Psicoterapia de Orientación Posmoderna: sus principales características
Desde la emergencia de las primeras propuestas de la psicología en general y de la psicoterapia en particular, han existido una serie de preceptos teórico-prácticos que han dominado y atravesado a la mayoría de los enfoques de la psicoterapia. Los mismos han sido de enorme ayuda para abordar los fenómenos propios de la salud mental, el sufrimiento y el bienestar de las personas, pero también han presentado sus limitaciones y riesgos.
Aspectos como el uso rígido de las categorías diagnósticas, la idea de que los fenómenos mentales son medibles y plenamente predecibles o la existencia de una aproximación pretendidamente objetiva por parte de los psicoterapeutas forman parte de los preceptos antes mencionados.
La psicoterapia de orientación posmoderna, en sus distintas líneas, emerge como una alternativa frente al cuestionamiento de los elementos mencionados y otros. Desde los enfoques narrativos, centrados en las soluciones, contextuales, constructivistas, interaccionales, enactivos y construccionistas sociales aparecen propuestas muchas veces radicalmente distintas y sin duda novedosas. A continuación, se mencionarán algunas de las características principales que atraviesan las distintas propuestas mencionadas.
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La importancia de los contextos
El título puede parecer obvio, pero muchos enfoques psicoterapéuticos han centrado exclusivamente su atención en los fenómenos intrapsíquicos de las personas. Desde el punto de vista posmoderno, los contextos son no solamente relevantes, sino también centrales en el entendimiento de los fenómenos psicológicos.
Desde el punto de vista del Construccionismo Social, las personas actuamos en una relación permanente desde y hacia los contextos (lo que se denomina fuerza contextual y fuerza implicativa, según Pearce) y esa dinámica tiene sus características e implicancias particulares dependiendo de cada relación observada.
Los aspectos sistémicos e interpersonales adquieren una relevancia central en el entendimiento e hipotetización de los motivos de consulta y de las formas de generar alivio con los consultantes.
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El lenguaje como elemento central
Un segundo elemento que cobra particular relevancia en estos enfoques es el lenguaje, en su sentido amplio. Los fenómenos comunicativos, los sistemas de significados en que participamos y la forma en que las personas se movilizan y construyen su identidad a través de los mismos, toman un protagonismo novedoso.
Es importante señalar que el lenguaje no solo tiene que ver con lo verbal, sino también con sus aspectos relacionales y de significado, considerando su influencia en la definición y la construcción de realidad de las personas. Esto ocurre en distintos niveles: en las emociones, en las acciones y en la construcción de cosmovisiones.
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La persona nunca es el problema
Desde el enfoque de la Terapia Narrativa, se ha planteado que las personas no son el problema, sino que el problema es el problema. La definición puede parecer redundante en apariencia, pero presupone toda una revolución frente a ciertas ideas modernas de la terapia.
Si integramos la importancia de los contextos señalada más arriba, los problemas solo pueden ser entendidos en su referencia a la cultura, las relaciones interpersonales y los significados particulares que en ellos emergen, nunca como algo aislado que tenga que ver con un elemento esencial, propio e inherente a la forma de ser de una persona.
El problema queda separado de la identidad de las personas y por lo mismo, se trabaja buscando soluciones al mismo más que intentado acoplar a las personas a ciertos criterios de normativos.
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El “yo” en un cambio constante e inevitable
Un concepto interesante proveniente de las perspectivas enactivas y constructivistas - interaccionales presupone que las personas estamos en permanente e inevitable cambio y que el mismo siempre tiene un componente sistémico.
Aunque en apariencia pudiera observarse lo contrario, nunca somos exactamente la misma persona que en otro momento, y lo que permanece tiene que ver más con las definiciones identitarias y de significados que hacemos sobre nosotros mismos y los demás. Esto aplica tanto para nuestra forma de ver, sentir y actuar como a nivel de los fenómenos biológicos. En psicoterapia esto suele ser muy liberador en el sentido de que podemos observarnos con menor rigidez y permitirnos una mayor plasticidad en los cambios deseados.
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La existencia de múltiples realidades
En el contexto de las premisas del Constructivismo y el Construccionismo Social, se plantea que la realidad no existe independiente de quien o quienes la construyen. Estamos determinados por nuestras propias estructuras de cosmovisión, biológicas y culturales.
Hay tantas realidades como puntos de vista posibles y cada realidad tiene un valor y merece ser considerada por sí misma, independiente de las ideas dominantes sobre qué es “lo normal”, “lo bueno”, “lo correcto” etc. Esto también pone a los propios terapeutas en una implicancia ética respecto a la observación de su propia forma de observar y un trabajo de cuestionamiento y posicionamiento constante respecto al mismo.
Como puede observarse, los enfoques posmodernos en su amplia diversidad han propuesto novedosas y muy importantes concepciones sobre la psicología y el espacio de la psicoterapia. Para muchos consultantes resulta de suma importancia en la búsqueda de alivio saber que el espacio de la consulta no siempre implica los mismos lineamientos que los habituales y más dominantes. Estas premisas invitan a probar nuevas alternativas y a un nuevo entendimiento en el espacio de la psicología y el estudio de los fenómenos humanos.