Qué es Vitalismo:
La palabra vitalismo tiene varias acepciones. En su acepción común, se entiende por vitalismo la condición de expresar vitalidad. Es decir, una persona vitalista sería aquella que expresa gran energía, motivación y alegría en la experiencia vital.
Sin embargo, el término vitalismo también agrupa diversas doctrinas de pensamiento, tanto científicas como filosóficas,según las cuales la vida no puede ser reducida a factores físicos, mecánicos o químicos.
Vitalismo en la ciencia
La primera formulación del vitalismo como doctrina deriva de la ciencia natural. Como corriente, el vitalismo está relacionado con los estudios de la biología del siglo XVIII, y surge como reacción al mecanicismo propugnado por diversos enfoques científicos del siglo XVII.
En este sentido, la teoría vitalista fue desarrollada y defendida por Paul Joseph Barthez, miembro de la escuela de Montpellier en Francia. Para los pensadores de esta corriente, existe una separación evidente entre el mundo vivo y el inerte, esto es, entre el mundo animado y el inanimado.
No se trata de un planteamiento religioso en sí, según la cual el ser humano está dotado de ánima, de alma, lo cual puede ser entendido como un fenómeno sobrenatural.
Se trata más bien de un principio vital que moviliza a los seres, el cual es responsable de sus comportamientos, y que no se puede atribuir a principios mecánicos o físicos. Este principio se denomina "fuerza vital" según Claude Bernard, "entelequia" según Hans Driesh y "fuerza dominante" según Johannes Reinke.
Ver también Vida.
Vitalismo en la filosofía
En la filosofía, el vitalismo se ha expresado en diferentes corrientes y tiene distintas implicaciones, aunque parte del mismo principio. También se conoce como filosofía de la vida.
Se formuló entre los siglos XIX y XX en contraposición al racionalismo filosófico. Para los filósofos de esta corriente, la vida no es mera respuesta a los mecanismos racionales y, además, es valiosa en sí misma y no en función de elementos que le son ajenos.
Para el vitalismo filosófico en general, la vida humana es vista como un proceso y, como tal, no puede ser reducida al comportamiento mecánico o al mero racionalismo.
En este sentido, se dieron al menos dos corrientes de vitalismo filosófico:
- Aquella que propugna la exaltación de la vida desde el punto de vista biológico y
- Aquella que propugna la vida en un sentido histórico o biográfico.
En la primera, sobresalen elementos como la valoración del instinto, incluido el instinto de supervivencia, la intuición, el cuerpo, la fuerza y la naturaleza. Uno de sus teóricos sería Friedrich Nietzsche.
En la segunda, sobresale la valoración de la experiencia vital en sí, el decir, el valor del conjunto de experiencias humanas que una persona acumula a lo largo de su existencia, lo que valoriza además la perspectiva y la teoría de las generaciones. En esta tendencia podemos mencionar al español Ortega y Gasset.
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