Definición de trapecio
El término trapecio proviene de un vocablo latino que a su vez deriva de un término griego y sirve para nombrar una figura geométrica que tiene la apariencia de un cuadrilátero no regular donde sólo dos lados resultan paralelos. Los que son paralelos están considerados como bases y entre ellos hay una distancia que se denomina altura. El segmento cuyos bordes son los puntos medios de los lados que no son paralelos se conoce como mediana.
Entre los tipos de trapecios que se distinguen al analizar los ángulos interiores aparecen los trapecios rectos o rectángulos (aquellos que poseen en su interior 2 ángulos rectos, otro agudo y el restante, obtuso), trapecios isósceles (con un par de ángulos interiores agudos y los restantes, obtusos) y trapecios escalenos (todos los ángulos de su interior poseen diferente amplitud).
Para la anatomía, el trapecio puede ser un músculo o un hueso. El músculo trapecio se encuentra en la región posterior del tronco y cuello. Los seres humanos tienen dos músculos trapecios, que se prolongan desde el occipucio y llegan hasta las vértebras dorsales y omóplatos.
En cuanto al hueso trapecio, forma parte de la mano humana, más precisamente de la muñeca. Se trata de un hueso del carpo que articula con el primer hueso metacarpo, el hueso del escafoides, el hueso del trapezoide y el segundo metacarpo.
Dentro de un gimnasio o un circo, un trapecio es una pieza basada en un palo o vara ubicada de manera horizontal que se mantiene suspendido de dos cuerdas por sus puntas. Este palo permite realizar distintos tipos de ejercicios gimnásticos y piruetas. Es habitual que uno o más trapecistas se balanceen a gran altura sobre el trapecio y salten largas distancias para dejar uno de estos instrumentos y aferrarse a otro.
El trapecio de Kafka
El escritor austríaco Franz Kafka escribió una obra en la que su protagonista era un hombre apasionado del trapecio al punto de pasarse todas las horas elevado en él, aún mientras no estuviera ofreciendo un espectáculo.
Se trata de un cuento que se titula «Un artista del trapecio» y a través de él el autor invita a los lectores realizar importantes reflexiones, principalmente sobre la pérdida de la inocencia o la llegada de la madurez para una persona; sobre la figura del artista en una sociedad, que siempre termina refugiándose en un espacio alejado de los demás porque siente que no es comprendido; y sobre la pirámide de jerarquías que existen en nuestras sociedades.
Con respecto al primer punto, podemos señalar que originalmente el relato se titulaba «Primer dolor», por lo que puede evidenciarse esta temática escondida bajo el cuento; siendo que a partir del primer sufrimiento se abandona para siempre la infancia y comienza a comprenderse que la vida es solitaria y difícil.
En la historia, este trapecista descubre de pronto que necesita otro trapecio y no puede comprender cómo hasta ese momento estuvo trabajando y viviendo sólo con uno; entonces el obtener este nuevo elemento se convertirá en su máxima aspiración a partir de ese momento. Cabe mencionar que previamente, este hombre eligió vivir en un lugar en el que el resto de la sociedad no pudiera acceder. En este punto se comprende la visión que Kafka tiene del arte, como un espacio donde es necesario el aislamiento para poder crecer y depurar el trabajo. Por esta razón, el trapecista está constantemente buscando un nuevo espacio donde trabajar. La existencia del personaje depende de sus decisiones y de su acción, del lugar que le de al arte en su vida.
Por último, así como en el circo existe una estructura basada en jerarquías, donde el eslabón principal es la figura del empresario y el último el que exhibe su trabajo (el trapecista), en las sociedades ocurre igual. Este «último orejón del tarro», sin embargo, es el que más comprende el sentido de la vida pues elige vivir en las alturas, lejos de la luz y del ambiente envilecido; separado del resto del mundo y de los demás eslabones en la cadena de ese circo a fin de dedicarse sólo a lo que le apasiona y comprender la esencia de su vida. Cuando pide una barra extra no lo hace con el fin de que alguien la ocupe y le haga compañía, sino de perfeccionarse más, la pide para sí mismo para desarrollar al máximo sus capacidades.
Este relato podría ayudarnos a comprender mucho más acerca de la verdadera importancia del arte y del trabajo que todo artista tiene entre sus manos; tal es así, que las decisiones que se toman en torno a la vida individual y al desarrollo del arte en sí, traerán consecuencias en el resultado de la labor.