microscopio las muescas provocadas por el desgaste de los dientes, los expertos han concluido que su alimentación era muy flexible. De esta manera, iba desde raíces, hojas, plantas, semillas o algunos frutos, hasta, por supuesto, la carne.

Las pruebas realizadas a los restos han demostrado que eran capaces de aprovechar el tuétano de los huesos. Para alcanzarlo utilizaban algunas herramientas, al igual que para triturar los vegetales más duros.

¿Cazador o carroñero?

Como se señaló antes, esta es la gran discusión entre los especialistas que han estudiado las costumbres del Homo habilis.

Todos coinciden en la importancia de la carne en su dieta, que tuvo relación con el aumento de la capacidad craneal. En lo que están divididos es en la manera de conseguir esa carne.

En general, siempre se ha considerado a esta especie como carroñera en el sentido de aprovechar los restos de animales muertos que encontraba. Sin embargo, algunos descubrimientos han llevado a un sector de los expertos a defender que podían cazar.

La principal prueba presentada por estos son los huesos de grandes animales encontrados en algunas cuevas. Se trata de restos de mamuts o búfalos gigantes que, en teoría, habrían sido capturados por el Homo habilis.

Herramientas utilizadas por el Homo habilis

Dado que el nombre de la especie proviene de su habilidad para manejar instrumentos con habilidad, queda claro que el Homo habilis fue capaz de fabricar algunos utensilios útiles para su vida cotidiana.

Los restos encontrados en los yacimientos habían sido elaborados con piedras. Según los expertos, los utilizaban para cortar, triturar o cazar animales.

Puntas de piedra

El Homo habilis usaba adoquines de piedra volcánica para fabricar puntas fuertes y resistentes. Como se señalaba anteriormente, la estructura muscular de sus manos les permitió adquirir la habilidad suficiente para crearlas con ellas.

El método, rudimentario, era sujetar una de las piezas con una mano, golpeándola con una segunda piedra más fuerte que la primera. Así, poco a poco, conseguía dar forma a la herramienta, creando unas puntas afiladas.

El homínido usaba dichas puntas para muchas cosas, como romper los huesos y extraer el nutritivo tuétano. Además, también podían atarlas en palos o huesos, formando una especie de lanzas pequeñas a las que daban diferentes usos, incluido el de la defensa.

Cuchillos

Aparte de las mencionadas puntas, han aparecido en los yacimientos unas primitivas herramientas hechas con hueso. Parece que su propósito era doble: cortar y machacar. Los más antiguos datan de hace 2,5 millones de años y los científicos los asocian al manejo de carne proveniente de animales grandes.

Forma de vida del Homo habilis

La estructura social de este homínido era muy jerarquizada. En la cúspide se encontraba un macho dominante, con los otros machos y las hembras por debajo de él en importancia.

Las investigaciones apuntan a que el trabajo se había especializado, con tareas diferenciadas para cada individuo.

El hábitat del Homo habilis era la sabana africana. A pesar de ser una zona con árboles, el número de los mismos era reducido. Este hecho puede explicar por qué empezaron a resguardarse en cuevas.

Al no perder la capacidad de trepar, como demuestra la forma de los dedos, el homínido podía usarlos para huir de los depredadores.

A diferencia del Homo erectus, que se desplazó hasta abandonar el continente, el Habilis parece haber sido más sedentario, formando grupos organizados y más o menos estables.

Socialización

La socialización del Homo habilis era más compleja que la de las especies que lo antecedieron, con una existencia más comunitaria.

Una de las razones para ello fue la necesidad de cuidar a los recién nacidos, ya que la forma de la pelvis femenina provocaba que tuvieran un canal de parto estrecho; de ahí que existiera una prematuración de los neonatos, es decir, los nacimientos se adelantaban y tenían crías prematuras.

Esto llevó a que, según algunas fuentes, este homínido fuera el creador de lo que hoy se denomina “hogar”.

Los cuidados especiales que necesitaban las crías, que además no podían agarrarse a las madres como hacen los primates, provocó un reparto de roles: las hembras se quedaban cuidándolos, mientras que los machos salían a buscar alimentos.

Lenguaje y fuego

A pesar de que no hay ninguna evidencia de que el Homo habilis pudiera hablar, sí presenta en su físico un elemento que significó una evolución en ese sentido.

Los cráneos encontrados muestran una circunvalación de Broca muy desarrollada. Esto significa que, aunque no dominaran un lenguaje estructurado, sí podían comunicarse con sonidos.

En cuanto al fuego, se cree que el Homo habilis lo conocía, pero que era incapaz de encenderlo ni de dominarlo.

Hasta el momento no han aparecido pruebas de que lo utilizaran, aunque fuera aprovechando el provocado por algún rayo u otro evento natural.

Referencias

  1. PreparaNiños. Homo Habilis ¿Qué Es y Dónde Vivió? Orígen del Hombre. Obtenido de preparaninos.com
  2. Wiki Prehistórico. Homo habilis. Obtenido de es.prehistorico.wikia.com
  3. Abc.es. Homo habilis, un enigma 50 años después. Obtenido de abc.es
  4. Smithsonian Institution. Homo habilis. Obtenido de humanorigins.si.edu
  5. Rightmire, Philips. Homo habilis. Obtenido de britannica.com
  6. McCarthy, Eugene M. Homo habilis. Obtenido de macroevolution.net
  7. Archaeology info. Homo habilis. Obtenido de archaeologyinfo.com
  8. Bradshaw Foundation. Homo habilis. Obtenido de bradshawfoundation.com