Inteligencia naturalista: características, ejemplos y actividades
La inteligencia naturalista es la capacidad de entender el medio ambiente, de distinguir, clasificar y observar el comportamiento de los seres vivos en su entorno y las relaciones existentes entre ellos. Puede observarse este tipo de inteligencia en personas que aman la naturaleza, los animales y plantas, y se interesan por los procesos de crecimiento de los mismos, en entornos rurales o urbanos.
La inteligencia naturalista forma parte de lo que se llama teoría de las inteligencias múltiples, modelo expuesto en 1983 por Howard Gardner, reconocido psicólogo e investigador, que apunta a que la inteligencia es un grupo de habilidades interrelacionadas entre sí y que dependen de tres factores: el biológico, el personal y el cultural e histórico.
La inteligencia, por tanto, no solo se define con el clásico concepto de “capacidad de resolver problemas” sino que vendría a ser un conjunto de potencialidades que permiten procesar información, y que se activan en determinados marcos culturales para, dentro de ellos, crear productos o resolver problemas.
Índice del artículo
- 1 Clasificación de inteligencias de Gardner
- 2 Características de las personas con inteligencia naturalista
- 3 Ejemplos de comportamientos de inteligencia naturalista
- 4 Actividades para estimular la inteligencia naturalista
- 5 Referencias
La clasificación de Gardner en un primer momento las agrupó en 7 tipos lingüístico-verbal, lógico-matemática, visual-espacial, musical-auditiva, corporal-kinestésica, interpersonal e intrapersonal.
Doce años después, Gardner incorporó la inteligencia naturalista, que es la capacidad de entender el mundo natural y clasificar los distintos elementos que hay en él, sean objetos, animales o plantas.
Como se ve, la inteligencia es una combinación de estas potencialidades, donde una persona puede presentar rasgos de varias de ellas.
Si bien los diferentes tipos de inteligencia pueden relacionarse, las personas con una alta inteligencia naturalista pueden presentar algunos de los siguientes rasgos:
Les gusta el contacto con el mundo natural, se sienten atraídos por los entornos donde no abunda la presencia humana.
Las excursiones y acampadas en montañas son una fuente de placer y diversión, o las actividades en el mar.
Les encantan los binoculares, los microscopios, los telescopios, las lupas, cualquiera de las herramientas que ayudan a observar el mundo en cualquiera de sus dimensiones.
Desde la infancia, esta inteligencia se desarrolla a través del amor a las mascotas. Les encanta todo tipo de animales y sienten mucha curiosidad por cómo crecen las plantas, por ejemplo, o cómo se mueven las aves.
Aunque está muy relacionada con la inteligencia lógico-matemática, los niños con inteligencia naturalista se interesan por carreras como biología, astronomía, química, botánica y similares.
Son personas que pueden determinar ciertos comportamientos en plantas o animales por medio de la observación. Para los que viven de la caza o la recolección (sociedades cada vez más disminuidas) esta inteligencia resulta de suma importancia. También a los agricultores, por ejemplo.
Los niños con esta inteligencia pueden llegar a diferenciar algunas especies de plantas e insectos.
Si bien les encanta la naturaleza, las personas de inteligencia naturalista aprecian, reconocen y clasifican los elementos de cualquier entorno, sea o no natural, porque su capacidad les permite comprender las relaciones que allí se establecen.
A continuación se describen algunos comportamientos que indican la existencia de inteligencia naturalista.
Uno de los comportamientos que más indica que una persona tiene inteligencia naturalista es explorar en la montaña, bosque, selva y en general en la naturaleza.
Ejemplos de estos comportamientos los podemos ver en los grandes exploradores del siglo XIX, todas aquellas personas dedicadas a, por ejemplo, delimitar las fronteras de los países o a estudiar la fauna y la flora de determinados espacios.
Los hermanos alemanes Robert y Richard Schomburgk, que trabajaron para la Royal Geographical Society de Reino Unido el primero, y para la universidad de Berlín el segundo, hicieron numerosas recolecciones de plantas en el monte Roraima, en Venezuela, en una expedición de 1844.
A las personas con inteligencia naturaleza les interesa investigar animales y plantas, conocer datos sobre ellos y saciar su curiosidad. Para ello investigan con libros, en formación académica o en internet, pero también acuden a la naturaleza para poner a prueba sus teorías o comprobar datos.
Un ejemplo, tal vez el más típico, es el de Charles Darwin, naturalista y explorador británico que escribió su célebre El origen de las especies (1859) y que desarrolló en este libro su teoría evolutiva mediante la selección natural.
A las personas con inteligencia naturalista les gusta observar la naturaleza; los ecosistemas, montañas, ríos, animales, plantas, entre otros. Para ello utilizan su propio sentido de la vista, pero también herramientas como cámaras fotográficas o prismáticos.
Los antropólogos y demás científicos sociales son personas con una fuerte tendencia a la inteligencia naturalista: los primeros etnólogos y los actuales utilizaban la metodología de la observación para entender el pensamiento y el modo de hacer de culturas diferentes.
En este sentido, Aristóteles (y en general los filósofos griegos) fue uno de los grandes primeros naturalistas, pues observaba su entorno para comprenderlo y clasificarlo.
Del mismo modo, Carl Sagan (1934-1996), el notable astrofísico, astrónomo, astrobiólogo y escritor norteamericano, creador del famoso programa de divulgación científica Cosmos, presenta todas las características de la inteligencia naturalista.
Las personas con inteligencia naturalista sienten conexión con la naturaleza y les importa cuidarla, a menuda participan en programas de cuidado del medio ambiente, protección de bosques, selvas o animales.
Cuando los niños presentan los rasgos de este tipo de inteligencia, es recomendable que tanto padres y madres como maestros y profesores estimulen esta tendencia con ciertas actividades.
Caminatas por parques, o excursiones a montañas, bosques, playas, pero también reservas animales, acuarios, etc.
Compartir con el niño o niña el interés por el entorno y animarles a observar todo: cómo se mueven las hojas con el viento, hacia dónde caminan las hormigas, cómo pasan las nubes. Y si es posible, ubicar estrellas en el cielo.
Es posible que los niños o adolescentes realicen pequeñas investigaciones en la naturaleza. Por ejemplo, buscar una determinada especie de insecto y fotografiarla, anotando su morfología y comportamiento.
Con ayuda de lupas, binoculares o microscopios, estimularles la curiosidad por cómo se ven las cosas más pequeñas, y que se atrevan a seguir por su cuenta.
Una forma sencilla y económica de fomentar la inteligencia naturalista es realizar fotografías en ambientes naturales, además se estará entrenando una habilidad.
Con ayuda de la recolección, el niño o la niña puede ir clasificando sus hallazgos según las formas, colores y tipo de objetos o plantas.
Crear en los niños y jóvenes la costumbre de observar lo que les rodea les ayudará a desarrollar esta capacidad y a que puedan establecer posteriormente vínculos y relaciones entre todos los elementos del entorno.
- Gardner, H. (1992). Multiple Intelligences. Tomado de academia.edu.
- Hernández-Torrano, D., et all (2014). The Theory of Multiple intelligences in the Identification of High-ability Students. Anales de psicología, Nº 30, Vol. 1, pp. 192-200. Tomado de revistas.um.es.
- Triglia, A. (2020). Inteligencia naturalista: ¿qué es y para qué sirve? Tomado de psicologiaymente.com.
- Inteligencia naturalista: qué es, características, ejemplos y actividades (2020). Tomado de psicología-online.com.
- Teoría de las inteligencias múltiples (2020). Tomado de es.wikipedia.org.