Qué es Hereje:

Hereje es la forma en que se designa a la persona que profesa una herejía, es decir, que cuestiona, con un concepto controvertido o novedoso, ciertas creencias establecidas en una determinada religión.

Por ejemplo, un individuo laico, que asume su creencia en Dios, pero que no circunscribe esta a la profesión de ninguna doctrina religiosa ni practica los deberes religiosos, puede ser considerado como hereje.

Del mismo modo, un ateo puede ser clasificado como hereje porque cuestiona la existencia de Dios y, en consecuencia, la verdad de las enseñanzas impartidas por la la religión.

Como hereje o blasfemo también puede ser calificada una persona que ha injuriado o irreverenciado a Dios y a la religión.

El concepto de herejía, además, es relativo. Mientras que para un católico un hereje es toda aquella persona que no sigue los dogmas de la religión cristiana, asimismo un católico podrá ser tenido como hereje por el islamismo.

Por lo tanto, el concepto de herejía variará de acuerdo con las enseñanzas y las características de cada religión, pero sobre todo en función del grado de tolerancia o intolerancia que cada religión imponga a sus seguidores hacia las otras creencias existentes.

De hecho, la etimología de la palabra hereje es muy elocuente respecto a su significado. La palabra proviene del latín haeretĭcus, que a su vez procede del griego αἱρετικός (hairetikós), que significa ‘libre de elegir’.

Así, pues, en líneas generales, un hereje es una persona que asume la posibilidad de elegir libremente seguir un dogma diferente del que le es impuesto por una doctrina, religión o secta.

Vea también

Hereje en el cristianismo

En el Nuevo Testamento de la Biblia, se refiere que hereje es considerado aquel hombre que decide seguir sus propias opiniones, creando con ellas nuevas doctrinas religiosas, o siguiendo nuevas sectas, como los saduceos y los fariseos.

Por su parte, la bula Gratia Divina (1656), del papa Alejandro VII, definía la herejía como “la creencia, la enseñanza o la defensa de opiniones, dogmas, propuestas o ideas contrarias a las enseñanzas de la Santa Biblia, los Santos Evangelios, la Tradición y el magisterio”.

La Iglesia católica, durante la Edad Media, se empeñó en perseguir toda aquella opinión que contrariara la doctrina cristiana contenida en la Biblia, de la cual se asumía como única intérprete y autoridad posible. Para ello fue creado el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.

Los herejes y la Inquisición

Durante la Edad Media, la Iglesia instauró una política agresiva de persecución contra todas aquellas personas que cuestionaban la interpretación de la doctrina cristiana que esta imponía de manera dogmática.

Fue el papa Gregorio IX quien, en el siglo XIII, cuando comenzó a sentir que el poder de la Iglesia estaba siendo amenazado por quienes la criticaban, estableció el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.

El propósito de este tribunal religioso era combatir la herejía que se alzaba contra la legitimidad tanto del poder eclesiástico como del poder civil, ya que en aquella época el poder de la Iglesia estaba estrechamente vinculado al poder del Estado, representado en la monarquía.

Los sospechosos de herejía eran interrogados y torturados para que confesaran la culpa que se les señalaba. Los castigos eran severos, y muchos supuestos herejes pasaron su vida en cautiverio o fueron torturados, ahorcados o quemados vivos.

Algunas figuras notables de la historia de la humanidad, que contribuyeron con sus hazañas, pensamiento o investigaciones al progreso del conocimiento, y que fueron asesinados por la Inquisición, fueron: Giordano Bruno (filósofo, astrónomo), Juana de Arco (heroína de guerra), Giulio Cesare Vanini (intelectual), Jan Hus (filósofo) o Miguel Servet (científico).

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