Palmeras: características, hábitat, propiedades, cultivo, especies
Las palmeras (Arecaceae) son una familia taxonómica de plantas monocotiledóneas, siendo la única rama del orden Arecales. La mayoría tiene crecimiento arbóreo con un tallo único y erecto, coronado por grandes hojas en posición terminal generalmente palmeadas o pinnadas.
Sus flores se disponen en inflorescencias terminales con igual número de sépalos y pétalos, provistas de una o varias espatas; el fruto es una baya o drupa carnosa. Se encuentran distribuidas a lo largo de hábitats cálidos en regiones de clima tropical y templado.
A pesar de su gran variedad morfológica, constituye una de las familias de plantas más fácilmente reconocibles. En efecto, las arecáceas incluyen plantas arbustivas de pocos centímetros, hasta grandes palmeras de porte arbóreo de más de 40-50 m de altura.
Este grupo incluye aproximadamente 200 géneros y cerca de 2.450 especies, con una distribución pantropical alrededor de ambos hemisferios. Además de ser una familia de gran diversidad ecológica, la mayoría tienen una gran utilidad económica para las comunidades donde se asientan.
Índice del artículo
- 1 Características generales
- 2 Taxonomía
- 3 Hábitat y distribución
- 4 Propiedades
- 5 Cultivo
- 6 Enfermedades
- 7 Especies representativas
- 8 Referencias
Las palmeras son plantas arbóreas o arbustivas siempreverdes, con un tallo único o ramificado desde la base, de diferente tamaño, denominado estípite. De superficie lisa, rugosa, espinosa o cubierta de restos vegetales, crece de manera vertical u horizontal, siendo subterráneo o imperceptible en algunas especies.
El tallo carece de crecimiento secundario y solo presenta una yema terminal que favorece el crecimiento del estípite y el desarrollo de las hojas de manera helicoidal. La savia circula a través de pequeños conductos filamentosos localizados en el interior de los troncos, aportando suavidad y flexibilidad al estípite.
El sistema radicular es fibroso o fasciculado, con abundantes ramificaciones que nacen a partir de un bulbo localizado en la base del estípite. Las raíces además de soporte mecánico cumplen la función de nutrición y mantienen relaciones simbióticas son diversos microorganismos de suelo.
Las hojas típicas de las palmeras son grandes, espiraladas y de crecimiento alterno dispuestas sobre un raquis largo envainado alrededor del tallo. La superficie foliar o limbo es palmeada, pinnada o bipinnada, con múltiples folíolos segmentados generalmente fusiformes y agudos.
Las palmeras son plantas hermafroditas, polígamas, dioicas o monoicas, con inflorescencias paniculadas que emergen en la base de las axilas foliares o debajo de ellas. Las flores radiales y sésiles aparecen de manera solitaria o agrupada, con igual número de sépalos y pétalos soldados o libres.
Cada flor masculina está constituida por un androceo evidente con 3, 6, 9 o más estambres, las femeninas están compuestas por el gineceo. Los ovarios son súperos con placentación axilar, y en algunas especies se localizan nectarios en los septos del ovario y se caracterizan por el polen monosulcado.
Los frutos, usualmente de una semilla única, son muy variables, desde drupas secas hasta bayas carnosas, cubiertos por fibras, escamas o espinas. La epidermis suele ser dura o seca, y el endospermo carnoso con alto contenido de grasas y carbohidratos.
– Reino: Plantae
– División: Angiospermae
– Clase: Monocotyledoneae
– Subclase: Commelinidae
– Orden: Arecales
– Familia: Arecaceae Schultz Sch. (Palmaenom. cons.)
– Subfamilias: Borassoideae, Ceroxyloideae, Coryphoideae, Lepidocaryoideae, Nipoideae y Phytelephasieae.
Las palmeras tienen una distribución pantropical a lo largo de las zonas tropicales y subtropicales alrededor del globo terráqueo. Se ubican en ambientes con alta humedad, precipitación promedio anual 2.400 mm, lluvias por más de 160 días y temperatura superior a 21 ºC.
La mayoría de las especies tienen su origen en las regiones tropicales de América, África y Asia, específicamente en Malasia. Además, su gran diversidad ecológica incluye ambientes desérticos, bosques tropicales, manglares y zonas templadas, desde el nivel del mar hasta montañas altas.
En los trópicos las palmeras crecen en los más diversos climas, siendo más frecuentes en los bosques húmedos tropicales. En la región andina y sobre los 1.000 msnm se localizan más de 35 géneros y cerca de 120 especies.
Las arecáceas constituyen una de las familias botánicas de gran aplicación e importancia económica, ya sea en construcción, medicina tradicional o como alimento. Ciertos frutos son comestibles o se emplean como alimento animal, los troncos se utilizan en construcción e incluso para la fabricación de canoas.
A nivel industrial, es materia prima para la obtención de aceites y fibras, así como para la elaboración de bebidas alcohólicas y miel. Por otra parte, se emplea en la medicina tradicional como antiinflamatoria y para regular la presión sanguínea y la glicemia en la sangre.
La mayoría de las especies pertenecientes a la familia arecáceas se multiplican por semillas, aunque algunas se propagan de manera vegetativa. Por ejemplo, la especie Caryota mitis se multiplica por división de cepas o separación de hijuelos del tronco de la planta.
La siembra se debe realizar inmediatamente después de cosechar los racimos con las bayas maduras, cuando cambian de color verde a rojo. Debido a su consistencia dura, lo más recomendable es hidratar las semillas de 2-12 días previo a la siembra.
Para algunas especies carnosas, es conveniente extraer la pulpa y cambiar el agua a diario para evitar que las semillas se pudran. En otros casos, se pueden envolver y humedecer en musgo, sembrando inmediatamente sobre sustrato fértil y humedad constante.
Las semillas deben ser frescas y estar maduras, ya que el almacenamiento tiende a disminuir su viabilidad y porcentaje de germinación. Por lo regular se aconseja utilizar semillas con solo 4-8 semanas de maduración y recolección.
El sustrato debe ser fértil, suelto y de buena retención de humedad, por lo menos una mezcla de turba y arena a partes iguales. La siembra se realiza en bolsas de polietileno, situando la plantación en un ambiente húmedo, cálido (25-30 ºC) y aireado.
La desinfección de las semillas y del sustrato es fundamental para evitar la aparición de hongos fitopatógenos o la aparición de larvas de insectos. Asimismo, la limpieza y eliminación de la corteza de los frutos favorece la rápida germinación de las semillas.
Conservando las condiciones adecuadas, las semillas tardan en germinar de 1-6 meses hasta 2 años, dependiendo también de la especie y tipo de semilla. A nivel de vivero, el uso del ácido giberélico a una dosis de 500-1.000 ppm incrementa el porcentaje de germinación.
Las palmeras se adaptan a diversos tipos de suelos, pero regularmente prefieren los suelos sueltos y de buen drenaje. Así como suelos con alto contenido de materia orgánica y pH neutro-ligeramente ácido, o suelos pobres, arenosos y de baja retención de humedad.
Por lo general, las palmeras prosperan en condiciones ambientales donde la temperatura no sobrepasa los 25 ºC, y los rangos térmicos son mínimos. Siendo la baja temperatura uno de los factores más limitantes al momento de seleccionar el lugar para establecer la plantación.
En efecto, el frío reduce el funcionamiento de sistema radicular, el trasporte de nutrientes y el crecimiento, debilitando la planta en general. Las palmeras se tornan más sensibles al ataque de plagas y enfermedades, ocurre reducción del diámetro del estípite y defoliación.
Por otra parte, a pesar de que las palmeras resisten los fuertes vientos se deben ubicar en sitios protegidos. Muchas especies resisten hasta huracanes, perdiendo solo el follaje, pero otras son sensibles a la deshidratación causada por las corrientes de aire.
Además, la proximidad al mar provoca que los vientos depositen sobre sus hojas pequeñas partículas de sal que queman y dañan sus hojas. Por esta razón, las especies de hojas gruesas y cerosas presentan una mayor adaptabilidad a las condiciones marinas.
En cuanto a la radiación solar, su ubicación en sitios despejados que proporcionen un mayor número de horas luz favorece su crecimiento y desarrollo. Palmeras tropicales sembradas en macetas requieren riego frecuente, 25.000-40.000 lux y temperatura superior a los 12-15 ºC.
La siembra se debe realizar desde la primavera hasta mediados del verano, procurando eliminar las raíces secas y enterrando hasta el nivel de las hojas. El hoyo de siembra debe ser lo suficientemente grande para que las raíces tengan espacio para expandirse.
Se recomienda agregar cierta cantidad de abono orgánico y arena al hoyo de siembra para mejorar el drenaje y la retención de humedad. En terrenos de drenaje lento, la plantación se realiza un poco elevada para evitar la pudrición de las raíces.
En terrenos muy secos se recomienda colocar una capa de hojas secas o «mulch» alrededor de la planta para mantener la humedad. Incluso esta práctica permite mantener la humedad y aportar nutrientes al descomponerse el material vegetal.
Muchas especies de palmera son tolerantes a la sequía, sin embargo, requieren buena disposición de humedad durante su fase de crecimiento activo. Otras, a pesar de no alcanzar un gran tamaño, tienden a expandir su sistema radicular, por lo que requieren un mayor aporte de humedad.
En las palmeras, la poda se limita a la separación de hojas muertas o enfermas, y la eliminación de los hijuelos o racimos de frutos. La eliminación de las hojas enfermas evitar la propagación de enfermedades, y si no se desea la proliferación de los hijuelos es conveniente separarlos.
Los síntomas se manifiestan como pequeñas protuberancias de color negro cubiertas por pequeñas espiras de color pardo que son los conidióforos del hongo. Los tejidos infectados se tornan amarillentos y las hojas tienden a morir prematuramente. El control requiere la eliminación y quema de las plantas afectadas.
Le enfermedad se manifiesta inicialmente como pequeñas manchas de forma redondeada, de aspecto grasientas o transparente y de color amarillento. Posteriormente se tornan de color pardo con un halo amarillo, crecen, se juntan y toman una forma irregular de coloración gris-parduzca.
El moteado de las hojas se presenta como la desecación y amarillamiento de las hojas cuyos peciolos se encuentran infectados. La yema terminal o corazón de la palmera tiende a ennegrecerse, pudrirse y morir. La mayor incidencia se presenta en ambientes cálidos y húmedos.
Los síntomas de la enfermedad se manifiestan como la pudrición de los nuevos tejidos, conservando las hojas formadas antes de la infección. La mayor incidencia ocurre sobre el tejido meristemático terminal de la planta, en ataques severos es capaz de ocasionar la muerte.
Palmera de mayor distribución a nivel global en extractos de bosques inferiores, desde Filipinas, India, Indonesia y Malasia, hasta el sur de China. Presentan tallos únicos o múltiples que alcanzan hasta unos 5 m de altura, hojas pinnadas y es empleada como ornamental.
Palmera decorativa de 12 m de alto con tallo único, robusto y rectilíneo, nativa de Madagascar, es la única especie de este tipo. Follaje de color verde-azulado, las hojas puntiagudas alcanzan los 3 m de diámetro, inflorescencias interfoliares y frutos negros al madurar.
Constituye una de las especies más populares alrededor del mundo. Aunque su origen es incierto, se multiplica de manera espontánea en la costa brasileña. El estípite alcanza hasta 20 m de altura, follaje formado por láminas de color verde intenso y su fruto comestible es el coco.
Palma formada por un estípite solitario de 20 m de altura, robusto y elevado, nativo de las Islas Canarias. De follaje pinnado compacto con numerosos folíolos rígidos de color verde oscuro, inflorescencias ramificadas de color anaranjado y frutos en racimos de tonos dorados.
Planta de 15 m de altura con estípite abultado en la base de color blanquecino, nativa de Cuba, Guyana y Panamá. Las hojas pinnadas presentan folíolos grandes dispersos, inflorescencias subfoliares y pequeños frutos redondos violáceos.
Palmera de porte mediano que alcanza los 12 m de altura con el estípite cubierto de una capa de fibra oscura, nativo de China. Follaje en forma de abanico con hojas rígidas formando una copa densa, inflorescencias interfoliadas y ramificadas, frutos reniformes de color azul brillante.
Nativa del Norteamérica presenta un estípite robusto y solitario de hasta 15 m de altura con abundantes restos de follaje superficial. Follaje dispuesto en abanico con hojas segmentadas y colgantes, largos peciolos espinosos, inflorescencias interfoliares y colgantes, pequeños frutos de color negro cuando maduros.
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