Psicología

Pensamiento concreto: concepto, características, ejemplos


¿Qué es el pensamiento concreto?

El pensamiento concreto es un tipo de pensamiento que se centra en el mundo físico y sus elementos. Se le considera el opuesto al pensamiento abstracto y las personas lo utilizamos para reflexionar sobre hechos, sobre el aquí y ahora, sobre objetos físicos, y sobre definiciones literales.

También se le llama pensamiento literal y está basado en lo que puedes experimentar aquí y ahora, lo que puedes escuchar, sentir y ver. Por ejemplo, los niños pequeños son pensadores concretos; piensan en un objeto que está frente a ellos y cuando no está ya no piensan más en él.

El pensamiento concreto, debido a su importancia fundamental para nuestra supervivencia, es el primero que los niños aprenden a dominar. Los bebés de muy corta edad piensan de manera extremadamente concreta, llegando hasta el punto de no ser capaces de concebir que un objeto existe si no son capaces de verlo.

Sin embargo, este tipo de pensamiento por sí solo no es suficiente para que una persona tenga una vida normal. Si alguien se queda estancado en las etapas del desarrollo en las que solo se usa el pensamiento concreto, es muy probable que desarrolle trastornos del espectro autista o similares.

Características del pensamiento concreto

A continuación veremos algunas de las características más importantes del pensamiento concreto.

Se centra solo en lo que está presente aquí y ahora

Una persona que estuviese pensando nada más que de forma concreta sería incapaz de reflexionar sobre algo que no esté presente en su realidad inmediata.

Por ello, este tipo de pensamiento no es válido para planificar sobre el futuro, extraer conclusiones, o realizar metáforas.

Apenas requiere procesamiento mental

Debido a que se centra en una parte muy básica de la realidad, el pensamiento concreto apenas gasta energía mental y no requiere una gran capacidad de procesamiento. Por eso, es el que se realiza en general cuando existe algún problema cerebral o la persona se encuentra en un estado alterado de conciencia.

Algunos estudios muestran, de hecho, que la capacidad de pensar de forma concreta es compartida por muchas especies animales.

Tan solo algunos tipos de primates podrían pensar de manera abstracta. Y, aun así, esta habilidad estaría presente de forma muy limitada en ellos.

Se centra en los hechos

El pensamiento concreto solo es capaz de lidiar con lo evidente, con la primera explicación que se le puede dar a lo que ocurre.

Por eso, no es efectivo para buscar distintas teorías sobre una situación. Tampoco sirve para buscar los motivos ocultos detrás de una acción o momento.

Está basado en los sentidos

La única información válida para la persona que utiliza solo el pensamiento concreto es la que proviene de sus sentidos. Así, si alguien no puede utilizar razonamiento abstracto, sería incapaz de realizar generalizaciones o tratar de entender el por qué de lo que ocurre.

Por otra parte, la persona que solo emplea el razonamiento concreto no entendería conceptos como los de emoción, deseo o meta. Tan solo sería capaz de preocuparse por la supervivencia más básica y por vivir en el momento presente.

Diferencias con pensamiento abstracto

Ahora que ya hemos visto en qué consiste exactamente el pensamiento concreto, ¿cómo se diferencia éste del abstracto? ¿Son dos caras de una misma moneda? O, por el contrario, ¿se trata de habilidades totalmente distintas?

Dificultad para adquirirlo

Por una parte, podemos ver que el pensamiento abstracto es mucho más complicado de desarrollar a nivel evolutivo. Tan solo algunos de los animales superiores habrían sido capaces de generarlo; y entre ellos, solamente los humanos de manera realmente compleja.

Dentro de nuestro propio desarrollo como personas, se puede observar exactamente el mismo patrón. Los niños viven prácticamente toda su infancia utilizando nada más que el pensamiento concreto.

Así, tan solo poco antes de entrar en la adolescencia son capaces de empezar a reflexionar sobre algo que no esté presente en ese momento. Y aun así, en este momento la capacidad de pensar de manera abstracta todavía no estaría totalmente formada.

Implica distintas zonas del cerebro

Los últimos avances en neurociencia sugieren que el pensamiento abstracto tiene mucha más presencia en la corteza prefrontal, la última parte del cerebro en desarrollarse a nivel evolutivo.

Aunque el pensamiento concreto también está relacionado con ella, implica además otras zonas encargadas del procesamiento de la información proveniente de los sentidos.

Así, podemos afirmar que los dos tipos de pensamiento son habilidades que se han desarrollado en momentos distintos de nuestra historia como especie. Por lo tanto, a pesar de tener muchas cosas en común, no podemos afirmar que se trate de un solo proceso mental.

Diferencias en inteligencia

El pensamiento concreto apenas tiene impacto sobre la inteligencia (ya que la capacidad para utilizarlo es muy similar en todas las personas).

Sin embargo, las diferencias en la capacidad de usar el pensamiento abstracto provocan que aparezcan distintos niveles de cociente intelectual.

Así, el pensamiento abstracto ayuda a las personas a usar capacidades como el lenguaje, la creatividad o la lógica. Sin esta habilidad, la gran mayoría de avances que hemos hecho como especie simplemente no existirían.

Existen distintos tipos de pensamiento abstracto

El pensamiento concreto solo se centra en los hechos, en lo que se puede observar a través de la vista, el oído y el resto de los sentidos. Por ello, no deja lugar a muchas interpretaciones.

Sin embargo el pensamiento abstracto, al ser mucho más complejo, puede desarrollarse en multitud de direcciones frente a un mismo estímulo.

Así, podemos encontrar distintos tipos de esta variante del pensamiento; por ejemplo, pensamiento divergente, pensamiento críticopensamiento analítico, o pensamiento convergente.

Ejemplo de pensamiento concreto

Una de las mejores formas de entender en qué consiste exactamente el pensamiento concreto es examinando la manera en la que los niños lo usan.

Los psicólogos del desarrollo han estudiado este fenómeno en base a las distintas etapas por las que pasamos las personas cuando crecemos.

Así, en la fase de razonamiento concreto, los niños son incapaces de matizar la información que reciben de sus sentidos con ningún tipo de lógica. Un ejemplo clásico de esto es el experimento de las bolas de plastilina.

Experimento de las bolas de plastilina

El estudio consiste en lo siguiente. El experimentador coge dos bolas de plastilina de tamaños claramente distintos, y se las enseña a un niño en etapa de razonamiento concreto.

Tras preguntarle cuál de las dos tiene más cantidad de plastilina, el psicólogo aplasta la más pequeña de ellas dándole una forma alargada, y le vuelve a hacer la misma pregunta al niño. Éste, al ver que la plastilina ahora ocupa más espacio que la otra bola, contesta que la más grande es la que tiene forma alargada.

Como se puede ver, el niño es incapaz de comprender que, si uno de los trozos tenía menos cantidad de plastilina y no se le ha añadido nada, es imposible que ahora tenga más que la otra. Esto ocurre porque, en esta etapa, se está utilizando nada más que el pensamiento concreto.

Debido a que los sentidos del niño le dicen que la plastilina alargada ocupa más espacio, cree que es la que tiene mayor cantidad, a pesar de la evidencia que las personas que usan el pensamiento abstracto pueden ver.

Otros ejemplos

  • Una persona con pensamiento concreto entiende las expresiones de forma literal: “estar en las nubes” lo pueden entender literalmente como alguien que se encuentra entre las nubes del cielo.
  • A un niño se le muestra una chocolatina y cuando se le oculta deja de pensar en ella.
  • Un niño ve un automóvil y piensa sobre él, su forma, no sobre otras posibilidades.