Qué es Se dice el pecado, pero no el pecador:
El refrán popular “Se dice el pecado pero no el pecador” se aplica cuando una persona que está contando algún episodio comprometedor, es decir, una mala acción, pero no quiere o no le interesa delatar a la persona que lo cometió.
En este caso, el refrán invoca el valor de la discreción y de la ética en el manejo de la información, y para ello utiliza la imagen de la confesión católica, en la cual los sacerdotes tienen prohibición expresa de delatar a quienes confiesan sus pecados. El mismo principio aplica para profesiones como la psicología, la medicina y el derecho.
Las razones para no delatar a la persona que cometió la mala acción o una acción comprometedora pueden variar según los casos. Se entiende, en cualquier escenario, que la persona que invoca este dicho prefiere la prudencia y la discreción, pues sabe que delatar al culpable no es importante y además puede traer consecuencias desagradables.
De esta manera, se supone que la persona que cuenta el acontecimiento negativo, lo expone para extraer de él alguna lección o información valiosa a quien escucha, por lo que el nombre del responsable carece de importancia. Así, el narrador se asegura no incurrir en chisme y exponer solo aquello que tiene sentido en el contexto de la conversación.
Son varios los refranes que apelan a la necesidad de la prudencia y la discreción, aunque desde diferentes perspectivas. Entre ellos podemos referir “En boca cerrada, no entran moscas”.
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