Historia

Tratado de Bucareli: qué fue, causas, artículos, consecuencias


¿Qué fue el Tratado de Bucareli?

El Tratado de Bucareli o Acuerdo de Bucareli fue un acuerdo al que llegaron los gobiernos de Estados Unidos y México en 1923. Las negociaciones se llevaron a cabo desde el 15 de mayo al 13 de agosto y se desarrollaron en la Ciudad de México, en un edificio de la calle Bucareli que acabó dando nombre al acuerdo. Fue publicado el 26 de febrero de 1924 en el Diario Oficial de la Federación.

Este pacto tuvo un carácter eminentemente económico, ya que versó sobre las reclamaciones estadounidenses tras la Revolución Mexicana. La Constitución de 1917 contenía varias medidas que afectaban a intereses estadounidenses, especialmente los referentes a la propiedad mexicana de la producción de petróleo.

Por su parte, el gobierno de Obregón pretendía el reconocimiento de los Estados Unidos, que se había negado a reconocer a los gabinetes surgidos tras la revolución.

Aunque ambas partes llegaron a un acuerdo, su aplicación no fue nada sencilla. Ninguno de los Congresos de cada país accedió a refrendar el Tratado y la Corte Suprema mexicana delimitó parte de su articulado para que no fuera retroactivo, como pretendían los estadounidenses.

Antecedentes

Las quejas de los Estados Unidos provenían desde el mismo comienzo de la Revolución Mexicana. Tras el derrocamiento de Porfirio Díaz, los revolucionarios comenzaron su lucha para crear un gobierno constitucional. En muchas ocasiones, las posturas eran divergentes, pero finalmente la revolución triunfó.

Venustiano Carranza, primer presidente del México surgido tras la Revolución, promulgó la Constitución en 1917. Esta tenía un marcado carácter social, con multitud de artículos que establecía la expropiación de tierras y su reparto entre los campesinos. Asimismo, estableció la propiedad pública de las riquezas naturales del país.

Álvaro Obregón

Álvaro Obregón llegó al gobierno de México en 1920. El político había liderado una revuelta, la de Agua Prieta, contra el candidato que Carranza pretendía colocar en la presidencia. Los Estados Unidos alegaron que, dada la forma de alcanzar el poder, no podían reconocer al nuevo mandatario.

Sin embargo, en 1923, a un año de terminar la legislatura, la situación cambió. La Unión Americana instó a los estadounidenses a reconocer al gobierno mexicano antes de las nuevas elecciones.

Obregón consideraba esto como uno de los asuntos más importantes. Sus enemigos internos trataban de conseguir el apoyo del vecino del norte y él pretendía mantener la influencia en el siguiente gobierno.

Además, se trataba de un presidente menos nacionalista que lo que había sido Carranza. Obregón, ante la precaria situación económica de la nación, pensada que eran necesarias

Estados Unidos

Los Estados Unidos afirmaban que toda la legislación salida de los gobiernos postrevolucionarios habían perjudicado a algunos de sus ciudadanos. Durante la Revolución, un número importante de estadounidenses habían perdido sus propiedades, sin ningún tipo de compensación.

Además, posiblemente lo más importante, la Constitución de 1917 establecía la propiedad mexicana de las explotaciones petrolíferas. Las empresas estadounidenses que habían manejado los pozos, iban a perder sus derechos si su gobierno no hacía nada.

De esta forma, Estados Unidos puso tres condiciones para reconocer al gobierno mexicano. La primera, que se aclarase cómo iba a afectar a sus empresas la nueva situación de la industria petrolera, así como las haciendas agrícolas en manos de sus conciudadanos. Igualmente, reclamaba que se terminara de pagar la deuda externa, paralizada por Carranza.

Por último, exigían que se pagasen compensaciones a los afectados por las luchas revolucionarias.

La primera reacción fue la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de México. Según su interpretación, el artículo 27 de la Constitución (el referido al petróleo), no sería aplicado de manera retroactiva.

Causas

Constitución de 1917

Ya antes de que se promulgara la carta magna, Carranza había emitido un decreto que afectó a las posesiones agrícolas de algunos estadounidenses. Se trató del decreto del 6 de enero de 1915, mediante el que se restituían las tierras de los grupos indígenas.

Posteriormente, la Constitución ahondó en estas medidas. El artículo más importante sobre el tema fue el 27, que establecía que todos los recursos naturales encontrados en México pertenecían al Estado. Dentro de esos recursos, destacaba con mucho el petróleo, cuya industria era manejada por compañías foráneas.

Aparte de las presiones estadounidenses, Obregón pretendía atraer inversiones extranjeras que mejoraran la economía.

Reconocimiento de gobierno

Estados Unidos se había negado a reconocer a los gobernantes mexicanos. La revuelta de Agua Prieta, protagonizada por Obregón, empeoró la situación.

Los estadounidenses alegaban que había llegado al poder mediante la violencia y que no podían legitimar la situación.

Necesidades de Obregón

Más allá del deseo de Obregón de ver reconocido su gobierno, también había una estrategia política. Las elecciones estaban cerca, a tan solo un año, y no quería que Estados Unidos apoyara a ninguno de sus enemigos.

Por todo esto, en 1923 comenzaron las negociaciones entre los dos gobiernos norteamericanos.

Tratado

Después de meses de negociación, Fernando Roa y Ramón Ross, por parte de México, y Charles Warren y John H. Payne, finalizaron el acuerdo. Los artículos completos del tratado fueron publicados el 26 de febrero de 1924 en el Diario Oficial de la Federación. Se trata de once artículos.

Ambas partes se comprometieron a firmar dos tratados, aparte de un pacto extraoficial. Así, se disponía la creación de una Convención Especial de Reclamaciones, que atendería a los estadounidenses afectados por la Revolución.

Por otra parte, debía crearse una Convención General de Reclamaciones, que abarcaba lo ocurrido a partir de 1868. En este apartado se encontraba el tema de las explotaciones de petróleo y de otras inversiones realizadas antes de la nueva Constitución.

Los mexicanos se comprometieron a abonar compensaciones a los estadounidenses que reclamasen. También tenían que reconocer las concesiones que se hubieran realizado antes de 1917, incluidas las de las empresas petroleras.

Los artículos del tratado

Aquí puedes encontrar el texto original del Tratado de Bucareli:

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Consecuencias

A finales de ese mismo año, el 27 de noviembre, la creación de la Convención Especial de Reclamaciones se aprobó en el Senado. Tres meses después, ocurrió lo mismo con la Convención General de Reclamaciones.

En contrapartida, Estados Unidos reconoció el gobierno de Álvaro Obregón.

Revuelta de Adolfo de la Huerta

El entonces ministro de Hacienda, Adolfo de la Huerta, se opuso de manera muy activa a la firma del Tratado. El político señaló que él estaba llevando sus propias negociaciones para restablecer las relaciones sin tener que ceder tanto económicamente.

Sus desacuerdos hicieron que presentara su dimisión y que anunciara su candidatura a las elecciones. Sin embargo, el 7 de diciembre, decidió sublevarse contra el gobierno. Los partidarios del presidente vencieron a los sublevados con ayuda del gobierno estadounidense.

Fin del tratado

El siguiente presidente mexicano fue Plutarco Elías Calles. Las tensiones por el petróleo no habían desaparecido y, finalmente, decidió rechazar el Tratado de Bucareli.

Enseguida decidió preparar una nueva ley sobre el asunto, atendiendo estrictamente al artículo 27 de la Constitución. Estados Unidos amenazó a México con represalias y llamó a Calles “comunista”.

La ley se promulgó en 1926 y significó la cancelación de los permisos a las compañías estadounidenses para extraer petróleo. En un momento dado, la guerra parecía inevitable, pero fue evitada por conversaciones directas entre los dos presidentes.

El problema, no obstante, no se solucionó. Años después, el presidente Lázaro Cárdenas acabó nacionalizando todo el petróleo mexicano.

Leyenda urbana del Tratado de Bucareli

Durante mucho tiempo, y aún hoy en día en algunos sectores, en México ha existido la creencia de que existió una cláusula secreta en el tratado. Esta, teóricamente, prohibía al país construir maquinaria especializada o de precisión.

Sin embargo, no existe ninguna evidencia sobre esto y los historiadores rechazan su existencia.