Nociceptores (receptores del dolor): definición y tipos
Llamamos “nociceptor” a las terminaciones de las células que detectan las sensaciones de dolor y las transmiten a otras áreas del sistema nervioso central. Los distintos tipos de nociceptor responden a estímulos mecánicos, térmicos o químicos, tanto externos como provocados por el propio organismo.
En este artículo describiremos qué son los nociceptores y en qué difieren los 5 tipos principales. Asimismo explicaremos brevemente cómo funciona la experiencia del dolor a nivel de la médula y del cerebro, y los modos en que ésta puede ser inhibida.
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¿Qué son los nociceptores? Una definición
Los nociceptores son receptores sensoriales que responden a estímulos que lesionan los tejidos o que podrían hacerlo, y están situados al final del axón de una neurona sensorial. Esta respuesta, que se conoce como nocicepción, consiste en la emisión de señales de dolor al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y a la médula espinal.
Los nociceptores se sitúan en distintas partes del cuerpo, tanto en tejidos externos como internos. Así, la sensación de dolor no sólo se produce en la piel o en las mucosas, sino también en los músculos, el intestino o la vejiga.
La activación de los nociceptores puede darse por la estimulación directa de los tejidos o bien de forma indirecta, por la liberación de sustancias químicas en el tejido dañado. Estos compuestos incluyen la histamina, la bradicinina, el potasio, la serotonina, la acetilcolina, la sustancia P y el ATP.
Los axones de los nociceptores pueden ser de dos tipos: fibras A delta (Aδ) y fibras C. Las primeras están mielinizadas, por lo que los potenciales de acción se transmiten con gran velocidad a través de estas fibras. Por su parte, las fibras C son mucho más lentas porque estos axones contienen una cantidad más baja de mielina.
Tipos de nociceptor
La transmisión de señales nociceptivas se desencadena cuando los tejidos detectan estimulación lesiva de distintos tipos, como la compresión o el calor intenso.
Podemos dividir los nociceptores en función de las clases de estímulos a las que responden, si bien algunos de ellos reaccionan a varias modalidades sensoriales.
1. Mecánicos (mecanorreceptores)
Los nociceptores mecánicos se activan a partir de sensaciones táctiles intensas, como los pinchazos, la presión o la deformación; por tanto, responden a cortes y golpes. Su frecuencia de respuesta es mayor cuanto más dañino resulte el estímulo.
Este tipo de nocicepción conlleva respuestas muy veloces porque los receptores mecánicos transmiten aferencias a través de fibras A delta, nervios mielinizados de conducción rápida.
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2. Térmicos (termorreceptores)
La conducción desde los nociceptores térmicos también tiene lugar a través de fibras A delta y por tanto se transmiten a una velocidad elevada.
Estos nociceptores se activan cuando detectan temperaturas muy elevadas o muy bajas (más de 42ºC o menos de 5ºC), así como estímulos mecánicos intensos.
3. Químicos (quimiorreceptores)
Los nociceptores químicos responden a diversos compuestos químicos que los tejidos liberan al sufrir daños, como la bradicinina y la histamina. Asimismo detectan la presencia de sustancias tóxicas externas que pueden provocar lesiones tisulares, como la capsaicina del pimiento picante y la acroleína del tabaco.
4. Silenciosos
Esta clase de nociceptor no se caracteriza por el tipo de estímulo que lo activa sino por el hecho de que responde de forma tardía, una vez se ha producido inflamación del tejido adyacente a la lesión.
5. Polimodales
Los nociceptores polimodales responden a distintos tipos de estimulación: mecánica, térmica y química. Conducen las señales de dolor a través de fibras C, significativamente más lentas que las fibras A. Podemos encontrar este tipo de nociceptores en la pulpa dental, entre otras partes del cuerpo.
Las vías del dolor y su inhibición
Distintos tractos espinales transmiten las señales de dolor desde los nociceptores hasta la corteza cerebral. En particular se ha resaltado la relevancia del tracto espinotalámico, que conecta la piel con el tálamo, una estructura clave en el envío de aferencias sensoriales al cerebro.
Las fibras nociceptivas se localizan en el asta dorsal (o posterior) de la médula espinal y están compuestas, como hemos dicho, de fibras A delta y fibras C, así como de neuronas de proyección e interneuronas inhibitorias.
Existen tres componentes de la experiencia de dolor: la sensación, la emoción y la cognición. La corteza somatosensorial primaria y secundaria procesa la dimensión discriminativo-sensorial, mientras que la emoción negativa asociada depende de la ínsula y del cingulado anterior. El sentimiento de dolor a largo plazo se relaciona con el córtex prefrontal.
La teoría de la compuerta de Melzack y Wall propone que la percepción de estímulos no dolorosos bloquea la transmisión de señales de dolor al sistema nervioso central; así, la experiencia de dolor puede quedar anulada si predominan sensaciones táctiles no dañinas. La terapia mediante estimulación eléctrica transcutánea se basa en esta teoría.
La inhibición del dolor también puede producirse en sentido descendente, desde el cerebro hasta las neuronas nociceptivas. En este sentido tienen mucha importancia las endorfinas de la sustancia gris periacueductal, la serotonina secretada por los núcleos del rafe y la noradrenalina del locus cerúleo.