Paleolítico inferior: características, herramientas, arte
El Paleolítico inferior es una de las fases en las que está dividido el Paleolítico, la primera etapa de la Edad de Piedra. Este periodo fue el de mayor duración de la historia de la humanidad, ya que comenzó hace 2,5 millones de años y finalizó hace unos 120.000 años.
El término Paleolítico significa “piedra antigua” y fue elegido por los expertos por la forma de tallar la materia prima más importante de la época: la piedra. Las técnicas utilizadas eran muy simples, lo que daba como resultado herramientas básicas y bastante toscas.
Además de por el uso de estas primeras herramientas, el Paleolítico inferior se caracterizó por el avance evolutivo que vivieron los primeros seres humanos. Así, a lo largo de esta etapa aparecieron tipos de homínidos capaces de dominar el fuego y de cazar utilizando armas rudimentarias.
Al tratarse de una época en la que se produjeron varias glaciaciones, las condiciones de vida eran muy duras. Los habitantes de esta época solían vivir en pequeños grupos nómadas que debían desplazarse para buscar alimentos. La mayoría de las veces, buscaban refugio en cuevas localizadas en las zonas ricas en recursos hasta que los agotaban.
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La Edad de Piedra fue el primer periodo de la Prehistoria de la humanidad. Los expertos la han dividido en tres partes diferentes, dependiendo de cómo el primitivo ser humano trabajara la piedra. La primera de estas partes fue el Paleolítico (piedra antigua), la segunda el Mesolítico (entre piedras) y la tercera el Neolítico (piedra nueva).
La fase de mayor duración fue el Paleolítico, que también ha sido dividido en tres etapas: el Paleolítico inferior, el medio y el superior. Su comienzo se data hace unos 2,5 millones de años y su finalización hace, aproximadamente, 120000 años.
El Paleolítico inferior se caracterizó por las sucesivas glaciaciones que acontecieron. La bajada de las temperaturas fue más acentuada en el hemisferio norte debido al crecimiento de los hielos polares.
Otras zonas del planeta, como América del Sur, también sufrieron los efectos de este cambio climático, aunque fue en un periodo anterior a la llegada de los seres humanos.
En total, de acuerdo a los geólogos, el planeta sufrió cuatro glaciaciones diferentes, con efectos que se prolongaron hasta el año 10 000 a. C.
Los primeros antepasados del ser humano aparecieron en África. Aunque los Australopithecus pueden considerarse como un antepasado lejano, fue realmente la aparición del Homo habilis lo que marcó el inicio de la evolución humana.
Este tipo de homínidos fue el primero que comenzó a elaborar herramientas, como han demostrado los restos hallados en algunos yacimientos.
El siguiente eslabón importante en la evolución fue el Homo erectus. Estos, aparte de su mayor parecido al ser humano gracias a su postura erguida, se organizaron en grupos mayores y más complejos que los de su antecesor. La teoría más aceptada señala que fue la necesidad de colaborar para asegurar la supervivencia lo que les obligó a crear clanes familiares.
La salida de los antepasados humanos del continente africano y, por lo tanto, su expansión por el resto del mundo se produjo hace unos 1,8 millones de años. Se trata, no obstante, de una fecha aproximada, ya que nuevos descubrimientos están haciendo que los antropólogos se planteen nuevas hipótesis
Una de las características que marcan la aparición del ser humano fue la fabricación y el uso de herramientas. En un primer momento, recogían cantos rodados y labraban una de sus caras.
Más adelante, cuando los homínidos adquirieron mayor capacidad craneal y habilidad manual, empezaron a labrar las dos caras de la piedra, logrando elaborar bifaces más efectivos para realizar tareas como despiezar animales. Otra ventaja de estos bifaces era que podían transportarse, algo importante para un sistema de vida nómada.
La organización de los primeros grupos humanos era muy simple, sin que existieran estructuras jerárquicas complejas. Los grupos que formaban solían ser de tamaño reducido y estaban basados en lazos familiares.
Durante el Paleolítico inferior los seres humanos eran nómadas y recolectores. La carne que consumían procedía de animales enfermos o muertos que encontraban. Con el tiempo, aún dentro del mismo periodo, comenzaron a cazar utilizando las armas que construían.
Estas armas eran, primero, simples piedras talladas rudimentariamente y que podían ser usadas como cuchillos o martillos. Después, la complejidad creció y la efectividad de esas herramientas de caza fue aumentando.
Entre los avances que el ser humano realizó durante el Paleolítico inferior destacó de manera notable el aprendizaje del uso del fuego. Los restos encontrados muestran como fue el Homo erectus el primero que comenzó a utilizarlo para calentarse, cocinar o defenderse de los depredadores.
Para lograr el fuego, estos primeros seres humanos debían esperar a que apareciera espontáneamente, por el rayo de una tormenta o un incendio. Igualmente, debieron aprender a conservarlo y transportarlo con ellos de una localización a otra.
Más adelante, sobre el 500.000 a. C, los seres humanos aprendieron a encender el fuego. De esta manera, dejaron de depender de la naturaleza para conseguirlo.
Aunque el Homo habilis recibió esa denominación por haber sido capaz de fabricar herramientas, los avances más importantes fueron realizados por el Homo erectus. Fue este último tipo de homínido quienes empezaron a tallar la piedra para construir bifaces o hachas de mano.
El Paleolítico inferior ha sido dividido en dos etapas diferentes en cuanto al desarrollo de la industria lítica: el olduvayense y el achelense, llamados también modo técnico 1 y modo técnico 2, respectivamente.
Este periodo es conocido también como el de los cantos rodados o modo técnico 1. Además, en el ámbito europeo es común la denominación Paleolítico Inferior Arcaico. La materia prima más utilizada era la piedra, más concretamente los cantos rodados.
Este tipo de piedra era trabajada con técnicas de percusión para producir lascas y piezas afiladas. De esta forma produjeron algunas de las herramientas características de esta etapa, como los cantos tallados unifaciales.
El achelense se convirtió en el tipo de industria lítica más importante durante el Paleolítico inferior. Llamado también modo técnico 2, este periodo abarcó desde el 500.000 a. C y el 90.000 a. C.
Fue el Homo erectus quien comenzó a tallar la piedra de una manera más elaborada. Así, pudo construir herramientas como los hendedores, los bifaces o las raederas. Igualmente, fueron quienes empezaron a utilizar armas para capturar animales.
La opinión más consensuada entre los expertos es que durante el Paleolítico inferior no existió nada que se pueda llamar arte. Se considera generalmente que no fue hasta más adelante, con la aparición del hombre de Neardental, cuando el ser humano empezó a realizar ritos funerarios y, relacionados con ellos, algún tipo de representación artística.
No obstante, algunos yacimientos encontrados en los últimos años están haciendo que esa teoría esté empezando a reconsiderarse. Así, por ejemplo, parece que el Homo heidelbergensis pudo haber elaborado algunos objetos teniendo en cuenta su estética.
Parte de la discusión sobre si el arte existió durante este periodo o no está relacionada con el momento en que los primeros seres humanos comenzaron a tener pensamiento simbólico y/o ritual.
En las actuales Argelia y Alemania se han encontrado algunos restos que parecen tener un sentido estético o ritual. Sin embargo, los expertos no han llegado aún a una decisión concluyente.
Otros hallazgos, estos realizados en Atapuerca, parecen mostrar un lugar de enterramiento no accidental, sino con elementos rituales o religiosos. Además, se ha encontrado un bifaz tallado de manera muy cuidadosa (al que se ha bautizado como Excalibur) que es considerado como una manifestación casi artística.
Sin embargo, el descubrimiento más importante fue el de unas estatuillas, toscamente labradas, que algunos expertos identifican con figuras femeninas relacionadas con la fertilidad. Esta interpretación, no obstante, está todavía en discusión.
Como se señaló anteriormente, el Paleolítico inferior se caracterizó por las varias glaciaciones que tuvieron lugar. Este clima fue uno de los factores que condicionó el modo de vida de los primeros seres humanos.
El frío de la época provocó que los grupos que se formaban debieran buscar refugio en cuevas. Cuando los alimentos empezaban a escaseara, estos clanes se trasladaban buscando un lugar más idóneo.
La abundancia de alimentos y de agua eran los factores principales para que los primeros homínidos eligieran un lugar para residir temporalmente. Los arqueólogos afirman que los asentamientos más antiguos estuvieron en el centro y este de África y pertenecían al Homo ergaster.
Los seres humanos empezaron a organizarse en pequeños grupos para poder sobrevivir mejor. Los miembros de esos grupos, que no solían superar las 8 o 12 personas, solían pertenecer a una misma familia.
La colaboración entre los miembros del grupo era fundamental para poder mejorar las posibilidades de supervivencia. Sin embargo, esa colaboración no era suficiente para que pudieran establecer asentamientos permanentes. Estos no llegarían hasta el final de las glaciaciones y el descubrimiento de la agricultura y la ganadería.
La base de la alimentación de estos homínidos era lo que podían recolectar a su paso. Se trataba de vegetales, raíces y frutos y, en ocasiones, carne procedente de animales enfermos o muertos.
Esa forma de alimentarse comenzó a cambiar con el homo erectus y, sobre todo, con el Homo heidelbergensis. Los primeros, según algunos restos encontrados, empezaron a cazar animales. Además, al saber ya controlar el fuego, la carne se digería de manera más sencilla y aguantaba más tiempo sin estropearse.
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