El problema del pensamiento positivo, en 4 claves
El pensamiento positivo puede ser una disposición mental muy beneficiosa si somos realistas con el entorno que nos rodea y la situación en la que nos encontramos. A fin de cuentas, muchos de los problemas con los que solemos lidiar en el día a día son más ficticios y fabricados por nosotros mismos que reales.
Sin embargo, el pensamiento positivo puede convertirse en una trampa que nos invita a evitar afrontar los problemas con los que nos encontramos en nuestro día a día.
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El pensamiento positivo como excusa
Si bien el dicho popular dice “al mal tiempo buena cara”, es necesario analizar esta frase y ser conscientes de que no solo basta ponerle buena cara al mal tiempo. Imaginemos un día de lluvia en el que tenemos que ir a trabajar a pie. Si no hacemos uso de un paraguas nos mojaremos, por lo que al mal tiempo le tenemos que buscar una solución: sacar el paraguas.
Como afirma Bárbara Ehrenreich, autora del libro Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo, “Cuando tenemos problemas, mirar hacia otro lado puede hacernos sentir mejor al principio, pero no a la larga. Ser emocionalmente inteligente va a permitirnos estar conectados con la realidad y nuestras emociones, lo que a la larga será mejor que evitar los problemas que puedan aparecer en nuestra vida”. Debemos enfrentar las situaciones delicadas, no basta con ponerles una sonrisa y esperar que se solucionarán solas.
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Cómo son las personas positivas
Nuestra actitud puede ayudarnos a superar malos momentos en la vida, pero no es el único requisito para solucionar los problemas que se nos presentan. Dicho esto, siempre es mejor mirar hacia adelante con mentalidad positiva que con mentalidad negativa. Cuando la mentalidad positiva se suma a la capacidad de solucionar problemas, el realismo y la valentía, nuestro bienestar aumenta.
Pero, ¿cómo son las personas con mentalidad positiva? Estos individuos poseen una serie de características que puedes encontrar a continuación.
- No se autoengañan, pues son sinceras consigo mismas y hacen uso de la autorreflexión.
- Poseen una autoestima alta y se valoran de manera positiva.
- Se caen cuando se levanta, y ven en los fracasos oportunidades para crecer y aprender.
- Luchan por sus propios sueños y por sus objetivos vitales.
- Se automotivan pese a las adversidades y los obstáculos que se encuentran en el camino.
- No se comparan con los demás porque han encontrado la paz consigo mismas.
- Viven el momento presente y disfrutan de su día a día.
- Conocen y gestionan bien sus propias emociones y entienden las de los demás.
Si deseas profundizar en estas características, puedes leer este artículo: “11 características de las personas optimistas”
Los problemas del pensamiento positivo: sus limitaciones
El pensamiento positivo puede ser bueno en algunas situaciones, pero no en todas, porque a veces nos dejamos llevar por las creencias basadas en falsedades. Veamos cuáles son las limitaciones de este tipo de pensamiento.
1. El pensamiento positivo es algo más que la simple actitud
Pensar que con actitud positiva conseguiremos todo en la vida y evitaremos que la situaciones difíciles desaparezcan es un error. El pensamiento positivo debe ir siempre acompañado de una personalidad fuerte y una buena autoestima, además de un pensamiento realista. Por tanto, uno de puede imponerse la mentalidad positiva y esperar que todo ocurra a su favor.
En este sentido, tener los pies en el suelo es un factor clave para evitar expectativas irracionales. La personas positivas también pueden fracasar, la clave es que se levanten, crezcan como personas y sigan su camino.
2. El pensamiento positivo no soluciona problemas
El pensamiento positivo puede ayudar a estar motivado para avanzar, pero no es el único aspecto que debemos tener en cuenta para resolver problemas. Nosotros tenemos que poner de nuestra parte para que las cosas se solucionen y salgan como queremos, por lo que la voluntad y el realismo son necesarios.
Asimismo, creer en uno mismo también es necesario para no venirse abajo en los momentos difíciles, porque sino estaríamos hablando de falsa autoconfianza, y utilizaríamos el pensamiento positivo para excusarnos y no tener que hacer frente a la realidad. Si deseas saber más sobre la falsa autoconfianza puedes leer el artículo “Falsa autoconfianza: la pesada máscara del autoengaño”.
3. El pensamiento positivo no equivale a felicidad
Son muchos los factores que influyen en la felicidad de una persona, y creer que con el pensamiento positivo todo será de color de rosa es irracional. Como he dicho, el pensamiento positivo no es algo que uno mismo debe imponerse, sino que la persona debe de poseer una personalidad fuerte y una autoestima sana y, además, adoptar esta manera de pensar. Eso sí, siempre de manera realista.
El pensamiento positivo no es mirar hacia otros lado cuando cuando las cosas no van bien, sino que es afrontar la realidad y aceptarla tal y como es. Después, uno puede mirar hacia el futuro con esperanza y trabajar en el camino que desea para sí mismo.
4. Uno no puede tener pensamiento positivo todo el tiempo
No se puede vivir la vida con una sonrisa en la cara todo el tiempo, como si el contexto en el que uno vive no importase. Hay situaciones en las que uno debe sufrir y llorar si hace falta, como forma de liberarse de las emociones que le afectan. Experimentar el dolor en algún momento de nuestra vida es totalmente normal. De hecho, los mejores aprendizajes son aquellos que ocurren después de una situación adversa.
Como he dicho en las líneas anteriores, el falso optimismo es un intento de ocultar la baja autoestima. No es necesario mostrar una sonrisa y aparentar que todo va bien. Eso, tarde o temprano, desilusiona, desespera y frustra a una persona.