Definición de mitómano
Mitómano es un adjetivo que refiere a lo perteneciente o relativo a la mitomanía. El término procede del francés mythomane.
La mitomanía, por su parte, es un trastorno psicológico que consiste en mentir de manera compulsiva y patológica. El mitómano falsea la realidad para hacerla más soportable e incluso puede tener una imagen distorsionada de sí mismo, generalmente con delirio de grandeza (lo que produce una gran distancia con la imagen real).
Lo habitual es que el mitómano mienta sin valorar las consecuencias de sus mentiras. Por eso adopta ese comportamiento como base de su rol en la sociedad y crea sistemas falsos para sostener todos sus engaños.
Por ejemplo: “Juan es mitómano: siempre habla de sus viajes por el mundo pero ni siquiera tiene pasaporte”, “Una cosa es decir una mentira piadosa, otra es convertirse en mitómano”, “La verdad es que no sabría cómo actuar si tuviera un familiar mitómano”.
Los niños y los adolescentes pueden convertirse en mitómanos cuando tienen una personalidad inestable y sus padres son excesivamente exigentes. Al intentar satisfacer los deseos de sus progenitores y del entorno social, terminan incurriendo en mentiras frecuentes.
El mitómano miente para ganar prestigio, manipular a los demás o hacer daño. Es importante tener en cuenta que no se trata de un trastorno inofensivo, sino que la mitomanía tiene efectos negativos tanto sobre quien la padece como en su entorno.
Quien miente compulsivamente se enfrenta a grandes situaciones de estrés ya que debe sostener toda una urdimbre de irrealidades que terminan condicionando su vida y las relaciones sociales.
La mitomanía también recibe el nombre de pseudología fantástica y, a pesar de que no exista mucha documentación acerca de este trastorno como de otros tantos, se cree que una de cada mil personas menores de edad la padecen o tienen tendencia a padecerla. Además, suele aparecer durante la infancia y afecta a individuos de ambos sexos en igual proporción.
Algunos de los rasgos característicos de la mitomanía son los siguientes:
* altera directamente el sistema nervioso central;
* las mentiras no siempre están absolutamente desprendidas de la realidad, y muy a menudo se basan en hechos probables para quien las inventa. Por otro lado, existe la posibilidad de conseguir que un mitómano confiese sus engaños, aunque eso hará que se sienta a disgusto;
* el comportamiento de basarse en mentiras se extiende en el tiempo y no consiste en una reacción a un hecho definido sino que se convierte en un rasgo de la personalidad que no siempre parece poder justificarse (un mitómano no sólo miente cuando se siente acorralado, sino que llega un punto en el que las mentiras cobran más fuerza que la verdad);
* las historias inventadas suelen ubicar al mitómano en una posición de éxito, por encima de su realidad, como si a través de la fantasía llevara la vida que desearía tener.
Por otro lado, resulta interesante señalar que muchas veces el mitómano llega a creerse sus propias historias, y a confundirlas con su vida real. Se trata de falsos recuerdos que, por lo general, consisten en relatos de grandes hazañas o de terribles actos, según las necesidades de su autor; muchas veces, la mitomanía surge para dar a una persona la posibilidad de canalizar la ira contenida contra uno o más individuos que lo hayan dañado, y en esos casos las mentiras son la venganza que no ha llevado a cabo en la realidad.
No se deben menospreciar las potenciales consecuencias de la mitomanía, ya que lejos está de ser una simple tendencia a retocar la realidad con historias ficticias; cuando un mitómano pierde el control, no sólo todas sus relaciones fracasan rotundamente, sino que puede incurrir en actos delictivos sin siquiera ser consciente de ello.