Una leyenda es un relato que narra sucesos de dudosa veracidad, ubicados en un espacio y un tiempo real, que se transmite oralmente.
Es un género diverso, presente en la mayoría de culturas y su clasificación depende del lugar donde se originan y de la temática que abordan.
A continuación te explicamos los tipos de leyenda que existen.
Según su lugar de origen
Leyendas urbanas
Son leyendas que se ubican en una época más actual y tienen como escenario una ciudad. Cuentan, como reales sucesos que no lo son, y cuya difusión, como si de un rumor se tratara, es lo que las convierte en leyendas urbanas.
Generalmente su contenido es de carácter trágico o misterioso, aunque también podemos encontrar historias con fines morales o didácticos.
Uno de los ejemplos más conocidos es la leyenda de la chica de la curva. En ella se dice que una muchacha se aparece de noche a los conductores que circulan por una peligrosa carretera secundaria. Su misión es avisar del peligro que entraña la curva en la que ella perdió la vida a causa de un accidente de tráfico.
Leyendas rurales
Estas historias, semejantes en contenido a las anteriores, tienen su contexto en los pueblos y sus extensos campos, en medios solitarios, como bosques y montes, y se encuadran en una época lejana a la nuestra.
Es frecuente, por un lado, el componente funesto con ciertos matices de terror y, por otro, la aparición de personajes fabulosos que habitan esos lugares.
La leyenda de las brujas de Zugarramurdi nos habla de las reuniones que tenían lugar en las cuevas y prados de este municipio situado en el Pirineo Navarro.
En estas reuniones se congregaban los vecinos para practicar brujería, invocar espíritus y lanzar hechizos. Sus poderes podían proteger, enfermar e incluso destruir o matar. De esta historia proviene el término akelarre, que en euskera significa prado del macho cabrío.
Leyendas locales
Son historias que describen acontecimientos de un lugar concreto, o las hazañas de personajes históricos a los que el sitio debe su fama. Generalmente guardan relación con la fundación del lugar o con sus grandes gestas.
La leyenda del río Lethes es un buen ejemplo. Cuenta que todo aquel que cruzaba el río perdía la memoria.
Un día, un grupo de soldados romanos se negó a atravesar el río por miedo al olvido.
Su comandante, para convencerlos de que no había peligro alguno, cruzó a nado el río y comenzó a llamarlos por su nombre, acabando así con la superstición de la tropa.
Los romanos, en realidad, se encontraban frente al río Lima y construyeron un puente que acabaría por dar nombre a dicha localidad.
Según su temática
Leyendas infantiles
Este tipo de leyenda se encarga de dar explicación a ciertos hechos aportando lecciones y moralejas para los más pequeños de forma sencilla e interesante. Suelen abarcar problemas cotidianos, hechos históricos o tradiciones en forma de relatos cortos y, generalmente, a través de personajes divertidos.
La leyenda del arcoíris, por ejemplo, cuenta que un día, estaban los colores discutiendo porque cada uno se consideraba más importante que el resto. Uno a uno, fueron explicando los motivos por los que su color era el más bonito del mundo.
Tal era el barullo que la lluvia se acercó para saber lo que ocurría. Al escuchar la disputa les propició una buena riña, pues todos los colores son importantes y han de vivir en armonía. Les ordenó cogerse de la mano e ir detrás de ella.
Desde ese momento, cuando para de llover y sale el sol, aparece el arcoíris, para mostrarnos la belleza que hay detrás del compañerismo y la igualdad.
Leyendas etiológicas
Son las encargadas de dar a la humanidad la respuesta del cómo y por qué existen los accidentes geográficos que componen su entorno. Suelen narrar hechos lejanos en el tiempo y sus personajes pueden ser variados, como dioses, reyes, animales, etc. El elemento real viene dado por el lugar donde sucede la historia.
La leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl nos explica la historia de amor que dio lugar a la existencia de estos dos volcanes presentes en la geografía mexicana.
Iztaccíhuatl, hija de un famoso cacique, se enamoró de uno de los guerreros que luchaban junto a su padre, Popocatépetl. El guerrero fue enviado a luchar con la promesa de casarse con la princesa a su regreso.
Un pretendiente de la princesa, celoso de su amor, hizo correr el rumor de que Popocatépetl había sido abatido, lo cual provocó que Iztaccihuatl muriera de pena.
Cuando, a su regreso, el guerrero conoció la funesta noticia, hizo construir un túmulo donde velar a su amada. Allí, frente a su cadáver, a la luz de una antorcha, permaneció Popocatépetl hasta perecer.
Los dioses, conmovidos ante tales sucesos, decidieron convertirlos en sendos volcanes, uno frente a otro, para que pudieran estar juntos eternamente.
Leyendas históricas
Este es el tipo más realista de la clasificación, ya que abordan hechos pasados reales tales como conflictos bélicos. También están protagonizadas por personajes cuya existencia fue real. Su objetivo suele ser ensalzar el hecho, lugar o personaje en cuestión a través de un conflicto resuelto de manera favorable, si bien existen casos cuyo desenlace es trágico.
La leyenda de Guzmán, el Bueno es uno de ellos. Relata las hazañas de Alonso Pérez de Guzmán, noble militar leonés del siglo XIII, al que se ordenó la defensa de la fortaleza de Tarifa del ataque de los musulmanes.
Incapaces de tomar la ciudadela, los enemigos secuestraron al hijo menor de Alonso, amenazando con asesinarlo si el padre no cedía en la contienda.
Lejos de acceder a tan vil chantaje, Alonso lanzó su daga desde la muralla mientras gritaba “matadlo con esa si así lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado”.
Los musulmanes asesinaron al menor pero el asedio fracasó y Alonso recibió el sobrenombre de Guzmán, el Bueno y el señorío de Sanlúcar.
Leyendas religiosas
Tienen como tema principal la vida de los santos y mártires, lo cual nos sitúa en una época muy lejana aunque este tipo de historias cobraron solidez durante la Edad Media. Su objetivo es exaltar la religión de la que forman parte y en ocasiones celebrar su triunfo sobre el mal.
En la leyenda de Jorge y el dragón encontramos un reino sometido por un dragón al que ofrecían sacrificios animales y humanos para mantenerlo en calma.
Un día el azar quiso que la víctima que alimentara al dragón fuese la princesa del reino. A punto de ser devorada por la bestia, apareció Jorge a caballo con su imponente armadura. Tras una violenta lucha, acabó con el dragón, rescatando ilesa a la princesa y librando al reino de su amenaza.
De la tierra bañada con la sangre del monstruo surgió un rosal, que Jorge regaló a la princesa. Jorge murió como mártir por defender el cristianismo y, posteriormente, fue canonizado.
Leyendas morales
Son historias que ofrecen una lección sobre valores y comportamiento a través de un conflicto. El protagonista encuentra dos posibles caminos a seguir y, generalmente, escoge el correcto, el camino de la virtud. Vuelve a triunfar el bien sobre el mal pero desde una perspectiva más ética que religiosa.
La leyenda de El perro y Kakasbal nos presenta a un hombre miserable que maltrataba constantemente a su perro. Kakasbal, un demonio experto en el engaño, decidió intentar aprovecharse de la injusticia que el perro estaba viviendo.
Se acercó al animal para convencerle de que abandonase a su dueño pero el perro se negaba porque su lealtad estaba ante todo. Varias veces le insistió hasta que el perro, para que cesara en su empeño, admitió que le había convencido. Kakasbal exigió su alma a cambio de un deseo y el perro deseó un hueso por cada vello que cubría su cuerpo.
El demonio se dispuso a contarlos. A punto de terminar, el perro recordó que debía fidelidad a su amo y se movió para que Kakasbal perdiera la cuenta. Repitió esta artimaña hasta que el demonio se percató y dejó de contar, asumiendo la lección que le había enseñado el animal, pues es más fácil corromper el alma de un hombre que el alma de un perro.
Leyendas escatológicas
Abordan lo relativo a la vida después de la muerte por lo que estamos ante un tipo de leyenda fantasmagórico. Una de las dudas existenciales más presentes y menos solventadas en la vida terrenal, quizá porque los testigos no regresan para contarlo.
Todo esto hace que este tipo de leyenda esté presente en la tradición de muchas culturas.
La leyenda de la Santa Compaña nos traslada a Galicia en la Edad Media. Allí una procesión de almas en pena, se pasea durante la noche tiñendo de niebla y miedo los lugares por donde pasa.
Es dirigida por el portador de la cruz, aún vivo, elegido y condenado a deambular hasta fallecer o hasta que otro desdichado porte la cruz en su lugar. Alumbrada por los cirios que portan cada uno de los espectros dejan un siniestro olor a cera a su paso.
Su presencia vaticina la muerte, sea apareciéndose a la persona que ha de morir o visitando las casas donde había algún alma enferma a punto de apagarse.
Leyendas marinas
Esta categoría surge ante la incertidumbre que genera el mar a los hombres, por su extensión, su comportamiento impredecible e indomable, los seres que puedan habitar sus profundidades y las naves que pueda conducir hasta sus costas.
La leyenda del Capitán Morgan narra los saqueos del marinero galés Henry Morgan durante la edad de oro de la piratería caribeña. Numerosos navíos españoles fueron desfalcados aunque su mayor gesta fue el saqueo a Panamá, la más rica de las ciudades del momento.
Una vez obtuvo el botín se dirigió a la isla de San Andrés para ocultarlo en una cueva que hoy día se conoce como la cueva de Morgan. Los habitantes de la isla sostienen que el tesoro continúa allí oculto bajo el agua y será visible cuando ésta se evapore.
Leyendas de terror
Relatan hechos macabros, apariciones, fenómenos extraños, sucesos trágicos que provocan una muerte temprana o traumática a los protagonistas. Tanto los personajes como la ubicación suele ser real y la distorsión queda recogida en el suceso del que trata, que suele ser inventado, exagerado o, sencillamente, deformado en su transmisión.
Así ocurre en la leyenda de Drácula, que nos sitúa en la Transilvania del siglo XV. Allí vivió Vlad Dráculea, príncipe de Valaquia, conocido como Vlad Tepes, por la crueldad con que trataba a sus enemigos a los que torturaba y condenaba a morir. Este personaje fue inspirador para la novela que acabó de forjar la leyenda y la extendió por todo el mundo.
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