Definición de conducción

Conducción es la acción y efecto de conducir (llevar, transportar, guiar, dirigir). El término procede del vocablo latino conductio y tiene diversas aplicaciones y usos.

La conducción de electricidad es la transmisión de la carga eléctrica a través de un cable u otro cuerpo. El concepto se utiliza de modo similar para referirse a la conducción de calor.

La conducción de un vehículo, por otra parte, refiere a la acción de hacerlo funcionar de manera controlada. Todo conductor está obligado a obedecer distintas normas de acuerdo al vehículo (que puede tener motor o no), el lugar y el momento en el cual lo utilizan. Por ejemplo: “La conducción segura de un coche implica prestar atención a diversas cuestiones”, “Un hombre fue apresado por su conducción temeraria en pleno centro de la ciudad”.

La mayoría de los países exige que los conductores de vehículos de motor cuenten con una licencia. Para acceder a dicha licencia, es necesario tener una edad mínima que suele ser fijada por la ley y, en ocasiones, también hay que superar un examen de manejo (que demuestra que la persona tiene los conocimientos necesarios para conducir un vehículo sin poner en riesgo su vida y la de terceros).

Las normativas de conducción varían de acuerdo al vehículo: mientras que para conducir una bicicleta no se requiere más que respetar las normas de tránsito, las autoridades obligan a utilizar casco para conducir una moto y cinturón de seguridad en el caso de un automóvil. Independientemente del vehículo que se desee utilizar, es imprescindible mantener la sobriedad antes de conducir, dado que el alcohol afecta los reflejos.

Reglas esenciales para una conducción segura

En la actualidad, el número de accidentes de tráfico crece de manera preocupante en muchos países, tanto en las calles como en las carreteras, y las razones son diversas. Existen ciertas situaciones que se repiten en la mayoría de los siniestros, y esto ha llevado a varios especialistas a confeccionar una lista con las reglas básicas para conducir de forma segura:

* respetar los semáforos y prestar atención a las señales de tráfico. Cabe mencionar que el riesgo de pasar por alto este punto es mayor durante la noche, dado que se conduce más rápidamente y con menor visibilidad que durante el día;

* no aparcar en vías arteriales, ya que esto atenta contra la fluidez del tráfico, genera embotellamientos y fuerza a otros conductores a cambiar de carril, lo cual incrementa las posibilidades de colisiones traseras y laterales;

* no bloquear las intersecciones, para evitar que se creen congestiones, con las consiguientes pérdidas de tiempo que estas originan a las demás personas y los accidentes menores que suelen causar, de consecuencias moderadas para la salud pero elevadas para la economía;

* usar las luces direccionales, una herramienta fundamental para hacerse visible en todo momento por los conductores que se encuentran detrás de nosotros, y permitirles reaccionar de manera adecuada a nuestros movimientos. En avenidas muy transitadas, ignorar esta regla suele causar impactos traseros de dos o más vehículos;

* preservar el coche en buenas condiciones a nivel mecánico y gozar de buena salud a la hora de conducirlo. Se trata de un punto fundamental para minimizar los riesgos de accidentes. Algunas campañas de prevención comparan los vehículos averiados y a las personas enfermas al volante con armas cargadas, haciendo hincapié en que el incumplimiento de estas indicaciones nos convierte en homicidas;

* recoger pasajeros únicamente en los espacios pertinentes. Se trata de un punto que también deben cumplir los peatones, negándose a abordar un coche que no se haya detenido en una parada habilitada;

* no superar nunca la velocidad máxima permitida. Se trata, quizás, de la regla básica, pero de una de las más ignoradas.

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