Definición de racionalismo
Antes de entrar a establecer el significado del término racionalismo, vamos a proceder a determinar el origen etimológico del mismo. Así, podemos decir que se trata de una palabra que deriva del latín, ya que parte de la palabra “ratio”, que puede traducirse como “razón”.
El racionalismo es un movimiento que tiene a la razón como pilar y sostén. Esta filosofía, surgida en el siglo XVII y con manifestaciones en diversas ramas del arte, sostiene que el raciocinio es la principal herramienta para generar saber, dejando a la percepción y la experiencia en un segundo plano.
El filósofo francés René Descartes suele ser señalado como el padre del racionalismo. Para Descartes, la razón era la vía para acceder a verdades universales de las cuales se desprendían todos los demás conocimientos de la ciencia.
No obstante, además de la figura de René Descartes, no podemos pasar por alto la existencia de otros ilustres pensadores que también abogaron por el racionalismo y que lo llevaron a su máxima expresión y estudio. Así, destacan especialmente tanto el alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646 – 1716), que está considerado como “el último genio universal” y que llevó a cabo interesantes obras como “De ars combinatoria”, como el filósofo holandés Baruch Spinoza (1632 – 1677). Este ha sido calificado por muchos como el “padre del pensamiento moderno” y legó trabajos de gran calado como “Tratado teológico político” o “Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos”.
El empirismo, en cambio, sostenía que el conocimiento siempre derivaba de la experiencia y de aquello que se registraba a través de los sentidos. Es interesante conocer que fue desarrollado especialmente por figuras de la talla del sociólogo escocés David Hume (1711 – 1776) y del filósofo y médico inglés John Locke (1632 – 1704).
El racionalismo, de este modo, postulaba a la razón como generadora de saber. Lo que permite la razón es llegar a saberes innatos que, de alguna forma, se encuentran ocultos en la mente. Para los racionalistas, los sentidos pueden llegar a engañar a una persona, no así la razón.
Poco a poco, empezó a asociarse al racionalismo con todas aquellas posturas que anteponían la razón sobre lo experimental o sobre la fe. Por eso muchas veces se asocia el ateísmo con el racionalismo.
Se conoce como racionalismo arquitectónico, por otra parte, a una rama de la arquitectura desarrollada al finalizar la Primera Guerra Mundial, que se oponía a la ornamentación excesiva que proponía el Art Nouveau.
El racionalismo arquitectónico, en este sentido, privilegiaba las formas simples y apostaba por construcciones dinámicas, realizadas con materiales como hormigón o acero.
La apuesta contundente por el detalle constructivo e incluso lo que es el uso constante y permanente del color son también otras dos de las principales señas de identidad del racionalismo arquitectónico, que contó con insignes artistas que lo desarrollaron y dieron a conocer tales como el francés Le Corbusier o los españoles Fernando García Mercadal, Rafael Bergamín o José Manuel Aizpurúa.