Qué es Ambivalencia:
La ambivalencia es la presencia de dos interpretaciones o valores opuestos frente a un mismo objeto o también referida como conducta ambivalente.
La palabra ambivalencia fue acuñada por primera vez por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler (1857-1939) combinando el latín ambi que significa “ambos” y valentia que indica “valor” o “precio”. El concepto de la ambivalencia fue luego popularizada por el psiquiatra Freud.
Algunos sinónimos de ambivalencia son: ambigüedad, duplicidad, contradicción, indeterminado, polarizado. Antónimos de ambivalencia podemos encontrar las palabras definido, preciso, exacto o claro.
Ambivalencia en la psicología
En psicología, la ambivalencia se refiere a un estado, temporal o permanente, donde conviven dos sentimientos, generalmente, opuestos. Esta situación ambivalente sucede cuando la actitud frente a un hecho u objeto se vuelve incoherente.
Para entender la razón de la incoherencia en nuestras actitudes, debemos distinguir las tres dimensiones en las cuales se dividen y donde subsisten las conductas ambivalentes:
- La dimensión cognitivo racional: radica el conocimiento, creencia u opinión sobre algo. Bleuler llamaba a esta dimensión intelectual. Las ambivalencias en este ámbito incluyen, por ejemplo, argumentos que incorporan dos visiones opuestas.
- La dimensión afectiva: son aquellas emociones o sentimientos a favor o en contra de algo. Aquí radica la ambivalencia afectiva donde, por ejemplo, se conjugan los sentimientos de amor y odio al mismo tiempo sobre un objeto o persona.
- La dimensión conductual: se define como la forma en que una persona reacciona frente a algo. Bleuler define esta dimensión como volitivo, ya que, está sujeta a la voluntad. Las actitudes ambivalentes conductuales se presentan, por ejemplo, en incoherencias entre lo que se siente y cómo se actúa.
Vea también:
La ambivalencia se presenta, en la mayoría de los casos, como una incoherencia con respecto a la valencia o valor positivo o negativo que cada uno le otorga a cada una de las dimensiones de las actitudes. Por ejemplo, un hombre ambivalente puede amar mucho a una persona pero odiar mantener contacto con esa misma persona. El valor positivo hacia la dimensión afectiva es contradictoria al valor negativo de su dimensión conductual lo que resulta en una actitud de ambivalencia hacia el ser querido.