Definición de bazofia
La raíz etimológica del término bazofia se encuentra en la lengua italiana. La primera acepción recogida por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) alude a una mezcla de desperdicios, residuos y heces.
Por extensión, se denomina bazofia a todo aquello que causa repugnancia o que resulta despreciable. Las bazofias, por sus características, no son dignas de apreciar o de estima.
Por ejemplo: “¡Esa película es una bazofia! Me aburrió mucho”, “Una persona que maltrata de esa manera a una criatura no es más que una bazofia”, “No pienso comer esta bazofia”.
La noción de bazofia es despectiva: a aquello que es definido como una bazofia no se le reconocen cualidades positivas. Supongamos que un periodista, a la hora de realizar la reseña del nuevo disco de una banda de rock, señala que el álbum es una “bazofia” ya que presenta doce temas que son muy parecidos entre ellos y que, a su vez, son copias de canciones de otros artistas. Al afirmar que el disco es una “bazofia”, lo está equiparando con basura o con algo desechable.
Una bazofia también puede ser una persona o las acciones de un individuo. Alguien puede considerar que un sujeto que golpea a un niño es una bazofia: nada justifica el castigo físico a un menor, por eso quien arremete a golpes contra un chico es repugnante. Por otra parte, si un dirigente político reclama que los homosexuales sean encarcelados ya que atentan contra la moral pública, muchos pueden indicar que las palabras de este líder son una “bazofia”.
A pesar de las connotaciones que tiene el término bazofia, no está mal visto su uso en una conversación de cierta formalidad, a diferencia de las llamadas malas palabras o palabrotas. Si bien no forma parte del vocabulario que usaríamos para conversar en una audiencia con la realeza británica, tampoco se trata de una palabra especialmente vulgar.
Por otro lado, quizás sea el carácter que solemos imprimirle al pronunciarla lo que la vuelve poco adecuada para el ámbito formal. Cuando decimos que algo es una bazofia, lejos estamos de emitir una mera opinión, sino que denotamos un cierto grado de desprecio, un arrepentimiento por habernos encontrado con eso en nuestra vida, ya sea una película, un libro o una receta gastronómica, entre muchas otras posibilidades.
Del mismo modo, cuando acusamos a alguien de bazofia, decimos mucho más que «es una mala persona», ya que probablemente buscamos dejar clara nuestra falta de aprobación por su comportamiento de una forma rotunda. Como se menciona en un párrafo anterior, la violencia contra los niños o la homofobia son dos de las actitudes que podrían caracterizar a un individuo al que etiquetemos con este adjetivo, porque se trata de formas de actuar o pensar que atentan contra los derechos y la libertad de los demás.
Las letras que componen la palabra bazofia la vuelven más adecuada para expresar a través de los sonidos el asco que nos causa el sujeto que otras, como ser basura, por ejemplo. La fuerza que podemos ejercer al pronunciar la f, en primer lugar, nos da la posibilidad de graduar la intensidad a nuestro gusto, además de extender la duración del término; seguidamente aparece la i, una vocal especialmente cortante y filosa, que en este caso no se encuentra acentuada pero eso no le impide agregar un toque agrio a la comunicación.
Cabe aclarar que esta palabra no es tan común en la actualidad como hace un par de décadas, en parte por la creciente aceptación en el habla cotidiana de extranjerismos que van modificando el idioma y quitándole sus rasgos más distintivos.