Definición de ofrenda

Ofrenda tiene su origen en el vocablo latino offerenda, que hace referencia a aquello que se ofrecerá. Se trata de un don dedicado a la divinidad o a la santidad para pedir algo que se anhela o para respetar lo fijado por un voto.

La ofrenda es una expresión material que refleja la adoración hacia Dios. Al ofrendar un ramo de flores, alimentos u otras cosas, estos objetos materializan una acción simbólica que tiene ribetes espirituales.

La Iglesia católica contempla el acercamiento de ofrendas al altar mientras se desarrolla una misa. Otras ofrendas habituales se realizan en los cementerios, cuando algunas personas dejan algo junto a la tumba para recordar al fallecido y pedirle que intervenga en un asunto terrenal.

Las comunidades aborígenes, por su parte, suelen entregar ofrendas a la Madre Tierra o Pachamama. El culto incluye desde enterrar comida hasta regar el suelo con vino.

Las ofrendas se realizan desde hace miles de años. Los egipcios y los incas, por ejemplo, sacrificaban animales y niños como ofrenda a las divinidades. Creían que, al entregar algo valioso o querido, los dioses prestarían atención a sus ruegos y entenderían que la gente estaba dispuesta a realizar cualquier esfuerzo para satisfacer los mandatos divinos.

Con el tiempo, el concepto de ofrenda, sacrificio u oblación dejó de interpretarse como una necesidad de contentar a Dios, sino que pasó a considerarse como un método para que las personas se acerquen a la divinidad a través su propia armonía.

Sin embargo, dichas prácticas carecen de espontaneidad y, en muchos casos, de validez, dado que todas las personas no somos iguales ni tenemos los mismos gustos o necesidades, por lo que una misma acción no puede representar un sacrificio para todos. Un ejemplo claro es la abstinencia de carne en semana santa, ya que deja fuera a los vegetarianos y veganos. Además, una vez pasado el corto período de prohibición, viene el festín para compensarlo.

Fuera de las imposiciones absurdas y mal interpretadas, en el mundo real, los auténticos sacrificios son necesarios más de una vez en la vida y, sin embargo, no siempre culminan en grandes recompensas. Además, es más común que luego de una larga abstinencia vengan los vicios descontrolados, ya que el equilibrio no se logra yendo de un extremo al otro, sino evaluando cada una de las decisiones, paso a paso; esto representa una práctica mucho más compleja y comprometida, que no está descrita en ningún libro y que resulta necesario llevar a cabo a diario.

La ofrenda, por otro lado, es una colecta que se lleva a cabo durante la misa del catolicismo y cuya recaudación se dedica a la tarea pastoral y a la ayuda social. En este caso, es inevitable hacer referencia a la corrupción y la manipulación, dos cualidades más comúnmente asociadas a la Iglesia católica que la bondad y la compasión.

Los excesos del Vaticano, por ejemplo, son de público conocimiento y esto suele ser un punto clave de ataque al catolicismo. No existe nada más opuesto a los principios de amor y sencillez que el lujo material, hecho que miles de personas, sin embargo, parecen ignorar estratégicamente. ¿Necesita la Iglesia de nuestras ofrendas para sus obras benéficas? Si vendiera todas y cada una de las figuras de oro y mármol, seguramente podría acabar con el hambre en el mundo y ayudar a financiar alguna expedición al espacio.

Sería interesante que dicha institución ofrendara al pueblo un mensaje de aceptación de la diversidad, de inclusión, un ejemplo de honradez y respeto, tanto por los demás como por uno mismo, y de lucha por conseguir superar los problemas a base de trabajo y esfuerzo, enfrentando nuestros errores y procurando no repetirlos aun antes de buscar el perdón.

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